Madres, madrecillas y madrazas.

Madres, madrecillas y madrazas.

«Hay madres, madrecillas y madrazas»Esta frase se la oí a la «Esteban», juzgando a una madre que solía salir de marcha por la noche teniendo su hijo cuatro meses de vida.

Desde entonces no he parado de darle vueltas en mi cabeza a estas palabras porque es el pan de cada día en nuestra sociedad, emitimos juicios sin parar sobre lo que hace el vecino, sobre la carrera que abandonó fulanito, sobre menganito que no busca un trabajo decente, el hijo que se fue a vivir al extranjero y dejó a sus padres solos, sobre la pareja que se separó en vez de mirar por sus hijos…. y así con muchas cosas más.

 

En la maternidad no iba a ser menos, como dice el título de este post hay madres, madrecillas y madrazas.

 

Personalmente me sobrepasa esta situación de juicios por todo, intento digerir ataques directos o indirectos hacia mi o hacia cualquier mujer, siempre hay alguien que lo haría mejor o que sabe mejor que tú qué es lo que te conviene.

 

 

  • Si decides ser madre joven, ahí te dan «pal pelo», pero bien fuerte. Cómo se te ocurre, con lo joven que eres, no están preparados, no lo van a hacer bien, no están capacitados, no tienes dinero para mantener a tu hijo, mejor aborta, para que traer un bebé al que no vas a saber criar….

¿y, qué pasa con los sentimientos de esos padres que han decidido seguir para adelante?, que en su «inmadurez» han tomado la decisión de madurar antes de tiempo,¿quién es nadie para juzgar/opinar si van a ser buenos padres o no?, ¿tienen el deber moral de salvarles la vida a los futuros padres y al bebé instándoles a abortar?, ¿somos conscientes de lo que implica un aborto a nivel emocional para una mujer?, ¿nos hemos parado a pensar que siente una pareja cuando ya quieren a esa vida que crece en su interior?.

  •  Si decides posponer la maternidad, y eres madre cerca o despues de los 40, que qué mayor, que poco tiempo vas a pasar con tu hijo, cuando tenga veinte años tu tendrás sesenta y no estarás preparado ni con energía para afrontar nada.

¿Sabemos realmente por qué no han tenido hijos antes?, no podían, problemas de infertilidad, o simplemente no querían.

  • Si decides dejar el trabajo para cuidar a tus hijos, ahí ya te volviste loca, como está la vida, sin trabajo, ¿cómo vas a mantener a esa criatura con un solo sueldo?,¿ y tu independencia? con todo lo que han luchado las mujeres y ahora vas tu a quedarte en casa…

¿Qué pasa con la necesidad de maternaje de los bebés, ¿sabe alguien lo que realmente necesita un bebé?, lo único imprescindible es el cuerpo de su madre, el resto de cosas materiales son totalmente innecesarias.

¿Y si en lugar de qué te lo cuiden otros eres tu  misma quién lo hace?, Acaso, ¿no es peor, desde el punto de vista de las necesidades biológicas del bebé, estar separado de su madre desde los cuatro meses porque ha de ir a  trabajar?.

Y podríamos hacer una lista interminable para que nos juzguen:

  • Si sales sin tus hijos.
  • Si los dejas una noche con tus padres.
  • Si te vas un fin de semana con tu pareja.
  • Si no te vas un fin de semana con tu pareja.
  • Si tus padres se encargan de comprarle los pañales.
  • Si no los llevas a ver a los abuelos.
  • Si no sales de casa.
  • Si no entras en casa.
  • Si lo coges en brazos.
  • Si lo coges poco.
  • Si le das la teta.
  • Si no se la das….

El mundo de la maternidad viene cargado de juicios disfrazados de opiniones, normalmente por el entorno más cercano (siempre con las mejores intenciones), pero en la mayoría de los casos la intención no es lo que cuenta, lo que cuenta es que es lo que necesitan esos padres y sus hijos, no lo que consideren los demás, y nos toca a nosotros como padres, como creadores de una nueva familia poner esos límites, y centrarnos en lo que en ese momento importa.

Confieso que antes de ser madre juzgaba gratuitamente, es una de las cosas que más he aprendido en la formación de Asesoras Continuum, NO JUZGAR.

Cada persona tiene su historia personal, su mochila, no intentemos salvar la vida de nadie, no tratemos de mirar por el futuro de los demás porque el futuro no existe.

 

Nunca se inquieten acerca del día siguiente, porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes. (Mateo 6:34)

 

Les dejo con una reflexión personal porque me gusta aprender, evolucionar, porque la madurez no te la dan los años, porque no existen las verdades verdaderas.

