Hace pocos días, del 5 al 11 de Octubre se ha celebrado la Semana Europea de la Lactancia Materna y también la Semana Internacional de la Crianza en Brazos, que este año han coincidido.
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En este marco se han realizado numerosas actividades que pretendían sobretodo visibilizar estas realidades y también informar sobre ellas: mesas coloquio, charlas, talleres, bailes, tetadas…
Se observa como cada vez más colectivos, organizaciones y empresas, y también organismos públicos, sobretodo del ámbito sanitario, se suman a las reivindicaciones asociadas a estas celebraciones.
Cada vez somos más, y eso es bueno e importante.
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Cada vez somos más y eso también quiere decir que cada vez hemos de ser más cuidadosas, porque corremos el riesgo de pensar que todo vale y realmente no es así.
Hay un punto en el que hay que diferenciar muy bien lo que se esta haciendo.
Habitualmente tienden a confundirse las experiencias personales con la información científica y basada en la evidencia. No es difícil encontrar coloquios donde no esta claro si las mamás cuentan su experiencia personal o están hablando de las recomendaciones generales de la OMS, por ejemplo.
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Estamos acostumbradas a hablar sentando cátedra, a contar nuestra experiencia como si fuese la única valida y verdadera y eso hace que quién nos escucha piense que estamos dando pautas a seguir, sin flexibilidad, o que estamos hablando de verdades absolutas.
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Es muy importante compartir experiencias, saber que otras madres han conseguido lo que para nosotras es un objetivo en el horizonte, contar con un grupo de comadres a las que acudir que nos den apoyo y nos escuchen. No siempre es necesario acudir a una profesional, a una asesora formada, ya sea en porteo, en maternidad, en lactancia… A veces solo necesitamos que alguien nos escuche y nos diga que somos normales, que nuestros bebés son normales, que lo que nos pasa es normal.
Esto tiene, por otra parte, un gran riesgo, podemos tomarnos esas conversaciones informales como algo a imitar, como la norma que hay que seguir cuando es solamente eso, una opinión, un ejemplo.
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Cuando hablamos como asesoras, cuando damos una charla o taller o hacemos una asesoría, nuestra opinión no cuenta, lo que nos ha ido bien a nosotras pierde la importancia, lo importante es lo que la evidencia científica subraya, lo que dicen los estudios y lo que esta demostrado.
Si se trata de un taller la información será más general ya que no se puede hablar en términos absolutos ni dar información personaliza cuando te diriges a un grupo de gente.
Si hablamos de una asesoría lo que nos fue bien a nosotras tampoco tiene ninguna validez ya que no hay una opción mejor que otra, sino la opción que mejor se adapta a una familia, lo que a ellos les resulta más fácil, útil y llevadero.
Tal vez a nosotras nos fue muy mal con el mei tai pero en ese momento para esa familia y sus circunstancias es la mejor opción.
Tal vez nosotras le dimos un chupete a nuestro bebé con tres meses pero la madre que nos consulta ha comprobado que si su pequeño coge el chupete después se olvida de como mamar.
Cada caso es un mundo, cada historia es diferente.
Una buena asesora está en continua formación, actualizándose, estudiando, informándose… aumentando sus conocimientos para, cuando llegue el momento, poder darte toda la información desde el respeto, dándote opciones y explicándote cada una de ellas, para que seas tú quien tome la decisión final, para empoderarte y poner a tu disposición las herramientas para que seas dueña de tus decisiones y no para tomarlas por ti.
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Para asesorar es necesario actualizarse continuamente. Junto a Nils Bergman (Marzo 2015).
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Una de las cosas que he aprendido en mi formación como Asesora Continuum es que no existe una opción MEJOR, sino una opción valida, en un momento, para una familia. Nada es lo mejor, cada cosa es la mejor según las circunstancias y tú y tu familia decidís cual es vuestra elección.
Por todo esto me parece que hay que ser tremendamente escrupulosa y tener muchísimo cuidado cuando nos dirigimos a las familias, ya que normalmente se encuentran en un momento delicado, a pocas semanas de dar a luz o en pleno puerperio.
Es muy probable que solo se queden con una parte del mensaje, por eso debe ser conciso y claro, por eso no vale contar lo que le pasó a tu vecina, por eso no se pueden dar opiniones como si fuesen verdades universales.
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No todo el mundo puede hablar de todo.
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Si alguien cuenta su experiencia debe quedar muy claro que es solo una experiencia.
Si alguien da un taller o una charla no vale con tener una experiencia personal sobre el tema, hay que estar formado e informado.
