por Andrea Sanchez | 3,Feb, 2016 | Lactancia
Es un día frío y gris fuera de la sala del juicio, la sala está repleta por el lado de los demandantes, en cambio el lado de la demandada se encuentra desierto. De pronto se interrumpe el ruido y se abre una gran puerta al fondo del lugar y aparece el honorable juez. Todos en silencio lo observan, algunos con gran desprecio observan a la demandada.
Señor juez: Buenos días, se abre el caso número 98.455, contra la demandada aquí presente, los cargos son cientos, por lo tanto, sólo nombraré algunos:
No producir suficiente (trabajo deficiente), dejar de trabajar a los 6 meses, obesidad en el usuario, provocar caries en el usuario, avergonzar a terceros, incitar a la dependencia extrema del usuario, no cumplir con horarios establecidos de trabajo, no poseer las características adecuadas para un trabajo perfecto, etc.
Comenzamos el juicio… Señor abogado de la parte acusadora, por favor llame a sus demandantes a declarar.
Abogado demandante: Gracias señor juez, llamo al estrado al pediatra, matrona, dentista, vecina, tía y señor del transporte público. Señores por favor, uno a uno detallen su experiencia y los cargos que presentan contra la demandada.
Pediatra: Muchas gracias. En innumerables casos me he encontrado con la misma situación: usuarios que suben pocos gramos a días de comenzar, me parece que el trabajo de la demandada ha sido deficiente, no cumple con las tablas de crecimientos lo cual me deja en la obligación de entregar a la madre del usuario indicaciones para una alimentación adecuada, para que esos gramos se conviertan en kilos y lograr una nutrición óptima: Mi cargo contra la acusada es que su trabajo es deficiente.
Matrona: No cuenta con las características necesarias para un buen trabajo. El tamaño y la forma no son acordes a lo que se necesita para realizar un trabajo a la perfección, por lo tanto mi cargo es que no cumple con lo estéticamente correcto para una función adecuada.
Dentista: He tenido la desdicha de conocer casos terribles de caries, y eso es debido no sólo a una higiene deficiente, sino al consumo nocturno y extendido luego del año de uso, por lo tanto el cargo es provocar caries por un mal manejo de la demandada.
Vecina: Me ha tocado presenciar de forma directa el uso excesivo del usuario, sin duda incitado por ella, lo que ha provocado una dependencia extrema. Esto provoca que el usuario sólo quiera estar con la demandada y el único consuelo sea ella, terrible.
Tía: En muchas ocasiones le he dicho que su trabajo ya es deficiente luego de los 6 meses y que debería dejar de trabajar, por el bien del usuario, ya que no lo alimenta lo suficiente y hace que él ya no desee ningún otro tipo de alimentación, lo que provocará que este se enferme.
Señor del transporte público: Pasé una vergüenza terrible, la demandada debería hacer su trabajo en sus dependencias, no es posible que yo y el resto de la gente, debamos presenciar su trabajo de forma tan libre como ella lo desee. El resto de las personas merecemos respeto.
Abogado demandante: Bueno señor juez, mis demandantes ya han expuestos sus experiencias y cargos contra la demandada, no tenemos nada más que exponer, muchas gracias.
Todos vuelven a su lugar, la demandada se encuentra muy triste, sin palabras, casi no puede mirar al frente.
Señor juez: Muchas gracias abogado, (mira ahora al lugar de la demandada): abogado de la parte demandada, por favor haga pasar a sus testigos.
Abogado demandada: No tengo testigos señor juez, pero yo pasaré a declarar y dar mi defensa. (camina con paso firme al estrado)
Como pueden observar, no tengo testigos, no tengo un abogado defensor, yo soy la demandada y la responsable de mi defensa.
Así es como me sentí, así es como nos sentimos en muchas ocasiones, en constante juicio, recomendaciones, mitos, información desactualizada sobre lactancia materna. Nuestra leche es maravillosa y es fuente de vida, amor y alimento de nuestros hijos, muchas preferimos callar, otras preferimos defendernos, pero muchas otras estamos también poco informadas. A veces, porque el consejo viene de un profesional de la salud, hacemos caso y muchas lactancias camino a ser exitosas acaban fracasando. Salimos de las consultas con un dolor intenso en el pecho, sintiéndonos culpables, muchas veces llorando, porque sentimos que no lo hemos hecho bien.
