Hubo un tiempo en el que mi visión de la maternidad era tan miope como yo misma.
Hubo un tiempo en el que confiaba en lo que me decían “aquellos que sabían” que era lo mejor para mí y mi hijos, aunque mi instinto ya sospechaba algo.
Hubo un tiempo en el que me caí con todo el equipo al darme cuenta de lo engañada que estaba.
Hubo un tiempo en que tuve que levantarme, lamerme mis heridas y encontrar un sentido al sin sentido que me rodeaba.
Hubo un tiempo en el que mi forma de sanar incluía exponer mi visión de la maternidad y la crianza
Hubo un tiempo en que esa exposición la hacía con cierto orgullo y alguna dosis de soberbia,
Hubo un tiempo en que creí que salvaría a los bebés del mundo de sus propias madres (proselitismo en toda regla).
Hubo un tiempo en el que sentí que fallé tanto que me tocó empezar casi toda mi vida de cero.
Y entonces empecé a mirar el mismo mundo con otros ojos.
Asumí mi responsabilidad por ignorante y dejar que otros tomaran decisiones por mí y ese día empecé a dejar de decidir yo por las demás.
Me propuse identificar mi ego disfrazado de paternalismo y combatirlo.
Decidí cambiar el “sufrimiento” al ver historias de desapego y violencia asumida por acciones positivas que contribuyan al cambio general y por disponibilidad para acompañar el cambio individual.
Soñé que podía inventar una formación para enseñar no solo conocimientos, sino la forma de utilizarlos para conseguir lo que queremos.
No, no somos Mary Poppins
No vamos a evitar que se aplique el método estivill en muchos hogares, no, no vamos a evitar todas esas lágrimas y gritos.
No vamos a cambiar la mentalidad de aquellos que llegan a la m/paternidad creyendo que es un derecho conseguible a toda costa
No vamos a transmitir a los m/padres a la primera que el respeto a los hijos es algo más profundo que no solo no darles bofetones.
No, no tenemos varitas mágicas ni píldoras de azúcar a lo Mary Poppins para que todo sea idílico.
Pero cada vez que una madre que cree que dejar llorar a su bebé es inocuo, incluso bueno, cada vez que unos padres ansiosos por demostrar lo buenos p/madres que son intentar masajear a su bebé cuando éste no quiere, cada vez que una madre que se afana por dar “una cucharadita más” de esa papilla que el bebé escupe o cada vez que unos padres que lo han sido a golpe de talonario y agencia se cruzan en su vida con una asesora continuum, sé que se ha plantado una semilla.
Ni nosotras ni esos padres y madres sabemos qué efecto va a tener en ell@s y en sus bebés nuestro trabajo. Porque no todas las semillas crecen, no todas dan fruto, no todas en el tiempo. Pero esa da igual, porque eso ya es cosa de ellos, su responsabilidad, su libertad, su capacidad, su voluntad.
La nuestra, como dijo una vez un hombre sabio, es seguir sembrando semillas, a veces con gozo y a veces con lágrimas.
Gracias a todas las que estos años me habéis acompañado. A las que habéis confiado en mi trabajo y en mi forma de llevarlo a cabo. Gracias por vuestra paciencia con mi propio aprendizaje. Gracias por llevar el Continuum a rincones donde yo nunca habría llegado sola.
Gracias por ejemplificar que #SomosContinuum es mucho más que un hashtag.
Nohemí Hervada Directora de Asesoras Continuum Dedicado a E. y a todas las preciosas personas que esta formación me ha permitido conocer.
En estas primeras semanas de septiembre han visto la luz dos de los más ansiados proyectos en los que he trabajado los últimos años. A pesar de ser consciente de que no serían posibles sin trabajo, formación, dedicación, valentía y entusiasmo propios, no os lo voy a negar. Nunca, y digo con contundencia, NUNCA habrían visto la luz de no ser por la Formación de Asesoras Continuum. Os preguntaréis porque digo esto… Pero es que…
#SomosContinuum…
… ha supuesto para mí un rigor científico y una información contrastada y veraz como nunca antes había visto. Después de muchos años de estudiar sólo aquí he aprendido que desde la excelencia me he sentido capaz de dar lo mejor de mí, y he podido creer que mis sueños eran posibles y que tenía el potencial necesario.
