Cada nacimiento que acompaño me remueve por dentro, azota mis miedos y mis pilares y me recuerda lo verdaderamente importante, y lo poderoso de la vida al abrirse paso. Prácticamente a diario me encuentro con familias que afrontar sus embarazos y próximos partos sin tener ni la más remota idea de a qué se enfrentan. Con millones de dudas, de falsos mitos, y de mentiras instauradas por la medicina o la sociedad que estandarizan este momento, o por el cine y sus fantasmas de lo «no-estético».

Un parto es algo mágico, intenso, mamífero, feroz, es un baile de almas y un milagro que deberíamos disfrutar más a menudo en nuestra sociedad, porque es algo natural, sano, feliz y reconfortante… porque ante tanta barbarie, la fuerza de cada nuevo ser lo llena todo de esperanza.

Un parto es algo que todo ser humano debería vivir, como espectador, al menos una vez en su vida. Yo tengo el privilegio de haber presenciado unos cuantos y os aseguro que cada uno ha dejado una huella imborrable en mi.

Hoy, tengo el profundo honor y el privilegio de poder compartir con vosotros uno de los partos más hermosos que he visto jamás, el de una mujer única, que además, para mi suerte, es una gran amiga y colega.

Ella me pidió que compartiera esta hermosa aventura, con el profundo deseo de que cada vez haya más parejas que sepan a qué se enfrentan a la hora de dar la bienvenida a sus bebés. Gracias Iria, por tu valentía y tu testimonio en imágenes. Gracias por seguir cambiando el mundo.

Os aseguro que éste podría ser un parto cualquiera, en todos ellos se oyen a menudo las frases que oiréis: «¡me rompo!», «¡no sale!», «¡duele mucho!», «¡me cago!», «¡no cabe!», «¡no puedo!», «¡duele mucho!», «¡no aguanto», «¡que salga ya!», «¡quema, quema!», «¡quiero que acabe ya!»… en todos  hay gritos, todos son sucios, y hasta escatológicos.

En todos hay momentos de pánico, de fuerzas que flaquean, de parejas que dudan, pero en algunos las madres confían, y se dejan ir, se rinden a la fuerza de sus cuerpos y sus corazones y fluyen y entonces todo sale bien. A través de un video precioso, esta pareja ha sabido recoger en tan sólo 8 minutos, las necesidades básicas de mamá y bebé: 

Los cinco pilares para un nacimiento con amor…

  • Un equipo de apoyo sereno y profesional:
    • que aporte dosis de seguridad, protección, ayuda y entusiasmo…
  • Una pareja presente y amorosa:
    • que brinde apoyo, sostén, contención, confianza, tranquilidad y amor…
  • Una madre informada y consciente:
    • que fluya y permita que broten los miedos, las dudas, el poder, la fuerza y el instinto…
  • Un bebé, en este caso una bebé sana y fuerte:
    • decidida, fuerte y capaz de nacer sin miedos, de comerse la vida…
  • Un entorno propicio:
    • de silencio, oscuridad, intimidad y confianza donde cada protagonista pueda jugar su papel.

Nada más. Y nada menos.

Espero que lo disfrutéis tanto como nosotros y que no os deje indiferente.

Gracias Iria e Isaac. ¡Bienvenida Sabela!

¿Y para ti cuáles son los pilares de un nacimiento con amor?

¿qué ves tú en este parto?

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