Así es, la teta somos nosotras, si nos dicen que la teta no es suficiente, sentimos que no somos capaces de alimentarlos, si tiene caries, sentimos que le estamos haciendo daño, si «avergonzamos» a alguien por amamantar en público, de forma inconsciente nos tapamos, siendo que es algo tan natural.
¡No necesitamos más culpas, no necesitamos más juicios, déjennos amamantar libres y en paz!
La demandada seca sus lágrimas, mira a su bebé al pecho, lo besa, este sonríe y ambos regresan a su lugar.
Señor juez: (se ve muy conmovido) Muchas gracias señora demandada.
Considerando lo expuesto por ambas partes, declaro a la demandada inocente de todos los cargos.
Desde este momento se encuentra libre de todo cargo y enviamos a los demandantes aquí presentes a una actualización obligatoria en lactancia materna, además de pedir disculpas públicas a la demandada.
Se cierra el caso.
Teta ¿culpable o inocente?, cuando hacemos juicios o culpamos a la lactancia, estamos culpando y enjuiciando a la propia madre, expuse algunos profesionales, pero ha sido sin afán de generalizar, sé que hay muchos profesionales promotores de una lactancia exitosa.
Existen actualmente muchos cursos de actualización, un buen profesional está en constante formación, las propias madres estamos estudiando día a día, para ayudar a otras y entregar lo mejor a nuestros hijos, ahora les toca a ustedes.
por admin | 7,Ago, 2015 | Lactancia
Hoy acaba la semana mundial de la lactancia materna 2015, la mundial pero como Spain is different aquí se celebra a primeros de octubre, jejeje! Por eso, aprovecho hoy para hablaros de lactancia. Pero para eso vengo con una de mis comadres más queridas Sylvie Riesco, la autora del libro La Magia de la leche: Historias de amor con mucho sabor.
Cuéntanos brevemente de lo que trata La Magia de la leche.
“La Magia de la Leche” es una guía de lactancia materna y crianza concebida de madre a madre. Ofrece la experiencia, el ser y el saber de madres, padres, asesoras de lactancia y matronas que comparten sus historias para proporcionar información, normalidad, tranquilidad y mucho amor ante la llegada de una nueva criatura.
Tejido entre mujeres, escuchados los padres y acompañado por profesionales de la salud, este libro nos invita a entender la lactancia materna como otra forma de criar. Me gusta decir que es un cuento de cuentos que giran en torno a la maternidad, la lactancia y la crianza de nuestr@s pequeñ@s.
Sylvie Riesco firmando el libro en la feria del libro de Madrid
¿Siendo una simple madre como se te ocurrió que podías escribir un libro sobre lactancia?
Me encanta escribir y parte de mi carrera profesional está vinculada a esta actividad pero nunca había sentido que necesitaba transmitir algo con tanta fuerza.
Mi vida cambió radicalmente cuando me convertí en madre. Sentía que quería saborear y exprimir cada momento pero también experimenté los miedos que toda familia vive al recibir a una nueva criatura. Y en medio de estas sensaciones, lo encontré: un grupo de mujeres que vivía la maternidad de una manera que me enamoró, que tenía siempre palabras de consuelo o ánimos para una recién parida y madre lactante.
Sentirme identificada y respaldada fue vital para no abandonar nuestra lactancia. Escuchar y compartir con otras mujeres dudas y situaciones me ayudaba a definir cómo criar a mi pequeña.
Los primeros tiempos de un bebé son preciosos pero también constituyen un reto. Igual que a mí otras me lo habían puesto fácil, pensé que nuestras experiencias podrían guiar y ayudar a muchas otras mamás y familias. En lo cotidiano y en lo más anecdótico, en situaciones normales y algo más complicadas… Se trataba de pasar un relevo de “información, calma y seguridad”. Por eso ser una “simple” madre era suficiente… porque no estaba sola. Contaba con el privilegio de estar rodeada de muchas más.
¿Porque elegiste escribir el libro de esta forma, cediendo la palabra a otr@s?
