Ser Asesora Continuum, no me lo podía imaginar

Ser Asesora Continuum, no me lo podía imaginar

Soy Auxiliar de Enfermería. Trabajo desde hace ya unos años en pediatría en un hospital de la Seguridad Social. Y ahora también soy Asesora Continuum, bueno casi, que aún no he terminado :D.

Hace casi dos años, la madre de un bebé prematuro que conocí en el hospital, me planteó la posibilidad de realizar una formación no reglada que me ofrecía la oportunidad de formarme en porteo (que en principio no sabía lo que era), lactancia, conocer el poder y beneficios del contacto, el trato con familias…

Pero sobre todo y más importante: me iba a enseñar a conocer las necesidades de los niños y a aprender a dar voz a los que acaban de llegar a este mundo. Algo que habitualmente no se tiene muy en cuenta y de lo que ya hablé anteriormente.  Asignatura pendiente: Comunicación

También aprendería a ofrecer herramientas a los padres, empoderarlos y hacerles ver que sólo comunicándose con sus hijos, serían capaces de tomar decisiones sin tener que delegar más que en sus sentimientos, necesidades y sentido común.

Ah, se me olvidaba, y cómo no, un módulo de emprendimiento. Ese que iba a darme el empujón para desarrollarme profesionalmente fuera del hospital. Ese que iba a hacer que dejase a un lado “ mi mentalidad de funcionario “ y me iba a presentar un mundo diferente al que conocía hasta ahora. Ese módulo que me ha traído de cabeza, pero que ha hecho que nazca un nuevo proyecto dedicado y pensado por y para las familias…

 Gracias a Asesoras Continuum Te cuido con-tacto poco a poco está viendo la luz… Este va ser mi granito de arena.

Con mi título de Auxiliar de enfermería, no encajaba en casi ninguna formación reglada relacionada con los temas que me interesaban, ya que todas van dirigidas a personal con titulación superior:  enfermeras, matronas, pediatras…

Y a las que sí he podido acceder, que no han sido muchas, siempre se les da un punto de vista muy “técnico” y poco cercano.

A mi modo de ver son formaciones dirigidas a profesionales que tratan con enfermos, no a personas que tratan con personas.

Por lo general en las formaciones que se ofrecen al personal sanitario, “el lado humano“, el lado de las emociones, es fácil que quede en segundo plano, me explico:

– Puedo recibir un curso estupendo sobre lactancia materna, ofrecerme una teoría completísima y explicarme cómo solucionar una obstrucción, una mastitis…

– Pero rara vez me van a enseñar a ir más allá…a buscar el  “por qué emocional ” a investigar qué conlleva esa mastitis para una madre agobiada, que posiblemente lo que necesite principalmente, es que la escuchen…

El mundo dentro de un hospital es un mundo aparte, un mundo que quien no lo vive, es imposible que se ponga en nuestro lugar, es un mundo en el que te tienes que hacer fuerte y no implicarte demasiado porque vemos tantas cosas, tanto sufrimiento, que o pones una barrera, o puedes pasarlo muy mal (Esto hay que decir que también supone un aprendizaje).

Es un mundo en el que las emociones, para todos, juegan un papel muy importante.

Pero sigo pensando, que una cosa no quita la otra y nunca debemos dejar de lado el lado humano.

En mi caso, trabajar con niños muy enfermos es muy duro… La relación con las familias que pasan procesos complicados en muchos casos es difícil y agotadora y nadie nos prepara para aprender a llevarlo, ni disponemos de apoyo psicológico en caso de necesitarlo. Así que cada uno lo gestiona como buenamente puede, sabe o quiere.

Este curso suponía para mi un reto personal y por qué no decirlo, realizar un desembolso económico importante, a cambio sólo de conocimientos. No me iban a dar título, ni puntos, ni créditos…

Dentro del microclima hospitalario he aprendido muchas cosas. Dar vueltas por varios hospitales y servicios (entre ellos servicios muy especiales como son neonatología, cuidados intensivos, urgencias…) te da tablas, muchas… Y aprendes y ves muchas cosas, sobre todo desgracias que ocurren en la vida de otros y su sufrimiento…

También vivimos muy buenos momentos y es gratificante, pero esas emociones todos sabemos gestionarlas…

Es una profesión también en la que todos los días se aprende algo y en la que no sabes quién te lo va a enseñar. Es también una profesión que me encanta y disfruto día a día.

