No puedo llorar, llamar a papá y mamá ni ponerme nerviosa.

No puedo llorar, llamar a papá y mamá ni ponerme nerviosa.

¿Qué haces cuando sientes miedo? ¿Qué esperas de la gente que te quiere? ¿Qué tal gestionas el no poder dormir? ¿Te has parado a pensar por qué somos la generación con más consumo de medicamentos para dormir, para la ansiedad, para la depresión…?

¿Te has fijado que en la publicidad en televisión y radio, y por supuesto, en redes sociales está plagada de remedios con melatonina u otros componentes para mejorar el sueño? ¿Has visto la publicidad en canales de televisión para peques? ¿Tus peques cantan la canción de una marca de melatonina infantil?

Y es que dormir nos trae muchos quebraderos de cabeza ¿no es cierto?

El sueño es uno de los procesos más complejos que nos acompaña en nuestra vida y además, uno de los que más impacto tienen en nuestro bienestar físico y emocional. Además, el sueño también tiene un gran componente cultural y por si fuera poco, se ve afectado por casi todo lo que hacemos durante el día (y por supuesto, la noche). Casi podemos decir que tener un sueño de calidad en algunas épocas de la vida y que además respete las normas sociales y necesidades de vida productiva de cada uno y el resto de la familia es una lotería… y es que, no dormirás igual cada noche, habrá noches en las que Morfeo te visite de manera agradable y otras en las que dormir sea una lucha.

Si a todo eso le sumamos que eres un ser humano con una edad más sensible, pequeñito en tamaño y con pocos recursos para defenderte, alimentarte, moverte, sentirte seguro, evitar el calor y la deshidratación… ¡Dormir puede ser un auténtico reto!.

Bueno, más bien, dormir cómo se espera de ti será un auténtico reto.

Y es que cuando dormimos ocurren muchas cosas en nuestro cuerpo y cerebro, y para que todo fluya, se necesitan unas condiciones muy concretas y variables según la persona y la situación en la que se encuentra.

Una necesidad fundamental para que tu sueño sea de calidad es no sentirse en peligro, que tu cerebro se sienta seguro ante todo lo que pueda pasar (real o imaginado) mientras dejas a tu cuerpo hacer esas funciones tan importantes. ¿Y qué necesitas para estar seguro? Dependerá mucho de tu vida, de tus características personales… pero si eres pequeño, en edad me refiero, probablemente necesitas que esa seguridad sea reforzada desde el exterior. Necesitas seguridad física y emocional para poder tener un sueño de calidad.

Hoy ha llegado a mi un tuit que refleja la triste realidad en muchas familias. ¿Qué refleja? Noches difíciles y decisiones en torno al sueño que tienen un impacto muy profundo. Y claro, las reacciones a ese tuit reflejan lo enferma que está esta sociedad, buscando al responsable para vete tu a saber qué decirle, y juicio… mucho juicio. ¿Sabes lo que he pensado yo?

Qué duro habrá sido para todos llegar a ese punto.

Por supuesto, qué duras están siendo las noches para esa niña que no puede pedir ayuda, llorar ni ponerse nerviosa cuando no puede dormirse o tiene pesadillas. Qué niveles de estrés estará viviendo cuando en medio de una pesadilla se despierte y tenga que pensar en unicornios… Todo lo que habrá vivido para llegar a esos carteles.

Y la familia de esta niña… ¿Cuántas noches en vela  habrá vivido?,¿cuántos llantos desconsolados de noche?, ¿qué efecto habrá tenido en la salud de cada miembro de la familia?… Probablemente ha sido un tormento.

Y es que el sueño infantil es un tema muy complejo y aprender a gestionarlo y mejorarlo en una sociedad como la nuestra todo un reto. No existen fórmulas mágicas, lo que le sirve a tu mejor amiga tal vez no sea lo que tú necesitas… y la falta de información, de empatia y sobre todo, los efectos que han traído las técnicas de adiestramiento del sueño han calado muy fuerte.

¿Es necesario dejar llorar a un bebé o a un peque hasta dormirse? ¿Es necesario prohibir el llanto? ¿Es necesario prohibir llamar a sus personas de referencia cuando tiene problemas?

Probablemente las consecuencias a corto, medio y largo plazo de estas situaciones sean muy diversas. Convivir con niveles altos de estrés no es bueno para nadie, la indefensión aprendida es un gran problema y mal compañero y sentir que no mereces protección puede tener unas consecuencias dañinas en la personalidad que marquen toda tu vida.

¿Es la única vía?

Afortunadamente no. Cada vez sabemos más de la arquitectura del sueño, de cómo se desarrolla y cómo promover unos buenos hábitos de vida para mejorar el sueño y de higiene del sueño. Cada vez sabemos más de la importancia de la gestión emocional, de los efectos tóxicos del estrés y de cómo se construyen las personalidades… Día a día vamos creando una sociedad en la que llorar no será mal visto, en el que la necesidad de protección y sentirse amado serán unos valores importantes y en la que afrontaremos los retos que nos plantea el sueño infantil desde otras perspectivas. Si necesitas ayuda en ese camino me puedes encontrar aquí.

Mientras tanto, seguiremos ofreciendo espacios de NO JUICIO a las familias por los caminos que han transitando. Seguiremos intentando mirar más allá de un tuit y del linchamiento a familias para reflexionar en los retos que aparecen en nuestro día a día y creando una sociedad en la que el CONTINUUM sea tenido en cuenta, tanto en el desarrollo físico óptimo como en el desarrollo emocional y el sueño.

Desde aquí mi más sincero abrazo a esa familia.

Control de esfínteres: Mi hijo no hace caca

Control de esfínteres: Mi hijo no hace caca

 

 

El control de esfínteres es un proceso madurativo. No depende tanto de lo que los adultos hagamos, sino de que el pequeño esté preparado física, mental y emocionalmente.

 

 

En todo caso lo que los adultos hacemos es entorpecer en ocasiones este proceso. ¿Y cómo hacemos esto? No teniendo en cuenta el ritmo madurativo de cada niño y creyendo que porque tenga dos años o sea verano es buena idea comenzar con la retirada del pañal. De esa manera no respetamos el ritmo de cada niño.