 

Existe lo que lleves en tu interior y lo que hagas con el.

 

 

He vivido la vida que he querido,

he hecho lo que me ha dado la gana,

quién soy yo para opinar sobre la vida de nadie,

quién soy yo para juzgar, si mi vida no es ejemplo para nadie, solo para mi misma,

en mi interior busco que es lo que me chirría de cualquier situación antes que juzgar,

somos espejos, y nos reflejamos en los demás,

es duro y difícil mirarnos el interior,

lo fácil es ver lo del prójimo,

nuestros egos quieren salvar vidas,

las vidas no necesitan ser salvadas.

 

Madres contra madres, madres contra padres, padres contra madres…

Madres contra madres, madres contra padres, padres contra madres…

Si  eres habitual  de las redes sociales   y/o de la blogosfera maternal seguro que has leído a menudo sobre las guerras entre madres.

Al parecer hay que estar en algún bando.

Hay muchos donde escoger y todas pertenecemos, sabiéndolo o no, a alguno:

.

  • Teta o biberón
  • Estivill o González
  • Colecho o Supernanny
  • Trabajar fuera de casa o quedarse a criar a los hijos
  • Carrito o Porteo
  • Porteadoras con lo básico o coleccionistas de fulares
  • Papillas o sólidos
  • Libertad o límites
  • Escuelas o Homeschooling
  • Y así hasta el infinito…

 

Parece que necesitamos reafirmar lo que hacemos o no hacemos en contraposición con el resto. Es como si siguiésemos en la etapa de la reafirmación desde el No que tienen los niños pequeños.

Personalmente hace tiempo que me hastían los debates en ese tono, tanto las defensas como los ataques. Entre madres me refiero, cuando se trata del ámbito profesional aún mantengo el radicalismo que me da la, hasta el momento,  evidencia científica.

Pero estoy convencida de que el juicio entre madres nunca va a dar nada positivo.

Primero porque a nadie le gusta que otro le enmiende la plana y le diga que lo que hace se debe mejorar, ¡sobre todo si no han preguntado! Y segundo porque en demasiadas ocasiones el juicio no aparece para mejorar la situación del juzgado sino para reafirmar la posición de superioridad de quien juzga.

En ambos casos si lo que se espera es eso: el mayor bienestar de un tercero ( el bebé) el enfrentamiento con su progenitor y/o cuidador,  no es la vía más inteligente.

Como escribía el oro día mi compañera Elena López, el transfondo siempre es la culpa que planea sobre las madres como los buitres sobre los cadáveres que devoran los leones… esperando su parte del pastel.

Culpas, miedos, juicios y castigos

Hemos crecido con la culpa como compañera de viaje, sobre todo las mujeres. Imagino que porque es un medio fantástico de  controlar. El miedo ha sido la herramienta de control por antonomasia, y si no, miremos la historia de la política y las religiones. Si no quieres hacer algo de motu propio, ya se encargaba alguna autoridad de meterte miedo para que lo hicieras aun sin querer.

Conseguir infundir más miedo al castigo que yo te infrinjo si no haces lo que quiero, 

que el que le tendrías a la consecuencia natural de no hacerlo.

Y no hay que irse a la Edad Media ni pensar en el infierno en llamas.
Seguimos viviendo en la tiranía del miedo.
Otros miedos, otros castigos, que al final lo que hacen es quitarnos la capacidad de analizar las consecuencias de nuestras decisiones y la responsabilidad de vivir aceptándolas.

La culpa funciona de forma parecida al miedo con un agravante: nos juzgamos, castigamos y sometemos nosotros mismos, con un criterio que nos viene de fuera, que muchas veces no es real.

Y esa culpa nos muestra una visión de nosotros mismos que es dura de ver por lo que escogemos mirar a otro lado. Y en demasiadas ocasiones por no juzgarnos nosotros, juzgamos a los demás.

Y como el tuerto en el reino de los ciegos, intentamos ver que los demás están o son peores. Como si eso en realidad nos curara nuestra ceguera por muy parcial que sea.
Si no veo de un ojo no me va a devolver la vista que tú no veas de ninguno.

 

Desde la culpa no se construye, en mi opinión, nada duradero. Ser madres ha supuesto para muchas deconstruir muchas de las bases, creencias y principios sobre lo que se asentaba nuestra forma de ver y entender lal vida. Y sin suelo firme donde pisar sólo nos quedó  construir otro nuevo. Hacerlo desde la culpa es poner un mal cimiento.