Darme cuenta que quien más te enseña es el paciente, a mí en particular, los niños y sus familias, es algo que me ha costado asumir, pero creo que de momento ha sido de las mejores enseñanzas que me ha dado la vida.

Escuchar e interpretar necesidades es algo que desde el punto de vista puramente profesional nunca me había planteado.

Siempre me he limitado a cubrir esas necesidades, siempre las mismas para todo el mundo, generalizando, con protocolos… Nunca me había cuestionado por qué lo hacía, era mi trabajo y punto…

  Ahora puedo decir que me siento mejor profesional ejerciendo el mismo trabajo.

Por eso para mí, Asesoras Continuum es LA FORMACIÓN, la formación que me ha abierto los ojos y me ha dado la oportunidad de darme cuenta de que es fundamental conocer y tratar a las personas de manera individual, aprender a valorar sus necesidades y por qué no, a anticiparme siempre que sea posible. 

  •  Ser Asesora Continuum y ser personal sanitario no está reñido, es más, creo que esta formación debería ser una asignatura más .
  •  Ser Asesora Continuum le ha dado voz a los niños con los que trabajo.
  •  Ser Asesora Continuum es no sentirme el ombligo del mundo dentro del hospital, de cara a las familias, sólo por llevar un pijama de muñecos.
  •  Ser Asesora Continuum ha dado sentido y sensibilidad a muchas situaciones del día a día.
  •  Ser Asesora Continuum me ha hecho mejor profesional y mejor persona.
  •  Ser Asesora Continuum es saber respetar.
  • Ser Asesora Continuum es dejar decidir
  • Ser Asesora Continuum es no juzgar.

Mi bebé tiene displasia de cadera

Mi bebé tiene displasia de cadera

Su bebé tiene displasia de cadera, debe llevarla al traumatólogo, aquí tiene una recomendación, no se preocupe todo está bien, nos vemos al siguiente control».  Salía de la consulta del pediatra llena de pena y  miles de preguntas, ¿qué pasará ahora?, ¿qué debo hacer?, ¿qué le pasa a mi hija?, ¿qué hice mal? Lo recuerdo claramente, me sentía muy mal, sentía que todo era culpa mía.

Llegué a casa y llamé a mi pareja y a mis padres, recuerdo que lloré en todas las llamadas, de verdad no tenía idea de que se trataba, y aún menos sabía que yo también había tenido displasia de cadera cuando era un bebé.

Y desde ese punto comenzó mi búsqueda insaciable por internet.

Poco a poco mi búsqueda me llevó a miles de respuestas y artefactos varios para tratar la displasia, uno de ellos era mi amado fular, un nuevo beneficio para mi amado porteo, sería nuestro gran aliado en esta nueva aventura juntas. Fue un descubrimiento maravilloso, porque porteabamos desde sus 10 días de nacida, no de la mejor forma, pero esto sería una invitación para seguir probando y practicando nuevas formas de portear.

Llegó la hora del traumatólogo y partimos en nuestro fular, el doctor nos miró bien raro al vernos con una tela envueltas, pero no dijo absolutamente nada. Revisó a mi pequeña y miro los rayos, nos explicó detalladamente de que se trataba y el tratamiento que íbamos a seguir. Si todo iba bien, seguíamos sus indicaciones, a los 5 – 6 meses ya no seguiría usando las correas de pavlik. Ya en la segunda consulta mi pequeña comenzó con su tratamiento.

Era extraño verla así, movía muchos sus piernas jugando con ellas, su cara seguía siendo de felicidad.

A pesar de todos los miedos que sentía, mi pequeña se estaba adaptando mucho mejor que yo a esta nueva aventura.

Pasamos por muchas cosas durante su tratamiento, me agobiaba en ocasiones, pensando que ella se sintiera muy limitada en sus movimientos, y la verdad es que nunca se quejaba, además que el movimiento se lo entregaba en mayor parte yo, porque la porteaba casi todo el día.

Recuerdo que una de las recomendaciones del traumatólogo, fue cargarla a la cadera y fue cuando comencé a practicar nudos en mi fular a la cadera y me hice mi primera bandolera. Cabe mencionar que el porteo a la cadera es la alternativa más recomendada en casos de displasia aquí la información.

