Tu parto será como esperas, pero quizás no como espera tu hijo
A ti, futura madre, futuro padre, tengas hijos ya o aún no. A ti que ni siquiera te lo has planteado te quiero pedir una cosa: Cierra los ojos, respira profundamente y durante unos minutos imagina cómo será tu parto. ¿Lo has hecho ya?, ¿cómo ha sido?, ¿quién estaba contigo?, ¿cómo te has sentido?.
Ahora plantéate esta cuestión:
¿Crees qué puedes estar condicionada/o culturalmente a la hora de imaginar tu parto?.
Es muy probable que sí, que según dónde vivas tengas ciertas expectativas sobre el parto:
- Si vivimos en un país «desarrollado» donde el parto está completamente medicalizado, posiblemente imaginaremos un paritorio lleno de médicos diciendo cuándo debes empujar, qué tienes que hacer en todo momento. Imaginarás estar con tu pareja, o tu madre, o sin nadie.
- Por el contrario, si vivimos en una tribu en medio de la selva, posiblemente imaginaremos un parto más salvaje, más mamífero.
- También podemos vivir en un país «desarrollado» donde el paradigma sobre el nacimiento está cambiando, e imaginar un parto más mamífero en casa o en el hospital.
No obstante puede haber tantos tipos de visualizaciones como personas existen. Aquí he hecho sólo tres agrupaciones, las que considero más comunes.
La mayoría de las veces estamos muy condicionados culturalmente, y en algunos casos vemos normal aquello que debería ser excepción.
Mi parto fue el que esperaba:
Di a luz hace cuatro años y cinco meses a dos niños maravillosos. Fue el momento más feliz de mi vida. Por fin les vi la carita a mis hijos y pude tocarlos y abrazarlos: una experiencia única.
Viví mi parto como lo más «normal» del mundo.
Fue el parto que esperaba, el que imaginaba. En ese momento no me extrañé de ninguna de las intervenciones a las que mis hijos y yo nos vimos sometidos: oxitocina sintética, epidural, litotomía, episiotomía, fórceps para el primero, sedación, gran extracción para el segundo.
Las enfermeras se llevaron rápidamente al primero para aspirarlo, limpiarlo, pesarlo. Y al segundo, todo eso más reanimación.
Hasta ahí todo «normal». El típico parto que se ve en las películas:
- El paritorio lleno a reventar: al ser gemelos, hay extra de acompañantes médicos.
- El ginecólogo diciendo: ¡Empuja! ¡Empuja!
- El equipo de anestesia cuchicheando a mi espalda.
- Mi pareja a mi lado cogiéndome la mano, perdido y sin saber qué hacer para ayudar.
Mis niños al nido. Uno estaba tranquilito, curiosamente el primero en nacer y al que pusieron sobre mí una milésima de segundo, el otro no paraba de llorar y llorar, mi niño, al que sacaron literalmente de mis entrañas y que no pudo ser recibido en mis brazos.
Este video podría ser perfectamente mi parto esperado:
Pero, ¿cómo espera un bebé que sea su nacimiento?:
¿Te has preguntado alguna vez qué es mejor desde el punto de vista del bebé?.
Yo no. Yo traía grabado a fuego lo «normal».
Vamos a imaginar ahora que somos bebés a punto de nacer.
¿Cómo te gustaría nacer?
¿Qué te gustaría sentir, oír, oler?
¿Con quién querrías estar nada mas nacer?
Lo que espera un bebé es nacer como el mamífero que es:
El bebé espera nacer sin intervención, sin medicamentos que le aturdan y le haga más difícil atravesar el canal de parto. ¿Se imaginan corriendo los cien metros lisos habiendo tomado tranquimazin?.
El bebé espera y necesita que su cuerpo se active con una serie de hormonas que produce de forma natural el cuerpo.
El bebé confía en la naturaleza, en la misma que hizo posible que tu cuerpo pudiera crear vida en él, en la misma que hizo que tu cuerpo pudiera gestarlo, y cómo no, también parirlo.
El bebé espera encontrar el cuerpo de la madre: «los primeros mil minutos de vida de un bebé son cruciales«.
En este video podemos ver cómo puede ser el parto que espera un bebé:
La imaginación es libre y cada mujer un mundo: con sus miedos, sus creencias. Cada una se sentirá más cómoda y/o segura pariendo en un hospital, en casa o en medio del bosque. Da igual lo que elijan, es una opción muy personal.
Lo importante es que sean libres de decidir estando informadas y trabajando desde las necesidades reales de los bebés.
Y ahora, cierra los ojos, respira profundo, imagina tu parto, el de tu bebé y cuéntame, si te apetece, ¿cómo ha sido la experiencia?