por Susana Santamaria | 10,Jun, 2015 | Porteo
Hace tiempo, leí una entrada en Monitos y Risas, acerca de qué pasa si te caes porteando. Soy torpe, tengo muchas cosas buenas, pero admito que soy de las que se da con la misma piedra, en sentido literal, 2 veces no, todas las que pase por allí.
Pero bueno, eso ya lo tengo asumido jjjj así que, cuando leí la entrada del blog, pensé que ¡¡menos mal!! que a mí nunca me había ocurrido, pensaba que cuando porteo, siempre voy con muchíiiisimo cuidado incluso cuando voy con el porteado y los 2 asalvajados que están a su alrededor.
Si, son mis otros 2 hijos, y no los etiqueto, es que me han salido así de fábrica, son muy movidos ellos. Pues como ya os podréis imaginar, ocurrió, y además, de la forma más tonta posible y por otra parte, me pasó, por lista.
¿Y por qué? porque me caí mientras miraba por el rabillo del ojo a una pareja que hablaban entre ellos y me miraban y cuando oí…. «pregúntala» pues justo ahí, cuando yo ya estaba más ancha que las gallinas, que estaba haciendo un repaso mental al nudo y al fular que llevaba, decidió aparecer un escalón, pero un escalón de los grandes, ¡¡¡el padre de los escalones!!, y allá que me fui, caí en plancha.
Mi hijo llorando en la espalda, porque el pobre estaba durmiendo, yo tirada en el suelo con mi marido ayudándome a levantar… una estampa vamos…
¿Resultado? pues de lógica aplastante, la pareja me preguntó si estaba bien y continuó su camino… me imagino que al centro comercial más cercano a comprar el carrito mucho más seguro… ¡¡¡donde va a parar!!!
Cuando llegué a casa, con las rodillas doloridas, las manos arañadas y con un dolor enorme en mi ego y una vergüenza aún más grande, me dio por pensar en lo solas que nos sentimos a veces las que porteamos.
Porque si se cae alguien con un carrito, no pasa nada, nadie achaca al carrito el golpe. Yo creo, que incluso si se cae alguien con una mochila comercial, alias colgonas, tampoco pasaría nada, ha sido un traspiés. Pero yo me caí llevando a mi hijo en un fular a la espalda ¡¡¡¡locaaaa!!!... jjjjjjj.
Pero ¿sabéis?, enseguida se me pasó, porque, cada vez somos más las familias que porteamos. Cuando vamos por la calle, y vemos los carros vacíos o llenos, la mayoría de las veces con la compra y a los padres con el niño en brazos, nos concienciamos de la correcta posición de nuestra espalda, y de los beneficios tan enormes que supone el criar en brazos, pegaditos a nosotros.
Y además, ¿Y si en vez de llevarle atado, le hubiera llevado a caballito, a hombros, o a la cadera? Hasta en eso el porteo les protege, porque tenemos las manos libres para protegerlos o protegernos.
Y porque cuando nos encontramos a alguien que portea ergonómicamente, nos solemos sonreír o mirar, como si nos conociéramos. Crea un sentimiento de tribu.
De hecho, hace poco, Red Canguro ha abierto su grupo en facebook y en sitios donde la gente pensaba que no había nadie más , resulta que hay un montón de personas cada vez más informadas, y que ven más allá de las marcas comerciales, los anuncios de neón , y las parafernalias.
¿Y tú? ¿De verdad crees que somos poc@s?
Por cierto, me curé las heridas, limpiándome bien con agua a chorro para quitar la arenilla, luego con jabón, y me eché clorhexidina (cristalmina), lo dejé al aire y se acabó. A mi hijo porteado no le ocurrió absolutamente nada, salvo que se despertó.
Y si la familia que me vió, lee esto, gracias por el interés, no nos pasó nada y espero que acabasen porteando. Que caerse le puede ocurrir a cualquiera, vaya con bebé, sólo o con bastón.
por Marta Gonzalez | 8,Jun, 2015 | Crianza
Llevar al bebé en brazos es algo tan necesario, natural y antiguo como la propia humanidad.