 

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Esta aventura sin duda, me acercó mucho más al porteo a descubrir nuevos nudos, más información y nuevos portabebés , también fue un empujón más para mi emprendimiento, con la información que iba recopilando podía dar a conocer con más propiedad los beneficios del porteo en cuanto a la displasia de caderas. Y entre las madres con quien conversaba sobre porteo y displasia conocí a una gran amiga y mi hija igual a su mejor amiga.

Esta gran aventura ya casi 5 años, recuerdo con ternura los primeros meses, fueron de cultivar mucho mi paciencia, sobre todo por tener que sacar y colocar en cada muda las correas, los sentimientos de culpa que no nos abandonan fácilmente en este camino de maternidad, también como iba con mucha ilusión a cada consulta médica esperando que me dijera por fin ya se las puedes sacar, pasamos alrededor de 5 meses con el tratamiento, pasamos de usarlas día y noche a sólo la noche, hasta que finalmente ya no las utilizamos más.

Esta experiencia sin duda nos entregó grandes momentos y sobre todo contacto mucho contacto, no estaba cómoda en la cama o en una sillita, aún no se sentaba, así que el lugar más cómodo para ambas siempre fue en brazos, fueron meses de mucha observación, de mucho contacto, de comunicación , la mayor parte del tiempo estaba sobre mí, en mis caderas, con y sin portabebés, con y sin teta.

Restaurar la maternidad

Restaurar la maternidad

Hace unos días conversando con una mamá con su bebé al pecho, hablábamos de sus primeros inconvenientes de su lactancia y salió dentro de la conversación lo poco visible que es el amamantamiento en la sociedad, no vemos amamantar a mujeres en la calle y tampoco en nuestro entorno, y ella me dice: como algo tan natural en el ser humano, como lo es andar, conversar, sociabilizar, es tan poco visto, siendo que es la etapa más importante del ser humano, la base de nuestra  alimentación.

Desde esa reflexión es que podemos decir, que es cierto, la lactancia no es visible en la sociedad, pero no sólo la lactancia, sino que la misma maternidad, casi nuestro primer contacto con ella son nuestros propios hijos y llegamos a ellos sin experiencia, pero con mucha información de nuestro entorno, ya sea de familiares, servicios de salud, amigos, vecinos, televisión, medios de comunicación, etc. Llegamos a nuestra maternidad y/o paternidad, con muchas historias contadas, muchas vivencias externas, muchos mitos, mucho de todo, pero muy poco de lo que realmente queremos y sentimos, entonces es el momento donde llegan las dudas y los miedos.

Desde la concepción, gestación, pasando por el parto, la lactancia y hasta la crianza pasamos por distintas situaciones, y sobre todas estas etapas tenemos imágenes e historias ya pre-fabricadas en nuestra mente y muchos de estos escenarios, pueden ser mucho más sencillos de lo nos hacen creer.

 

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Pensemos en el parto,  nuestros cuerpos están preparados para parir a nuestros bebés, si dejamos que nuestros procesos fisiológicos fluyan como deben ser, podemos ver como nuestro cuerpo va cambiando y preparándose para parir, muchas veces en los sistemas de salud y la misma sociedad, ve a la mujer parturienta, como si estuviera padeciendo una enfermedad, se habla de síntomas de parto, se habla de pacientes, siendo que estamos pasando por un proceso natural, el parto es un proceso fisiológico dinámico, que pasa por varias fases, las cuales poseen distintas características, ritmos y tiempos los cuales pueden variar de mujer a mujer, de un parto a otro, es importante conocer estas etapas porque de esa forma la podremos transitar con mayor seguridad y tranquilidad.

Luego del parto, hay una fase critica, la transición la cual es muy importante para inicial la lactancia materna, el bebé recién nacido, posee el programa perfecto para activar a la madre y establecer el amamantamiento, es por ello que no debe existir separación, ese contacto entre la diada no debe ser interrumpido, sin embargo, apenas nacemos somos separados, tocados por otras manos, cargados por otros brazos, bañados, pinchados, medidos, pesados, y si tenemos suerte a la hora recién ya estamos de nuevo sobre nuestra madre, para el recién nacido lo más importante en ese momento es estar en su hábitat, sobre el cuerpo de su madre. Aquí un ejemplo de lo que puede hacer un bebé recién nacido, arrastrarse por si sólo hasta el pecho de su madre.