 

Pongo un ejemplo: Si no he dado la teta sólo me corresponde a mí plantearme, si quiero panteármelo, por qué o por qué no lo hice. Soy adulta, tomé una decisión y soy responsable de vivir con las consecuencias. Y parte de esas consecuncias puede ser aceptar que he influido en la salud de mi hijo y en la propia. Por supuesto tengo derecho a sentir que tomé la mejor decisión posible en  mis circunstacias personales y particulares, o que me faltó información y ayuda. Y tengo derecho incluso a pensar en que me equivoqué. A todo eso tengo derecho. Pero cuando me molesta ver a la que da teta, incluso a la que presume de ello,  y siento en su decisión un ataque hacia mí, no me juzga ella, me estoy juzgando yo. Porque en algún lugar recóndito siento que me tengo que justificar por haber violado alguna ley superior que me dice que tendría que haberlo hecho. Quien ha hecho el trabajo de vivir con responsabilidad no carga contra otros por sus propias decisiones.

 

He puesto ese ejemplo porque es el tema que más ampollas levanta, porque es quizás, el tema que a mí más me ha hecho cambiar mi forma de ver a las madres, los juicios, las culpas y los egos. Porque es precisamente en ese campo en el que más herida he visto y no sólo por dar o no dar teta, sino por sentirse juzgada desde dentro y desde fuera.

 

Y en esta marea de debates y clubs de buenas y malas madres, en el que los requisitos para ser de uno u otro son tan arbitrarios como los propios juicios, aparecen los padres y dicen que quieren entrar en el juego.

Y se crea otro debate  con infinitos debates internos. Y el panorama se convierte en un circo de 3 pistas donde se ven reflejadas las mismas actitudes que en el resto de la sociedad, pero eso sí, envueltas de términos como “consciente” “natural” “responsable” y etiquetados casi a  la fuerza con todo tipo de “ismos”.
Y lo que debería ser una oportunidad de conocimiento y crecimiento para todos, se convierte en un foro y no precisamente de debate, sino de discusión en la peor acepción de la palabra.

 

  • Padres que se sienten fuera porque su mujer da teta y colecha
  • Madres que se sienten incapaces de criar a un marido inmaduro que tiene celos de sus propios hijos
  • Padres que se sienten mal porque quieren que su mujer sea la madre que ellos quieren que sea
  • Madres que no quieren que los hombres entren a opinar sobre maternidad
  • Padres que se sienten molestos porque su mujer decide sobre su maternidad sin tenerles en cuenta
  • Padres que confunden paternidad con maternidad
  • Madres que confunden maternidad con paternidad
  • Padres que confunden maternidad con ataques a la paternidad
  • Madres que confunden paternidad con ataques a la maternidad
  • Madres y padres que confunden maternidad y maternidad con machismo y/o feminismo
  • Padres buscando un espacio propio para entenderse y entendernos
  • Madres que quieren invitar a los padres a sus espacios y vivencias
  • Padres que a falta de espacio propio invaden el ajeno
  • Madres que no quieren invitar a los padres a sus espacios y vivencias
  • Padres y Madres con más ego que sentido común
  • Padres y madres juzgando que los demás tienen más ego que sentido común
  • Madres y padres que escribimos sobre las vivencias de otras madres y otros padres

 

Y digo yo, que soy madre, que estoy divorciada del padre de mis hijos, que he vivido cómo afectan los hijos a la vida de pareja, que vivo la compeljidad de afrontar una nueva relación de pareja cuando tienes hijos que te demandan atención casi exclusiva, que tengo un hijo varón que seguramente algún día será pareja de alguien y/o  padre, que tengo una hija que a lo mejor será madre, con o sin pareja… ¿qué mensaje quiero  transmitirles?

 

Tengo claro el que no quiero:

No quiero que mis hijos crezcan en un mundo de luchas entre bandos.
No quiero que escojan si quieren más a mamá o a papá.
Si mamá y papá siquiera plantean esa pregunta, son mamá y papá quienes necesitan crecer y madurar.

 

Creo en la capacidad de cada ser humano para tomar sus propias decisiones, en el derecho a equivocarse y en el derecho a cambiar de idea.

Soy la madre que puedo llegar a ser dentro de mi objetivo de ser la madre que quiero ser. Con mis incongruencias y mis limitaciones. Y le reconozco el mismo derecho a cada madre y padre que me rodea.

 

No tolero la violencia, ese es el límite de mi capacidad de respeto. Pero tampoco quiero defender ese derecho siendo violenta yo.
Tarea difícil, lo sé, pero en eso estamos. Y como  Martin Luther King, yo también sueño:

 

Sueño hijos criados

 

 

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