Los Sentidos y el Masaje Infantil

Los Sentidos y el Masaje Infantil

 

Influenciados por la cultura en la que vivimos inmersos, una cultura de separación básicamente, solemos pensar en los bebés como en unos seres que no hacen más que comer, dormir y llorar, y a los que, además, resulta muy cansado y difícil cuidar y entender.

 

 

Por otro lado, las películas que hemos visto desde siempre, nos han mostrado invariablemente que los bebés «deben» nacer en un entorno hospitalario esterilizado por completo, y que sin la ayuda del personal sanitario, es muy peligroso o imposible que el bebé nazca o que el parto se desarrolle de forma segura.

Más adelante, durante los primeros meses de crianza del bebé, las madres se ven sometidas a un constante juicio, un juicio que normalmente va en contra de lo que le dicta el instinto. Durante generaciones, las mujeres hemos ido alejándonos de nuestros instintos maternales para la crianza, y nos hemos visto empujadas a criar de una forma antinatural.

También influye directamente cómo nos han criado nuestros padres, ya que la imitación es la principal forma que tenemos de aprendizaje durante los primeros años de vida. Repetimos los patrones de crianza que hemos recibido de forma automática y es un verdadero esfuerzo querer hacerlo de forma distinta.

En este ambiente poco propicio para la buena comunicación con nuestros bebés, nuestros sentidos juegan un papel fundamental.
Los sentidos son las herramientas que tenemos para comunicarnos con el mundo
y también para captar información y estímulos. Cuando nacemos (de forma sana), venimos provistos de los cinco sentidos, algunos más desarrollados que otros. Gracias a ellos podemos vivir y representan nuestro potencial para un óptimo desarrollo neurológico y emocional.

 

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  • El tacto.
    Es el primer sentido que se desarrolla en los humanos. Ya  en el líquido amniótico,  las paredes del útero ejercen  el primer masaje estimulante del bebé. El tacto estimula las conexiones neuronales ya desde el útero. Durante el nacimiento, el paso del bebé a través del canal de parto, también tiene una gran influencia en la salud del bebé a muchos niveles.

  • El olfato.
    El olfato también se desarrolla durante la gestación, y el bebé reconoce a su madre por los aromas en los que ha estado inmerso dentro del útero. La leche materna, el calostro, tiene un olor muy similar al líquido amniótico, así que el bebé es capaz de guiarse solo desde el útero al pezón, a su salida del cuerpo de su madre.

  • La vista.
    Se ha podido comprobar que un bebé recién nacido es capaz de ver muy bien a una distancia corta, de entre unos 15 y 45 centímetros de distancia. Esta distancia es justo la distancia que le separan de los brazos y pecho de su madre a los ojos de ésta. Los bebés que han nacido de un parto normal, no medicalizado, tienen los ojos muy abiertos y hacen contacto visual principalmente con su madre, y son capaces de sostener esa mirada durante largo rato. La vista es uno de los sentidos que está estrechamente relacionado con el establecimiento del vínculo afectivo.

  • El oído
    Este sentido está completamente desarrollado a las 16 semanas de gestación. El bebé escucha los ruidos amortiguados a través del líquido amniótico y el cuerpo de su madre. Además de la voz de su madre, que es la que percibe con más claridad y que reconoce a la perfección cuando nace, también oye muchos ruidos provenientes del cuerpo de ésta. Es capaz de reconocer melodías cantadas por la madre durante el embarazo y eso le relaja si está nervioso o irritado. Por una serie de estudios, está demostrado que la voz de la madre es su preferida ante cualquier otro sonido o música.

  • El gusto.
    El gusto también lo va desarrollando el bebé durante la gestación. El sabor de su madre, del líquido amniótico y la leche materna, que varía ligeramente según lo que haya ingerido la madre, le van mostrando un abanico de diferentes sabores.

 

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El Masaje infantil  y los sentidos.

Cuando realizamos masaje infantil a nuestro bebé,  el tacto es el sentido que más relacionamos con esta práctica, pero no sólo este sentido juega un papel importante en la estimulación del bebé. También la vista, el olfato y el oído.

Durante la sesión de masaje, el bebé percibe el olor de su madre por la cercanía, por ello es tan importante que el aceite que se use sea lo más inodoro posible.
Cuando pedimos permiso antes de empezar el masaje, sabemos a qué distancia de los ojos del bebé debemos frotar nuestras manos para que nos pueda ver, sobre todo cuando es muy pequeñito. Y también vemos por qué es importante mantener el contacto visual con él durante nuestra sesión de masaje.
La voz de la madre o el padre, sea con palabras de cariño o alguna melodía, va a captar la atención del bebé y también va a contribuir a que esté tranquilo y relajado.

La interacción que se establece entre madre/padre y bebé durante la sesión de masaje infantil es muy completa a todos los niveles sensitivos, contribuyendo al buen desarrollo neuronal del bebé y también favoreciendo y fortaleciendo el vínculo emocional. Gracias a esta interacción los padres tienen una nueva oportunidad de reconectar con sus instintos más profundos.

Además es una práctica idónea para conocer a los bebés y aprender a reconocer sus señales, lo que ayuda a los padres a satisfacer las necesidades reales de sus bebés de forma más instintiva, rápida y eficaz. Todo esto resulta en unos padres empoderados y unos bebés felices.

