Bailar y portear es mi felicidad.

Bailar y portear es mi felicidad.

Hoy me gustaría poder compartir con vosotras cómo el porteo ha influido en mi vida. Cómo sin él no habría podido volver cuanto antes a hacer lo que más me gusta: Bailar.

Soy bailarina profesional de tribal fusión, pionera en introducir esta danza en Valencia y una de las pocas profesoras de este estilo en Valencia. Tengo la gran suerte de tener como profesión mi vocación y mi pasión.

Desde que tengo uso de razón he bailado. La danza ha sido mi forma de expresarme y de vivir mi vida. Las pocas y contadas épocas en las que no hubo danza fueron épocas difíciles y hasta que no volví a poner la danza en mi vida no volví a ser yo misma.

Cuando tuve a mi primera hija, Marina, era muy joven, tenía 18 años, y aunque mis padres me apoyaron y me ayudaron en todo lo que pudieron, fue muy duro. No hubo danza, ni lactancia, ni colecho, y por supuesto no hubo porteo. Crié a mi hija lo mejor que supe pero me dejé llevar por aquella crianza que me impusieron mis padres, ya que vivíamos con ellos, y en mi desinformación me dejé llevar.

No me imaginaba que las cosas se podían hacer tan diferentes a como me las enseñaron, que sí se podía criar como mi instinto me dictó, pero que yo reprimí porque contradecía lo que mis padres, pediatras, y cualquier persona con más edad que la mía me decían que debía ser. Así que cuando me volví a quedar embarazada no lo dudé ni un segundo, esta vez todo sería diferente, todo se haría a mi manera.

Doce años después llegó mi segunda oportunidad, estaba embarazada de nuevo. Así que durante el embarazo bailé, bailé acunando en mi útero a mi pequeño, sentía cómo cuando bailaba él se quedaba quieto, sintiendo el movimiento que se generaba entre ambos, sintiendo cómo nos compenetrábamos, cómo se relajaba y lo bien que me sentía cuando nos mecíamos juntos entre la música.

Bailé hasta pocas semanas antes de que mi pequeño naciera, aunque a nivel profesional mi última actuación fue estando de 30 semanas. Bailé con mis compañeras una fusión con flamenco y así mi hijo bailó dentro de mi ante el público que se maravillaba de que bailase con semejante barriga.

A las semanas de nacer Lucas fue cuando empecé a portear, con el fular comprobé lo cómodo que era poder llevar a mi pequeño junto a mi todo el rato, podía darle de mamar en cualquier momento, en cualquier lugar y sin apenas hacer nada, un pequeño cambio en el fular o bandolera y ya está.

Todo un mundo de posibilidades se abría ante mi

Poco a poco, en casa, me empecé a poner a Lucas en el fular, bailaba suavecito y él encantado, parecía que recordaba el baile, le tranquilizaba, le dormía. Qué gozada era poder volver a bailar y poder hacerlo sin despegarme de mi pequeño. Gracias a la ayuda de Red Canguro aprendí como ponerme a mi pequeño a la espalda, pues tenía una idea en la cabeza: actuar con mi niño.

Llegó el día en que me sentí suficientemente segura como para poder bailar con él en la espalda y ante un público. Así que me fui a la quedada de Red Canguro con una pregunta más: “ ¿Podéis enseñarme acabados bonitos para que me quede el fular apañado para bailar?” Y casi como si se lo hubieran preparado las chicas saltaron: “ ¡¡El Pindonga!!” jaja. Ahora es mi nudo estrella.

Y llegó el 1 de Noviembre de 2013 y fue el momento en el que sentí que todo estaba bien, que el niño quería, y yo lo deseaba y junto a mis compañeras volví a poner un pié en el escenario con mi pequeño.

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Mil emociones me invadían, después de tantos años de actuar volvía a estar nerviosa antes de salir, pero esta vez mi preocupación era si Lucas estaría a gusto mientras bailábamos. Y cuando empezamos a bailar no podía contener mi sonrisa de lo emocionaba que estaba, de sentir a mi pequeño tranquilo y dormido en mi espalda, de sentir cómo todo cuadraba. Era tal y como tenía que ser.