 

El control de esfínteres suele darse, de media, entre los dos años y medio y los tres años. Pero no se considera enuresis (micción involuntaria) diurna hasta los 5 años, nocturna hasta los 7 y encopresis (defecación involuntaria) hasta los 4 años.

 

El problema no es sólo que muchos padres creamos que a cierta edad sea hora de quitar el pañal. Sino que algunos profesionales nos alientan a ello, cuando en realidad dedicarse a la infancia no es sinónimo de saber sobre control de esfínteres. Estoy cansada de oír cómo en las guarderías recomiendan a los padres retirar el pañal, porque ya toca.

 

Por otro lado, la sociedad nos empuja al “cuanto antes mejor”. El sistema educativo en muchos casos obliga a que el niño a los tres años ya no lleve pañal. Por lo que si queremos o necesitamos escolarizarlo a esa edad nos vemos sometidos a un estrés y ansiedad innecesarios. Estrés y ansiedad de los que el niño se lleva la peor parte.

 

 

El control de esfínteres es un proceso físico, mental y emocional

 

 

Como he comentado antes, el control de esfínteres es un proceso no sólo físico, sino también mental y emocional:

 

–           Puede que el niño sea capaz de controlar el músculo de la uretra o los músculos del año. Pero el control de esfínteres no es sólo eso.

 

–           Por otro lado el pequeño tiene que tener un desarrollo psicomotor acorde a su edad, y unas nociones básicas de su esquema corporal y de vocabulario sobre este proceso.

 

–           El niño tiene que sentirse seguro, habiendo perdido el miedo a deshacerse de algo que para él es suyo. La capacidad de control de la que se hace consciente, debe madurar. Por eso hay que darle tiempo y permitirle atravesar con normalidad esta etapa. Si el niño se siente presionado ese proceso puede verse entorpecido.

 

 

Cuando el pequeño esté preparado dejará el pañal por si solo, sin presión ni estrés. Y te aseguro que lo hará. Quizás no deje el pañal cuando a ti te gustaría, pero cuando lo deje lo hará feliz, seguro y motivado.

 

 

A veces, por haber quitado el pañal antes de tiempo, por desconocimiento, surgen “problemas”. E incluso a pesar de respetar los ritmos de nuestro hijo, por algún motivo del que no somos conscientes, surge igualmente algún “problema”.

 

No se trata aquí de pensar en lo que hemos hecho mal, sino en pensar en cómo podemos solucionarlo de manera respetuosa, amorosa y sin culparnos a nosotros mismos. Olvidémonos de la culpa y centrémonos en la solución.

 

control-de-esfinteres

 

Quiero contarte brevemente nuestra experiencia personal. Un problema que nos ha traído de cabeza durante años.

 

En casa teníamos claro que nuestra hija dejaría el pañal cuando ella estuviese preparada, cosa que sucedió a los tres años. Un día dijo que hacía pis en el inodoro y que no quería llevar más el pañal. Ella lo decidió así, por lo que no hubo escapes. Dos meses después dejaba también el pañal nocturno.

 

Parece que todo estupendo. Pero no. Con dos añitos (un año antes de dejar el pañal) comenzó a resistirse a hacer caca. No era que estuviese estreñida, era que no quería hacer caca. En torno a esa edad es normal que tengan una etapa en la que retienen la caca.

 

El caso es que algo que podía haberse solucionado por si solo, se cronificó. Pasamos por varias fases: confusión, desesperación, culpa, enfado, aceptación… Poco a poco lo hemos interiorado, lo hemos aceptado y nos hemos relajado. Y mi hija se ha sentido segura y preparada. Entonces es cuando se ha solucionado.

 

Si estáis pasando por una etapa de retención de la caca pueden ayudaros juegos en los que tu hijo pueda mancharse y cuentos que le ayuden a asimilar. Aquí te doy algunas ideas.

 

Control esfinteres

 

Para atravesar esta etapa de retención es fundamental que tu hijo se sienta seguro y que no se sienta presionado. Aquí te doy algunas pautas para gestionar de forma respetuosa esta etapa. El paso para que todo fluya es aceptar que no tenemos el control en esta situación.

 

 

El juego, el cariño y el respeto todo lo puede

 

 

Para terminar quería pedirte algo que sólo te llevará un minuto. Dadas las muchas consultas que recibo sobre el control de esfínteres he creado esta encuesta con el objetivo de llevar a cabo un estudio más exhaustivo sobre este tema. Si quieres colaborar rellenándola o compartiendo te lo agradezco. La puedes rellenar aquí.

 

 

Carolina Sánchez

http://SoniandoDuendes.com

http://MinervaysuMundo.com

 

 

 

John Lenonn y la crianza respetuosa

John Lenonn y la crianza respetuosa

Cuando era pequeña mi abuela me llevó a una reunión religiosa, no recuerdo de que confesión. Sé que había un predicador que decía algo sobre que había un Dios que todos recordaríamos hasta los confines de la humanidad.

Que la gran mayoría de las personas pasariamos sin pena ni gloria por el mundo y que sólo ese Dios sería recordado. Entonces empezó a hablar de los Beatles, un grupo de moda  en esa época, diciendo que dentro de unos años nadie sabría ni el nombre del cantante.

Y para demostrar que estaba en lo cierto, de entre toda la gente que había allí se dirigió a mí (una niña de unos ocho años), y me preguntó:

– ¿Sabes tú cómo se llama el cantante de los Beatles?

Tenía todas las papeletas para no saber el nombre, sólo era una niña. ¿Por qué no le preguntó a algún adulto?. Lo que no sabía ese tipo tan listo es que crecí escuchando «Imagine», «Yellow Submarine» y «Let it Be»… aún así ¿adivinan mi respuesta?….

-«..no lo sé…»
Con el corazón a mil por hora, luchando conmigo misma por mentir, pero, ¿cómo iba a desmontarle el chiringuito al tipo ese que estaba subido en un pedestal? Para mí representaba la autoridad, ¿cómo iba a llevarle la contraría?. Me sentí con la responsabilidad de respaldarle.