 

 

Si observamos y vamos conociendo estos procesos, nos vamos dando cuenta que todo puede ser mucho más sencillo, un mujer gestante saludable, puede parir sin problemas, sin complicaciones, pero debe haber un cambio, una restauración de la maternidad en todos sus ámbitos, podemos tener una lactancia exitosa, podemos no dejar llorar al bebé, podemos tomarlo en brazos las veces que queramos, todo el día si queremos, nuestro bebé lo necesita, nos necesita.

Hay tanto que des-aprender, un comportamiento tan natural como es el piel con piel, para bebés prematuros y nacidos a término, tenga que ser válido para el sistema de salud, sólo después de múltiples investigaciones, es porque algo pasa, es porque tenemos que recuperar, recuperar el paradigma original, como nos dice Nils Bergman.

Cuando tengas dudas, te invito a parar, respira y reflexionar sobre tu propio cuerpo, piensa como funciona, siéntelo, siente a tu bebé, en ti y en él puedes encontrar las respuestas.

Lo que nadie se anima a decir del porteo

Lo que nadie se anima a decir del porteo

Bueno, sí, puede que el título sea exagerado.  Sí hay gente que se anima, pero son los menos.  Y en general, las veces que lo escucho, lo escucho decir con mucha bronca, con resentimiento.

Lo que no se suele escuchar decir es «A mí no me sirvió».

El porteo no es fácil, ni es sencillo, ni es soplar y hacer botella.  No es ir a comprar un portabebé, mirar el manual de instrucciones, colocar fácilmente a tu bebé, y salir a caminar sonrientes como en la foto.  El porteo, para muchos, no es lo mejor.  O no lo es en todo momento.

Suelo escuchar como entre las madres recientes se habla de las bondades del porteo, como si fuera una receta infalible para muchos de las dolencias de los primero días, primeros tiempos.  Como se habla de los beneficios del porteo como si los portabebés tuvieran el poder de curarlo todo.

Yo creo en el poder de los portabebés, pero hay que tener expectativas reales sobre las cosas.

Cuando una tiene un bebé recién nacido, y más cuando es una madre primeriza, todo al principio es arduo y complicado.  No está bien hablar en absolutos, porque puede haber mujeres a las que el puerperio inmediato las encontró exultantes de felicidad, pero creo que no es lo más habitual.  Lo habitual es que sea la primera vez que tenemos contacto íntimo con alguien extremadamente dependiente y sumamente chiquito, para quien nosotras somos todo.  Acostumbrarnos a sus tiempos, a sus ritmos, a su manera de alimentarse, de reclamarnos, de pedir, no es fácil.  Manipular su cuerpo chiquito… tampoco.

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En medio de toda esta vorágine, las mujeres queremos encontrar maneras, herramientas que nos permitan ir surfeando las olas de nuestra maternidad reciente, y nos encontramos, o bien por consejos de amigas, amigas de amigas, hermanas, revistas, internet y demás, con los portabebés ergonómicos.  ¡Se ven tan felices esas mamás y tan plácidos esos bebés!  Lo que esas mamás cuentan ¡es tan lindo, tan apetecible!

Lo que el porteo vende no es solamente un portabebé, es una experiencia.  Y cuando tenemos un portabebés en nuestras manos, lo que queremos, es sentir eso que se supone adquirimos.

Pero varias cosas se tienen que compaginar para vivir esa experiencia; tiene que ser el portabebé correcto para esa díada mamá – bebé, tiene que ser fácil de manipular para la mamá, tiene el bebé que estar predispuesto a ser porteado (estar sin hambre, limpio, cómodo, con ganas en ese momento de estar con mamá).  Puede que la primera vez no sea la ideal, y tampoco la segunda ni la tercera, pero la mamá tiene que estar atenta en ir corrigiendo qué cosas puede estar haciendo mal para que alguno de los dos no esté cómodo.

