por Carolina Sanchez | 14,Oct, 2015 | Crianza
Un bebé, aunque no sea nuestro, siempre inspira mucha ternura.
La naturaleza es sabia y ha hecho a los bebés de tal manera que nos gusten, para así asegurarse su cuidado.
Los bebés huelen de maravilla, tienen la piel suave, rasgos delicados y son tan chiquitines… Vamos, que son adorables. Así dan ganas de acariciarlos, besarlos, olerlos. Qué te voy a contar yo, que ando puérpera perdida.
Y esas ganas de coger y tocar al bebé no son exclusivas de los papás y del hermanito/a, si lo hay. Sino que toda la familia quiere y se siente con derecho a cogerlo. Pero, le pese a quien le pese, resulta que mi bebé no es una muñequita que pueda ir pasando de mano en mano. Y esto no siempre se entiende ni se acepta.
A mi lo que me preocupa son las necesidades y bienestar de mi pequeña, no satisfacer los deseos de otros adultos ni mucho menos quedar bien con ellos, por mucha familia que sea. No digo con esto que nadie coja a mi pequeña (ojo, que estaría en mi derecho). Sólo que lo harán si su padre y yo queremos, si está tranquila, un ratito, y desde luego no como un juguete que se pasen unos a otros.
Si por las necesidades del bebé les cuesta entender que no pueden coger a su nieta, sobrina, prima, etc. siempre que quieran, ya no te cuento cuando el motivo soy yo, la madre. Mi bebé me necesita, pero es que yo también la necesito a ella. Soy mamá loba, mamá leona. Y quien no lo entienda es su problema, no el nuestro.
Necesito tener a mi bebé cerca y segura. Necesito su calor, su olor y su piel. No me gusta cuando me devuelven a mi pequeña y huele a esa persona, a crema, a colonia, a comida… Es lo que menos soporto de cuando otra persona coge a mi hija, sea quien sea. Esta necesidad recíproca es algo normal, sobre todo en el puerperio, que debería entenderse y respetarse.
Esa necesidad mutua es la que forma el vínculo entre madre y bebé.
Otro tema crítico es cuando le tocan las manitas. No puedo. Se que se hace con buena intención, pero desde luego sin conciencia. En más de una ocasión mi hija mayor les ha recordado a los adultos que no deben tocar las manos de su hermanita, porque luego se las lleva a la boca. Que se lo tenga que recordar una niña, en fin.
El no va más es cuando un extraño (o no tan extraño) se cree con derecho a tocar a mi bebé o a mi hija de cinco años. ¿Te conozco de algo? Que si, que los bebés y los niños son achuchables, pero te aguantas. Se mira pero ¡NO SE TOCA!
Cuando me encuentro con estos adultos invasivos (desconocidos, conocidos e incluso familiares) me dan ganas de acercarme de la misma manera avasalladora que ellos, sin permiso, a ver qué opinan. Seguramente pensarían que estoy loca.
Un bebé, un niño, es una persona. Parece que a veces se nos olvida. Que sí, que los bebés y los niños pequeños son muy entrañables, pero siguen siendo personas no muñecos. Y como toda persona se merecen que se respete su espacio vital. Es tan fácil como ponernos en su lugar.
[Tweet «Por el hecho de ser pequeños no todo vale. Los bebés y niños son personas no títeres.» @SoniandoDuendes]
Carolina Sánchez
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por admin | 5,Ago, 2015 | Crianza
Los seres humanos necesitamos música para vivir.
Desde antes de nacer, el bebé ya percibe sonidos en el vientre materno, siendo el útero su primer aula de aprendizaje.
Durante el embarazo no sólo se desarrolla el cuerpo del bebé, sino también patrones de comportamiento y emocionales. A través de los sonidos nuestro bebé se entera de todo lo que nos rodea, de las primeras cosas que escucha y percibe es la voz de la madre.
Las experiencias prenatales son intensas y nos acompañan toda la vida.
El oído es lo primero que se desarrolla en el vientre materno y el último que se extingue al morir.
El bebé desde el cuerpo de la madre percibe sonidos procedentes de muchos sitios como por ejemplo: sistema circulatorio y corazón, sonidos de los diferentes movimientos corporales, sonidos procedentes de la ingesta de la comida y bebida, etc…
El líquido amniótico transporta casi todos los sonidos audibles y eso hace que tres o cuatro meses antes del nacimiento el bebé reaccione de forma motora ante los sonidos (por ejemplo dando patadas).
Es costumbre en algunas culturas que la madre cante al bebé que está por nacer. Yo como madre y músico os invito a que cantéis a vuestros bebés, que sintáis ese momento tan bonito de conexión entre los dos.