… ha significado esfuerzo, trabajo, lucha, tesón, y vencer muchos miedos, tabúes y resistencias, y porque no decirlo, también aprobar tareas, muchas tareas 😉 . Sóla, quizá habría llegado también a este punto, pero tal vez habría tardado otros 8 años más en parir estos proyectos, y seguramente no me habrían hecho ni la mitad de feliz.
«Porque como yo digo una pena compartida pesa la mitad, pero una alegría compartida llena el doble.»
… ha colmado con creces mis ilusiones, mis expectativas y hasta me ha dado trabajo, porque es un proyecto que cambia vidas, las primeras, las nuestras, que crece cuando nos sumamos y aunamos fuerzas y cree en las personas a las que selecciona y en sus infinitas posibilidades.
… ha demostrado una y otra vez que la competencia en los negocios es parte de un sistema arcaico y obsoleto que nada tiene que ver con el sentir de las mujeres libres. Las Continuum no nos pisamos, no nos boicoteamos, trabajamos juntas, y nos lo pasamos pipa. Porque nuestro objetivo está muy por encima del beneficio sin más.
[Tweet «La competencia en los negocios es parte de un sistema arcaico y obsoleto
que nada tiene que ver con el sentir de las mujeres libres. Mamen Conte»]
… ha traído amistad real, apoyo incondicional, críticas constructivas, admiración sincera, amor del bueno, y mucha mucha diversión. Mi paso por tres promociones de AC me ha traído unas 50 personas únicas, con sus 50 familias maravillosas… y toda la riqueza a mi alma que eso significa.
… ha supuesto para mí encontrar una tribu, una familia, el verdadero valor de las cosas pequeñas, un sostén diario, un apoyo continuado y un acompañamiento en mi vida diaria, mi emprendimiento, mi crecimiento personal y profesional que da sentido a cada minuto de mi vida.
Después de tres años entre estas paredes virtuales, sin muros materiales, sin barreras culturales, sin distancias infranqueables, sólo puedo decir que me siento Asesora Continuum hasta la médula, de vocación, y por convicción:
porque creo en el trabajo bien hecho,
porque creo que el cambio de paradigma se dará cuando cambiemos la manera de nacer y ser criados,
porque creo firmemente en que nuestro papel es dar voz a las necesidades de bebés y niños,
porque amo mi trabajo por encima de casi todas las cosas y eso compensa todos los sinsabores,
porque me levanto cada día con ganas de seguir aprendiendo y eso es lo que me ha movido toda la vida,
y porque tengo el privilegio de estar rodeada de las mejores personas que conozco.
Ellas me nutren, y yo las nutro a ellas, perpetuando así un eterno continuum…
¿Suena bien eh? ¿Tú también quieres? ¿Pues a qué esperas? Ya está abierta la cuarta promoción… y ya sabes que hay plazas limitadas, así que dime…
¿quieres saber lo que es #SomosContinuum? ¿estás preparada para el reto?
Ah y por si todavía tenéis dudas de hasta dónde llega nuestro entusiasmo, os dejo los enlaces a los dos proyectos de los que os hablé más arriba, os espero dentro! 😉
El primero, el Club de Porteo #AunBesoDeTi, una iniciativa social para potenciar el porteo seguro, ergonómico y fisiológico 100%Continuum. En él quiero ayudar a las familias que desean portear a conseguirlo y a hacerlo de manera correcta y saludable. Estoy segura de que fomentar, educar y desarrollar el arte del porteo y llevarlo al máximo de familias posible, contribuye al cambio y a construir un mundo mejor para nosotros y nuestros hijos.