No todo el mundo puede dar una información general, a un grupo, porque si no se está preparado para ello podemos llevar, en este caso a mamás que se encuentran un poco perdidas, a pensar que no son validas o que no lo hacen bien, o a cometer errores por nuestra falta de conocimiento ya que, simplemente, extrapolamos nuestra experiencia personal convirtiéndola en unas pautas generales.
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En estos días de charlas, coloquios y talleres he visto muchos casos en los que no quedaba claro si se hablaba de experiencias o de evidencia, he visto a familias preguntar a quien contaba su experiencia como si su palabra fuese ley, he visto a «valientes» (yo diría osadas) dar charlas como si fuesen expertas sobre un tema que no controlan sino desde su experiencia personal.
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Por eso quiero hacer hoy dos peticiones:
Si vais a escuchar a alguien, por favor, diferenciad muy bien si os hablan desde su experiencia o si conocen realmente el tema del que están hablando.
Si vais a dar una charla o tallerno pretendáis saber más de lo que realmente sabéis. Si no conocemos algo podemos estudiarlo o buscarlo, no pasa nada por reconocerlo. Si hablamos de algo que no conocemos bien como si fuese la verdad absoluta podemos confundir a quien nos esta escuchando.
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La humildad es una gran virtud y en una asesora indispensable.
Elena López nos cuenta que debe tener una buena asesoraAQUÍ.
El que tenga un smartphone entre los presentes, revise el correo hasta en la ducha, esté a diario pendiente de las notificaciones de facebook, le falte el aire cuando se le quede pillado el whatsApp, o crea que quedarse sin batería es lo más parecido al apocalipsis zombie, por favor que levante la mano. Veo que somos unos cuántos por aquí, ¿verdad? ¿Sabemos comunicar con empatía?
Vivimos en una sociedad hiperconectada. La sociedad de la información, la mensajería instantánea, el contacto permanente. La angustia por estar continuamente conectado (o creer que lo estamos).
Esa aparente cercanía, ese nuevo modelo de comunicación, ha cambiado la manera en la que nos relacionamos con los demás, vivimos y trabajamos. Pero pese a disponer de herramientas comunicativas poderosas, increíbles y al alcance de todos, ¿nos comunicamos de un modo más eficaz? En mi opinión la respuesta es que no. Seguimos haciéndolo igual de mal que en el pleistoceno. Seguramente porque seguimos siendo igual de egoístas.
¿Por qué? Porque continuamos sin ser conscientes de que:
Nos gusta demasiado hablar, creemos que estar comunicado implica tener siempre algo que decir. ¿Y dónde queda escuchar? Escuchar al otro, no simplemente el eco de nuestras propias palabras.
Todo esto pueden parecer obviedades pero os invito a que hagáis un pequeño ejercicio de observación y constataréis que, cuando conversamos estamos más preocupados en resolver nuestros propias necesidades que en conocer las verdaderas dificultades del otro.
Ya sea con nuestra pareja, nuestros hijos o alguien a quien acabamos de conocer, no sólo no nos ponemos en el lugar de quien tenemos delante sino que le interrumpimos, le juzgamos, o insistimos en dar una opinión que no nos han pedido.
En definitiva, no practicamos la empatía.
Paradójicamente, en el ámbito maternal esto ocurre constantemente. Embarazadas y madres suelen ser el objetivo ideal para juicios y opiniones de lo más variopintas, así que, creedme si os digo que tomar conciencia de qué es realmente la empatía y de cómo una comunicación asertiva, empática y no violenta nos ayuda a resolver muchas situaciones, a responder de la manera adecuada ante la emoción del otro, y a hacer mejor nuestro trabajo es una de las grandes lecciones que me he llevado de mi formación como Asesora Continuum.
Entender que cada uno ve la vida a través de sus propios cristales, que todos llevamos una mochila y que nuestras experiencias, miedos o pensamientos han modelado la manera en la que vemos el mundo, nuestro mundo.
]La empatía te pone delante otros puntos de vista, te da la oportunidad de aceptar al otro. Comprender y ser comprendido.
Como padres, nos preocupamos por dar a nuestros hijos herramientas y espacios para que desarrollen satisfactoriamente sus emociones, sus habilidades y capacidades. Pero, ¿cómo vamos a enseñar empatía a nuestros hijos si nosotros mismos no lo somos ni con ellos ni con los demás?
Por ello, es un error suponer que la empatía es una habilidad reservada a determinadas personas o campos profesionales, porque todos a diario tenemos oportunidades para desarrollar, ejercitar y fomentar la empatía. Eso sí, requiere trabajo profundo e interés.