Si esto lo hacemos con ayuda de alguna herramienta cuidando mantener la postura correcta, tanto del bebé como de la persona que portea, hablaremos de porteo ergonómico. Que es sin ir más lejos lo que me ha traído aquí.
No vengo a venderte humo, mi intención es ofrecerte, salud, bienestar, independencia y sobre todo despertar tu curiosidad por una herramienta que desde mi punto de vista, facilita la vida de los padres y satisface las necesidades del bebé.
Ser porteado le permitirá estar cerca de ti en el día a día y, entre otras cosas, le servirá como estimulo natural.
Un portabebés ergonómico.
Desde mi punto de vista existen dos motivos principales por los que usar un portabebé ergonomico:
- El primero es que te permite cubrir la necesidad de contacto de tu hijo
- El segundo es que te permite cubrir esa necesidad sin olvidar las tuyas
Los tiempos han cambiado, la sociedad esta a años luz de la prehistoria, donde por cierto ya usaban portabebés. Ha cambiado la forma de vida, las visión de cuales son nuestras necesidades, hasta la pirámide de Maslow (jerarquia sobre las necesidades humanas) ha cambiado. Hoy en día damos más importancia a cosas como tener una buena conexión a internet que a comer o descansar.
En cambio, las necesidades de los bebés, no han cambiando, continúan siendo las mismas desde hace siglos.
Cuando un bebé llega a este mundo, igual que hace millones de años, lo que espera encontrarse es el cuerpo de su madre, el pecho de su madre, la voz y el olor de su madre. No la cuna más mona ni el último modelo de carro, con puerto usb y batería para cargar el móvil…
¿Por qué nos negamos a escuchar a nuestros hijos? ¿Por qué intentamos cubrir todas sus necesidades con cosas materiales y si lo pensamos, con cosas que nos alejan de ellos ?
Asignatura pendiente:
Tenemos que aprender a escuchar
Tenemos que aprender a interpretar sus señales y mensajes
Cuando un bebé llora no es por fastidiar. Puede que tenga hambre, sed, frío, gases. A veces querrá tu pecho como «chupete natural”, todas las tomas al pecho son nutritivas y útiles. A veces le pasará «algo» que descubrirás, pero otras muchas veces, no le pasará «nada» salvo que necesita tenerte cerca. Necesita tu contacto o el de su papá.
Tu hijo necesita tu calor, escuchar tu corazón y relajarse pegadito a ti… de esta forma esta tranquilo. Estando contigo esta en lugar seguro. Y sentirse seguro es algo primordial para un buen desarrollo, no es un capricho.
¿No te parece que tiene sentido?
Si tu bebé se calma cuando lo coges en brazos o cuando lo pones a la teta, ¿por qué tenemos que pensar que esta mimado? ¿Por que tenemos que pensar que se queda con hambre? ¿por qué mantenemos la falsa creencia de que se «mal acostumbran» si están mucho tiempo en brazos? o ¿Por qué tantas madres creen que su leche es mala, que no le alimenta y por eso tienen que darle biberones de formula artificial?
¿Por qué, por qué, por qué…?
Conozcamos a nuestro bebé y su forma de comunicarse
¿Te mal acostumbras tú a los besos de tu hijo? ¿No te gusta que tu hijo te diga que te quiere? ¿No te gusta sentirte querida, deseada y sentir el afecto de tu pareja? ¿No te gusta que te digan lo importante que eres? y más aún, ¿no te gusta sentirte importante desde el punto de vista afectivo para alguien?
Por qué no podemos pensar que la respuesta a todas nuestras dudas es que nuestros hijos necesitan contacto, que la teta no es solo alimento, que eres su madre/padre y necesita sentirte cerca. Eres su figura de apego, eres quien le protege, eres lo más importante que tiene, que los padres somos su todo…y nos necesita a vosotros, no mil juguetes, el carro, o la cuna que compraste porque era lo que había que hacer y que realmente, si lo piensas detenidamente, es para nuestra comodidad…
Como padres/cuidadores deberíamos al menos analizar por qué hacemos las cosas.