Yo llegué a un grupo de lactancia cuando mi hija mayor tenía tres semanas de vida. Hay un antes y un después de aquella visita. A partir de entonces mi maternidad fue el fruto de lo que yo vivía y aprendía de otras muchas mujeres. Fue tal la inyección de vivencias distintas, de consejos que se acoplaban a unas u otras situaciones y de acompañamiento que eso es lo que quise retratar en el libro.
Pensé que mi experiencia era “única” (porque era la mía) pero era sólo “una”. Concebía por eso el libro como una ventana a todo un mundo: había tanto tan enriquecedor ahí fuera, dentro de cada mamá y cada familia…Así que desde el inicio hice que el libro fuera un lazo entre dieciséis familias, diseñé un índice donde cada una pudiera aportar un pedacito de sus vidas. Cada una de ellas se centraría en un aspecto concreto (y tendría un gusto distinto. En la variedad está la riqueza. Y…¿por qué no decirlo? Creo que cuantas más situaciones se retrataran, se podría llegar y ayudar a un mayor número de mujeres y familias (ej. las que tienen un hijo o las que tienen dos, las que van a amamantar en tándem o las que pasan por la lactancia mixta, las que cuentan con apoyo desde el principio o las que viven situaciones emocionales adversas…)
Tras la presentación en el Hospital de Torrejón con muchas de las familias que participaron en el libro
Es evidente que la maternidad ha cambiado tu vida y la de tus compañeras de viaje en el libro, crees que tu libro puede cambiarles la maternidad o paternidad a otr@s?
Cada hito en nuestra vida cambia nuestro lugar y percepción de las cosas. Y por supuesto, para nosotras la maternidad nos re-define en la vida. Creo que es fundamental dejar fluir y vivir empapándonos de cada etapa. Por eso, no hay que anclarse en el miedo y la duda o sentir que lo que nos pasa es “extraordinario”.
Me encantaría que en medio de la duda, el miedo, el agotamiento o el desconsuelo el libro pudiera ser alivio y bálsamo. He de decir que numerosas mamás me han dicho que se han sentido identificadas y creo que ahí ya se encuentra una clave para caminar más segura.
Tantas historias distintas vienen a recordarnos que lo que te ocurre/sientes es normal y que estás arropada por muchas otras mujeres que pasaron por aquí. Por eso estoy convencida de que para cualquier familia el libro abre una ventana a todo un horizonte enriquecedor. Pero, por supuesto, también te invita a descubrir que el verdadero camino de la lactancia y la crianza es el tuyo, el que tú y tu familia decidáis. La Magia de la Leche: Historias de amor con mucho sabor es alimento, consuelo, vínculo, relación, sabor al otro, amor… ¡ahí está la magia!
¿Qué crees que falta a las madres de hoy que podrán encontrar en tu libro (y que no encontrarían en otro)?
Creo que La Magia de la leche recupera algo perdido en nuestra sociedad: el contacto entre mujeres, entre miembros de una misma tribu llamada maternidad.
Antiguamente, nuestras abuelas hablaban con las vecinas a la puerta de casa y se desahogaban compartiendo sus experiencias, aprendiendo de otras y dejándose aconsejar. Hoy no hay tiempo. Apenas nos detenemos a saludar…cuánto menos le contamos nuestra vida a la vecina que apenas conocemos.
La lectura de La Magia de la Leche es en sí misma una sesión (o varias) de un grupo de lactancia donde varias madres abren sus corazones y sus vidas para que su historia pueda poner un poquito de luz a la tuya. Pero además, este libro cuenta con profesionales de la maternidad: enfermeras, matronas y asesoras de lactancia. Sin embargo, se entremezclan con las “simples madres” para que se convierta en una guía de “tú mamá” a “yo mamá”, para que se sienta la cercanía y la naturalidad de la lactancia.
Y por último, pero creo que realmente innovador, es contar con un capítulo dedicado a la figura del padre. No es fácil que ellos hablen…tal vez porque no se les ha preguntado. En el libro mantuve un debate/entrevista con nueve padres que, os aseguro, tenían mucho que contar. Son parte activa de esta vivencia, por supuesto. Parece que hablar de lactancia es centrarse en la mujer y su criatura pero… La Magia de la Leche nos hace brindar a todos: madres, padres, profesionales y todos los que al fin y al cabo amamos a nuestros recién llegados.