Tacto nutritivo con masaje infantil

Tacto nutritivo con masaje infantil

Este fin de semana estuve en una formación de monitoras sobre masaje infantil.  Y vengo a compartirte hoy la importancia de esos momentos tan íntimos que podéis tener tu bebé y tú.

Existe una técnica, que desarrolló Vimala McClure, que  mediante unos movimientos de masaje favorecen el contacto nutritivo.  Es una experiencia bonita y si tienes opción y conoces alguna monitora de masaje infantil cercana para poder hacer el curso, seguro que te gustará.

  • El tacto es un elemento que ayuda a formar vínculos. Y esto es sumamente interesante cuando hablamos de partos tan intervenidos que a veces parece que “eso que nos tenía que nacer” no florece de forma espontánea. No es raro escuchar a alguna mamá que te cuente que miraba a su bebé como si no lo reconociera. Y es muy difícil aceptar ese momento, pero tenemos en nuestras manos una gran herramienta para poder volver a ese centro que tanto necesitamos como  mamá y bebé.

 

  • El tacto es el primer sentido que se desarrolla dentro del útero y el último en dejarnos. Los bebés necesitan ser tocados, y bueno… los adultos también: ¿quién no sale con mejor humor después de un masaje? 😉 .  Durante el masaje, sepas o no la forma de hacerlo,  con el sólo hecho de acariciar a tu bebé, de tener contacto visual, de cantarle, de hablarle, estás fomentando un vínculo que cada vez es más fuerte y que, además, te ayuda a entenderle mejor.

 

  • Mediante el tacto, conocemos mejor a nuestro bebé,  como madre o padre aprendemos a responder mejor a sus necesidades. Liberamos hormonas de bienestar y es  una herramienta maravillosa que se puede compartir en familia. Los padres, que a veces se sienten un poco desplazados por la nueva situación familiar, encuentran con el masaje una excelente forma para fomentar el vínculo con su bebé.

 

He podido vivenciar en primera persona cómo se acercan una madre y un padre con esta consciencia hacia sus bebés y es realmente muy bonito de ver y sentir, por qué no. Nos han regalado unos bonitos momentos este fin de semana. A mí, personalmente, esa mirada de conexión que hay entre mamá y bebé, ese entendimiento que surge entre ellos es algo que me provoca una serenidad que, como muchas hemos sentido en primera persona, no puedes casi ni explicar.

 

Fomentemos el tacto, masajear a nuestros bebés, el piel con piel, la cercanía, el olor, el calor de mamá, de papá de los hermanos y hermanas… y facilitemos esa hermosa visión de ver crecer a niños más felices.

 

Touch me

Touch me

Tócame

Acaríciame

Abrázame

Masajeame

 

Cualquiera de estas palabras nos incitan a pensar en el placer, placer producido por un buen masaje, por tener contacto, por demostrar afecto mediante una caricia. O también en el placer como algo pecaminoso, prohibido.

Vivimos en la cultura de que hay que sufrir para conseguir algo, que hay que sudar la gota gorda para llegar a ser alguien, que el trabajo es una obligación, que el contacto cuanto menos mejor y del afecto no digo nada porque tenemos que ser duros,  que la vida en sí es un sufrimiento y resignación, y tenemos esto tan grabado a fuego que nos olvidamos  que merecemos cosas buenas y placenteras.

El placer por placer no es pecado

¿ A quién no le gustaría darse un masaje en este momento?,¿ Quién  no disfrutaría de una hora embadurnándose en crema, aceites y dejándose llevar por uno de los placeres más antiguos del mundo?

Hay personas a las que no les gusta, son las menos y no me atrevo a aventurar cuál podría ser el origen de esa extrañeza. Pero de lo que si estoy segura es de que la gran mayoría diría que si.

De sobra es conocido que el contacto genera placer, que libera oxitocina, que relaja, libera tensión, descontractura y que es un gustazo darse un buen masaje.

Pero, ¿nos hemos fijado alguna vez conscientemente, en qué beneficios obtiene nuestro cuerpo y nuestra mente en un masaje relajante?

En el sistema neuroendocrino se produce el  aumento de los niveles de varias hormonas:

  • Suben los niveles de  dopamina, por lo que aumenta la capacidad de atención, el estado de ánimo, la capacidad de concentración y también influye en la actividad motriz.
  • Aumentan los niveles de serotonina, que modula los ciclos de sueño y vigilia.
  • Aumentan los niveles de endorfinas, algunos les llaman moléculas de la felicidad, ayudan a mitigar el dolor, tanto físico como mental.
  • Aumentan los niveles de la oxitocina, la hormona del amor. Cuando actúa esta hormona bajan los niveles de cortisól, que produce el efecto contrario, aumentando los niveles de estrés. El cortisól elevado está implicado en enfermedades inmunes, cefaleas, en la alteración del sueño y en el agotamiento continuo entre otras cosas.

Sentí una desconexión total de mi misma, mi cuerpo y mi mente eran dos partes separadas y a la vez conectadas.

Me dejé llevar y  dejé sentir a mi cuerpo y afloraron tantos sentimientos que en un momento dado me liberé y lloré, algo se soltó en mi pecho que me sentí libre y tranquila.