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Cuando el porteo no resulta, pueden ser varias cosas que confluyan para que sea trabajoso; puede que el portabebé no sea el adecuado, por ejemplo.  Se suele hablar de las delicias de los fulares, pero éstos no son todos iguales, ni tienen todos las mismas características, ni se usan de una única manera, ni se sienten igual según la edad de tu bebé o niño.  Siempre hay opciones diferentes por explorar, que nos dan distintas experiencias.  Y lo mismo podríamos decir de las bandoleras, los meitais, las mochilas…

También es muy frecuente que la gente recomiende portabebés por todas sus bondades, pero luego, cuando se los ve portear en vivo y en directo, no cumplen para nada con todo lo que se supone quieren fomentar.  En estos casos, ¿el porteo es realmente positivo? ¿Qué opinan ustedes que sentirán estos dos bebés, por ejemplo?

 

Pienso que, como todo en la vida, cuando uno no sabe o no está seguro, es importante saber reconocerlo y pedir ayuda o colaboración.  La experiencia de portear puede ser de lo más dulce, placentera y sanadora, solo hay que hacerlo bien y con cuidado.  Y si no estás segura de los pasos a dar, y querés orientación en como hacerlo bien o mejor, una Asesora Continuum es una muy buena inversión.

12 cosas que aprendí de mi último parto

12 cosas que aprendí de mi último parto

No es ninguna novedad que me encanta mi trabajo, es extremadamente gratificante y un auténtico privilegio. Acompañar a las personas en la aventura de ser familia es una experiencia maravillosa, y me permite, sobretodo lo que más me gusta en el mundo: aprender.

Aprendo de las madres, aprendo de sus parejas, de los bebés, de las abuelas… y hasta de las suegras ;)…

No exagero si os digo que tranquilamente un 60% de lo que sé  y aplico hoy lo he aprendido de las familias con las que he recorrido este camino. El otro 40% son formaciones constantes e ininterrumpidas, ya os he dicho que me gusta aprender no?

He aprendido cosas buenas, que mejoran mi trabajo, y me ayudan a dar voz a las necesidades de los bebés, y a fomentar un vínculo sano en otros padres, estrategias, trucos, y mil y una versiones de las cosas que me demuestran que todo es posible y que después puedo proponer como alternativas a otras familias.

He aprendido cosas malas, que me han puesto a prueba y me han permitido cuestionarme muchas cosas y conocer de dónde vienen muchas familias de nuestra sociedad. Han sido retos que me han obligado a generar y buscar recursos y estrategias para cambiar también sus vidas y las de sus hijos y por supuesto la mía propia, y la orientación de mi trabajo.

Pero sin duda, de lo que más aprendo siempre, siempre, es de los partos. Hoy hace 10 días asistí a mi primer parto sin asistencia médica. He acompañado muchos, tanto en casa como en el hospital, pero todos de la mano amiga de comadronas expertas.

Quiero apuntar que este parto no fue asistido por personal sanitario, no por deseo expreso de la madre, ni mucho menos porque sea un servicio que yo ofrezca. Sino porque Guillem, nuestro querido bebé, decidió llegar al mundo sin darnos tiempo a llegar a la Maternitat. Guillen quiso nacer en su casa, antes de cruzar el umbral de la calle, en un frío suelo y sobre la toalla de su hermana.

De este parto y su posparto que aún acompaño y disfruto he aprendido como poco, una docena de cosas…

1. Que una pareja informada durante el embarazo se siente feliz, responsable, empoderada y consciente, y está preparada para afrontar cualquier adversidad o situación que ni se habían planteado con seguridad y aplomo, sin dudar, unidos por un mismo fin.

2. Que una madre dilata mejor y más rápido, estando tranquila en su casa, con su pareja y acompañada de alguien de su entera confianza que la conozca bien y sepa darle seguridad y apoyo incondicional, y le recuerde que ella y su bebé pueden conseguirlo, que les brinde el contacto justo, la mirada exacta y la sonrisa adecuada, para dejar que las cosas fluyan.

3. Que cuando tu pareja participa de un embarazo consciente, de una dilatación activa y de un parto libre, se siente útil y se empodera y ofrece como protector o protectora a la díada mamá-bebé la contención y el apoyo necesario, antes-durante-después del parto y jamás, jamás se siente amenazado por la presencia de otros agentes brindando apoyo.

4. Que el contacto con el agua a partir de una dilatación concreta, acelera enormemente el trabajo de parto, y conecta a la mamá con su cerebro primitivo y la ayuda enormemente. En ese momento se olvidan las formas, los fluidos, y hasta que son las 6,30 de la mañana. Se grita como la mamífera fuerte y valiente que se es, y se ve a esa mujer en todo su esplendor.