Si la leche tiene magia desde luego Sylvie es una gran maga que ha podido hacer una pócima con 16 ingredientes (mi familia siendo uno de ellos), y espero que lo leas porque seguro te hechizará!
por Nohemí Hervada | 18,May, 2015 | Lactancia
Voy a proponerte un ejercicio para tu memoria: Intenta recordar tu época de estudiante. Piensa en algún profesor de esos que aún recuerdas. De los que conseguía que te apeteciera no faltar a sus clases, que consiguió despertarte pasión por una asignatura o un tema que quizás, a priori, no era de tu interés. ¿Lo tienes? Ahora piensa en qué tenía de especial con respecto a todos los demás. Seguramente has tenido en tu vida escolar decenas de profesores, pero sólo unos pocos dejan esa huella.
A lo largo de nuestra vida vamos conociendo muchas personas de las que aprendemos.
Aprendemos de lo que nos enseñan, de lo que no nos enseñan, pero sobre todo aprendemos mucho del cómo.
Aprendemos más de su aCtitud que de su aPtitud.
A estas alturas ya todo el mundo sabe que un buen asesor no es sólo aquél que tiene muchos conocimientos en su campo. Un buen asesor, es aquél que sabe transmitirlos de tal modo que cumpla su función. Que le sirva a la persona que le pregunta.
La semana pasada Elena López nos explicaba la importancia de saber asesorar en porteo, y yo hoy quiero hablaros de cómo ser una buena asesora de lactancia.
He empezado queriendo que recordéis a alguna persona que os inspiró en vuestra infancia y/o juventud, porque al final, esa es la meta. Algunas personas piensan que para ser una buena asesora de lactancia hay que saberse muy bien la teoría, conocer al dedillo los compuestos de la leche materna, saber distinguir patologías por los síntomas, ver frenillos y clasificarlos por grados, saberse todo lo relacionado con la fisiología de la lactancia… y es cierto. Todo eso hay que saberlo. Pero no basta.
En un campo como el de la lactancia, que es como siempre digo: multifactorial, complejo, en el que confluyen tantos aspectos a tener en cuenta y no sólo los físicos… es un campo como este no basta con saberse muy bien la teoría.
EL otro día relataba en un post para mi blog mi primera visita a una asesora de lactancia tras el parto.
Imaginad: madre primeriza, dolorida, asustada, preocupada… Mi bebé no había hecho pis ese día y a mí me dolía el pecho, tenía incluso una herida en la areola. En la clínica sólo supieron darme pezoneras y decirme que me pusiera crema hidratante en la herida ( sí, crema hidratante de la cara… sin comentarios). Afortunadamente yo sabía de la existencia de los grupos de apoyo y de las monitoras de lactancia ( como se llamaban en esa época en esta asociación en concreto). Así que el mismo día que salí de la clínica, sin poder apenas sentarme del dolor de la sutura de la episiotomía y las hemorroides, fuimos a buscar ayuda como quien va a Lourdes.
Para resumir la historia, decir que las palabras que me dedicó esta persona fueron literalmente:
-«Esto está muy mal. Este niño lleva mucho sin comer, seguramente le ha bajado la glucosa y la glucosa es el alimento del cerebro»
Si os digo que empecé a temblar… sólo acertaba a decir:
-«Pero ¿está bien? ¿le he causado daño cerebral a mi bebé? ¿Se va a poner bien? ¿Es irreversible?
Y todo eso mientras lloraba presa del pánico. Pánico como pocas veces en mi vida.
Me imaginaba siendo la causante de lesiones cerebrales en mi hijo. Y yo sólo había intentado ser la mejor madre del mundo, como todas. Quería un parto natural porque sabía que «era lo mejor». Dije que no le dieran biberones porque quería que tomara teta. Aguanté el dolor porque creía que es: lo que hay que hacer. Y en ese momento, con esa frase sólo me veía como una perfecta irresponsable que le había causado a su hijo poco menos que parálisis cerebral.
¿Creéis que es exagerado?
Si habéis sido madres y os habéis topado con este tipo de comentarios o similares en medio de una dificultad, sin duda sabéis que no es exagerado.
Una madre recién parida es básicamente una máquina de preocuparse. Biológicamente esto tiene todo el sentido, porque es lo que hace que sepamos si todo va bien, y si no, que hagamos algo para solucionarlo.
