Mujeres y parto. Si hay algo que me ha apasionado estos últimos años, es leer relatos de partos. Leer historias de mujeres reales que han recorrido todo un camino hasta tener a su bebé en brazos.
Algunas de estas historias cuentan concretamente lo que acontece al parto y nacimiento, otras se van más allá en el tiempo y cuentan su búsqueda hasta el embarazo, para algunas un recorrido que lleva años y años. Y sentimientos como tristeza, alegría, paz, esperanza, resignación, felicidad, inundan el texto y lo traspasan, y me llegan, y se me hacen carne.
De tantos relatos que llevo leídos durante años, retengo palabras, sensaciones, colores, olores y sentimientos. De muchos me quedan frases. De muchos me quedan situaciones. De todos me queda la sensación extraordinaria de ser espectadora de un momento único y sublime.
Leo relatos para sentir que comparto con otras mujeres, como yo. Leo relatos porque me apasiona estar del otro lado palpitando un proceso cuyo final ya conozco. Leo relatos porque en este universo, el del nacimiento industrial, siento que las palabras hay que socializarlas, para darles la entidad de experiencias únicas e irrepetibles, que es lo que son. Y finalmente, leo relatos porque aprendo. Aprendo de la experiencia ajena y aprendo del hacer ajeno. Aprendo de las situaciones únicas, que también se pueden repetir luego en otros partos, para tratar de que si suceden en el mío, no me agarren desprevenida. Tomo distancia por momentos y analizo si ese hubiese sido mi actuar de estar en el misma situación. Analizo el actuar de quienes acompañan.
Para mi parto tuve que hacer todo un recorrido personal, de preguntarme, indagar, y volver a repensar. Mi partera y mi doula, fueron los pilares principales para ese cuestionarme. Y es que mi parto no iba a ser sencillo; querer parir después de dos cesáreas es toda una odisea, un atrevimiento.
Iban pasando los días y mi parto no se desencadenaba. Así que para liberar mi mente y ocupar mi tiempo, me puse a trabajar en mi “altar de parto”.
Para él fui juntando y armando distintas cosas que quería me acompañasen, objetos, imágenes y frases. Pinté algunos dibujitos, porque aunque las artes plásticas no son lo mío, pintar me relaja. Y una de los dibujos que pinté, fue el Árbol de las Mujeres de mi Parto.
En este dibujo, hice un árbol, donde en cada hojita escribí luego el nombre de una mujer, compañera, amiga y otras, mujeres desconocidas, cuyo relato, experiencia y amistad, me había acompañado en todos estos años de buscar parir. No fui supersticiosa, y en el dibujo, así como estuvieron presentes mujeres cuyos partos habían sido experiencias envidiables, también tuvieron su lugar compañeras que habían tenido pérdidas gestacionales, partos traumáticos, partos dolorosos, separaciones tempranas con su bebé, cesáreas. El camino de parir es uno, pero el transcurrir es infinito. Quería sentirme empapada de todas las experiencias, porque eran experiencias de otras mujeres, mujeres amadas por haber parido con el cuerpo, con el alma, y muchas veces, con el dolor.
Y así fue como al comenzar el trabajo de parto, a mi mente venían frases ya leídas, ya escuchadas, ya pasadas por el corazón, de mujeres que habían atravesado la experiencia de parir antes que yo, mujeres que me habían precedido y así, abierto camino. Y a mi corazón vinieron tantas, tantas, tantas mujeres amorosas a acompañarme, que finalmente, parí sola en el baño de mi casa, sola acompañada por mi marido porque no dí tiempo a llegar a mi partera.
Parí sola, acompañada de miles de mujeres que estaban ahí conmigo.
En estos últimos días, donde la noticia de nuevos bebés que se van haciendo lugar en el útero de mujeres amigas, donde nuevos bebés llegan a este mundo rodeados de amor, no puedo dejar de recordar a las mujeres de mi parto, deseando yo también estar un poquito en aquellos partos de mujeres que aprecio, en nacimientos llenos de ilusión, amor y oxitocina.
No es ninguna novedad que me encanta mi trabajo, es extremadamente gratificante y un auténtico privilegio. Acompañar a las personas en la aventura de ser familia es una experiencia maravillosa, y me permite, sobretodo lo que más me gusta en el mundo: aprender.