5. Que a una mujer de parto nunca es necesario hablarle, contarle lo que pasa, llevarle la contraria, o hacerla cambiar de idea,  proponerle cambios, posiciones o estrategias externas, que la perturben, todas las palabras sobran. Ella siempre sabe qué necesita y lo pedirá, sólo debes confiar en ella. Su instinto hará el resto, ella llevará tus manos a sus riñones cuando le alivie el calor, ella se abrazará a ti, cuando su coxis se abra, ella apretará tus manos cuando venga una contracción, y ella sabrá decirte cuando «tenemos que irnos ya» y no lo dudes, será el momento.

6. Que tu pareja se siente mejor y más partícipe si puede estar activa. Ellos se inquietan en la espera, y eso sube la adrenalina y el cortisol en el ambiente, cosa completamente desaconsejada en el trabajo de parto. Sin embargo son los mejores preparando infusiones, limpiando los restos de líquido del parket,  masajeando la espalda, trayendo toallas, ropa limpia o cuidando de los hermanos mayores y organizando la logística (taxis, vecinos, amigos, abuelos…)

IMG-20150617-WA00017. Que un parto es algo profundamente íntimo, pero un nacimiento es un acto social, porque es bien cierto eso de que los hijos son del mundo, y vienen a una comunidad.Así que acéptame un consejo: No críes sola: busca tu tribu.Haz amigos en tu barrio, conoce y quiere a tus vecinos, puede que un día tú o tus hijos los necesitéis y será hermoso sentirte tan querida. Puede que si te pones de parto y pares en tu portal, mientras llega el taxi necesites a esa vecina que vive en el primero;).

8. Que el personal de los servicios médicos de emergencias sufre y mucho, a diario, y tienen que atender constantes dramas humanos y vivir un parto les parece algo mágico, tocar la vida con las manos, y compartir algo así les cambia la vida. Y sí, han visto muchas pelis, y les obsesiona cortar el cordón 😉 pero son tiernos y humanos. Desde pequeña me emociono al ver pasar una ambulancia, y después de ir en una de ellas entiendo porqué. Son gentes muy muy grandes.

9. Que el personal sanitario que confía y cree en las mujeres nunca, nunca se siente amenazado, ni por madres informadas, ni por bebés naturales que nacen con prisa, ni por parejas empoderadas, ni por doulas o asesoras presentes en sus paritorios. Oirles repetir una y otra vez, «¡Así da gusto!», «¡Bien hecho mujer!», «¡Ya os decimos nosotras que podéis», «¡Ojalá todas dilatáseis así!», «Óle ese papi!, «Enhorabuena a tí también por hacerlo tan bien», ha sido para mí un regalo, y la constatación de que los que generan discursos contra nosotras, hablan desde el desconocimiento a nuestro papel y desde el miedo a perder sus privilegios de casta en favor de las madres y sus bebés.

10. Que los abuelos de nuestra generación hacen grandes, grandísimos esfuerzos por conseguir acallar sus miedos y respetar nuestras decisiones, tan distintas a las suyas, actualizar sus conocimientos por el bien de sus nietos y aceptar y perdonarse lo que ellos, por desinformación hicieron de otra manera. Son un ejemplo de contención, respeto, serenidad y apoyo incondicional.

11. Que cuando durante el embarazo, el parto y la crianza, integramos y compartimos la dicha y las inquietudes con los hermanitos mayores, ellos se sienten parte del proceso, protagonistas del gran cambio, «hermanos mayores» y en ese sentimiento no caben los celos, sólo hay lugar para el amor más explosivo y sincero.

 

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12. Que amo mi trabajo, porque es más que una vocación, es mi manera de cambiar el mundo, es para lo que sirvo, lo que adoro hacer, lo que se me da mejor, y lo único que no me cansa nunca, que me sigue motivando a seguir cada día, porque aprendo de las madres coraje, de los bebés felices, de las hermanitas pletóricas, de los compañeros y compañeras empoderados, de los abuelos «todo-amor», de los profesionales «profesionales»… y hasta de mi misma y de todo lo que soy capaz de hacer y aprender cada día y por primera vez.

Gràcies Mireia, Jordi, Guillem, Aina, avis.. per fer-me una més de la família.
Us estimo infinit.

Mamen Conte: Umuma, La Aventura de ser Familia http://Umuma.es

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