Pero,¿ y qué pasaba con esa niña de ocho años que mintió por no hacer sentir mal a un adulto?.

 

¿Importa cómo se sienten los niños en este mundo preparado para adultos?

 

En estos días está volviendo a circular un post que escribí el año pasado: Mamá no quiero ir al cole, ¡¡¡pero nunca más!!!, en el que invito a reflexionar sobre qué sienten los niños en los períodos de adaptación y sobre cómo mis hijos no se adaptaron y nos lo hicieron saber.

Estoy recibiendo muchos comentarios en los que se identifican con nuestra situación y cómo siguen recibiendo mensajes de la sociedad afirmando que los niños son unos mimosos y que nos manipulan.

Y no, no manipulan,  es que saben pedir lo que necesitan insistentemente. Lloran cuando son pequeños porque no tienen las herramientas necesarias para expresarse, su cerebro aún está desarrollándose, somos los adultos los que los manipulamos para que se adapten a nuestro mundo.

Ellos son los más débiles, ellos necesitan que los escuchemos, que les pongamos voz, que los defendamos, que los protejamos, que sientan la seguridad de que si tienen un problema van a venir a contárnoslo porque desde siempre se les ha tenido en cuenta.

¿Por qué tienen que ser los niños los responsables de los estados emocionales de los adultos?.

No quiero que mis hijos sean buenos, ni dóciles, quiero que sean ellos mismos, y que sean felices.

Y al pastor que le preguntó a aquella niña más preocupada de no llevar la contraria y de ser buena le digo:

 

Es Jonh Lennon, ¿ qué te crees que porque soy una niña no lo voy a saber? A ver qué argumento te buscas ahora listillo.

 

 

 

 

 

Hay que hacerlo y punto

Hay que hacerlo y punto

Hoy vengo a compartir con vosotros un trabajo excelente de Eva Bailén que espero que no os deje indiferentes. Un video-denuncia de uno de los temas que más preocupan a los padres de hoy en día con niños en edad escolar. Espero que lo disfrutéis.

¿Que os ha parecido el vídeo?

Cada día me encuentro más familias angustiadas por la realidad que la presencia abusiva de deberes supone para sus familias: niños agotados, padres irascibles, rutinas domésticas truncadas, sueño reparador sesgado, juego libre olvidado…

En nuestro país la media española de tareas escolares es de 6,5 horas semanales en la ESO, pero hay niños que ya en primaria superan esa media (fuente: OCDE) ¿Sabíais que ese exceso de deberes supone una gran frustración para un niño que se ve sobrepasado y agotado, y que debería estar disfrutando de su tiempo de ocio y de su familia?

Está claro que algo no estamos haciendo bien y aplaudo esta iniciativa que nos devuelve la voz silenciada de tantos niños, para que tomemos conciencia. La racionalización de los deberes es sólo un cambio más entre los muchos que necesita el sistema educativo español (Eva Bailén) pero puede ser el primer paso. 

Os invito a firmar la petición que acompaña este video: podéis hacerlo en  change.org/losdeberesjustos

y no dejéis de compartir #LosDeberesJustos

¿Y tú? ¿Qué piensas de los deberes? Espero tus comentarios al post.

¿Cómo deben viajar los niñ@s en los automóviles?

¿Cómo deben viajar los niñ@s en los automóviles?

Hoy os he querido acercar un tema que me preocupa bastante, la segurida vial.
De vez en cuando me preguntan si los niños pueden ir en portabebés en el automóvil y definitivamente la respuesta es  NO.
Os he querido acercar a Cristina Barroso, una de las almas detrás de la página web A Contramarcha.

Sin duda, interesante lo que nos ha querido contar. Gracias Cristina por acceder y ofrecernos este espacio.

Lo primero me gustaría agradeceros la labor que realizáis desde A Contramarcha en la concienciación y difusión de información sobre seguridad vial infantil. ¿Nos podéis contar por qué y cuándo surgió A Contramarcha?

Buenos días Nahia. Para nosotros es un placer que nos hagáis un hueco para tratar este tema tan importante. ¿Cómo surgió A contramarcha? Pues en realidad, al principio surgió como fuente de apoyo a las tiendas que empezaban a introducir este tipo de sillas. No es fácil llegar un buen día a los establecimientos de toda la vida con una silla bajo el brazo que es todo lo contrario a lo que ellos conocían hasta la fecha y poner junto a la silla una enorme cantidad de información completamente nueva y contraria a lo que todo el mundo les había contado hasta ese momento. Así que pensamos que la mejor manera de conseguir que la gente fuera entendiendo la complejidad de todo esto, era dejarles su propio espacio de consulta/reflexión para que en la tranquilidad de su casa o de la oficina fueran investigando y buceando en la información. Ese fue el objetivo con el que creamos AContraMarcha.com, para los profesionales. Pero también sirvió como fuente de consulta para los padres y, tras un año de andadura como página informativa, ampliamos a lo que hoy es el foro de consultas de usuarios, para poder atender personalmente cada caso.

El último cambio de normativa vial en España se centra en  cómo y dónde llevar a los niños. ¿Es suficiente en vuestra opinión?

Cualquier cambio que se haga en beneficio de la seguridad de los más pequeños será siempre positivo más allá de opiniones personales. Así que nos parece correcto. No obstante, la seguridad nace de una necesidad personal de protegernos a nosotros mismos o de proteger a quienes queremos, por lo que tiene un componente muy importante de conocimiento y formación. Sólo cuando conocemos e identificamos los riesgos, podemos pensar en las soluciones para evitar que algo suceda ¿o no?

La obligatoriedad no es siempre una garantía de éxito, así que, está bien que las Leyes vayan subiendo cada vez más el nivel de los mínimos, pero si queremos alcanzar cotas de máximos, necesitamos formar e informar a los ciudadanos. Una campaña clara y directa por parte de la DGT apoyando y difundiendo la importancia de que los niños viajen en sillas a contra marcha sería, en nuestra opinión, algo mucho más eficaz que un cambio legislativo.