Aprendo de las madres, aprendo de sus parejas, de los bebés, de las abuelas… y hasta de las suegras ;)…
No exagero si os digo que tranquilamente un 60% de lo que sé y aplico hoy lo he aprendido de las familias con las que he recorrido este camino. El otro 40% son formaciones constantes e ininterrumpidas, ya os he dicho que me gusta aprender no?
He aprendido cosas buenas, que mejoran mi trabajo, y me ayudan a dar voz a las necesidades de los bebés, y a fomentar un vínculo sano en otros padres, estrategias, trucos, y mil y una versiones de las cosas que me demuestran que todo es posible y que después puedo proponer como alternativas a otras familias.
He aprendido cosas malas, que me han puesto a prueba y me han permitido cuestionarme muchas cosas y conocer de dónde vienen muchas familias de nuestra sociedad. Han sido retos que me han obligado a generar y buscar recursos y estrategias para cambiar también sus vidas y las de sus hijos y por supuesto la mía propia, y la orientación de mi trabajo.
Pero sin duda, de lo que más aprendo siempre, siempre, es de los partos. Hoy hace 10 días asistí a mi primer parto sin asistencia médica. He acompañado muchos, tanto en casa como en el hospital, pero todos de la mano amiga de comadronas expertas.
Quiero apuntar que este parto no fue asistido por personal sanitario, no por deseo expreso de la madre, ni mucho menos porque sea un servicio que yo ofrezca. Sino porque Guillem, nuestro querido bebé, decidió llegar al mundo sin darnos tiempo a llegar a la Maternitat. Guillen quiso nacer en su casa, antes de cruzar el umbral de la calle, en un frío suelo y sobre la toalla de su hermana.
De este parto y su posparto que aún acompaño y disfruto he aprendido como poco, una docena de cosas…
1. Que una pareja informada durante el embarazo se siente feliz, responsable, empoderada y consciente, y está preparada para afrontar cualquier adversidad o situación que ni se habían planteado con seguridad y aplomo, sin dudar, unidos por un mismo fin.
2. Que una madre dilata mejor y más rápido, estando tranquila en su casa, con su pareja y acompañada de alguien de su entera confianza que la conozca bien y sepa darle seguridad y apoyo incondicional, y le recuerde que ella y su bebé pueden conseguirlo, que les brinde el contacto justo, la mirada exacta y la sonrisa adecuada, para dejar que las cosas fluyan.
3. Que cuando tu pareja participa de un embarazo consciente, de una dilatación activa y de un parto libre, se siente útil y se empodera y ofrece como protector o protectora a la díada mamá-bebé la contención y el apoyo necesario, antes-durante-después del parto y jamás, jamás se siente amenazado por la presencia de otros agentes brindando apoyo.
4. Que el contacto con el agua a partir de una dilatación concreta, acelera enormemente el trabajo de parto, y conecta a la mamá con su cerebro primitivo y la ayuda enormemente. En ese momento se olvidan las formas, los fluidos, y hasta que son las 6,30 de la mañana. Se grita como la mamífera fuerte y valiente que se es, y se ve a esa mujer en todo su esplendor.
5. Que a una mujer de parto nunca es necesario hablarle, contarle lo que pasa, llevarle la contraria, o hacerla cambiar de idea, proponerle cambios, posiciones o estrategias externas, que la perturben, todas las palabras sobran. Ella siempre sabe qué necesita y lo pedirá, sólo debes confiar en ella. Su instinto hará el resto, ella llevará tus manos a sus riñones cuando le alivie el calor, ella se abrazará a ti, cuando su coxis se abra, ella apretará tus manos cuando venga una contracción, y ella sabrá decirte cuando «tenemos que irnos ya» y no lo dudes, será el momento.
6. Que tu pareja se siente mejor y más partícipe si puede estar activa. Ellos se inquietan en la espera, y eso sube la adrenalina y el cortisol en el ambiente, cosa completamente desaconsejada en el trabajo de parto. Sin embargo son los mejores preparando infusiones, limpiando los restos de líquido del parket, masajeando la espalda, trayendo toallas, ropa limpia o cuidando de los hermanos mayores y organizando la logística (taxis, vecinos, amigos, abuelos…)
7. Que un parto es algo profundamente íntimo, pero un nacimiento es un acto social, porque es bien cierto eso de que los hijos son del mundo, y vienen a una comunidad.Así que acéptame un consejo: No críes sola: busca tu tribu.Haz amigos en tu barrio, conoce y quiere a tus vecinos, puede que un día tú o tus hijos los necesitéis y será hermoso sentirte tan querida. Puede que si te pones de parto y pares en tu portal, mientras llega el taxi necesites a esa vecina que vive en el primero;).