Aquí os dejo el video de ese momento tan bonito de mi vida que me gustaría compartir con vosotras y que sin el porteo no habría sido posible. Y con esto te animo a que no dejes de hacer las actividades que más te gustan, ¡mejorarlas en compañía de tu bebé! porque es mucho más bonito y se disfruta mucho más.

 

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Medjai Hafloween 2013 from Nuria Gallego on Vimeo.

8 motivos para portear en fiestas

8 motivos para portear en fiestas

Ayer fue fiesta en mi pueblo. Día de procesión. Es el día en el que empieza todo y como ya había ganas de jaleo también era día de aglomeración.

Como un pueblo pequeño como el mío, las fiestas patronales de verano suelen esperarse con muchas ganas. Es tiempo de estar en la calle, de reencontrarse con la familia y los amigos, con la gente a la que solo ves esos días en el año…

Pero claro, como todos pensamos lo mismo al final nos vemos en medio de un tumulto de gente donde no siempre es fácil moverse, y menos aun con niños.

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Por eso hoy quiero contarte mis 8 motivos para portear en las fiestas del pueblo.

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1. Evita el traqueteo en las calles empedradas. Las calles del centro, donde se desarrollan principalmente las actividades, están empedradas y muchas son bastante empinadas. Mi pueblo es precioso y las calles así contribuyen a ello, aunque esta preciosidad no hace precisamente cómodo andar con un carrito. Portear te ahorra el traqueteo.

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Plaza de Santa María con el típico empedrado de las calles y plazas de Arjona.

Plaza de Santa María con el típico empedrado de las calles y plazas de Arjona.

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2. Evita barreras arquitectónicas. Al ser un pueblo con historia sus calles estrechas y retorcidas que normalmente no son demasiado fáciles de transitar se hacen casi imposibles al llenarse de puestos callejeros de venta ambulante, las aceras desaparecen y las barreras arquitectónicas aumentan. Dejar el carro en casa es una buena opción.

3. Te facilita moverte en las aglomeraciones. Cuando hay algún acto importante a todos nos gusta participar por lo que muy fácilmente se forman aglomeraciones, mucha gente en espacios relativamente pequeños, cuanto menos espacio ocupes más fácil es moverte. El volumen de un carro dificulta considerablemente acudir a estos actos. El porteo te facilita poder ir a todas partes y moverte con facilidad.

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Plaza de Santa María durante la procesión

Plaza de Santa María durante la procesión

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4. Permite a tus hijos estar a la altura de la actividad. Los niños, siempre curiosos quieren formar parte de la novedad, enterándose de todo y participando en todo. Llevar un portabebé hace que estén a una altura que les permite interactuar con el ambiente sin necesidad de subirles en brazos, lo que es tremendamente cansado y dañino para la espalda (te lo digo yo que soy fisioterapeuta).

5. Necesitas menos espacio. Después de un acto importante toca tomarse una caña (sin alcohol si estáis con lactancia materna). Llegas a un bar con un grupo de amigos y 2, 3 ó 4 carritos, imposible encontrar una mesa con tanto espacio alrededor, si intentas coger un lugar en la barra es aún peor. La solución es de nuevo un portabebé ergonómico que ademas de ahorrar espacio facilita que tengas a los más pequeños controlados sin necesidad de agacharte constantemente a ver si están bien.

6. Puedes dar el pecho en cualquier lugar. Claro que con tanto ajetreo a tu peque le ha dado hambre, buscar un lugar donde sentarte, cogerle en brazos y darle el pecho… ¡Ah no! si no es necesario, reajusta un poco el portabebé bajando al niño y podrás darle el pecho cómodamente sin moverte del sitio. El porteo ha vuelto a salvar tu vida social.