Hay varios estudios que indican que viajando a contramarcha el riesgo de lesiones se reduce muchísimo. ¿Hasta cuándo a contramarcha?

Esa es una buena pregunta, porque en realidad, el aumento de seguridad en un dispositivo a contramarcha no caduca nunca. ¿Hasta cuándo? Hasta siempre. Incluso los adultos van más seguros viajando a contra marcha que de frente. Teniendo en cuenta la fragilidad de un niño, lo que para un adulto es “mejor” para un niño es “fundamental”. De ahí la recomendación de viajar en esta posición durante el mayor tiempo posible, estableciendo como recomendación los 4 años como mínimo.

¿Los vehículos están preparados? ¿Todos los coches son aptos para llevar a los niños a contramarcha?

Sí. No hay problema mientras tengan, como mínimo, cinturones de seguridad. Si además tenemos Isofix, fenomenal. Hay un montón de modelos disponibles a la venta ahora mismo en España, así que es cuestión de dar con aquel que mejor se adapta al coche que tengamos.

«Si están homologadas, serán seguras…si no…no las homologarían» ¿Cuántas veces escucháis esto y qué hay de cierto en ello?

Se escucha mucho esta frase. En general tendemos a pensar que aquellos productos aptos para el consumo cumplen unos estándares de seguridad elevados y eso no es cierto. Cumplen unos mínimos exigibles por ley para su comercialización y eso pasa por otro tipo de cuestiones que nada tienen que ver con la seguridad. En el caso de las sillas de auto, el mínimo exigible por Ley es evitar el peor de los escenarios, es decir evitar que el niño salga despedido dentro del coche y golpee contra elementos rígidos. Eso no tiene nada que ver con minimizar lesiones.

Eso mismo sucede con otros dispositivos de seguridad cuya eficacia no cuestionamos, como por ejemplo, el casco de moto. Todo el mundo entiende que el casco de moto que usa un piloto profesional no ofrece la misma seguridad que uno comprado en una gran superficie, ¿verdad? Sin embargo, ambos están homologados por la misma normativa, aunque la seguridad de uno frente a otro no tenga nada que ver. En el caso de las motos, el escenario que hay que evitar es el golpe directo de la cabeza contra el suelo. Todo aquello que se le añada al casco para evitar lesiones graves, es absolutamente voluntario. Como lo es añadir al equipamiento del casco obligatorio otros elementos que aumentan la seguridad, como las botas, coderas, rodilleras o cazadora.

Últimamente en las tiendas vemos muchas sillas con cojín abdominal en lugar del arnés. ¿Son seguras?

No. Este sistema no es seguro. De hecho, ni siquiera está bien denominado cuando nos referimos a él como “cojín” ya que no es un dispositivo blando, sino todo lo contrario. El nombre correcto de este dispositivo (que así viene especificado en la propia normativa de homologación) es Escudo frontal o Pantalla Anti-colisión. Cuando nos cambian el nombre de algo que no conocemos por otro, cambian la percepción de lo que es y por tanto su realidad. Y con este producto se ha hecho justamente eso: adaptar las palabras a una realidad diferente de lo que es. Ni es blandito como un cojín ni en modo alguno actúa como un airbag (algo que también se ha dicho). Nada de eso es cierto.

Pero más allá de que la denominación del sistema no se corresponda con su realidad, este dispositivo no es seguro porque los resultados sobre accidentes reales con niños de verdad (y no con dummies en un laboratorio) han demostrado que las lesiones que se producen son muy graves, ya que se ocasionan en las primeras vértebras, con resultados de tetraplejias, pentaplejias o fallecimientos.

Esto, que puede sorprender a los lectores, no es nuevo. De hecho, ya se demostró hace décadas en EEUU y por ese motivo, este sistema está prohibido desde la década de los 90 en el continente americano.

En realidad el único motivo por el que esos productos se ven en abundacia en las tiendas de puericultura es porque han salido ganadores de unos Rankings (RACE, RACC, ADAC) que ni hablan de seguridad, ni están autorizados a realizar pruebas oficiales porque NO SON LABORATORIOS OFICIALES. Ellos son los que han promovido su venta y uso entre los padres europeos, pues antes del año 2010 apenas se conocían o se usaban estas sillas.

Que quede claro de una vez por todas:

La causa de lesión grave o mortal de un niño por accidente de tráfico puede sobrevenir de tres maneras diferentes:

  1.  Impacto directo en la cabeza contra un elemento rígido
  2.  Elongacion cervical con o sin decapitación interna.
  3.  Penetración abdominal

El único sistema que evita las tres lesiones al 100% es un dispositivo de espaldas a la marcha, mientras que el único sistema susceptible de ocasionar cualquiera de las tres lesiones o incluso las tres a la vez es una silla con escudo (que no “cojín”).

Imágen extraída del vídeo Tú Decides.

Eso en el mejor de los escenarios, porque tal y como se ha demostrado recientemente en las instalaciones de EuroNcap, el riesgo de que el niño salga despedido total o parcialmente de la silla es también muy elevado. Si eso se ajusta a la realidad y no sólo a la prueba de un laboratorio con dummies, estaríamos ante un dispositivo que no cumple ni con el mínimo exigible por normativa del que hablábamos en la pregunta anterior:

Evitar que salga proyectado y golpee contra elementos rígidos.

Cada familia tendrá que buscar la silla más adecuada a sus circunstancias y características. ¿Pero que es lo que deben mirar antes de comprarla?