Hay estudios que demuestran que los bebés son capaces de recordar la música que escuchaban en el vientre materno y por lo tanto adquiere después del parto un significado especial para el bebé. Normalmente, si escuchamos o cantamos una canción en particular durante todo el embarazo, si el bebé después de nacer la escucha, se relaja mucho y se nota un cambio especial en su estado, se calma y tranquiliza.
Es importante hablar y comunicarnos con nuestro bebé, si nosotras estamos tranquilas él también lo estará. Lo mismo pasa con la música, si la madre escucha algo que musicalmente le gusta y se siente bien escuchándolo, ese mismo estado de serenidad se lo trasmitirá al bebé.
La mayoría de los niños cuentan tras su nacimiento con un sentido auditivo completo que les ayuda a desarrollar el lenguaje. Sin una educación musical temprana (0 a 4 años) la mayoría pierden esa capacidad y la desarrollan más tardíamente.
Es importante que desde el nacimiento les pongamos buena música y nosotros sepamos la importancia que tiene la educación musical para su desarrollo.
Todos los niños nacen con las herramientas necesarias para la musicalidad, solo necesitamos ayudarles a que disfruten de la música y así ellos gozarán de todas sus ventajas.
Os propongo a continuación una serie de actividades muy sencillas que podéis realizar con vuestros hijos en etapa de educación musical temprana:
- Podéis cantar canciones que os gusten. Breves y sencillas para los más pequeños y vamos variando el contenido de la misma en función de la edad.
- Es interesante que marquéis canciones especiales para el momento de despertarse, la hora de comer, el baño, la hora de dormir…
- Podemos trabajar esas mismas canciones u otras diferentes en función de la edad con diferentes instrumentos de pequeña percusión.
- En otros momentos, las podemos realizar con diferentes ritmos pero realizados con nuestro cuerpo, por ejemplo y dependiendo de la edad (dando palmas, saltando o haciendo el ritmo en nuestras rodillas sentados en indio)
Estas son algunas pautas que podéis seguir de forma sencilla en casa.
Solo quería haceros reflexionar un poquito sobre la importancia de la música para nuestros hijos.
Nunca perdáis el espíritu de la música.
Sin música, la vida sería un error. Friedrich Nietzsche
Ya en el útero escuché música y la absorbí con la leche materna. Yehude Menuhin
por nuria gallego | 30,May, 2015 | Porteo
Muchas de nosotras antes de tener a nuestros bebés éramos personas muy activas.
Bailábamos, hacíamos yoga o taichí, íbamos al gimnasio, hacíamos excursiones por el campo.
Tras recibir a nuestros bebés parece que el mundo se detiene y la actividad que hacíamos queda apartada a la espera de que vuelvas a tener tiempo par ti.
“Tener tiempo para ti”
No es que las madres no podamos tener tiempo para nosotras, es que cuando tenemos a nuestros bebés lo que queremos es estar con ellos.
Las prioridades han cambiado
Ahora el bienestar de tu hijo está por encima del propio y esto hace que a veces nos olvidemos de nosotras mismas, de lo que nos gustaba hacer y en el fondo lo echamos de menos.
El gran problema es que “parece” que para poder volver a esas actividades tenemos que dejar a nuestros bebés.
Tu cuerpo ha cambiado mucho entre el embarazo y el parto. Durante el puerperio vamos recuperando la forma, a unas les cuesta menos a otras un poco más, y aun así todas aspiramos a lo mismo:
Tener un cuerpo sano y fuerte.
Todo se trata de disponer de los recursos adecuados y en este caso tu gran aliado es: el porteo.
Así que:
Ya no hay excusas para volver a moverte
Quizá hasta ahora no te habías planteado el hecho de portear porque no le habías encontrado utilidad, créeme, en cuanto descubras todo lo que puede aportarte a ti y a tu bebé, no lo vas a dejar.
Existe una gran variedad de portabebés ergonómicos en el mercado, que respetan la postura fisiológica del bebé (espalda en forma de C y rodillas por encima del culete), y que además también respeta la del porteador.
La verdad es que para moverte con tu bebé y disfrutar los dos juntos te sirve cualquier portabebés: mochila, bandolera, fular elástico, fular tejido, híbridos, meitai… pero hay que tener en cuenta qué tipo de actividad vamos a realizar, y qué grado de intensidad va a tener.
Vamos a llamar baja intensidad a aquellas actividades que, generalmente, ya están orientadas a trabajar con madres y bebés y que esa intensidad va a estar muy controlada. Generalmente se apunta gente que previamente no había tenido contacto con esa actividad y más que aprender de verdad lo que quieren es pasar el rato.
Esto está muy bien para las que antes no hacían la actividad, es una manera muy bonita de iniciarse y fomentar el vínculo madre/bebé.
