Los niños buenos no lloran, desde el otro día me retumba esta frasecilla porque ya la hemos escuchado unas cuantas veces desde que nació Erik y voy a ser muy poco correcta en este post, tan poco correcta como aquellas personas que no se paran a pensar antes de hablar o no miden como hablan de una persona que esta delante y presente aunque sea una persona de un mes de edad.
La gotita que colmo el vaso fue la señora panadera de mi barrio, con la que mantuve, mantuvimos (íbamos los cuatro juntos una buena mañana de domingo) este singular dialogo para besugos, puntualizo, besuga ella, nosotros tenemos muy claras las cosas.
*Advertencia, no ha sido en una sola visita, ni en una sola conversación, me he tomado la licencia de agruparla en la misma para ahorrarnos espacio, por supuesto hemos cambiado de panadería para evitar un homicidio cualquiera de esas mañanas de domingo.
- Panadera: Uy! has tenido un hermanito!! Que bien no, ahora ya eres la hermana mayor y te toca cuidarle mucho, ayudar a los papas y ser muy buena y responsable (levantada general en el clan Ruíz-Solís de cejas, la mujer ha tenido a bien mezclar todo lo que más molesta en una sola frase, ole ella!).
- Sira: Si, hemos tenido un bebé, me gusta mucho mi hermanito, pero ya lo cuidan mis papás, igualito que a mi.
- Panadera: (obviando la respuesta ya ácida de la niña, no sabe lo que la espera si continua…pero ella continua) ¿Y como se llama el hermanito?.
- Sira: El hermanito, el bebé, se llama Erik.
- Panadera: Uy! que raro (no lo entiendo porque parece el nombre de moda, en los parques levantas una piedra y salen tres Erik) ¿Y tu? ¿Como te llamas tú?.
- Sira: Sira, me sigo llamando Sira como el domingo pasado (ains!) también es raro, pero mi mamá dice que Pepes y Marías ya había bastante (Oye, a mi me contesta eso una niña de seis años y ya pillo que va hasta el moño y es mejor dejarlo).
- Panadera: (Esta es la gota que colmo el vaso) ¿Y el bebé es bueno?.
- Sira: El bebé? Erik? esto…(aquí ya me miro pasándome la pelota a mi directamente).
- Mamá (Esto, yo misma): ¿Bueno? si, el niño es muy bueno, como todos los niños no? no hay niños malos.
- Panadera: Si, si, si que hay! algunos niños son malos, lloran mucho ¿El hermanito es bueno o llora mucho?. (Mirando de nuevo a Sira que ya se escondía detrás de su padre, el cual viendo venir la tormenta ya me miraba con una sonrisa en la cara).
- Mamá: TODOS LOS NIÑOS SON BUENOS, punto. Que lloren o no lloren, Erik llora bastante más que su hermana, no los hace más o menos buenos, Erik llora bastante y es muy bueno, básicamente porque no le ha dado tiempo a ser malo, no como a otras, buenos días. (todo esto en la puerta ya, con mi pequeño en una bandolera dormidito y con mirada y posición bastante agresiva por mi parte, como merecía la señora besuga)
No hemos vuelto por la panadería, es una lastima porque hacen un pan exquisito, completamente opuesto a su trato a este respecto.
Y es que estoy hasta el moño (por ser correcta) de escuchar lo del niño bueno-niño malo. Esta comparación que establece esta, nuestra sociedad de hoy día de que el niño que no reclama lo suyo, que no llora, que no demanda lo que le corresponde, que el niño que no es como un muñeco es malo, me enferma.
Un bebé es un bebé y no tiene ni la culpa ni la responsabilidad sobre esas expectativas irreales y lejanas que nos hemos creado sobre lo que necesita un bebé pequeño, en este caso de un mes.
Llorar es el único recurso que tiene un bebé chiquitín para reclamar nuestra presencia y contacto, porque necesita algo, sea lo que sea:
- un cambio de pañal,
- teta,
- comunicar que siente dolor
- que necesita una caricia,
- sentirnos para saber que existimos,
- olernos,…
todo ello sólo para sobrevivir.
El pequeño bebé no sabe si esta confortablemente colocado en una magnifica cuna con dosel o en una cueva sobre una piedra al alcance de cualquier depredador. El bebé solo sabe que nos necesita y punto, y sólo nos lo puede hacer saber por su llanto.
A nivel personal creo que hay unas ideas poco claras en general o lejanas de lo que necesita en realidad un pequeño humano. Una idea idílica y poco ajustada a las necesidades intensas, vibrantes de un bebé real, de carne y hueso y no de libro.
Creo que muchas madres y padres llegan a la crianza sin saber «qué es eso de la demanda real» de un bebé. Y esa realidad, muchas veces cruda y dolorosa, los desborda, haciéndoles pensar que ese niño que llora y demanda (aquí luego vienen las etiquetas) más de «lo necesario» y seguro más de lo que ellos tenían en mente. Y entonces es malo, y la sociedad que los rodea se lo refrenda y confirma. Puedes leer a mi compañera Ana, sobre una real alta demanda, clicando aquí.
Y ahí, justo ahí, es donde tenemos mucho trabajo que hacer y mucha conciencia que generar y es responsabilidad de todos, vamos a comenzar por no decirle a un bebé de un mes que es malo porque llora, por mucho que sea el único cliché que se nos ocurre para decirle a unos padres entablando conversación, en ocasiones es mejor callarse.
Y tú ¿qué opinas? ¿Los niños buenos no lloran?
Esmeralda Solis
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