En primer lugar lo que tienen que tener en cuenta es la edad del niño:

  • Si es menor de 4 años, tendrán que buscar un dispositivo que se instale de espaldas a la marcha y que le permita utilizarlo el mayor tiempo posible. Los límites de uso están en el peso y la altura. Mientras que el niño no haya alcanzado el peso máximo para el que está homologada la silla y/o la cabeza no sobresalga por el límite superior del respaldo, debería viajar en la silla acm correspondiente y no pasar al grupo 2/3 hasta que no sea estrictamente necesario.Lo que deberíamos evitar a toda costa es colocar al niño en sillas de frente con escudo o con arnés, ya que en el escenario más frecuente y lesivo (impacto frontal) la eficacia de estas sillas es nula y por tanto el riesgo de lesión grave o mortal es muy elevado.
  • Si es mayor de 4 años y no cabe de ninguna manera en un dispositivo acm, tendrán que buscar:
    • En primer lugar una silla de grupo 2/3 que tenga un buen guiado de cinturón de seguridad. En la mayoría de los casos el reposa-brazos garantiza este guiado adecuado, por ese motivo, los expertos no recomiendan sillas de grupos 2/3 que carezcan de este reposa-brazos o de guías.
    • En segundo lugar, deberían analizar si el niño tiende a ser más bien alto o por el contrario es más bien gordito. Si tiende a ser más bien alto, lo suyo es elegir un dispositivo acm que tenga el respaldo muy alto. Por el contrario, si el niño es gordito, entonces la silla acm debería estar homologada para un peso superior a 18 kilos, es decir, hasta los 25. Todo ello con el objetivo de aguantarles en la posición más segura (de espaldas a la marcha) durante el mayor tiempo posible.
      Si el niño supera los 4 años y ya viaja en elevador, hay que mantener el respaldo si es posible hasta los 150 cm de altura y si el niño no cabe en su silla con respaldo pero aun no ha alcanzado los 150 cm, entonces habrá que colocarle en un elevador sin respaldo y no cambiarle directamente al asiento del coche antes de que mida 150 cm.
    • En tercer lugar y una vez tengamos claro todo lo anterior, la recomendación es comprar la silla en un sitio especializado donde un vendedor explique la instalación y uso del dispositivo, e incluso supervise que lo lleven bien instalado. Una silla, por muy segura que sea, no sirve de nada si no está bien instalada o no se ajusta correctamente al niño y sólo cuando acudimos a profesionales especializados, podemos tener la certeza de que hacemos un uso e instalación correctos. De hecho, siempre es bueno tener un lugar de confianza al que acudir en caso de que lo podamos necesitar.

Y por último, una imagen vale más que mil palabras. ¿Nos podéis aconsejar un video que muestre la realidad de las sillas de hoy en día?

Claro. El vídeo “Tu decides (it´s up to you)” Es un resumen bastante potente de lo que sucede con sillas de frente (con arnés o con escudo) y de lo que podemos esperar con sillas acm.

Gracias una vez más Nahia por esta entrevista y por ayudarnos a difundir el mensaje de la seguridad vial.

Así ha sido siempre y por ese motivo, en Suecia país donde nació esta medida de seguridad vigente desde hace más de medio siglo, están a punto de alcanzar la lesión 0 en menores de 4 años. Nosotros podemos aspirar a lo mismo si hacemos lo mismo que ellos ¿verdad? Por eso es tan importante que el mensaje llegue a todos los rincones y por eso os agradecemos tanto la difusión. Si vuestros lectores tienen dudas, estaremos encantados de resolvérselas en el FB “Que los niños viajen a contramarcha, por favor” o en www.AContraMarcha.com.

Sácale más partido a los juguetes y ¡sorpréndete!

Sácale más partido a los juguetes y ¡sorpréndete!

Hace unos meses, una servidora escribía en el blog “O mundo ao revés” un pequeño post sobre la cantidad y la calidad de los estímulos que nuestros bebés reciben en su día a día. En aquel post, que puedes leer aquí, abrí muchos frentes que poco a poco me gustaría ir cerrando…

 

Uno de los temas que tratábamos era lo inadecuado de la estimulación que recibían los bebés a través de las pantallas (teles, móviles, ordenadores…). Los adultos usamos esas pantallas para entretener a los niños o incluso porque creemos que los estamos “estimulando”, es decir: buscando un objetivo educativo.

Nada de lo que un niño menor de dos o tres años necesita a nivel educativo
va a salir de una pantalla, sino del mundo real y físico.

En la creación de un entorno adecuadamente estimulante para el bebé, los juguetes tienen un lugar muy importante. Actualmente podemos escoger entre muchísimos juguetes y hoy me gustaría centrarme en un aspecto sobre el que podemos fijarnos a la hora de hacerlo: su versatilidad.

¡Cuidado!, que con “versatilidad” no me refiero a juguetes llenos de botones, controles, luces y distintas funciones…

Juguete espaectáculo

Muchas veces es todo lo contrario. Son mucho más versátiles los juguetes con un diseño más sencillo. Además, remitiéndome de nuevo al post del que os hablaba antes, en él os contaba que la estimulación que ofrecen juguetes del tipo de la foto es demasiado intensa, empacha los sentidos y dificulta que el bebé aprecie posteriormente estímulos más sutiles.

Me gustan mucho los juguetes sencillos, de líneas limpias, que permiten un uso abierto, que incitan a la creatividad, tanto del niño como la mía…

Sin embargo, a los adultos a menudo nos cuesta ver las posibilidades que puede esconder un juguete. A menudo, lo único que hay que hacer es observar a los niños y sus juegos espontáneos. Aunque es verdad que si los hemos acostumbrado desde pequeños a los “juguetes espectáculo” es posible que llegue un momento en el que pierdan su capacidad de creación durante el juego.

Deseando que esto no les ocurra jamás a vuestros hijos, os invito a hacer un esfuerzo y a mirar de una manera un poco más crítica, intentado buscar aquellos juguetes que tienen “más chicha” de la que parecen.

Para ayudaros a empezar, hoy os dejo unos cuantos ejemplos que espero que os sean útiles:

– Un puzzle puede ser más que un juguete de piezas para encajar, puede ser un cuento en el que, de una bolsa, van saliendo diferentes personajes camino a su casita…

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– ¿Unos simples cubos para apilar? Pues resulta que el líquido que cabe, por ejemplo, en el cubo 5, es el mismo que si sumamos el líquido de los cubos 2 y 3. Pero, además, ¿a qué podemos jugar si dibujamos la silueta de cada cubo en una hoja?; o podemos olvidarnos de los tamaños y fijarnos solo en los colores, ¿qué actividades se nos ocurre entonces que podemos hacer?