La que ya hacía la actividad previamente, por ejemplo bailar, y ya tenía una destreza y lo que quiere es volver a coger el ritmo, lo va a hacer con una intensidad media. Primero porque aún no está fuerte como para ir a más y segundo porque no recomendamos ejercicios de alta intensidad con bebés.
Vamos a analizar qué tipo de portabebés nos van a ser más útilies en función de la actividad e intensidad que vayamos a realizar. Las características que vamos a tener en cuenta son: simetría, transpirabilidad, libertad de movimiento y fijación.
Bandolera:
- Es un portabebés asimétrico y por lo general en la mayoría de actividades se tiende a trabajar por los dos lados por lo que podría resultar incómodo al no repartir el peso simétricamente.
- Si está confeccionada con tela de fular dependerá de la composición que sea más o menos transpirable. Al ser una única capa de tela es un portabebé fresco.
- Al ser asimétrica puede limitar los movimientos del hombro sobre el que va la tela. Puedes plegar o reducir la tela sobre el hombro pero esto, con el movimiento, hará que se acabe clavando en el cuello y que se te cargue la zona.
- El bebé sólo está sujeto por una capa y hace que la fijación al porteador con respecto al movimiento, por ejemplo inclinarse o girar, sea mas bien poca.
Mochila:
- Reparte bien el peso en ambos hombros y por la cintura.
- Suele dar bastante calor por la zona de los tirantes al ir muy acolchado.
- Los tirantes gruesos pueden impedir el movimiento de los brazos y el cinturón roza en los movimientos tanto de torso como de cintura.
- Aunque el bebé aquí tiene también la sujeción de la cintura y no se mueve tanto por la parte de abajo sigue separándose del cuerpo del porteador al girar. Cuando se realizan movimientos en la zona de la pelvis se transmiten hacia el bebé siendo más difícil aislar el torso. Así que tiene una fijación media.
Meitai Chinado:
- Reparte bien el pecho en ambos hombros y por la cintura.
- Si están hechos de tela de fular depende de la composición si son más o menos calurosos.
- Al no tener los tirantes acolchados la tela se queda fija sobre el hombro y no resbala como en la mochila por lo que es más cómodo. La tira de la cintura puede molestar, aunque si no está acolchada se adapta mejor al movimiento.
- Tiene mayor fijación que la mochila si se usa con las tiras desplegadas haciendo que el bebé esté sujeto por tres capas.
Fular elástico o semielástico:
- Reparte bien el peso en ambos hombros y por la cintura.
- Generalmente este tipo de fulares son más bien gruesos y al tener spandex (o lycra o similares) en la mezcla hace que den más calor y sean menos transpirable.
- Permite una gran libertad de movimiento, según el tipo de nudo tendremos mayor o menor. Si evitamos los nudos que atan a la cintura aún tendremos mayor movilidad.
- Al ser elástico tiene muy poca fijación, aunque se ajuste mucho el bebé rebota en actividades donde hay saltitos o cambios de nivel. Durante los giros se separa mucho del portador dando gran sensación de inseguridad al porteador quien está más pendiente del niño que de la actividad.
Fular tejido:
- Reparte bien el peso en ambos hombros y por la cintura.
- Hay mucha variedad de tejidos y lo ideal es que cogieses fulares con trenzado tipo jacquard o de gasa, que son frescos y transpirables.
- Permite una gran libertad de movimiento, según el tipo de nudo tendremos mayor o menor. SI evitamos los nudos que atan a la cintura aún tendremos mayor movilidad. Es como una segunda piel que se adapta totalmente al movimiento.
- Es el que mayor fijación tiene por la cantidad de nudos que puedes hacer que te permiten poner tres capas pero a la vez dejar la cintura libre, por ejemplo la cruz envolvente a la espalda. Con este tipo de nudos puedes girar o inclinarte que el bebé no se mueve.
Como anotación importante deciros que tenéis que tener en cuenta el estado de vuestro suelo pélvico, ya que si está debilitado, al hacer una actividad con una cinta (como el cinturón de la mochila o el meitai) que oprime la cintura aumenta la presión sobre el suelo pélvico y podría provocar problemas. Por eso, si estáis en esta circunstancia, buscad un portabebé que os deje libre la cintura.
Nos gustaría despedirnos con un video donde se puede apreciar cómo bailar y portear es compatible al cien por cien. Y para las curiosas os contamos que lleva un fular tejido de gasa con una cruz envolvente con acabado corazón con un bebé de 7 meses.
Si quieres aprender qué nudos en concreto son los que más movilidad permiten, qué posibles acabados tienen y cómo se hacen no te pierdas los siguientes post.
[vimeo 78409704 w=500 h=281]
Medjai Hafloween 2013 from Nuria Gallego on Vimeo.