Fue tanta la relajación, que llegué a sentir que no era yo la que estaba en la camilla, me veía desde fuera de mi cuerpo, era capaz de verme desde otra perspectiva, de saber quién soy y hacia donde voy. Este punto puede parecer algo místico, pero nada más lejos de la realidad, me subió tanto el nivel de dopamina que sentí una felicidad plena y gozosa, y mi mente pudo pensar con claridad algunos conflictos que tengo conmigo misma, y de ahí mi estado intuitivo.

Sentí mucho placer, placer del bueno, ese que dices: que rico ojalá que no se acabe nunca.

Salí de la consulta tranquila, feliz, plena, conectada conmigo, más yo que nunca.

Les invito a que vayan a darse un masaje por placer a menudo, les invito a que se los den a sus hijos desde el nacimiento, les invito a que no se priven del placer por placer, les invito a que:

Se toquen

Se acaricien

Se abracen

Se masajeen

3 formas de conectar con tu recién nacido

3 formas de conectar con tu recién nacido

¿Cómo conectar con tu recién nacido?

Cuando nacen nuestros bebés son como pequeños desconocidos que entran en nuestras vidas. No siempre sabemos cómo reaccionar a su llanto, qué es lo que necesita, ni siquiera si necesita algo, ¿se habrá hecho pis?, ¿tendrá hambre? ¿necesita contacto? Conectar con nuestro bebé nos ayudará mucho más de lo que creemos y es mucho más fácil de lo que crees.

Estas son tres cosas que te ayudarán a conectar más y mejor con tu bebe:

1. Portea a tu bebé. Portear no sólo proporciona una gran oportunidad de unión para ti y tu bebé. Además, los bebés porteados tienden a llorar menos y a nosotras nos devolverá una actividad más parecida a la que teníamos antes de nacer nuestros bebés que nos valoriza y reconforta en nuestro papel de mujeres y madres. Puedes hacer cosas y ocuparte a la vez de tu bebé, pegado a ti. Además favorece el establecimiento de la lactancia.

portear bebe

2. Observa sus gestos. El bebé es capaz de expresarse mediante los gestos si somos capaces de diferenciar esos gestos. Al principio no somos capaces que gesto significa qué ni que tipo de gestos hace. observándole llegarás a saber que cuando guiña el ojo hace un pis, o que cuando hace esa mueca tan divertida ha hecho caca.

Para eso tenemos que observarle a menudo y todo lo que podamos. Gracias al porteo estarás en lugar privilegiado para hacerlo. Disfruta de mirarle, pronto habrá crecido y cambiado.

Conocer sus gestos también puede ayudarnos en momentos de estrés del bebé facilitando nuestra reacción de manera adecuada y acompañarle mucho mejor.

No alcanza con el instinto

3. Haz piel con piel. Portear y hacer piel con piel no es lo mismo, aunque sin duda, se parecen. Cuando estés en casa procúrate momentos exclusivos para tí y para él. Deja a tu bebé sólo con el pañal, y tú o papá sin camiseta o por lo menos con el pecho lo más descubierto posible y poneros pegaditos piel con piel.

Verás como la sensación para los dos es increíble, querrás repetir una y otra vez. Huele a tu bebé. No necesitáis más estímulo que el agradable contacto y calor humano del cariño.

Si la temperatura de la habitación es menor de 22º cubre sus pies o cubríos ambos con una mantita, sábana o tela manteniendo el calor entre vosotros mediante el contacto.

conecta con tu bebe

 

Y por último algo que no siempre hacemos y que es mucho más importante de lo que nos creemos comunícate con tu bebé, háblale. Cuéntale lo qué váis a hacer juntos y lo que no. Qué es lo que vas a hacer, antes de hacerlo.  cuéntale a tu bebé todo lo que ocurre, va a ocurrir o ha ocurrido ya. Esto es especialmente importante si habéis sufrido separación tras el nacimiento.

 

Tu bebé no necesita entender, necesita sentirse acompañado, saber que estás y que tú le cuentas todo y poco a poco verás que te entiende perfectamente,  y que se siente acompañado. Además esto tiene el poder de relajarte también a ti y ayudarte a exteriorizar tus inquietudes sabiendo que él también sabe, porque ya lo sentía aunque tú no se lo contarás.

Y a ti ¿Qué te ayuda a conectar con tu bebé?

Masaje en familia

Masaje en familia

Te diré que una de las tareas en mi formación como Asesora Continuum fue darme un masaje relajante. El contacto es primordial para el desarrollo del bebé (aquí puedes leer uno de los grandes beneficios del contacto durante sus primeros años de vida).

Y no hay nada mejor que sentir en nuestra propia piel el placer y los beneficios que podemos ofrecerles a nuestros hijos a través del masaje.

 

Me encanta que me acaricien y ya no te cuento un buen masaje. Por eso cuando mi hija nació me pareció muy buena idea asistir al grupo de masaje que organizaba la matrona en el Centro de Salud. Así aprendí el masaje Shantala, que estuve dando a mi pequeña hasta los 7 meses. A partir de ahí a mi hija le interesaba más explorar que las carias que le hacían mamá o papá por todo el cuerpo. Pero sabía que antes o después volveríamos a disfrutar de esos momentos.