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– Las piezas planas de un juego de ensartar valen para meter en una hucha casera (por ejemplo, una caja de cartón a la que le hacemos varias hendiduras).

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Si os fijáis, no es solo que estos juguetes escondan varios juegos y propuestas para realizar con ellos, sino que dichos juegos van cambiando según el niño crece y aumentan sus habilidades.

Hay juguetes que crecen con los niños.

Para acabar os dejo un vídeo en el que os muestro un último ejemplo de juguete que esconde más de lo que parece.

«Ira» también es una emoción básica

«Ira» también es una emoción básica

La ira es una de las seis emociones básicas que existen: alegría, tristeza, asco, miedo, sorpresa e ira.

Cuando una persona, ya sea niño o adulto, se comporta de una determinada manera, nos preguntamos qué pensamiento o emoción le ha llevado a eso, porque una acción no aparece de la nada. Otra cosa será que la persona no sepa identificar qué ha sentido para reaccionar como lo ha hecho.
En el caso de los niños es aún más complejo, puesto que ellos tienen que aprender a reconocer esas emociones primero, y a actuar y transmitirlas de forma adecuada cuando las sienten, y para eso hay que ayudarles un poco.

Un niño que se siente feliz sonríe, un niño que está triste llora, un niño enfadado se enrabieta. Los niños aprenden poco a poco el significado de lo que sienten, aprenden poco a poco a controlar sus emociones: muchas veces les enseñamos qué es el cariño y cómo expresarlo, con gestos tan bonitos como dar abrazos o besos, pero tendemos a dejar de lado las emociones que no nos parecen tan buenas y eso hay que intentar evitarlo.

Tenemos que ayudarles a controlar esa emoción también. Lo necesitan.

Una emoción no es positiva o negativa.

Estar triste o enfadado no es malo, simplemente no nos gusta sentirnos así y por eso lo rechazamos, pero son emociones que nos ayudan a desarrollarnos como personas y no debemos eliminarlas. Por ejemplo cuando perdemos algo o a alguien querido nos sentimos tristes, es la respuesta natural y no se debe negar, rechazar u ocultar.

Y si se comete una injusticia con nosotros nos enfadamos, y es lógico y normal hacerlo. Los niños lo hacen exactamente igual y por eso tenemos que ayudarles y no enfadarnos aún más con ellos, tenemos que centrar nuestra atención en ayudar a gestionar su ira y de esta forma ellos poco a poco lo harán solos.

El problema no es el sentimiento, sino lo que hacemos con él,

y esa diferencia es lo que debemos transmitir a nuestros hijos. Cuando un adulto tiene un conflicto con otro, suele disponer de varias alternativas para ayudar a gestionar esa ira: vocabulario y capacidad de dialogo, saber que le ocurre y porqué, capacidad de buscar soluciones…

Sin embargo, un niño pequeño no posee ninguna de estas habilidades, empezando porque no entiende el sentimiento. Sólo sabe que, ante una situación tiene una necesidad de actuar, de soltar toda la energía que se le ha acumulado de pronto y que le lleva a estar tan enfadado.

Debemos dejarle bien claro a nuestros hijos que por ejemplo pegar no es la conducta apropiada cuando uno se enfada. Y siempre, acompañando el NO con un ejemplo de lo que SÍ. Si le decimos a un niño que no debe pegar cuando se enfade, no le estamos dando solución, sólo limitando sus posibilidades. Los niños pequeños necesitan que les demos pautas de actuación para entender bien lo que deben hacer: ‘No se tira la comida al suelo, si no quieres más sólo ponla en un ladito del plato o de la mesa’

Además, podemos hacerles ver qué emoción es la que están sintiendo: ‘ Ahora estás un poco enfadado pero no te preocupes que pronto se te pasará’;  de esta forma cada vez les resultará más sencillo reconocer la emoción y recordar qué deben hacer cuando se sienten así.

Una vez reconocen su ira y enfado puede ser que lo manifiesten (siempre teniendo en cuenta la edad del niño claro): «Estoy enfadado por esto / esto me ha enfadado /me ha molestado que hicieras eso». Compartir esa información ayuda, ya que normalmente los niños se enrabientan para mostrar su ira o enfado, por lo que decir lo que sienten es una forma muy directa de que los demás sepan que está ocurriendo.

Puede que incluso así no se le pase el enfado. Está bien, no pasa nada y no os alarméis, dejemos que pasen su proceso de enfado y “desenfado” a su ritmo, preguntándoles cada cierto tiempo si quieren incorporarse al juego, charla o actividad o si quieren hacer algo.

Al final podemos concluir que solo debemos acompañar a nuestros hijos en sus procesos ya sean más o menos agradables y entre ellos y nosotros descubrir los placeres de la crianza.

 

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Si con tu bebé no tienes tiempo ni de ducharte, te proponemos esto…

Si con tu bebé no tienes tiempo ni de ducharte, te proponemos esto…

Si con tu bebé no tienes tiempo ni de ducharte, te proponemos esto… un portabebe, y te voy a contar cómo y porqué. Solemos hablar de los múltiples y variados beneficios del porteo.

Charlamos y debatimos sobre los beneficios para los pequeños a muchos niveles y desde variados enfoques.

Conversamos de los beneficios que lleva asociado para los propios porteadores.

 

  • De las situaciones que nos ayuda a solventar el porteo de forma indiscutible.
  • De la libertad de movimiento y de acción que nos proporciona.
  • De la belleza de esas dos respiraciones acompasadas durante un largo paseo.
  • De la sincronía de esos dos corazones al mismo ritmo, mientras los pequeños descubren nuestro complejo mundo pegados a nosotros.
  • De ese baile, movimiento necesario para el desarrollo armónico que nos proporciona.

 

ñSi, muy bonito todo…

¿Y el día a día? ¿la parte más práctica? ¿las barreras diarias y más cotidianas? ¿Los entuertos más variados a solventar todos los días?

