Infertilidad: apoyo emocional

Infertilidad: apoyo emocional

Hoy quiero hablaros de la infertilidad y el apoyo emocional. La maternidad comienza mucho antes de tener a nuestro bebé en brazos. Comienza en el embarazo y aún antes, en la búsqueda de nuestro bebé cuando queremos quedarnos embarazadas.

Esta búsqueda es, en ocasiones, corta, incluso más corta de lo que imaginábamos.

Y otras veces es larga… mucho más larga de lo que imaginábamos. Y se puede convertir en uno de los periodos más duros de nuestra vida. Es una prueba de vida, una prueba para nuestra relación de pareja y para nuestro propio equilibrio como mujeres.

¿Cómo podemos superar esta fase de nuestras vidas? ¿Cómo podemos enfrentarnos a nuestra realidad sin morir en el intento?

La infertilidad es un duelo y lleva tiempo asumirlo y pensar en opciones.

Tómate tu tiempo:

Intenta vivir día a día, enfrentarte a tus retos paso a paso. Cada día es un paso más, un escalón en tu camino de superación y búsqueda.

Háblalo:

  • Con tu pareja, para entender el duelo del otro, el dolor del otro. Para apoyaros, para daros calor y encontrar juntos vuestro camino. Como pareja y como familia.

Superar esta situación es una gran prueba para la pareja que pasa por moentos de mucha tensión. Hay que aprender a gestionarlo, y no es fácil.

Cada uno lo sentirá, vivirá y asumirá de una forma diferente. unos hablamos, otros callamos, otros lloramos, otros nos enfadamos… Expresar estos sentimientos nos ayuda a liberarnos, a entendernos y a saber cómo apoyar al otro.

  • Con tu amiga. Para tener un hombro donde llorar, para expresar lo cabreada y triste que te sientes. Para desahogarte.
  • Con una/un profesional. Buscar un profesional que te acompañe en el camino puede ser bastante liberador. Te puede guiar por los pasos a dar a lo largo del proceso, enseñarte pautas y recursos donde acudir.
  • En un grupo de apoyo. Encontrarte con otras personas que están pasando por lo mismo que tu, es reconfortante. Puedes compartir experiencias, sentimientos, sensaciones y no sentirte sola. Recibir y aportar ayuda es tan enriquecedor…

Los que me conocéis sabéis que me encantan los cuentos y hoy os quiero recomendar uno muy especial.

Se llama «Nacido del corazón» de Berta Serrano e ilustrado por Alfonso Serrano. Es de la editorial Kokinos. Me tiene enamorada. Nos cuenta -de una forma preciosa- el camino de una madre hasta encontrarse con su bebé; en éste caso, mediante la adopción.

Nacido del corazón

 

A lo largo de todo el proceso va a haber muchos momentos en los que vas a querer mandarlo todo a paseo. Asume éstos momentos, pero párate, respira y coge fuerzas. Hoy hay muchas posibilidades que a lo mejor nunca hemos pensado, y que no pensábamos que fueran para nosotras, pero de repente aparecen y descubres que son también maravillosas.

Sea cual sea tu camino, confía en la vida.

Cuando cada regla es un aborto

Cuando cada regla es un aborto

Hay personas que, siento decirlo, considero poco empáticas o algo cortas de miras. Personas que, cuando una mujer tiene un aborto involuntario, hacen comentarios como “pero si eres muy joven“ (eso, además, independientemente de la edad que tenga), o “venga, venga, mujer legrada mujer embarazada” o “la naturaleza es sabia”, etc.

A pesar de lo habituales que son estos comentarios que no aportan nada bueno, sé que sí hay gente con bastante comprensión del  sufrimiento en una situación así.

A pesar de que es patente la torpeza y la dificultad generalizada para reconocer y aceptar las emociones negativas, propias y ajenas, creo que tampoco hay tanto cazurro que piense “bah, en seguida se le pasará”.

Pero en realidad, ¿qué más da?

No tiene mucho sentido entrar a valorar si sufrir un aborto es digno o no de tristeza y en qué medida; porque nuestra opinión no importa, es nuestra. Quizás deberíamos interesarnos sinceramente por cómo lo está viviendo esa mujer en concreto que tenemos delante.

Es posible que nuestras creencias nos digan que la vida humana no es tal hasta la semana 25 o hasta el momento del parto, pero quizás esa mujer ya se sentía vinculada a ese bebé desde el primer día y lo veía así: como a su bebé. O al contrario, quizás nosotros pensemos que el embrión es ya un ser humano pero esa mujer aún no se sentía madre.

Lo que importan no son los hechos, sino cómo los vivimos. Da igual, de hecho, que estuviera embarazada o no, cuando una mujer vive la llegada de la regla como un aborto.

Esto puede ser más difícil de entender, pero para las mujeres que desean ser madres y no lo consiguen, que ese hijo no llegue supone pasar un duelo como si hubiese estado embarazada y hubiese sufrido un aborto cada mes. Uno tras otro.

Es un duelo porque también es una pérdida. Una pérdida de la vida que querías tener, de la familia que querías formar, de la persona en la que te querías convertir.

“La sociedad tiene tradiciones y rituales para aceptar y asimilar la muerte.
Con la infertilidad es distinto. No hay un funeral, no hay resucitación,
no hay tumba donde poner flores. La familia y los amigos tal vez nunca se enteran.
La pareja infértil llora sola”. Barbara Eck Menning.

Como cualquier duelo, es un duro camino lleno de contrastes.

Primero viene el shock.
Ese momento, muy preciso, en el que eres consciente de que no serás la madre que habías soñado y ves en tu cabeza cómo se derrumba el futuro. Eres incapaz de pensar y al mismo tiempo tu mente no para. Luego pasas por el “no es posible”, por el enfado, por la rabia, por las malas contestaciones a los demás, los instintos asesinos cuando alguien te pregunta :“y tú, ¿cuándo te animas?”, por los pactos con una misma :“seguro que si dejo de fumar, si como mejor, si trabajo menos…”, el llorar y llorar y llorar de pena…. Y, al final, te conformas con poder hablar de ello sin llorar.

Pero no es el final.

Pocas veces en la vida las cosas ocurren de la manera perfecta, cumpliendo nuestras expectativas y sueños… Pero si una mujer quiere ser madre, lo será, encontrará la manera.

Porque el deseo de ser madre no es más que una cantidad de amor tal que se te desborda del pecho sin encontrar a quién dárselo.

Y tanto amor, y de esa clase, debe acabar sosteniendo a un bebé, o quizás otro proyecto vital igual de hermoso…

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