8. Que el personal de los servicios médicos de emergencias sufre y mucho, a diario, y tienen que atender constantes dramas humanos y vivir un parto les parece algo mágico, tocar la vida con las manos, y compartir algo así les cambia la vida. Y sí, han visto muchas pelis, y les obsesiona cortar el cordón 😉 pero son tiernos y humanos. Desde pequeña me emociono al ver pasar una ambulancia, y después de ir en una de ellas entiendo porqué. Son gentes muy muy grandes.
9. Que el personal sanitario que confía y cree en las mujeres nunca, nunca se siente amenazado, ni por madres informadas, ni por bebés naturales que nacen con prisa, ni por parejas empoderadas, ni por doulas o asesoras presentes en sus paritorios. Oirles repetir una y otra vez, «¡Así da gusto!», «¡Bien hecho mujer!», «¡Ya os decimos nosotras que podéis», «¡Ojalá todas dilatáseis así!», «Óle ese papi!, «Enhorabuena a tí también por hacerlo tan bien», ha sido para mí un regalo, y la constatación de que los que generan discursos contra nosotras, hablan desde el desconocimiento a nuestro papel y desde el miedo a perder sus privilegios de casta en favor de las madres y sus bebés.
10. Que los abuelos de nuestra generación hacen grandes, grandísimos esfuerzos por conseguir acallar sus miedos y respetar nuestras decisiones, tan distintas a las suyas, actualizar sus conocimientos por el bien de sus nietos y aceptar y perdonarse lo que ellos, por desinformación hicieron de otra manera. Son un ejemplo de contención, respeto, serenidad y apoyo incondicional.
11. Que cuando durante el embarazo, el parto y la crianza, integramos y compartimos la dicha y las inquietudes con los hermanitos mayores, ellos se sienten parte del proceso, protagonistas del gran cambio, «hermanos mayores» y en ese sentimiento no caben los celos, sólo hay lugar para el amor más explosivo y sincero.
12. Que amo mi trabajo, porque es más que una vocación, es mi manera de cambiar el mundo, es para lo que sirvo, lo que adoro hacer, lo que se me da mejor, y lo único que no me cansa nunca, que me sigue motivando a seguir cada día, porque aprendo de las madres coraje, de los bebés felices, de las hermanitas pletóricas, de los compañeros y compañeras empoderados, de los abuelos «todo-amor», de los profesionales «profesionales»… y hasta de mi misma y de todo lo que soy capaz de hacer y aprender cada día y por primera vez.
Gràcies Mireia, Jordi, Guillem, Aina, avis.. per fer-me una més de la família.
Us estimo infinit.
Mamen Conte: Umuma, La Aventura de ser Familia http://Umuma.es
Toda la información proporcionada en esta web se ofrece con propósitos informativos y de discusión general. No es una web médica, por lo que la información contenida en este sitio web puede no ser correcta, pese a los esfuerzos realizados para que contenga solo información fiable y basada en la evidencia científica actualizada.
En consecuencia, “Asesoras Continuum” no se responsabiliza de los errores u omisiones contenidos, ni de los daños o perjuicios derivados de su utilización o de la confianza de un usuario en las opiniones, hechos, datos u otra información expuesta en este sitio web. Recordamos que la información y consejos expuestos en esta web se entienden siempre como de carácter general y es la responsabilidad de cada lector verificar independientemente cualquier información u opinión contenida en estos sitios y consultar con su médico, pediatra o profesional competente la exactitud y la aplicabilidad de cualquier información de esta web en su caso particular.
Así mismo Asesoras Continuum no se responsabiliza de las opiniones personales de los autores de los artículos que incluimos.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Cookies estrictamente necesarias
Las cookies estrictamente necesarias tiene que activarse siempre para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.
Si desactivas esta cookie no podremos guardar tus preferencias. Esto significa que cada vez que visites esta web tendrás que activar o desactivar las cookies de nuevo.