 

En torno a los tres añitos comencé de vez en cuando a darle masajitos, con la intención de disfrutar, durase lo que durase, que no solía ser mucho. Y ahora con cuatro años y medio es mi hija quien me pide un masaje. No sólo quiere recibir ella el masaje, sino que también quiere dármelo a mí. Y te puedo asegurar que es una gozada por partida doble. Simplemente a modo de juego, para aliviar molestias, para relajarnos en un día complicado y, sobre todo, para disfrutarlo con todos los sentidos, el masaje siempre es bienvenido.

 

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Ahora que estoy embarazada tengo muy claro que el masaje seguirá formando aun más parte de nuestra familia. No sólo como vehículo de placer o relajación, sino como modo de unión y conexión familiar. Sólo de imaginar a mi hija mayor dándole un masaje a su hermanita se me cae la baba.

 

Cuando damos un masaje a nuestro bebé o nos damos un masaje en familia no se trata de técnica y de hacerlo de principio a fin. El masaje en familia es para disfrutarlo, para nutrirnos de caricias, para fortalecer el vínculo y olvidarnos de todo lo demás, especialmente del reloj.

 

 No quiero terminar sin ofrecerte unas recomendaciones para que el masaje os resulte siempre placentero:

 

  • Busca un momento en que tu bebé esté en alerta tranquila, despierto y relajado. Este no tiene por qué coincidir con el momento del baño. Y explícale lo que vais a hacer.

 

  • De la misma manera, no lo conviertas en algo que haces por obligación o rutina, ya que perdería todo el sentido. Todo lo contrario, que sea un momento de presencia y placer también por tu parte.

 

  • Ten a mano todo lo que vayas a necesitar, en un ambiente cálido y tranquilo, y sin estímulos que os distraigan (televisión apagada, móvil sin sonido, etc).

 

  • Recuerda que el masaje es para disfrutarlo, sin prisas, adaptándote a tu pequeño. Si el bebé se cansa ya habrá otro momento, ya sea al día siguiente o dentro de unos años cuando vuelva a estar interesado. Incluso si tu hijo es ya mayorcito podéis utilizar una pelota haciendo círculos, una pluma, un rulo, etc., para daros el masaje.

 

  • Si utilizas aceite procura que este sea vegetal y lo más natural posible, sin conservantes, colorantes, perfumes o parabenes.

 

  • Recuerda igualmente que el masaje implica a toda la familia. Se trata de un momento de comunicación y reencuentro familiar, de juego.

 

Lo que no nos gusta escuchar

Lo que no nos gusta escuchar

Os voy a contar una historia:

Érase una vez una mamá, que muy preocupada por su hija, decidió acudir a un profesional. La pequeña de  cuatro  años tenía pavor irracional a determinados ruidos fuertes como el arrancar de una moto. No era  un miedo normal, era verdadero pánico, un miedo tan irracional que perdía el control de sus actos. Tras la consulta, la madre salió muy enfadada pensando:

“¡Este hombre qué sabrá!”, “¡no tiene ni idea!”  “¿cómo es capaz de decir que yo no quiero a mi hija?”.

¿Por qué reacciono así esta madre ? ¿Realmente le dijo el especialista que ella no quería a su hija?
Tras la consulta y valoración, este profesional lo que le dijo a la madre de esta pequeña fue que la actitud de la niña podría deberse a la  falta de apego  con su  madre. Que no habían conseguido establecer un vínculo de apego seguro.

¡¡¡Qué barbaridad!! ¡¡¡Pero cómo puede insinuarme que yo no quiero a mi hija!!!  ¡¡¡Qué tendrá que ver!!!

¿Os podéis imaginar el sentimiento de esa madre? ¿Pensar  que tus actuaciones han provocado algún mal a lo que más quieres en este mundo?

Es fácil asociar la falta de apego con la falta de cariño o amor,  la realidad es que falta información, mucha información.

 

A ninguno nos gusta oír que nos hemos  equivocado en lo que a nuestros hijos se refiere. Nuestra intención siempre es hacer lo mejor para ellos: lo mejor que sabemos y que podemos.

Con la maternidad he descubierto un camino que es como una hoja de doble filo entre la generosidad absoluta y el egoísmo puro.

En cada asesoría y relación que tengo con una familia me recuerdo que cada madre es la mejor madre que puede tener su hijo. Juzgar está prohibido porque detrás de cada decisión hay unas circunstancias determinadas. Pero debemos tener siempre los oídos, ojos y sentidos bien abiertos y saber leer entre líneas, estar receptivos, perdonarnos, y actuar,  porque eso, sin duda,  va a contribuir a ser la mejor madre para nuestros hijos.

Dejando aparte si tuvo o no delicadeza el profesional del comienzo al  hablarle así a esa madre, vamos a quedarnos simplemente con el diagnóstico: falta de apego seguro.

Aunque es muy duro escucharlo, al analizar el caso desde el origen se explica todo.

Fue un parto complicado y largo, y al poco tiempo de nacer el bebé lo llevaron a la incubadora con una ictericia grave que dio lugar al alta de la madre pero no del bebé. A la madre le permitían ir cada tres horas a visitar a su bebé pero nadie le dio más información, incluso le animaron a quedarse en casa descansando por las noches.