El segundo, los Cursos «La Aventura que estabas esperando«, un proyecto especialmente querido en el que colaboro con mi querida Nahia Alkorta, de http://SabeletikMundura.com, otra Asesora Continuum de corazón!, En ellos te proponemos la oportunidad única de una formación continua para papás inquietos, que ofrece la información, el acompañamiento y apoyo necesarios para que podáis vivir un embarazo en plenitud, disfrutar de un parto consciente y tener un posparto feliz y una crianza auténtica.
Parece como si los bebés vinieran al mundo para enseñarnos lo que nos está costando aprender.
Lo veo en muchas mujeres.
He visto a mujeres exitosas y eficientes disfrutar de la inactividad, de los rodeos, de la pérdida de tiempo…
He visto a mujeres fuertes y exigentes descubrir la ternura que hay tras lo vulnerable.
He visto a mujeres activas y ansiosas aprender a tener paciencia y a ser comprensivas.
He visto a mujeres frías quitarse la coraza y volver a conectar con una sensibilidad que parecía dormida.
He visto a mujeres que se habían masculinizado para adaptarse a un mundo de hombres reconciliarse con su parte femenina, ¡hasta con su menstruación!
Naturalmente que todas somos capaces de crecer y de conseguir ser la mejor versión de nosotras mismas, pero es verdad que muchas de estas mujeres que lo han conseguido han tenido la suerte de que el destino pusiera en su camino un gran maestro: un bebé.
Adoro y admiro la tribu que tengo a mi alrededor. Son mujeres que han sido conscientes de ello, han dado las gracias y han comenzado un proceso de aprendizaje de la mano de su hijo.
Y las admiro porque no es fácil, porque muchas veces las mujeres nos resistimos, no vivimos la llegada del bebé como una oportunidad de mejorar sino que vemos un ser que viene a ponernos a prueba y creemos que saldremos victoriosas del examen si conseguimos no doblegarnos.
En mi caso, tengo la sensación de que cuanto más me resista, cuanto más me empeñe en no aprender la lección, más duro se pondrá mi bebé conmigo y comenzará a intentarlo por las malas.
Hace solo unos meses que vive dentro de mí y ya me he dado en la cara con todas mis miserias.Te niegas a cuidarte como deberías, mamá, yo te voy a obligar. Te niegas a parar, yo voy a hacer que pares. Que delegues. Que descanses. Que confíes. Que te quieras.
Puedo resistirme, no hacerle caso y pagar las consecuencias (porque sé que las voy a pagar, el bebé no lo va a dejar estar…). Puedo hacer lo que me dice a regañadientes, ceder de palabra y obra, pero no de corazón, y no creceré absolutamente nada. O puedo ser inteligente y darme cuenta de que esta lección tenía que haberla aprendido hace mucho tiempo, que el bebé me está ayudando porque, después de más de treinta años, parece que yo sola no soy capaz.
Reconozco que aún me siento un poco obligada. Estoy aceptando la realidad que mi bebé ha puesto delante de mi cara, pero la estoy aceptando de manera totalmente racional y a base de fuerza de voluntad. Aún no fluyo, vale, pero ¡me siento tremendamente orgullosa de mí misma por haber comenzado este camino!
Mi bebé ha venido al mundo para vete a saber qué propósitos que yo no soy capaz ni de imaginar… Pero, además, ha venido a enseñarme un montón de cosas y a hacer que me replantee mi forma de entender la vida. Va a hacer de mí una persona mejor.
Y siempre tendré a mis otras maestras, mis amigas.
Me quedo con sus frases que os comparto:
“Sería una Walking Dead si no llega a aparecer él. Simplemente eso, iba camino de convertirme en una muerta en vida”. V.R.
“No creo que ser madre me haya cambiado gran cosa. Sí han cambiado mis prioridades. Ahora ella siempre va primero, por encima de todo y de todos. Y no es un sacrificio, es lo que me piden las entrañas”. A.B.
“Mi educación careció de educación emocional, de contacto. Pero con la maternidad se hizo la luz a ese respecto”. A.C.