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Amamantar en portabebé es posible en cualquier lugar

Amamantar en portabebé es posible en cualquier lugar

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7. Puedes atender a más de un niño a la vez. Si tienes un hijo mayor al que atender, como siempre, sean fiestas o no, el porteo te ayuda dejando que tengas las manos libres y puedas atender al mayor sin tener que dejar al pequeño en otro lugar.

8. Si los peques se duermen… Y ahora llega la pregunta estrella: «¿Y si se duerme?» Pues si se duerme simplemente sujetale la cabeza, si es que no la llevaba sujeta ya. Con la capucha del portabebé o simplemente subiendo un poco la tela ligeramente por encima de su oreja.. y listo, continua disfrutando con lo que estabas haciendo.

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Estas son algunas razones por las que portear en fiestas hace más fácil tu vida con un bebé, ademas de los beneficios que habitualmente tiene el porteo que puedes ver aquí.

Recuerda que para que el porteo sea respetuoso con tu cuerpo ademas de ser seguro para el bebé debe ser porteo no hiperpresivo, algunas compañeras te han hablado de ello aquí y también nuestras formadoras lo han hecho aquí.

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Si en estas fiestas quieres portear y disfrutar estos días especiales de otra manera, con tus hijos, no olvides que puedes encontrarme en nuestro facebook y en nuestro correo: CreciendoSinPrisa@gmail.com

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Y con permiso de todos los que no sois arjoneros: ¡ FELIZ FIESTASANTOS !

Adiós bebé, hola niño

Adiós bebé, hola niño

Adiós bebé, hola niño

 

Estar de celebración y estar de duelo… contenta pero triste… eufórica pero desanimada…  Así me siento éstos días en los que mi último bebé es cada vez menos bebé y cada vez más niño. En éste carrusel emocional en el que me digo que debería sentirme feliz porque mi pequeño crece sano y fuerte, pero mis entrañas se rebelan diciéndome que está creciendo demasiado rápido y que ya no habrá más barriga de embarazada, ni parto, ni olor a recién nacido, ni ropa minúscula, ni todas esas cosas de “bebé pequeño”.

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No puedo quejarme, me digo a mi misma. Tengo cuatro hijos, son más de los que suele tener la mayoría. Y no quiero tener más. Aún así, mis entrañas opinan otra cosa, se revuelven cuando ven a un bebé recién nacido, siguen teniendo ansias de vida… Es como una lucha de mi cerebro contra mis instintos primarios ¿estoy completamente loca? Creo que no.

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Pienso en los demás mamíferos. Perros, gatos, osos, caballos, monos, koalas, vacas, zorros, ballenas… ¿Conoces a alguno que tenga algo parecido a la planificación familiar? Me da la risa sólo de pensar en una pareja de ratones de campo diciendo que “ya se plantan”. También es cierto que no todos los mamíferos tienen una relación tan estrecha con sus hijos ni el grado de implicación de por vida que tenemos nosotros, pero hay un gran número que sí, y ni unos ni otros paran de tener hijos durante toda su vida reproductiva.

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Por lo tanto, y respetando por supuesto a las mujeres que deciden no tener hijos o que tienen x y no sienten la necesidad de tener más, creo que es, hasta cierto punto, normal sentir deseos de seguir teniendo hijos, a pesar de que “ya se tienen suficientes”. Porque el “suficientes” lo pone nuestra parte racional, nuestro “nuevo cerebro” pero lo cierto es que biológicamente estamos hechas para tener descendencia durante toda nuestra vida reproductiva, como el resto de nuestras compañeras mamíferas. Es desde luego lo que nuestro cuerpo nos pide y por eso seguimos siendo fértiles mucho tiempo después de haber decidido que no vamos a tener más descendencia.

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¿Tener un hijo detrás de otro? Eso hoy es impensable, al menos en sociedades como las nuestras. Hoy día, que criamos en la soledad de nuestras cuatro paredes. Que somos una o dos personas para criar a 1, 2, 3, 4… Una sola persona o una pareja… dónde antes había una tribu entera.