Y cuando uno piensa que las cosas no pueden ir peor pues parece que se tuercen un poco más. Según le dan el alta al bebé a esta mamá la tienen que intervenir de urgencias y por tanto no pudo cuidar a su bebé como le hubiera gustado.

Durante muchos meses la bebé lloraba sin parar, cosa que no ayudaba para nada al estado anímico de la pobre mamá. Incluso llegó a pensar “¿y esto es la maternidad?”. Con el tiempo eso mejoró y tuvo la oportunidad de disfrutar con su segunda hijo la maternidad de otra forma.

Claramente los principios de esta relación fueron difíciles, y sí, podríamos decir que hubo falta de apego, que no de amor.

Tuvo un apoyo físico incondicional por parte de su marido y familia, se lo hicieron todo, teniendo una rápida recuperación. Esto ayudó a que se curaran sus puntos pero no otras heridas más profundas y menos visibles.

Esta mamá lo hizo lo mejor que pudo y supo con sus propias circunstancias. Siempre desde el corazón, pero no era consciente de la importancia del apego, de ese inicio crucial, de los primeros minutos, de las primeras horas de vida y los siguientes  meses y años de vida. Nunca pensó que tendría consecuencias a tan corto plazo. Porque al fin y al cabo el mensaje sigue siendo: «No pasa nada»

Como muchas otras cosas que nos pasan en la vida, estos comienzos en la maternidad también necesitan su duelo particular.

Os remito a un post reciente » Nunca es tarde» donde Amaya Hansen de Maramayu os cuenta con detalle la necesidad del contacto para el correcto desarrollo del bebé.

A la pequeña y a la mamá  les queda todavía mucho camino por delante para caminar de la mano juntas, sanando esas cicatrices con amor, mucho amor de madre.

 

Esta historia no es real, pero ¿acaso no conocéis historias similares? ¿Hay falta de apoyo emocional y de información? ¿Os habéis sentido juzgadas?  ¿Por otros? ¿Por vosotras mismas? ¿Os habéis perdonado?…

Hay mucho camino por delante.

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Regalar abrazos

Regalar abrazos

Vivo en un precioso y magnífico país al sur del sur. Pero muchas veces su distancia hace que estemos alejados de cosas que ocurren en otros lares.

Las madres, al quedar embarazadas, empiezan con su lista de deseos, que a veces comparten con otros o solo quedan en su pensamiento.

 

Las listas de deseos de las madres que porteamos, se reducen a “ese” fular, a el meitai especial para el papá, una bandolera que nos quita el sueño, y así puede seguir la lista hasta el infinito casi. Cuando otras madres caminan por las veredas mirando ropita de bebé en las vidrieras, nosotras nos estudiamos los catálogos de las tiendas de fulares, y estamos pendientes de las reviews y de las últimas ediciones limitadas. Un banquete para los sentidos.

Yo tenía varios portabebés anotados en mi lista de deseos. Y debo decir en mi defensa, que para este nuevo bollito no deseaba muchas otras cosas, mi capricho sólo eran portabebés. Como les decía, al vivir en un país al sur del sur, el acceso a estos caprichos es muy difícil, incluso soy una de las pocas personas que por aquí tiene fulares “de verdad”, y toda una batería de portabebés que con el tiempo pude ir consiguiendo. Pero ya sabía que las condiciones no estaban dadas para que se me cumplieran mis deseos actuales, así que sigo deseando algunas bandoleras, algunos fulares, catar mochilas…

Pero como a veces la vida te sorprende felizmente, llegó a mis manos días después de nacido mi bebé, una preciosa mochila que hace rato vengo soñando tener. ¡Mi felicidad al recibirla fue enorme! Primero que la mochila es preciosa, y luego el detalle de pensar en nosotros y tenernos presentes.

Y es que regalar portabebés, para mí que soy una fanática del porteo y siento sus beneficios y placeres en el cuerpo, no es hacer cualquier regalo. Cuando una regala portabebés está dando la posibilidad a otro de vivir toda una experiencia, la experiencia de portear y ser porteado. Regalar portabebés es regalar el vehículo para entablar un vínculo desde el contacto, es regalar momentos que quedan grabados en la piel. Regalar portabebés es regalar un deseo de amor.

Y lo anterior es refiriéndome al porteo desde la díada mamá-bebé. Pero para mí, lo que no es menos importante, cuando una recibe un portabebé, ya sea un regalo o un préstamo, es esa sensación espiritual de sentirse una, mujer adulta, porteada, cargada, abrazada, arropada. Que un grupo de mujeres a las que aprecio con el alma, se hayan puesto de acuerdo para hacerme llegar este detalle, me hace amar esta mochila aún más. Porque cuando me la pongo, me acuerdo de ellas y sus buenos y amorosos deseos, porque así me siento acompañada en mi día cotidiano, que en pleno puerperio, a veces suele ser arduo y cansador. Porque cuando cargo a mi bebé en la mochila, me siento a su vez abrazada. Y como la uso mucho, mucho, cuando yo necesito cariño, ahí está mi nuevo portabebé esperando para dármelo.

Y si querés ver qué linda mochila nos regalaron, acá en este video Nohemí te la muestra muy bien.

Nunca es tarde…

Nunca es tarde…

… para dar contacto.