“Yo no creo que los bebés vengan a enseñarnos nada. Otra cosa es que la maternidad te dé la vuelta como un calcetín, eso sí”. M.C.
“Es ahora, dos años después, cuando me doy cuenta de lo que le estoy mostrando de mí y me planteo qué es lo que quiero ofrecerle y mostrarle. De lo que estoy convencida es de que gracias a mi hija soy mejor persona”. M.E.
Hace unos días conversando con una mamá con su bebé al pecho, hablábamos de sus primeros inconvenientes de su lactancia y salió dentro de la conversación lo poco visible que es el amamantamiento en la sociedad, no vemos amamantar a mujeres en la calle y tampoco en nuestro entorno, y ella me dice: como algo tan natural en el ser humano, como lo es andar, conversar, sociabilizar, es tan poco visto, siendo que es la etapa más importante del ser humano, la base de nuestra alimentación.
Desde esa reflexión es que podemos decir, que es cierto, la lactancia no es visible en la sociedad, pero no sólo la lactancia, sino que la misma maternidad, casi nuestro primer contacto con ella son nuestros propios hijos y llegamos a ellos sin experiencia, pero con mucha información de nuestro entorno, ya sea de familiares, servicios de salud, amigos, vecinos, televisión, medios de comunicación, etc. Llegamos a nuestra maternidad y/o paternidad, con muchas historias contadas, muchas vivencias externas, muchos mitos, mucho de todo, pero muy poco de lo que realmente queremos y sentimos, entonces es el momento donde llegan las dudas y los miedos.
Desde la concepción, gestación, pasando por el parto, la lactancia y hasta la crianza pasamos por distintas situaciones, y sobre todas estas etapas tenemos imágenes e historias ya pre-fabricadas en nuestra mente y muchos de estos escenarios, pueden ser mucho más sencillos de lo nos hacen creer.
Pensemos en el parto, nuestros cuerpos están preparados para parir a nuestros bebés, si dejamos que nuestros procesos fisiológicos fluyan como deben ser, podemos ver como nuestro cuerpo va cambiando y preparándose para parir, muchas veces en los sistemas de salud y la misma sociedad, ve a la mujer parturienta, como si estuviera padeciendo una enfermedad, se habla de síntomas de parto, se habla de pacientes, siendo que estamos pasando por un proceso natural, el parto es un proceso fisiológico dinámico, que pasa por varias fases, las cuales poseen distintas características, ritmos y tiempos los cuales pueden variar de mujer a mujer, de un parto a otro, es importante conocer estas etapas porque de esa forma la podremos transitar con mayor seguridad y tranquilidad.
Luego del parto, hay una fase critica, la transición la cual es muy importante para inicial la lactancia materna, el bebé recién nacido, posee el programa perfecto para activar a la madre y establecer el amamantamiento, es por ello que no debe existir separación, ese contacto entre la diada no debe ser interrumpido, sin embargo, apenas nacemos somos separados, tocados por otras manos, cargados por otros brazos, bañados, pinchados, medidos, pesados, y si tenemos suerte a la hora recién ya estamos de nuevo sobre nuestra madre, para el recién nacido lo más importante en ese momento es estar en su hábitat, sobre el cuerpo de su madre. Aquí un ejemplo de lo que puede hacer un bebé recién nacido, arrastrarse por si sólo hasta el pecho de su madre.
Si observamos y vamos conociendo estos procesos, nos vamos dando cuenta que todo puede ser mucho más sencillo, un mujer gestante saludable, puede parir sin problemas, sin complicaciones, pero debe haber un cambio, una restauración de la maternidad en todos sus ámbitos, podemos tener una lactancia exitosa, podemos no dejar llorar al bebé, podemos tomarlo en brazos las veces que queramos, todo el día si queremos, nuestro bebé lo necesita, nos necesita.
Hay tanto que des-aprender, un comportamiento tan natural como es el piel con piel, para bebés prematuros y nacidos a término, tenga que ser válido para el sistema de salud, sólo después de múltiples investigaciones, es porque algo pasa, es porque tenemos que recuperar, recuperar el paradigma original, como nos dice Nils Bergman.