¿Pensamos en nuestra comodidad y en lo que nos han dicho que hay que hacer? o ¿hacemos caso a nuestro instinto y en atender las necesidades de los más pequeños?
Los niños necesitan contacto, necesitan afecto, cariño y necesitan que sean sus padres, los que además de decírselo, se lo demuestren.
El contacto es el medio más fácil y barato que nos permite dar y recibir.
Ya sabemos que la biología en el comportamiento humano tiene mucho que decir, no voy a profundizar en este tema, aquí tenéis un enlace por si os interesa. Pero si me parece importante hablar aunque sea por encima de dos hormonas que influyen directamente en la gestión de las emociones.
La oxitocina y el cortisol
La oxitocina.
Esta es la hormona amiga, la hormona por excelencia de la sexualidad, del amor, de la felicidad. La meta de cualquier ser humano es tener los niveles de oxitocina por las nubes. Todos queremos estar felices, contentos, disfrutar de la vida y no tener mas problemas que los realmente inevitables.
Vivir en un ambiente que propicie un alto nivel de oxitocina debería ser la meta de cualquier padre. La forma más sencilla de conseguir elevar esos niveles en nuestros hijos (y en nosotros) es estar en contacto directo con ellos.
Al nacer deberíamos, permanecer piel con piel el mayor tiempo posible, evitando la separación durante el nacimiento. Esto sería lo optimo, la meta a conseguir. Beneficiará entre otras cosas, el establecimiento de la lactancia y favorecerá el vínculo entre ambos. Mantener el contacto hará que nuestros hijos continúen creciendo sintiéndose tranquilos, queridos, felices, seguros.
En circunstancias normales para la mayoría de los problemas de los bebés ( hambre, frío, sueño, sentirse desprotegido, tener gases, molestias intestinales, etc.) tú eres la solución.
Si dejamos que las cosas fluyan de manera natural y escuchando a nuestro instinto y el de nuestros hijos, la solución a estos problemas la tendremos en la palma de mano…
¿ A quien no le curan las besos de mamá?
El cortisol
Esta es la hormona fea, la hormona del estrés, del miedo… Es una hormona necesaria, ya que cierta cantidad de estrés es necesaria en algunas situaciones. Pero si aumentan los niveles de cortisol en nuestro organismo, salta una alarma. En el caso del bebé un bebé que se siente mal reclamará nuestra ayuda como pueda. Si no respondemos a las primeras señales vendrá el llanto que no es sino una forma de comunicación .
Un bebé estresado, con miedo y sintiéndose solo, es un bebé con un nivel de cortisol alto. Un bebé que sufre.
Imagina a ese bebé de 6 meses que siente que su madre lo deja llorando en la cuna y se va de la habitación…
¿Os imagináis cómo puede sentirse mientras esta llorando en la cuna o en el carro, demandando no estar solo y recibir contacto y no lo obtiene? Lo que si sabemos es que es un bebé, y no entiende la situación. Le produce estres porque su cerebro sólo quiere sobrevivir y sólo se encuentra en peligro.
Todos nos enfrentamos a situaciones de estrés: discutir con la pareja, que te hayan robado el coche o haber perdido el trabajo. Para un bebé es sentirse mal y solo, para un niño más mayor puede ser simplemente estar cansado, tener un mal día o no saber aún gestionar sus emociones. Cada uno expresamos nuestras necesidades y frustraciones como sabemos y los niños solo saben llorar o tener “pataletas”.
En todos esos momentos el cortisol campa a sus anchas por nuestro organismo y la encargada de mantenerlo raya es la oxitocina. Si contribuimos a producir oxitocina, a través del contacto conseguiremos que los niveles de cortisol desciendan.
Y ahora te estarás pensando… que bonito y fácil suena todo, pero yo no puedo…
Yo no puedo estar siempre con el niño en brazos… Tengo más cosas que hacer… Yo no puedo hacer piel con piel, no puedo dedicar tanto tiempo… Tengo un niño mayor que también me necesita… Los niños tienen que aprender a frustrarse…
Y así un largo ecetera…
Como ya te he dicho, estoy aquí para despertar tu curiosidad acerca del porteo ergonómico, y de cómo éste puede ser tu aliado en el día a día. Espero haberlo conseguido y quieras seguir leyendo e informandote.