Un bebé intraútero tiene contención constante, alimentación continua y calor. Cuando nace ese bebé, espera que su mundo sea lo más parecido posible a lo que ya estaba viviendo. Sus necesidades de contención, alimento a demanda y calor se verán plenamente cubiertas sobre el cuerpo de su madre, sin pasar por ningún tipo de separación, al menos durante los primeros días.

Un bebé recién nacido necesita el contacto piel con piel para desarrollarse plenamente, ya que este contacto continuo desencadena en él los procesos neurológicos necesarios para un correcto desarrollo de su cerebro.

En cuanto un bebé es separado de su madre, éste siente peligro, pues su cerebro está todavía muy poco desarrollado y su programa biológico le «dice» que lejos de su madre su vida corre peligro. El bebé entra en un estado de alerta e hipervigilancia, sus niveles de cortisol empiezan a aumentar. El cortisol es la hormona del estrés y además es inhibidora de la oxitocina, la hormona del amor, el vínculo y las relaciones sociales. Este desequilibrio hormonal, afecta negativamente en el desarrollo del cerebro, además de que modificará su respuesta ante situaciones de estrés incluso durante su vida de adulto.

Por eso, citando a Nils Bergman lo ideal sería la SEPARACIÓN CERO

Que el bebé pueda ir adaptándose y conociendo su nuevo mundo desde un lugar seguro: el cuerpo de su madre.

Nils Bergman recordando el ejemplo de la plomada que usó Jill Bergman el día anterior

Nils Bergman recordando el ejemplo de la plomada que usó Jill Bergman el día anterior

Lamentablemente, muchas veces estas expectativas que tiene el bebé al nacer no se ven cumplidas. Hace un mes escaso, tuve la suerte de poder asistir al curso de Nils y Jill Bergman, Kangaroula. Nils y Jill explicaron  que lo que espera un bebé al nacer es «lo óptimo», el ideal, la meta. Y lo ejemplificaron con una plomada : cuando el bebé es separado de la madre, o nace con un parto muy medicalizado, o no inicia la lactancia materna en las primeras horas, esta plomada se aleja de la línea vertical, de su centro de equilibrio. Esto no siempre se puede evitar, pero lo importante entonces es  intentar dar una respuesta de contención y volver lo antes posible a ese punto, al ideal, al cuerpo de la madre.

También es cierto, que muchas veces no hemos sido capaces de dar esa respuesta de contención que espera nuestro bebé tan pronto como fuera recomendable. Y ahora hablo como madre que no pudo y no supo darle esa bienvenida esperada a mi bebé. Pero sí empecé a hacerlo pasados unos días, ya en casa. Mi bebé lloraba muchísimo y yo no sabía qué le pasaba. Le daba pecho a demanda, dormía con él, lo tenía todo el día literalmente encima y, aún así, lloraba y lloraba. No fue hasta que acepté que mi bebé necesitaba un tiempo de desahogo, un tiempo para recuperarse por lo que habíamos pasado, que no empecé a darle esa contención tranquila que necesitaba. Y todo empezó a fluir.

El contacto piel con piel tiene ese mágico poder de recuperar el tiempo perdido, de curar, de unir, de fortalecer el vínculo, de regular la temperatura, de dar seguridad y de volver a ese equilibrio que esperan nuestros bebés. Pero también está relacionado con la resiliencia. Por eso pienso, que aunque hay cosas que no se podrán recuperar nunca, sí tenemos la capacidad de darles todo el contacto del que carecieron en un momento dado, ya hayan pasado días, semanas, meses o incluso años.

Nunca es tarde para empezar a dar contacto. Sólo imagina lo reconfortante que es que te den un abrazo sentido y prolongado. Esa es la magia de la que hablo. Y está al alcance de todos nosotros.

Si tu hijo o hija no tuvo lo que esperaba cuando nació, si por cualquier motivo no fuiste capaz de proporcionárselo, no te sientas culpable. En aquel momento, como ahora, hiciste todo lo mejor que pudiste, con tus conocimientos y con tu mochila a cuestas. Simplemente empieza hoy a darle contacto. Hay muchas formas para hacerlo, puedes dormir con tu hijo si así lo desea, hacerle masajes, darte un baño con él, abrazarlo mucho, auparle siempre que lo pida y más, portearla, leerle cuentos abrazados, y cualquier cosa que se os ocurra.

Muchas madres me han contado los maravillosos efectos que tiene el contacto sobre sus hijos, aun cuando no empezaron de la mejor manera. ¿Qué experiencias tienes tú? Estaré encantada de escucharlas 🙂

 

Amaya Hansen – Maramayu

Foto: Lulù e la mamma via photopin (license)

El contacto ayuda a los niños a sentirse seguros ante las situaciones de estres

El contacto ayuda a los niños a sentirse seguros ante las situaciones de estres

Los seres humanos en general y los bebés en particular necesitamos algo más que alimentación, hidratación, higiene y sueño para subsistir, crecer y desarrollarnos de forma plena. Necesitamos además, y en la misma escala de prioridades, contacto, cercanía y seguridad: seguridad física, seguridad emocional, y seguridad psíquica.

Sentirnos en contacto y seguros nos ayuda a marcar referencias dentro del ambiente donde vivimos, donde desarrollamos nuestro día a día y que configura nuestra línea vital, e imparable, de desarrollo.