Cuando tengas dudas, te invito a parar, respira y reflexionar sobre tu propio cuerpo, piensa como funciona, siéntelo, siente a tu bebé, en ti y en él puedes encontrar las respuestas.
No es ninguna novedad que me encanta mi trabajo, es extremadamente gratificante y un auténtico privilegio. Acompañar a las personas en la aventura de ser familia es una experiencia maravillosa, y me permite, sobretodo lo que más me gusta en el mundo: aprender.
Aprendo de las madres, aprendo de sus parejas, de los bebés, de las abuelas… y hasta de las suegras ;)…
No exagero si os digo que tranquilamente un 60% de lo que sé y aplico hoy lo he aprendido de las familias con las que he recorrido este camino. El otro 40% son formaciones constantes e ininterrumpidas, ya os he dicho que me gusta aprender no?
He aprendido cosas buenas, que mejoran mi trabajo, y me ayudan a dar voz a las necesidades de los bebés, y a fomentar un vínculo sano en otros padres, estrategias, trucos, y mil y una versiones de las cosas que me demuestran que todo es posible y que después puedo proponer como alternativas a otras familias.
He aprendido cosas malas, que me han puesto a prueba y me han permitido cuestionarme muchas cosas y conocer de dónde vienen muchas familias de nuestra sociedad. Han sido retos que me han obligado a generar y buscar recursos y estrategias para cambiar también sus vidas y las de sus hijos y por supuesto la mía propia, y la orientación de mi trabajo.
Pero sin duda, de lo que más aprendo siempre, siempre, es de los partos. Hoy hace 10 días asistí a mi primer parto sin asistencia médica. He acompañado muchos, tanto en casa como en el hospital, pero todos de la mano amiga de comadronas expertas.
Quiero apuntar que este parto no fue asistido por personal sanitario, no por deseo expreso de la madre, ni mucho menos porque sea un servicio que yo ofrezca. Sino porque Guillem, nuestro querido bebé, decidió llegar al mundo sin darnos tiempo a llegar a la Maternitat. Guillen quiso nacer en su casa, antes de cruzar el umbral de la calle, en un frío suelo y sobre la toalla de su hermana.
De este parto y su posparto que aún acompaño y disfruto he aprendido como poco, una docena de cosas…
1. Que una pareja informada durante el embarazo se siente feliz, responsable, empoderada y consciente, y está preparada para afrontar cualquier adversidad o situación que ni se habían planteado con seguridad y aplomo, sin dudar, unidos por un mismo fin.
2. Que una madre dilata mejor y más rápido, estando tranquila en su casa, con su pareja y acompañada de alguien de su entera confianza que la conozca bien y sepa darle seguridad y apoyo incondicional, y le recuerde que ella y su bebé pueden conseguirlo, que les brinde el contacto justo, la mirada exacta y la sonrisa adecuada, para dejar que las cosas fluyan.
3. Que cuando tu pareja participa de un embarazo consciente, de una dilatación activa y de un parto libre, se siente útil y se empodera y ofrece como protector o protectora a la díada mamá-bebé la contención y el apoyo necesario, antes-durante-después del parto y jamás, jamás se siente amenazado por la presencia de otros agentes brindando apoyo.
4. Que el contacto con el agua a partir de una dilatación concreta, acelera enormemente el trabajo de parto, y conecta a la mamá con su cerebro primitivo y la ayuda enormemente. En ese momento se olvidan las formas, los fluidos, y hasta que son las 6,30 de la mañana. Se grita como la mamífera fuerte y valiente que se es, y se ve a esa mujer en todo su esplendor.