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Mi bebé, ese con el que paso 24 horas del día y muchas de esas horas sola, ya corre, habla (a su manera), me lleva la contraria… y yo me lo miro y me pregunto ¿cuándo ha pasado esto? ¿cómo es posible que haya crecido tan rápido? Y a veces la mano se me va instintivamente al vientre, vientre que lo albergó y que no va a albergar a más bebés. Y siento tristeza… y luego siento rabia por sentir tristeza, y luego tristeza por sentir rabia…

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Hay muchos tipos de duelo. En el caso de la maternidad los más conocidos (aunque no tan normalizados como nos gustaría) suelen ser el de no poder tener hijos o el de perder a un hijo (antes, durante o después del parto). Pero ¿existe también un duelo para la mujer que se despide de su etapa reproductiva? Y no hablo de la menopausia. Hablo de ese momento en el que te das cuenta de que ya no vas a tener más hijos. Ese momento en el que te dices que deberías dejar de girarte cada vez que ves pasar un carrito de bebé. Ese momento en el que te dices que deberías dejar de comprar portabebés porque tu hijo ya apenas quiere ser porteado. Ese momento en el que tu corazón deja de latir por un momento y sientes como si te faltara el aire, como si estuvieras en el fondo de un abismo, ese momento en el que cae una estrella, se hace el silencio y sí, te das cuenta de que ha acabado una etapa y empieza otra.

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Yo estoy en ese momento ahora mismo… y trato de disfrutar cada segundo que mi bebé “grande” me otorga, olerle, mirarle, portearle, darle el pecho… porque sé que esto se acaba… y quiero y no quiero que se acabe.

Porque llegará el día en el que ya no querrá ir aúpa… ¿os suena esa frase de “se acostumbran a los brazos”? Bien, pues es mentira… tarde o temprano, queramos o no queramos, abren sus alas y echan a volar…

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Y aquí estaremos para ver cómo emprenden el vuelo.

Portabebés: Sobrevivir en tres aeropuertos.

Portabebés: Sobrevivir en tres aeropuertos.

Como ya os conté en mi post del mes pasado «Mis hijos necesitan a su padre, no necesitan terminar el curso», estaba a punto de marcharme a Nueva Zelanda a vivir. Tras una larga espera, y cuatro meses estando mi marido en el otro lado del mundo y yo en España con nuestros hijos, por fin llegó el momento y nos reencontramos en las antípodas.

 

 

Hoy os quiero contar como ha sido mi experiencia del viaje con dos niños, Adriana de cinco años y medio y Yago de tres y medio.

Decir que fue un viaje fácil sería mentir, porque Nueva Zelanda son las antípodas de España.

Vamos, que si haces un agujero en Madrid y excavas atravesando todo el mundo llegas hasta ahí, a Nueva Zelanda, tierra de hobbits. Fui consciente de lo lejos que viajaba cuando cogí una bola del mundo e intenté alejarme más de España a partir de Nueva Zelanda, y lo único que conseguía era acercarme.

Y, como es lógico, volar hasta allí es toda una odisea:

  • Primer vuelo, Madrid-Dubai, siete horas.
  • Segundo vuelo, Dubai-Bangkok, otras siete horas.
  • Tercer vuelo, Bangkok-Sidney, ocho horas.
  • Y, por último, Sidney-Wellington en tres horas.

En total treinta horas de viaje que, con los cambios horarios que se van produciendo según atraviesas el mundo, se convierten en dos días enteros de viaje.

Las escalas fueron de una hora y media la más larga y, teniendo en cuenta que desde que aterrizas hasta que sales del avión suelen pasar casi 15 minutos y que hay que embarcar unos 40 minutos antes, pues os podéis imaginar mis carreras por los aeropuertos.

En todos los aeropuertos te ofrecen un carrito nada más salir del avión para poder llevar a los niños pero, empujando un carro, arrastrando una trolley y llevando a una niña de la mano, nunca lo habría conseguido.