Observando las conductas de las personas en general ,y de nuevo ,las conductas con y hacia los niños en particular, he llegado a constatar que el adultocentrismo que nos rodea nos evita detectar y validar aquello que sienten los pequeños frente a una situación que reconocen como probablemente insegura y donde necesitando contacto para recuperar esa sensación, se les niega, bien sea de forma sistemática o puntual.

Creo que estarás de acuerdo conmigo en que partimos de la base de que la seguridad, los pequeños la construyen a través de sus interacciones con nosotros: adultos de referencia para ellos. Que las referencias de ¿qué es realmente peligroso? o ¿qué es habitual? la toman de nosotros: los adultos.

No es la primera vez que me llama poderosamente la atención, la tendencia que tenemos o tienen los adultos hacia la minimización de “riesgos” dentro de situaciones perturbadoras. Con esto quiero decir que algo que para nosotros es habitual, sabemos que no es peligroso, tendemos a pretender que también lo sea para ellos sin darnos cuenta de que en muchas ocasiones ellos están empezando a construir su seguridad y muchas veces quitamos importancia a lo que sienten, a sus sensaciones primigenias, y esto no ayuda.

Este verano, se nos dió ese tipo de situación, y nos vimos completamente inmersos en esas sensaciones, percepciones y sentimientos. Acudimos a un espectáculo nocturno, las noches mágicas del botánico, y nos pareció muy buena idea ya que hemos ido antes de tener hijos, y como adultos nos gusto el montaje.

La propuesta era un paseo de noche por el Bosque Atlántico donde van apareciendo Los personajes apenas iluminados por velas, la música, y las historias mitológicas que plantean. El espectáculo en si mismo, es altamente recomendable y muy entretenido para una noche de verano. Pero cuando fuimos hace años, sin nuestra hija, la experiencia fue bien distinta.

Asesoras Continuum

Esta vez hemos ido con nuestra pequeña de cinco años. El espectáculo ha variado un poco: antaño los personajes no interaccionaban contigo, se limitaban a actuar de fondo y de lejos. Ya entonces impresionaba, pero menos: Ahora impresiona más, por los tres personajes, hilos conductores del espectáculo, y sobre todo dos de ellos, que representan Trasnus traviesos que saltan y se ríen a carcajadas desde la oscuridad. Con una caracterización muy lograda, saliendo desde la oscuridad corriendo y colgándose de arboles y barandillas y saltando en medio del camino cuando menos te los esperas: ¡asusta!. Luego continúas el recorrido acompañado de Nuberus, Llavanderas, Xanas, Busgosus, Trasgos, Diaños Burlones, La Güestia… Historia de los tiempos antiguos a través de la mitología Asturiana.

Asesoras Continuum por Esmeralda Siriñadas

A mí como adulto que más o menos sabía de lo que iba el asunto: me asustó. A nuestra pequeña, y los pequeños cercanos, no llego a alcanzar  siquiera a explicar cómo les asustó. Nosotros habíamos hablado con Sira, le habíamos explicado cómo era más o menos el espectáculo y habíamos comentado que había personajes, qué era la mitología, qué podíamos esperar. Y su primer grito de terror cuando vio un duendecillo verde subirse a una tapia de un salto y gritar como a medio metro de nosotras aún lo estoy escuchando.

Estaba sobre los hombros de su padre para ver mejor y saltó igual que una ranita, hacia mí, hacia la mochila que tenía colgando en mi cadera. Si no llegamos a llevar la mochila no hubiese llegado a disfrutar del espectáculo como al final hizo. No conozco si la actividad plantea la posibilidad de ser realizada en carrito o silla, pero mi percepción es que no debe ser fácil de caminar en semipenumbra, por caminitos estrechos, subiendo y bajando en un suelo de tierra, y con mucha gente alrededor. No es la situación más adecuada para el uso de sillas, por lo tanto, el porteo se hace necesario si queremos hacerlo con niños, por una cuestión de comodidad, pero este sería otro tema.

Mi hija iba recogida como un ovillo, viendo y mirando: observando todo por una rendija. Hasta que se fue confiando poco a poco, dándose cuenta de que era seguro: que nosotros le hablábamos, que estábamos con ella, que reconocíamos y validábamos su miedo y su susto. No quiso bajarse en ningún momento, pero llegó a saludar a uno de los Trasnus, se rió con el, y le llamo traviesillo. Pudo disfrutar del espectáculo y ha pedido volver, sin mochila, porque ahora: ¡ya no le asusta!.

La reacción ante el mismo inicio de espectáculo alrededor nuestro fue bastante impactante para mí. No había muchos niños, y los poquitos que había, 6 ó 7, eran más o menos de la edad de mi hija, año arriba, año abajo, con lo que conlleva un añito en estas edades tan tempranas.

La reacción generalizada fue un compendio de negaciones, aderezadas con gestos y risas, risas hacia las reacciones de los niños, ninguneando sus sensaciones y sentimientos:

  • «No es para tanto»
  • «No seas tonto: que está disfrazado»
  • «No llores que es de broma»
  • «¡Venga! que ya eres mayor, no te puede asustar»
  • «¿Ves que yo me asuste? pues ¡eah! camina».
  • «Pues si lloras así, no te llevo más a ningún sitio!»