Por eso el trabajo de las asesoras de lactancia es tan delicado. Por eso no me cansaré de insistir en que no basta con saber, no basta con conocerse el Lawrence de memoria. Ni siquiera basta con acumular diplomas. Eso está bien, pero no basta.
Hay que reconocer que nuestra actitud, nuestro mensaje, nuestro lenguaje corporal, nuestro vocabulario, el tono, las miradas… todo ha de ir en consonancia con lo que queremos: TODO. Y lo que queremos no es demostrar cuánto sabemos y que sabemos arreglar cualquier problema que se nos presente.
Uno de mis talleres presenciales AsesorArte: Taller Habilidades de Comunicación para Asesoras de Lactancia
Si esa es tu actitud, seguramente tendrás muchas batallitas que contar de lactancias salvadas y muchas madres dándote gracias cada vez que te ven. Como decía un sabio: «Ya tienes tu propio pago». Pero para mi la actitud adecuada, la que intento transmitir a mis alumnas es:
«Las asesoras de lactancia estamos para contribuir a que las madres consigan lactancias exitosas y placenteras»
- Y eso pasa por dar confianza, no por restarla.
- Eso pasa por mostrar cómo pueden hacerlo ellas y sus bebés, no sólo con hacérselo nosotras.
- Eso pasa por saber cuál es el problema, sí, y buscar soluciones, pero no ganamos nada con añadir culpa a la que ya traemos todas las madres de serie.
Para conseguir amamantar , y más cuando hay problemas, la madre necesita empoderarse y confiar en que ella puede. Y mostrarle cómo. Echar más leña a la hoguera de la sempiterna culpabilidad materna lo único que hace es ponérselo aún más difícil, sea cual sea la dificultad que tenga que vencer.
En mis casi 9 años como asesora de lactancia, he visto muchas cosas. Yo misma actuaba al principio de una forma que sólo el tiempo y el deseo de estar a la altura de la confianza que me otorgaban las madres han ayudado a pulir y mejorar.
Una buena asesora no aprende sólo de los libros y los cursos, aprende sobre todo de observar a las madres, a los bebés, y de replantearse siempre su propio trabajo, su propia actitud, sus propias formas de trabajar y sobre todo desde dónde lo hace.
No digo que a veces no seamos nosotras las responsables de haber «salvado» una lactancia… pero sólo en un sentido, y mucho más pequeño del que creemos, por eso odio esa expresión. Porque al final, quien está toma tras toma con el bebé en brazos, a pesar del sueño, luchando contra su miedo, con el dolor a veces, con la inseguridad, con el sentimiento de ser una mala madre y una incompetente, con las críticas y la falta de apoyo… esas son las madres, no nosotras. Las lactancias las salvan las madres y sus bebés.
Así que si eres una asesora de lactancia o te estás formando o quieres formarte en el futuro, pregúntate:
- ¿Tengo claro que debo trabajar mi aCtitud y no sólo mi aPtitud?
- ¿He resuelto mis propias «heridas» para no añadir esa carga emocional personal en mi trabajo con otras madres?
- ¿He entendido que mi trabajo nunca es juzgar a las madres y sus familias?
- ¿Soy crítica con mi propio trabajo para aprender de mis propios errores?
- ¿Soy humilde para aceptar aprender de quien en principio parece que no tiene nada que enseñarme?
Si has respondido que sí… felicidades… estás en el camino. <3
por Nohemí Hervada | 15,Abr, 2015 | Lactancia
Llevo más de 10 años asesorando en temas de lactancia.
Años que han ido marcando una evolución, no tanto en conocimientos como en la forma de transmitirlos y aplicarlos.
Ahora que me dedico a formar Asesoras Continuum, una de las cosas que intento grabar en las alumnas y que yo he aprendido con el tiempo es que nosotras no juzgamos a las madres ni sus decisiones. Dicho esto, pues sonar incongruente la pregunta del título de este artículo.
¿Debe una asesora de lactancia preguntar a una madre el motivo de por qué quiere destetar?
Quizás tú tengas tu propia respuesta, yo te invito a leer y a que conozcas mi forma de ver este asunto.