Mi gran salvación: MOCHILA EMEIBABY TODDLER y toda la colaboración del mundo por parte de mis hijos.

 

 

 

 

Desde un principio les expliqué la importancia de salir corriendo de un avión para poder coger el siguiente y actuaron en consecuencia. De cada uno de los aviones ya salía con Yago con el portabebé a la espalda, Adriana de una mano y de la otra una gran trolley de cabina con ropa de cambio, pinturas, cuentos, tablet y una bandolera por si en un momento dado tenía que llevar a los dos en brazos.

Yago,  el pequeño, fue el más porteado, pero en el penúltimo vuelo Adriana no quiso dormir nada, así que en la última escala no podía con su alma y fue su turno.  Antes de embarcar ya estaba dormida a mi espalda.

No puedo imaginarme como habría cambiado la historia si no hubiera tenido mis portabebés.

Primero la tensión de tener que tirar de dos niños, por la presión del poco tiempo en las escalas, estrés no solo para mí sino también para ellos, que se va acumulando vuelo tras vuelo y escala tras escala.

Es como cuando te empeñas que tus hijos coman lo que tú quieres y la cantidad que tú quieres y ellos se revelan.

Eso provoca que la hora de la cena sea un infierno y sea un momento que no quieres que llegue nunca pero que tiene que llegar sí o sí inevitablemente. Esta situación me hizo sufrir mucho en su momento, ya la superé hace tiempo pero aún recuerdo ese sentir tan horrible.

Creo que la sensación de “no quiero que aterrice nunca este avión por lo que me espera” habría sido muy similar a “no quiero que llegue nunca la hora de la cena”.

Por otro lado se me ponen los pelos de punta solo de pensar en la última escala con Adriana necesitando dormir y yo obligándole a ir andando o llevándole en brazos a pulso.

Así que, como decía al principio, no puedo decir que un viaje a las antípodas sola con dos niños sea fácil, pero realmente y en gran parte gracias a los portabebés, no es tan difícil. A mi no me ha dejado un mal sabor de boca, así que eso no será lo que frene mis visitas a España.

También me gustaría compartir que entre avión y avión, me ha dado tiempo a observar un poquito como se manejaban otras mamás.

Una mamá viajaba sola con dos mellizas de 3 años y un carrito gemelar y cuando le dijeron que tenía que dejar en la puerta de embarque su silla le cambió la cara, no se veía capaz de controlar a las dos niñas y llevar las bolsas a la vez. ¿Se habría evitado un disgusto con un portabebé? ¡Por supuesto que sí!

Me crucé también con muchas mochilas. Con la grata sorpresa que casi todas eran ergonómicas, aunque el porteo no fuera del todo correcto.

Vi muchas con reductores y recién nacidos, que personalmente no recomiendo porque considero que es un apaño, porque la mochila en sí no está preparada ni diseñada para el porteo de un bebé tan pequeño. También vi alguna exageradamente baja y poco ajustada.

Al facturar en Madrid en la cola vi una chica con un bebé en una «colgona» cara al mundo. Ella, muy contenta, aunque totalmente en diagonal hacia atrás recayendo todo el peso sobre sus riñones. Cuando embarcamos ya llevaba a su bebé en brazos sin mochila, en una postura posiblemente más cómoda que la inicial. No pude evitar que en mi cara se dibujara una pequeña mueca en forma de sonrisa maligna mientras que mi cabeza pensaba “normal, así no podía aguantar demasiado”.

Independientemente de si los portabebés que vi eran o no los más adecuados me quedó claro que es una opción bastante generalizada a la hora de viajar con niños.

¿A vosotros os han ayudado tanto como a mi en algún viaje?

 

viaje nueva zelanda

 

Los portabebés para mi bebé

Los portabebés para mi bebé

Estamos en julio, y yo metida de pleno en el síndrome de nido. Bueno, nosotros metidos en pleno síndrome del nido porque mi pareja esta exactamente igual que yo.

