Lo confieso: hace tres años, un mes y un día que nuestro hijo nació por cesárea y desde entonces… uso bragas de abuela.

Poco se habla del cuerpo post-maternidad, de las cicatrices físicas y emocionales y sus consecuencias en el día a día por lo que hoy me he animado a contaros mi realidad, y seguramente la de más de una mujer.

Vivimos un auténtico tormento en el nacimiento de nuestro hijo, pero eso es otra historia, hoy solo me preocupa el final: cesárea. Esa cicatriz que va de lado a lado en la línea del bikini, si ese lugar donde yo solía llevar bragas y tangas bonitos, se ha convertido en la zona «0» de mi cuerpo.

Tres años, un mes y un día después, todavía hoy me molesta incluso a la tarde-noche, duele, la cicatriz si hay algo encima. Es decir, si llevo bragas o pantalones que queden justo ahí, necesito arrancarlos de cuajo para dejar de sufrir. Porque las cicatrices, señoras y señores, duran toda la vida. Algunas, solo se notarán a la vista, y otras, molestarán casi todos los días, o de vez en cuando, o se harán notar al adelgazar o engordar, o al envejecer, o en un nuevo embarazo… quién sabe.

Por lo que tras muchas pruebas de distinta ropa interior y pantalones, hace ya bastante tiempo que desistí y me pasé a las bragas de abuela. Llevo bragas altas, altísimas para que la cicatriz no se queje, sin costuras, de esas que te hacen sentir de todo menos una mujer joven y sexy, y en cuanto puedo… fuera ropa interior, porque aunque lleve de esas bragas, por el atardecer ya empieza a molestar, a oprimir.

Mujer, de 28 años lleva bragas de abuela… y parece que será para siempre.

A veces me topo en el cajón con la poca ropa interior especial que me resisto a tirar, fantaseando que algún día esa zona no molestará… incluso me la pongo y aguanto un rato, me miró al espejo y busco la mujer que era antes de esa cicatriz. Alguna vez me he comprado algo más sexy pensando en que podré utilizarlo aunque sea un rato… y ahí se quedan, en la parte de atrás del cajón…

Porque muchas veces, esas cirugías mayores que nos describen como “40 minutos y ya está” duran toda la vida, y no solo en nuestro corazón, en la herida emocional y psicológica que pueden llegar a crear, si no que la marca que queda en el cuerpo, puede resentirse toda la vida, y no solo delante del espejo, si no en todo.

Yo llevo bragas de abuela por una cesárea. Muchas otras por episiotomias, …

Y a ti… ¿la maternidad te cambió la forma de vestir?

 

 

Imagen de la película El Diario de Bridget Jones.

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Soy Nahia y sueño con un mundo en el que las familias decidan con la información en la mano, con un mundo en el que las necesidades de los bebés y los adultos sean respetadas. Y creo que el cambio viene desde la información. Por ello estoy en constante formación. Soy asesora de maternidad, lactancia, porteo, crianza y en duelo gestacional y perinatal. Me podrás encontrar en la página web en euskera Sabeletik Mundura y en Loa-lo.com, desde las que promuevo la crianza con apego seguro y basada en la evidencia científica. Estaré encantada de escucharte y acompañarte.

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