En breve me voy a vivir a Nueva Zelanda. Mi marido lleva allí 3 meses y medio y en todo este tiempo una de las frases que más he escuchado ha sido “claro, te esperas a que los niños terminen el curso”.  Adriana tiene 5 años y en septiembre en España empezaría primaria, y Yago tan solo tiene 3 años. Allí el curso empieza en febrero, pero que la gente no sepa eso, es normal.

 

Lo que más me ha sorprendido ha sido esa preocupación por terminar el curso unos niños que ni siquiera están obligados a estar escolarizados.

A nadie se le ha pasado por la cabeza decir “vaya, 3 meses sin su padre, cuanto antes os vayáis mejor”.

¿Por qué esa obsesión por terminar el curso?

Adriana entra a primaria y ya sabe leer y escribir. Aquellos padres que sus hijos no han alcanzado los niveles “esperados” empiezan el verano con preocupaciones innecesarias pensando en qué manual utilizar durante las vacaciones para que sus hijos se pongan al día o practiquen lo aprendido y así no pierdan el famoso “hábito de estudio”.

Me gustaría contribuir a quitar estas preocupaciones de la cabeza de muchos padres con una pequeña explicación del cerebro humano.

Paul MacLean habla del Cerebro Triúnico para explicar los rastros de evolución existente en la estructura del cerebro humano.

 

 

Cerebro Triúnico

 

 

El cerebro reptiliano es el que controla el comportamiento de la supervivencia, los instintos, las funciones automáticas como el respirar o hacer la digestión.

El cerebro mamífero o sistema límbico es en el que reside el aprendizaje, los instintos pueden modificarse con la experiencia. En él se controlan las emociones y los instintos. La experiencia y el conocimiento permiten que se interactue correctamente.

Por último nos encontramos con el cerebro humano, que es el de los mamíferos más evolucionados. Es la corteza cerebral y es responsable del pensamiento avanzado, la sapiencia, la razón y el habla.  Se compone de dos hemisferios, el derecho y el izquierdo.

El hemisferio izquierdo es analítico y lógico. Es la parte donde se encuentra la lógico-matemática, el conocimiento, la orientación espacial y el razonamiento.  Este es el hemisferio que nuestra sociedad se preocupa más por desarrollar.

El hemisferio derecho es en el que se encuentran las emociones, imaginación, intuición, arte, ritmo, propiocepción.

Los dos hemisferios se relacionan entre sí y se comunican, están unidos por el cuerpo calloso. No podemos decir que un hemisferio es más importante que el otro, el uno necesita del otro para realizar tareas, así que debemos tener en cuenta siempre que se deben conciliar y no intentar eliminar o superponer uno por encima del otro.

«El hemisferio izquierdo analiza en el tiempo,
mientras que el derecho sintetiza en el espacio.»
Jerre Levy en «Psychobiological Implications of Bilateral Asymmetry»

En nuestra sociedad actual cada vez estamos poniendo más en un segundo plano el desarrollo de lo controlado por el hemisferio derecho, y desde los primeros años de vida intentamos, a toda costa, sobreestimular la parte izquierda.

Cuando nace un bebé el cerebro que está al mando es el mamífero y reptil, su principal preocupación es la supervivencia y la seguridad. Cuando ésto lo tiene cubierto se puede dedicar a aprender otras cosas.

Durante el 6,7 y 8 primeros años de vida va tomando control el hemisferio derecho y a partir de ahí empieza a controlar el hemisferio izquierdo.

En nuestros métodos de enseñanza tradicional nos estamos esforzando en que desarrollen lo antes posible la parte lógico-matemática y de lecto-escritura. Cuanto antes aprendan a leer, escribir, sumar y restar mejor, erróneamente pensamos que  más inteligentes serán nuestros hijos.  Pero existen distintas inteligencias y las unas necesitan de las otras para un futuro exitoso.

Nos olvidamos por completo de esa parte emocional, imaginativa, de curiosidad libre, artística etc… esa inteligencia que traen los niños de forma innata.

Sin embargo según nos hacemos adultos demandamos cada vez más cursos de coaching emocional y de desarrollo personal. Buscamos desarrollar eso que de niños nos hicieron desaprender. Empiezan a salir a flote esas necesidades que el sistema y la sociedad hicieron que dejaramos de lado.

Por todo esto me da mucha pena cada vez que la principal preocupación de la gente sea que terminen el curso los niños.

¿A nadie se le ha ocurrido pensar en el transtorno emocional que supone  el no tener cerca a su padre? 

Os dejo una reflexión más:

¿Cuánta gente mayor ha aprendido a leer y escribir en una residencia de ancianos? Pero ¿a cuantos ancianos conocéis que hayan sido capaces de tocar el piano empezando de cero?

 

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Tatiana Martin

Formo parte del Equipo Continuum de la primera promoción de la Formación Asesoras Continuum, un proyecto que cambia vidas. Mi primer cambio lo experimeté al ser madre, primero con Adriana y luego con Yago. El siguiente cambio cuando comencé la formación y decidí dejar mi trabajo en la banca para luchar por mi sueño. MI SUEÑO ES SER FELIZ, y no me conformo con menos. Ésto me hace estar en constante cambio y evolución.

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