Nos cuesta darnos cuenta que no son adultos en pequeño, son niñas y niños, y están dando sus primeros pasos en este mundo nuestro, en esta sociedad nuestra, y esos pasos serán más sólidos y firmes, cuanto más arropados, reconocidos y validados se sientan los pequeños en esta etapa de la vida.

 

¡Ponle nombre a sus sentimientos!: Son Suyos

Valídalos y dales sentido: reconocer sus sensaciones es crucial para que se sientan seguros

y esa seguridad se alcanza desde el contacto, la cercanía y el apoyo.

 

Salimos del espectáculo, con la peque aún en la mochila, riendo y contándonos todo lo que había visto y saludando a los Trasnus desde la distancia. Nosotros  tomados de la mano, contentos de constatar una vez más, todo lo que el porteo, en ese caso en forma de nido seguro y cerca nuestro nos aporta. Se nos acercó una mamá que nos dijo: «Qué envidia me habéis dado todo el rato», solo pude sonreirle.

Si quieres saber más sobre  Mitología Asturiana en Wikipedia

Miles de bebés murieron por falta de contacto humano

Miles de bebés murieron por falta de contacto humano

Esta es una parte, extendida, de una de las cosas que cuento en mis talleres de porteo o en charlas más largas. Es, de alguna manera, el inicio de lo que hoy llamamos el Maternaje proximal. Hoy te quiero contar la historia de «Los niños de Anna».

El contacto físico es tan importante para los seres humanos que en las investigaciones sobre el tacto y el contacto se incluye la sorprendente realidad de que ¡la falta de contacto humano puede matar!

A mediados del s. XIX miles y miles de bebés morían en los hospicios de todo el mundo a causa de una enfermedad que se denominó El Marasmo. En aquella época el Marasmo en instituciones se daba sobre todo a partir de los 6 y 9 meses de vida. Bebés aparentemente sanos, entraban en un estado de depresión, dejaban de mantener contacto visual, de alimentarse, de comunicar, hasta que «la enfermedad» les llevaba inevitablemente a la muerte.

En 1915 en Nueva York el doctor Henry Chapin llevo a cabo una investigación en la que se determino que la mortalidad infantil en niños menores de 2 años en instituciones para huérfanos era del 100%. Otro médico en Baltimore, el Dr. Knox informó que sobre 200 niños de menos de un año de edad ingresados en un hospital el 90% habían fallecido y el otro 10% había escapado al marasmo porque habían sido dados en adopción temporal o permanentemente.

Bebés tocados, bebés que sobreviven

El Dr. Fritz Talbot, un pediatra de Bostón comenzó a estudiar los misterios del marasmo. Visitó muchos hospicios y varias clínicas infantiles en diferentes países. En todos la mortalidad estaba en los mismos niveles, en todos salvo con la excepción de un lugar: un hospicio en Dusseldorf. Allí se percató de que los pequeños estaban saludables y fuertes y sin embargo recibían más o menos la misma atención que los niños hospitalizados en Estados Unidos.

Como en la mayor parte de los orfelinatos y clínicas visitados las salas estaban limpias y ordenadas, pero algo le llamó la atención. Se dio cuenta de que una anciana regordeta cargaba un bebé enfermizo a la cadera. Talbot preguntó al director médico quién era esta mujer. «oh, esa es la vieja Anna. Cuando hemos hecho todo lo que hemos podido desde el punto de vista médico por un niño, y aún no está bien, se lo entregamos a la vieja Anna. Ella siempre tiene éxito.» Los niños que Ana cargaba sobrevivían.

Hoy está comprobado que cuando el bebé recibe caricias y contacto amoroso a través de miradas provistas de ternura, palabras suaves, es contenido y acariciado, el cerebro envía órdenes a la hipófisis, activando así el crecimiento adecuado para su edad. Cuando esto no ocurre de forma adecuada el crecimiento se detiene o se altera. La hipófisis recibe señales de tensión y segrega adrenocorticotrofina, estimula la glándula suprarrenal que segrega cortisona, que a su vez inhibe el crecimiento óseo.

Gracias a la intuición y a la sabiduría de Anna, el Dr. Fritz Talbot comprendió la importancia de la afectividad positiva. Gracias a Anna se llevaron a cabo grandes cambios en la forma en que se administraron algunas instituciones expósito. El Hospital Bellevue de Nueva York instituyó una nueva política: cada bebé debía ser cogido, sostenido, tocado, acariciado por una madre varias veces al día. La tasa de mortalidad de más de un 80% en instituciones de lactantes cayó a menos de 10%.

 

Una necesidad humana fundamental, básica, había sido «descubierta»: el CONTACTO.

En la formación Asesoras Continuum formamos a profesionales en el acompañamiento a la maternidad y a las familias, desde su embarazo, el parto, el puerperio y hasta los primeros años de la crianza. Nuestra filosofía es que el contacto con el bebé es la herramienta más poderosa para la crianza de nuestros hijos, además de la más económica, pero sin duda la más enriquecedora.

 

Mercedes Granda
Mi Saquito Mágico

Asesora de Porteo y Formadora de Asesoras Continuum

Fuentes:

– Manifiesto Humanista, Introducción a un nuevo verbo: Nosotrear. Andrés Sánchez Bodas. Ediciones Lea 2013.

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