Con un portabebé, como se suele decir, matas dos pájaros de un tiro… Tu hijo tiene sus necesidades de afecto, alimento y estimulación cubiertas. Y tu, puedes seguir con tu vida de una manera mucho más sencilla y práctica.
Elegir el portabebé ergonomico que se adapte a vuestras necesidades muchas veces no es tarea fácil, no existe el mejor portabebé, no existe un portabebé que se adapte a todas las circunstancias ni a todas las personas. Por eso te recomiendo probar, contactar con una asesora de Porteo o Asesora Continuum y con su ayuda encontrar lo que mas se acerque a lo que necesitáis.
por Irene Pe | 29,May, 2015 | Porteo
En el post anterior te contaba la felicidad que sentí al recibir una preciosa mochila ergonómica como regalo. ¿Pero siempre regalar un portabebé es un buen regalo?
Yo suelo regalar cosas que me gustan mucho, y que siento que a la otra persona también le pueden gustar, y regalar, es dar una parte de mí.
Pero me he llevado varias decepciones al regalar portabebés, así que aquí mi opinión.
Es un buen regalo si:
- a quien se lo regalas le gustan mucho los portabebés y los usa o sabes a ciencia cierta que los usará
- si ya sabes específicamente que esa persona está deseando tener un portabebé en particular
- si es una persona que no puede o le resulta muy engorroso usar carritos para desplazarse (por ejemplo, alguien que vive en un segundo piso por escalera o que viaja mucho con su bebé en transporte público).
Así y todo, puede que le regales un portabebé y no le resulte o agrade para nada.
Pero claro, quieres compartir con otros la experiencia del porteo, porque sabemos que es práctico y sumamente amoroso. Porque queremos que los seres que amamos puedan vivenciar la experiencia del contacto. Entonces, para estas situaciones, tengo un fondo de portabebés de préstamo.
Fuí comprando portabebés específicamente para prestar. Porque también descubrí que no me gusta prestar MIS propios portabebés, porque para los demás esas prendas pueden no ser tan especiales como para mí, y a veces devolverlos en estados que dan lástima. Así que tengo una cantidad interesante de portabebés para prestar con los que no he me encariñado especialmente.
Entonces, cuando llega un bebé a la familia o entre los amigos, lo que reciben de mi parte es un portabebé en préstamo, con una carta, explicando qué les estoy prestando, para qué, cómo se usa y cómo se cuida, y que ese portabebé ya ha pasado por otros bebés y mamás que le han dado uso y cariño, y que cuando ellos lo deseén y no lo usen más, me lo pueden devolver para que siga así circulando entre otras familias. De esta manera, ya tengo portabebés que han vivido en muchas casas, y cada portabebé, a su vez, lleva a cuestas su historia. Y así, cumplo con mi deseo de “prestar” abrazos y a su vez, no sufro por como son los portabebés tratados.
Pero si no tienes portabebés para prestar, otra interesante opción para acercar a las futuras madres al mundo del contacto y del porteo, es regalar una asesoría o un taller de portabebés.
En una asesoría podrá ir armando, mamá y asesora, un encuentro alrededor específicamente de las necesidades de la mamá, papá y bebé, y es una opción muy personalizada e individual.
En un taller de portabebés podrán conocer otras mamás en búsqueda de opciones para portear, conocerán mamás viviendo experiencias similares a las de ellas, podrán catar y probar los distintos portabebés y si les satisface, comprar el suyo propio.
Es importante que para ello, la persona que asesora esté formada, capacitada y con experiencia.
Por eso, mi consejo es contactar con una Asesora Continuum para ello.
Un regalo de calidad asegurado.
por Susana Santamaria | 30,Abr, 2015 | Crianza
¡Hola!
A mí me tocaba hablaros sobre la fiebre, pero ¿sabéis qué? necesito hablaros de mi otra pasión y de lo que veo gracias a ella.