5. Que a una mujer de parto nunca es necesario hablarle, contarle lo que pasa, llevarle la contraria, o hacerla cambiar de idea, proponerle cambios, posiciones o estrategias externas, que la perturben, todas las palabras sobran. Ella siempre sabe qué necesita y lo pedirá, sólo debes confiar en ella. Su instinto hará el resto, ella llevará tus manos a sus riñones cuando le alivie el calor, ella se abrazará a ti, cuando su coxis se abra, ella apretará tus manos cuando venga una contracción, y ella sabrá decirte cuando «tenemos que irnos ya» y no lo dudes, será el momento.
6. Que tu pareja se siente mejor y más partícipe si puede estar activa. Ellos se inquietan en la espera, y eso sube la adrenalina y el cortisol en el ambiente, cosa completamente desaconsejada en el trabajo de parto. Sin embargo son los mejores preparando infusiones, limpiando los restos de líquido del parket, masajeando la espalda, trayendo toallas, ropa limpia o cuidando de los hermanos mayores y organizando la logística (taxis, vecinos, amigos, abuelos…)
7. Que un parto es algo profundamente íntimo, pero un nacimiento es un acto social, porque es bien cierto eso de que los hijos son del mundo, y vienen a una comunidad.Así que acéptame un consejo: No críes sola: busca tu tribu.Haz amigos en tu barrio, conoce y quiere a tus vecinos, puede que un día tú o tus hijos los necesitéis y será hermoso sentirte tan querida. Puede que si te pones de parto y pares en tu portal, mientras llega el taxi necesites a esa vecina que vive en el primero;).
8. Que el personal de los servicios médicos de emergencias sufre y mucho, a diario, y tienen que atender constantes dramas humanos y vivir un parto les parece algo mágico, tocar la vida con las manos, y compartir algo así les cambia la vida. Y sí, han visto muchas pelis, y les obsesiona cortar el cordón 😉 pero son tiernos y humanos. Desde pequeña me emociono al ver pasar una ambulancia, y después de ir en una de ellas entiendo porqué. Son gentes muy muy grandes.
9. Que el personal sanitario que confía y cree en las mujeres nunca, nunca se siente amenazado, ni por madres informadas, ni por bebés naturales que nacen con prisa, ni por parejas empoderadas, ni por doulas o asesoras presentes en sus paritorios. Oirles repetir una y otra vez, «¡Así da gusto!», «¡Bien hecho mujer!», «¡Ya os decimos nosotras que podéis», «¡Ojalá todas dilatáseis así!», «Óle ese papi!, «Enhorabuena a tí también por hacerlo tan bien», ha sido para mí un regalo, y la constatación de que los que generan discursos contra nosotras, hablan desde el desconocimiento a nuestro papel y desde el miedo a perder sus privilegios de casta en favor de las madres y sus bebés.
10. Que los abuelos de nuestra generación hacen grandes, grandísimos esfuerzos por conseguir acallar sus miedos y respetar nuestras decisiones, tan distintas a las suyas, actualizar sus conocimientos por el bien de sus nietos y aceptar y perdonarse lo que ellos, por desinformación hicieron de otra manera. Son un ejemplo de contención, respeto, serenidad y apoyo incondicional.
11. Que cuando durante el embarazo, el parto y la crianza, integramos y compartimos la dicha y las inquietudes con los hermanitos mayores, ellos se sienten parte del proceso, protagonistas del gran cambio, «hermanos mayores» y en ese sentimiento no caben los celos, sólo hay lugar para el amor más explosivo y sincero.
12. Que amo mi trabajo, porque es más que una vocación, es mi manera de cambiar el mundo, es para lo que sirvo, lo que adoro hacer, lo que se me da mejor, y lo único que no me cansa nunca, que me sigue motivando a seguir cada día, porque aprendo de las madres coraje, de los bebés felices, de las hermanitas pletóricas, de los compañeros y compañeras empoderados, de los abuelos «todo-amor», de los profesionales «profesionales»… y hasta de mi misma y de todo lo que soy capaz de hacer y aprender cada día y por primera vez.
Gràcies Mireia, Jordi, Guillem, Aina, avis.. per fer-me una més de la família.
Us estimo infinit.
Mamen Conte: Umuma, La Aventura de ser Familia http://Umuma.es
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