Así que, recuerda ponerte en la piel de tu bebé cuando te demanda comer a voz en grito, no restes importancia a la angustia de tu hija ante la visita al dentista o evita tratar de dar lecciones a tu hermano cuando te llama angustiado.
Y por último, por si aún te quedan dudas, o crees que no tienes herramientas para comunicarte empáticamente con quien te rodea, te invito a ver este vídeo que seguro te será de utilidad.
Lo sabemos, es una formación larga, online, y que requiere esfuerzo por tu parte.
Lo sabemos: merece la pena y cambiará tu vida.
Hemos estado compartiendo contigo los testimonios de las alumnas de la primera promoción, te hemos contado nuestra propuesta, y comprendemos que aún tengas dudas.
Por eso, queremos ayudarte a tomar la decisión, a saber a ciencia cierta si esta formación es para ti antes del 23 de diciembre, fecha en que se acaba el plazo de inscripción con descuento.
Te invitamos a participar en un hangout informativo, en el que el equipo directivo estará a tu disposición para aclarar todas tus cuestiones.
Contaremos además con la compañía de algunas de las alumnas de la 1ª promoción por si quieres preguntarles directamente.
Así te presentábamos nuestro hangout.
Si no pudiste participar en directo, aquí lo tienes grabado.
Todas las mujeres que están actualmente en formación están relacionadas con la maternidad de diferentes maneras. Todas son madres. Muchas de ellas se quieren dedicar a acompañar maternidades de diferente manera. Algunas, ya lo hacen, como Mónica:
La Formación de Asesoras Continuum ha sido un antes y un después en mi vida como mujer que cuida de la maternidad para que su proceso personal, tanto como el de otras mujeres, sea de lo más acertado. Con esta formación he conseguido asentar las bases de una buena asesora: no sólo abarca las habilidades sociales y cognitivas sino también los conocimientos sobre cuidados madre canguro, bebés con necesidades especiales, porteo, lactancia, emprendimiento, etc.
Una Asesora Continuum es una experta en maternidad se mire por donde se mire. Recomiendo a toda aquella persona que se vaya a vincular en este mundo o ya sea parte de él, que profundice con esta Formación porque realmente merece la pena.
Me encantaaaaaaa… la repetiría el próximo curso por morbo, porque asesorar me encanta… soy muy feliz en esta nueva etapa de mi vida y se lo debo a ustedes… gracias.
Todas nuestras alumnas nos empujan a mejorar nuestro trabajo día a día, nos hacen esforzarnos y sacar lo mejor de nosotras, gracias a su interés, su empuje, su curiosidad, sus ganas… Hoy el testimonio es el de Carolina, deSoñando Duendes.
Me siento muy orgullosa de estar formándome para ser una Asesora Continuum. Desde que fui madre la maternidad me ha interesado en todos sus aspectos y sentía que quería dedicarme a apoyar a otras familias en este bonito y a veces difícil (sobre todo por la falta de ayuda y de redes entre madres y familias) camino.
Es increíble cómo a veces creemos saber y luego nos damos cuenta de que todavía nos queda mucho camino por delante. Saber que el trayecto que he decidido tomar es el adecuado y que lo que estoy haciendo es lo que realmente me gusta, me insufla de seguridad y satisfacción.
Cuando me encontré con esta formación me enamoré al instante. Reconozco que tuve mis dudas y un poco de miedo al embarcarme en este hermoso proyecto. Pero ya desde la primera clase y según iba conociendo a las maravillosas mujeres, tanto profesoras como compañeras, que están junto a mi en este gran proyecto, supe que había acertado de lleno. No se trata de una simple formación online, se trata de crecimiento personal, de superación de retos, de compartir experiencias con grandes mujeres y de seguir aprendiendo siempre desde la información contrastada.
Se que al finalizar la formación lo voy a echar de menos, pero me consuela el saber que vamos a seguir en contacto. Os puedo asegurar que ha superado con creces todas mis expectativas.
Ser Asesora Continuum es autoconocimiento, respeto, sinceridad, sabiduría (tanto por los conocimientos como por el saber estar) y empoderamiento, todo lo necesario para ser una buena asesora y trasmitir estos valores a las familias a las que acompañamos.
Lo que supone para mí esta formación va mucho más allá de una simple titulación. Porque quiero que este sea mi proyecto de vida, de hecho ya lo es. Se que estoy en el camino correcto y lo que me está aportado a nivel personal no tiene precio.
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Así mismo Asesoras Continuum no se responsabiliza de las opiniones personales de los autores de los artículos que incluimos.
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