Asumamos que todas y todos vamos al baño, todos y todas necesitamos una ducha al final el día (por pararnos en dos actos más que cotidianos), todos y todas comemos y necesitamos cocinar.

Y ahí están los portabebés, son tan necesarios de puertas para dentro como de puertas para afuera, cada familia decide cuando y donde les da uso por supuesto.

Pero es indiscutible la capacidad que tienen para  facilitarnos la vida, el poder llevarlos contigo cuando es lo que esperan para hacer comidas, cenas, lavadoras, aseos personales y ajenos varios soluciona muchos de esos momentos.

Por ejemplo, sobre todo, una buena ducha para retomar fuerzas de cara a la noche, cuando tienes bebés pequeñitos, que suele ser tan movida como el día, nos da la vida y ánimos para afrontarlo.

Pero a veces no es posible, parece que tienen que alinearse veinte estrellas con quince planetas para que ese hueco aparezca, y no todos los días, y a mi personalmente tener que perseguir ese hueco me provoca una importante irritabilidad

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Si además tienes otros hijos la cosa se complica, un poco más o un mucho más, porque justo cuando parece que podrás darte esa ducha, tu hija mayor necesita que la atiendas, porque justo cuando parece que se abre esa posibilidad, tu pareja tiene que ponerse con la cena y todo al tiempo no se puede hacer, por ejemplo.

Porque si es tu primer bebé y tienes una pareja que asume ese momento del día para que tu te des una ducha (normalmente fugaz y bien rápida) puede resultar más sencillo (no siempre). Pero cuando pasas de ser tres a ser cuatro, las mamás nos ponemos el disfraz de mama-pulpo (como siempre dice una buena comadre) y parece que nos cuesta encontrar un hueco que por otro lado es más que huidizo.

Pues ese rato lo puedes salvar con un portabebés también!. Igual no te lo habías planteado, pero hay portabebés específicos para piscina y playa, puedes usarlos también para el baño y la ducha. Se secan rápido, te proporcionan seguridad y comodidad y el momento «ducha-precipitada» se puede convertir en un rato de diversión y alegría si el pequeño lo acepta de buen grado.

Conviertes así, un momento de lo más común, en una fiesta, en un circo de tres pistas, para ellos y para ti.

portabebes ducha

 

Ya de otras tareas más escatológicas no hablamos, porque ese suele ser justo el momento en el que tu baño, se convierte en el camarote de los hermanos Marx si o si, y de eso amiga, ya si que no te libra ni un portabebés. XD

¿Y tu? ¿Para que usas los portabebés en el día a día? ¿En que te ayudan y no habías pensado que lo harían?

Basta de guerras de madres

Basta de guerras de madres

Después de escuchar cierto programa de radio de cierta «periodista» (los pongo entre comillas porque creía que un@ periodista tenía que ser imparcial y no manipular los hechos, ¡ilusa de mi!) me han venido unos pensamientos a la mente…

Si le preguntásemos a cualquier bebé del mundo si prefiere estar pegadito a mamá o solo en la cuna, ¡sabemos perfectamente lo que diría! ¿O no?

Y si le preguntásemos si prefiere leche directamente del pecho de mamá o unos polvos reconstituidos de una botellita de plástico con una tetina de silicona, ¿qué? También sabemos la respuesta, ¿verdad?

Para mi el colecho es una de las 3 claves para una crianza feliz, aquí te cuento cuales son las otras dos. La lactancia materna no es una de ellas porque es sinónima de crianza.

 

Colecho

 

¿¿¿¿Entonces, dónde está el problema????

El problema reside en que ser acunado y amamantado son derechos fundamentales del bebé, ¡pero son decisiones de una madre!

El problema es nuestra falta de empatía. Las madres y los padres anteponemos lo que creemos que es nuestro bienestar antes que el del bebé.

Antes de que me lluevan los abucheos por madres indignadas, por padres escandalizados o por la susodicha pseudo-periodista, veamos la definición de empatía y déjenme acabar mi teoría.

empatía.
1. f. Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.
(Real Academia Española © Todos los derechos reservados)

Lo que comúnmente se podría llamar ponerse en la piel del otro.

¡Allí está el quid de la cuestión! Para identificarse con el estado de ánimo del otro hay que reconocerlo y no juzgarlo con una mirada sesgada por prejuicios aprendidos. Y en el caso de los bebés no atribuirles comportamientos adultos cuando su cerebro es incapaz de ello.

Ejemplo: en cuanto dejo al bebé en la cuna se pone a llorar, también conocido como el síndrome de la cuna con pinchos.

Interpretación nº1: El bebé me está manipulando para que le coja en brazos

Reacción extrema: ¡¡¡A mi no me manipula nadie, que llore, ensancha los pulmones!!!
Reacción Estivilizada: No llores cariño mamá (o papá) está aquí, te tengo que enseñar a dormir, te voy a dejar 2 minutos para que aprendas (2 minutos o lo que estipule la tabla).

Interpretación nº2: El llanto ante la sensación de separación de su cuidador activa la respuesta biológica del bebé de reclamar protección.

Reacción deseada: No te preocupes cariño te cogeré en brazos el tiempo que haga falta
Reacción real de una servidora: ¡Me cago en la leche, con la de cosas que tengo que hacer! Y allí tenemos una multitud de respuestas: te pongo en el portabebé y sigo, te cojo otra vez y lo volveré a intentar en un rato, busco a quien te coja en brazos y sigo con mis cosas ¡o mejor busco a quien haga mis cosas y sigo contigo, etc..

Es sólo un ejemplo para ilustrar el hecho de que ante una situación tenemos un gran abanico de interpretaciones, reacciones y respuestas posibles (y obviamente habría muchas más de las que contemplo).

Otro ejemplo (esta vez desde el punto de vista de la sociedad): las madres trás tener un bebé tienen que volver al trabajo.

Interpretación nº1: (digamos que la española…): el bebé no necesita a su madre si tiene a unos cuidadores cualificados que cuidan de ellos (¡y de unos cuantos más!) durante la laaarga jornada laboral. La OMS recomienda lactancia materna en exclusiva los 6 primeros meses así que después ¡Adiós teta, hola bibe!