Va por delante que esa pregunta la haría solo dentro del marco de una madre que me pide asesoramiento para el destete. En ese caso hablo como asesora de lactancia, dejando a un lado mis propias opiniones sobre el tema en cuestión.
No me cansaré de repetir que una de las cosas que tenemos que tener en cuenta a la hora de asesorar es que nuestra opinión no importa.
Nuestra opinión de un asunto está condicionada por múltiples factores que la hacen única y aplicable a nuestro caso particular, así que para asesorar de forma adecuada, hemos de dejar nuestro punto de vista personal al margen y centrarnos en la persona a la que asesoramos y en información fiable, no en opiniones ni prejuicios.
Dicho esto, cuando una madre me pide consejo para destetar, sí le pregunto con delicadeza por qué quiere destetar.
No para emitir un juicio o hacerla cambiar de opinión, sino porque en la realidad hay 2 tipos de razones para destetar:
- las verdaderas
- y las falsas
O dicho de otro modo:
- Porque la madre quiere
- O porque “algún otro quiere”
Mi trabajo es asegurarme que la madre sepa distinguirlo.
Hay 2 tipos de razones para destetar:
Porque la madre quiere
Porque algún otro quiere
Os pongo un ejemplo real:
-Una madre que quiere destetar porque el dentista le ha dicho que hasta que no destete no puede arreglarle la dentadura, ya que ha de administrarle antibióticos y usar anestesia local.
Si en este caso no le hubiera preguntado a la madre el motivo, seguramente esta madre no sabría que ese no es un motivo real para dejar la lactancia si ella quiere continuar. ¿Os suena este ejemplo?
LA mayoría de las veces el destete no surge por voluntad de la madre, o al menos la idea inicial no parte de ella.
¿Por qué quieren destetar a veces las madres?
- Una madre que oye a su pediatra vez tras ves decirle:
-«¿Cuándo vas a quitarle el pecho si ya no le aporta nada?»
- o a su médico :
-«Dar tanta teta te está afectando. Te vas a quedar sin calcio»
- o a la esteticista:
-«Hasta que no destetes no puedo hacerte este tratamiento»
- o a la amiga:
-«Hasta que no destetes no vas a tener vida propia»
y así Ad infinitum…
Oímos todo tipo de “razones” para destetar de mano de profesionales de todos los ámbitos, de familiares, de “amigos”, hasta de la propia pareja.
«Razones» sin fundamento médico ninguno, «razones» que no son sino prejuicios.
Y lo grave es que este tipo de mensajes van dejando huella. Huella en la madre que se cansa de nadar contra corriente, de dar explicaciones, de pelearse para que le empasten una muela, o le operen la miopía o le depilen.
Algunos van más allá y apelan al bienestar del niño con mensajes amenazadores sobre su salud:
-“se va a quedar raquítico”
o su desarrollo:
– “va a desarrollar un complejo de Edipo” o “está demasiado apegado a ti, así nunca va a ser un adulto independiente” .
Parte de mi trabajo como asesora continuum es divulgar la realidad de lo que significa la lactancia, incluyendo que ninguna madre debería destetar si no quiere.
Coaccionar a alguien con mentiras para que destete debería ser punible, y mucho más si se hace en nombre de la salud. Es un asunto muy serio ya que la lactancia es la práctica normal de alimento para los bebés y niños humanos sus primeros años de vida, y como tal, impedirla o acortarla por prejuicios personales o culturales tiene serios perjuicios para la salud del niño y la madre.
No dejes que nadie decida por ti.
Si eres madre y amamantas, disfrútalo.
Y recuerda que lo ideal es que sea el propio niño el que ponga fin a ese proceso tan necesario.
Pero como toda relación con 2 partes, puede que seas tú quien decida finalizarla, y estás en tu derecho de hacerlo.
En ese caso, mi trabajo es informarte de cómo hacerlo de la forma menos traumática posible con el niño, teniendo en cuenta que seguramente él no piensa ni siente cómo tú.
Sea como fuere, el fin de la lactancia es un momento de duelo (para uno o para ambos), una etapa importante que acaba, y merece ser vivida de forma consciente y respetuosa, no con imposiciones externas.
Así que, si eres una madre que quiere destetar… lo primero pregúntate:
¿Por qué quiero destetar?
Nohemí Hervada
Asesora de Lactancia
Directora de Asesoras Continuum