Soy voluntaria de Cruz Roja desde hace 20 años, y el otro día, al llegar a casa, después de un traslado con una sintomatología que he tenido miles de veces,me vi repasando la historia con otra perspectiva. Lo miré como persona y no como profesional. Lo miré como madre, como Continuum, o simplemente como ser humano y me entró una pena enorme.
¿Quieres saber por qué?
..En mi trabajo sé muy bien que las máximas para atender a una persona son la empatía, hablar tranquilo, despacio , con dulzura (si la ocasión lo requiere), ponerte a su altura para que te mire a los ojos, cogerle la mano para que sienta que le vas a ayudar y preguntar qué le ha ocurrido y cómo está.
Hasta ahí todo bien y todos de acuerdo, pero ¿y cuándo es un niño que se ha caído, le duele algo o que simplemente está llorando?. Pues ahí casi toda nuestra sociedad falla y falla estrepitosamente, en la empatía y en todo.
Si un adulto simplemente se tropieza, todo el mundo, o al menos bastante gente, irá a ayudarle a recuperar el equilibrio o preguntará si se encuentra bien. ¿Y si es un niño? Por desgracia, se sigue escuchando esto: «Déjale, que no ha sido nada y, ya se levantará». Puede que incluso le chillen o le regañan por no fijarse por dónde va.
Si una persona llora porque se ha caído y se ha hecho daño, todo el mundo pensará que le debe de doler muchísimo porque está llorando, (y eso en un adulto está mal visto), e intentarán consolar y ayudar. Si es un niño el que lo hace, quizás escuchemos esto: «Deja de llorar que no eres un bebé. Así aprendes. La culpa es tuya por ir como un loco.»
Si vemos a una persona que sufre, la intentamos calmar y si es conocida, la abrazaríamos muy fuerte ¿no? pero a un niño…. a un bebé…..habrá gente que diga: ¡Déjale que llora por nada!, ¡Claro, está acostumbrado a tantos brazos, que ahora no se calma! o ¡ No le puedes dejar con nadie, le has malacostumbrado y ahora tiene mamitis!.
Y lo peor y más cruel, somos flexibles con los adultos e inflexibles con los niños: ¡No le hagas caso que llora por nada, sólo quiere llamar la atención!…. Y todo eso se lo dicen a la madre, para que no escuche lo que le dice su corazón, para que ignore a su hijo…..
En los talleres de primeros auxilios que doy, algunas veces, sale el caso de algún golpe que se ha dado su hijo, y que lo que pensaban que era nada, al final sí había sido algo. Incluso una fractura. Sí, lo habéis leído bien, una fractura o una luxación. Y sí, ese niño se quejó, lloró, y esa madre se preocupó pero, también hubo alguien que dijo esas palabras a la madre, que hicieron que callara sus sentimientos por miedo a que su hijo la estuviera tomando el pelo, por miedo al qué dirán, por no discutir, por dudar de sí misma y pensar que lo que los demás decían, era verdad.
¿Alguien se ha parado a pensar en los niveles de dolor? Todos sabemos que el umbral del dolor es diferente para cada persona y que lo que para unos no es nada, para otros es una tortura. ¿Y a los niños? ¿no tienen derecho a expresar que sienten dolor? ¿por qué negar que les duela realmente? ¿ y si lo que para nosotros es un simple golpe, para él sí ha sido doloroso? ¿por qué no puedo ir a cogerle o por lo menos, darle un beso o la mano y que me sienta cerca?
Peor lo tienen los hermanos mayores, que si se hacen daño, depende de la situación, oirá lo de antes o algo peor: ¡¡Lo que es capaz de hacer por los celos!! ¿Y? aunque así fuera ¿es eso motivo para no atenderle? ¿Y por qué echarle la culpa al niño en lugar de mirar los padres lo que hacen ellos para que el niño actúe así?
Igual que cuando sabes que hay algo que no cuadra, que a tu hijo le pasa algo, que tu instinto te lo dice, pero que todo tu mundo te dice que son tonterías, que le tienes mimado, consentido y que ese es el problema.