Reacción de demasiadas: ¡Esto es lo que hay!
Reacción de algunas: ¡Ay que la baja maternal es de 4 meses! Me busco la vida para alargar la baja un par de meses. Y/o me busco la vida para sacarme la leche en el trabajo haciendo malabares con mis horarios y los comentarios de algunos compañeros. Y cuando vuelvo a casa intentamos recuperar estos momentos perdidos!

Interpretación nº2: (digamos de los paises nórdicos): el bebé necesita a su madre o figura de apego los primeros años de vida.

Reacción: facilitar la conciliación tanto en la duración de la baja maternal, en la remuneración por quedarse en casa con tu bebé como en la flexibilización de los horarios sin perjudicar la carrera de quién lo escoja.
No como una servidora que se ha tenido que montar un negocio para poder conciliar aquí lo puedes leer y que aún así se lo tiene que replantear (pero eso da para otro post).

 

Semana internacional de la lactancia materna 2015

¡Fíjate en en lema de este año de la semana de la lactancia materna!

 

Con este segundo ejemplo quiero ilustrar que yo no culpo a esas madres sino a la sociedad que les lleva a tomar esta decisión de la que hablaba antes. Esa decisión que nos guste o no va en contra de los derechos fundamentales de los bebés.

Porque en realidad, aquella falta de empatía de madres y padres hacia sus bebés, en la gran mayoría de las veces, se debe a una falta de empatía de la sociedad hacia ell@s y nosotr@s. Sin hablar de la falta de apoyo en todos los aspectos de la maternidad desde la atención al embarazo hasta la escolarización.

Seguramente a muchas madres lactantes les ha pasado que sólo por dar el pecho a su hij@ al lado de otra mujer ésta le empieza a decir que ella no pudo por… y te da una larga lista de razones a lo mejor muy legítimas pero que tu no has pedido en ningún momento. Incluso a veces acaba con un «total se crían igual de bien con biberón».

¿Por qué? Sólo porque al verte le entran los remordimientos y las culpas. Las culpas de lo que no quisieron, no tuvieron la fuerza o realmente no pudieron hacer. Pero señoras, eso no es culpa mía, y seguramente ni suya, en todo caso lo será de la sociedad.

Muchas madres se quejan de la presión que sienten por no dar el pecho. Porque es de todos sabido que es lo más sano. También es más sano comer verdura y no patatas fritas. Pero si le das una bolsa de Lays a tu hijo para la merienda no te pones a contarle tu vida a la que come una manzana al lado tuyo!

Y quienes se sienten presionadas para dar el pecho o colechar que se metan en la piel de las que los hacen y ¡os aseguro que la presión es mucho mayor y mucho más generalizada!

La evidencia científica está y por mucho que algunos la quieran ocultar y tergiversar seguirá estando! Las madres no deberíamos de luchar entre nosotras por lo que yo he hecho y que tu has hecho, sino que deberíamos unirnos, para conseguir para todas las que lo quieran tengan lo que realmente deberíamos tener!

El enemigo no son otras madres sino la sociedad y la cultura que no obliga a ir en contra de nuestros instintos y de los derechos fundamentales de nuestros criaturas.

Para acabar os dejo con un vídeo muy divertido que resume parte de lo quiero transmitir (¡aunque no miréis como están la mayoría de los portabebés!).

https://youtu.be/jePmMqqQNas

Ser madre, mi mejor profesión.

Ser madre, mi mejor profesión.

Sin duda alguna ser madre es mi mejor profesión. Desde que tengo uso de razón he querido tener hijos, siempre he tenido instinto maternal, es mi más fiel compañero de viaje. Creí que al ser madre se iría, pero al contrario, aquí sigue conmigo, y con más intensidad que nunca.

Me encantaría tener más hijos, ser familia numerosa como las de antes, tener la casa llena de niños, con sus risas, sus llantos, sus juegos, sus peleas de hermanos, sus abrazos.

Pueden pensar que estoy loca, tal y como está la vida, con la de trabajo que dan, es con un solo hijo y no es posible darle todo lo que uno querría, con dos ni te cuento, con tres… ufff imposible y ya con cuatro es de no estar bien de la azotea.

Y si, puede que tengan razón, pero para sus vidas, cada cual tiene sus circunstancias, sus vivencias. Y no digo que sea fácil, porque ser madre no lo es, porque hay momentos que me siento tan desbordada que no puedo más, porque hay días en los que no tengo fuerzas o ánimo y todo me supera, y porque también renunciamos a muchas cosas para  tener otras, como dice Nohemí Hervada en este post: Las renuncias de las madres

A pesar de tener que renunciar a otras cosas, ser madre me llena en muchos aspectos de mi vida:

Me llena ver como mis hijos disfrutan de las pequeñas cosas, prefieren jugar con una caja de cartón antes que con el juguete más caro.

Me llena como se sorprenden al ver caer la lluvia.

Me llena su inocencia.

Me llenan sus conversaciones antes de dormirse.

Me llenan sus sonrisas, sus carcajadas.

Me llena la intensidad con la que viven todo.

Me llenan sus pillerías.

Me llenan sus abrazos.

Me llenan sus miradas.

Me llena su sabiduría.

Me llenan sus juegos.

Me llenan sus cuentos inventados.

Me llena la ilusión y la emoción que sienten al ir a buscar unicornios.

Me llena ver cómo se relacionan con los demás.

Me llena oirles decir que cuando sean mayores van a vivir juntos con sus mujeres y con un millón de hijos!!!, jajjaj , esto me llena muchísimo.

Me llena ver como crecen.

Me llena ver como son capaces de dar la solución más simple y lógica a la situación más complicada, sino me creen vean este video:

https://www.youtube.com/watch?v=uSNortxbqi0

 

Ser madre es mi mejor profesión porque es lo que me apasiona.

Ser madre es mi mejor profesión porque me hace sentir mejor persona.

Ser madre es mi mejor profesión porque cada día aprendo algo nuevo.

Ser madre es mi mejor profesión porque me sale de las entrañas.

 

 

 

 

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