No nos preocupan las ropas, no nos preocupan cunas, ni cochecitos, no nos preocupa preparar su cuarto porque es el mismo que el nuestro y el de su hermana, no nos preocupan las cuestiones que suelen ser las más habituales.

Nos preocupan los portabebés y los pañales de tela que usaremos con nuestro bebé, principalmente los portabebés, porque el pequeño pegado a mi pecho, principalmente, no necesita más en realidad.

Así que mi mayor preocupación, y por extensión la suya, como experta en porteo, en la recta final de mi embarazo es preparar los portabebés de mi pequeño Erik.

Y como se que al mismo tiempo muchas también estáis preparando la llegada de vuestros hijos, y también es una cuestión que os genera duda, voy a contaros que portabebés estoy preparando yo para las primeras semanas y el motivo de que sean esos, para que os sirva de ayuda si es posible.

No os hablo en este post como asesora, os hablo como madre, como usuaria, si queréis unas recomendaciones como asesora, os remito al articulo que escribí hace poco para la Red Nuakea, Preguntas que nos debemos hacer para elegir un portabebés. Como veis en la foto, no somos los únicos apasionados en la casa por los portabebés que usaremos con el pequeño.

preparando portabebés

 

Su hermana también esta pendiente de cual usara ella con el pequeño, sin percatarse de que ella, con sus seis años recién cumplidos, prácticamente se acaba de bajar de ellos hace cuatro días. Pero los conoce, los reconoce, sabe lo que conllevan, los ha disfrutado y esta muy contenta de que su hermano tenga un lugar esperándole cuando nazca que es justo el que espera el pequeño.

Cuando nació ella, allá por 2009, la esperaba una bandolera muy sencilla de algodón, con anillas inadecuadas y un fular elástico (no demasiado bien ajustado ni colocado, las cosas como son), nada más y nació en junio.

Pasamos mucho calor con el fular elástico y mucho miedo por nuestro poco manejo con la bandolera. Menos mal que pronto, el mismo verano entraron en juego fulares finos tejidos, bandoleras mucho más adecuadas y ya fue un no parar.

Al pequeño le esperan muchas opciones, casi para poder elegir a diario, según la actividad y el día que tengamos en mente.

Como podéis ver en esta imagen (sin niña tumbada entera refregándose por todos los portabebés que huelen a mamá y a ella juntas) hay un poquito de todo, fulares, bandoleras, una emeibaby para papá, faltan MeiTais evolutivos de fular, pero es que somos muy de fular y bandolera la verdad.

selección de portabebés

¿Que fulares y que bandoleras? pues os lo desgrano brevemente.

Tenemos tres bandoleras preparados, dos de ellas de tejido de fular y una de tejido wax africano de algodón, el primer tejido africano que hace años llego a nuestras manos, frescas y ligeras las tres, con tejido de fular de gasa y de algodón y bambú la otra.

En cuanto a fulares, en la imagen hay tres, habría decenas de opciones, muchas más alternativas, yo cuento con el calor que hará en agosto y con la disponibilidad de la colección que tengo en talleres, para uso propio y para uso en asesorías en talleres. En imágenes un poco de todo, un fular tejido rígido con mezcla de lino muy domadito, un elástico de bambú, un fular tejido rígido de gasa fina y un fular semielástico también.

También esta preparada una Mochila Emeibaby, pero principalmente usaremos esos fulares y bandoleros, por agilidad, por ergonómica, por temperatura, por frescura y porque nos gustan, probablemente y viendo el desarrollo y evolución del pequeño, esta selección durara poco y se ira variando continuamente.

Infórmate bien de lo que es más adecuado para vuestro bebé y vosotros mismos, busca una buena asesora, que sepa más que de porteo, que os pueda acompañar para la elección del portabebes que más os pueda ayudar a vosotros.

No hay un mejor portabebés para recién nacidos, existe ese portabebés que es más adecuado para vosotros como familia, por vuestras circunstancias y peculiaridades y no tiene porque ser el mismo que para la familia de al lado por muy bien que les fuera a ellos.

portabebés

 

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