Por desgracia, tengo a mi alrededor, varios casos de esos, madres que no han sido escuchadas a las que se las ha culpado por ser precisamente eso: MADRES. Madres que han luchado contra todo y todos hasta demostrar lo que ellas ya sabían, a pesar del asombro del entorno que no supo o no quiso ver lo que pasaba, Que no quiso escuchar a quienes más conocen a sus hijos. Y no hablo de tonterías, hablo de autismo, hablo de enfermedades neurológicas, hablo de dolor.
Todavía me acuerdo con rabia, cómo hace unos años, recién divorciada, mi hijo empezó a rascarse muchísimo las piernas. La pediatra en lugar de mandarle al dermatólogo, le mandó a la psiquiatra infantil por un posible trauma post divorcio. Yo chillaba a los 4 vientos que era porque había cambiado el gel y mi hijo tiene la piel muy sensible. Nadie me creyó y la pediatra dijo que había actuado así por protocolo. Yo no quería llevarle, pero me hicieron dudar, me hicieron agachar la cabeza, me hicieron negar lo que yo sabía y me hicieron aceptar el «por si acaso». Fui y allí conocí a la psiquiatra más antinatural del mundo. Me culpaba por la lactancia prolongada, por dormir con él, por darle amor. Ni una sola vez le miró a los ojos, ni una sola vez le dijo: ¡Hola!. Ni una sola vez le trató como a una persona. Volví a la siguiente cita, pero volví para decírselo a la cara, para decirle que mi hijo ya estaba perfecto porque yo sabía lo que le pasaba. Para decirle que ningún niño se merecía ese trato vejatorio ni nosotros por ofrecerle nuestros brazos cuando nos necesita…
Lo que no te gusta que te hagan a ti, no se lo hagas a los demás.
Empatía, contacto, amor, respeto o simplemente, llamadlo humanidad
Mis brazos siempre estarán ahí para abrazar a mis hijos, para acompañarlos en los momentos que ellos consideren dolorosos o importantes. Nosotros, con la perspectiva de un adulto, sabemos que eso pasará, pero ellos sabrán que jamás estarán solos.
Para acabar os recomiendo ver este vídeo. A mí me encantó, ¿y a ti?
http://https://www.youtube.com/watch?v=9Hn4sA_AipA
por admin | 27,Abr, 2015 | Lactancia
Naciste de mis entrañas una mañana de calor
Naciste de mis entrañas en una fría mañana de invierno
Papá estaba esperando para poder ver tu color
Papá te cogió con sus manos, yo no podía creerlo
Pese a un gran desgarro, en la sala solo había amor
Pese a un pequeño desgarro, en el coche solo había amor
Sin fuerzas te quedaste, el parto fue agotador
Con fuerzas llegaste, el parto fue prometedor
Solos empezamos la aventura de la lactancia, con el corazón
Con experiencia, empezamos la aventura de la lactancia al unísono
Mamá y papá ponían todo de su parte para que fuera a mejor
Tú solita supiste qué hacer desde el minuto uno
Aunque costó un poquito, todo fue descubridor
No costó nada y todo era un lindo camino
La lactancia se estableció porque fuiste un luchador
La lactancia se estableció, las dos éramos uno
Disfrutamos 3 años de ella y todo era amor
Seguimos disfrutando de ella, hasta el día en que tú me digas un “no”.
Con este pequeño relato, con este poema, juego de contrastes, quería contaros que mis dos lactancias han sido exitosas pese a lo diferentes que fueron los partos y situaciones que viví con mis dos hijos.
El mundo de la lactancia no siempre es un camino negro en el que las mamás solo encuentran problemas, también hay lactancias exitosas. También hay lactancias bonitas desde el primer día. También hay lactancias de esas en las que no tienes más que dar a tu bebé lo mejor de ti durante el tiempo que lo necesite.
Le diste un sitio donde crecer durante nueve meses
Que nadie te robe ni tu parto ni tu lactancia
“Tal vez tengáis ocasión de
contemplar un espectáculo más
maravilloso que el que ofrece un
bebé mamando del pecho de su
madre, pero dudo que sea en esta vida”
Adrian Cordellat