Se cae llevando a su bebé a la espalda, y lo hace con estilo.

Se cae llevando a su bebé a la espalda, y lo hace con estilo.

Hace tiempo, leí una entrada en Monitos y Risas, acerca de qué pasa si te caes porteando. Soy torpe, tengo muchas cosas buenas, pero admito que soy de las que se da con la misma piedra, en sentido literal, 2 veces no, todas las que pase por allí.

Pero bueno, eso ya lo tengo asumido jjjj así que, cuando leí la entrada del blog, pensé que ¡¡menos mal!! que a mí nunca me había ocurrido, pensaba que cuando porteo, siempre voy con muchíiiisimo cuidado incluso cuando voy con el porteado y los 2 asalvajados que están a su alrededor.

Si, son mis otros 2 hijos, y no los etiqueto, es que me han salido así de fábrica, son muy movidos ellos. Pues como ya os podréis imaginar, ocurrió, y además, de la forma más tonta posible y por otra parte, me pasó, por lista.IMG-20150404-WA0028-2

¿Y por qué? porque me caí mientras miraba por el rabillo del ojo a una pareja que hablaban entre ellos y me miraban y cuando oí…. «pregúntala» pues justo ahí, cuando yo ya estaba más ancha que las gallinas, que estaba haciendo un repaso mental al nudo y al fular que llevaba, decidió aparecer un escalón, pero un escalón de los grandes,  ¡¡¡el padre de los escalones!!, y allá que me fui, caí en plancha.

Mi hijo llorando en la espalda, porque el pobre estaba durmiendo, yo tirada en el suelo con mi marido ayudándome a levantar… una estampa vamos…

¿Resultado? pues de lógica aplastante, la pareja me preguntó si estaba bien y continuó su camino… me imagino que al centro comercial más cercano a comprar el carrito mucho más seguro… ¡¡¡donde va a parar!!!

Cuando llegué a casa, con las rodillas doloridas, las manos arañadas y con un dolor enorme en mi ego y una vergüenza aún más grande, me dio por pensar en lo solas que nos sentimos a veces las que porteamos.

Porque si se cae alguien con un carrito, no pasa nada, nadie achaca al carrito el golpe. Yo creo, que incluso si se cae alguien con una mochila comercial, alias colgonas, tampoco pasaría nada, ha sido un traspiés. Pero yo me caí llevando a mi hijo en un fular a la espalda ¡¡¡¡locaaaa!!!... jjjjjjj.

Pero ¿sabéis?, enseguida se me pasó, porque, cada vez somos más las familias que porteamos. Cuando vamos por la calle, y vemos los carros vacíos o llenos, la mayoría de las veces con la compra y a los padres con el niño en brazos, nos concienciamos de la correcta posición de nuestra espalda, y de los beneficios tan enormes que supone el criar en brazos, pegaditos a nosotros.

Y además, ¿Y si en vez de llevarle atado, le hubiera llevado a caballito, a hombros, o a la cadera? Hasta en eso el porteo les protege, porque tenemos las manos libres para protegerlos o protegernos.

 

Paseando con portabebés en lugares no accesibles

 

Y porque cuando nos encontramos a alguien que portea ergonómicamente, nos solemos sonreír o mirar, como si nos conociéramos. Crea un sentimiento de tribu.

De hecho, hace poco, Red Canguro ha abierto su grupo en facebook y en sitios donde la gente pensaba que no había nadie más , resulta que hay un montón de personas cada vez más informadas, y que ven más allá de las marcas comerciales, los anuncios de neón , y las parafernalias.

¿Y tú? ¿De verdad crees que somos poc@s?

Por cierto, me curé las heridas, limpiándome bien con agua a chorro para quitar la arenilla, luego con jabón, y me eché clorhexidina (cristalmina), lo dejé al aire y se acabó.  A mi hijo porteado no le ocurrió absolutamente nada, salvo que se despertó.

Y si la familia que me vió, lee esto, gracias por el interés, no nos pasó nada y espero que acabasen porteando. Que caerse le puede ocurrir a cualquiera, vaya con bebé, sólo o con bastón.

 

¿Me hago una trenza en el pelo o me anudo el fular? Desmitificando los anudados de fular

¿Me hago una trenza en el pelo o me anudo el fular? Desmitificando los anudados de fular

 

Hace unos días, mientras esperaba en una cola de pasajeros me fijé en dos chicas jovencitas que iban delante. Las dos llevaban el pelo recogido con unas trenzas, cada una de diferente forma.

No sé qué me llamó la atención, pero no podía dejar de mirar esas trenzas.

 

Los mechones de las trenzas entraban, salían, realizaban dibujos perfectos, se mezclaban con nuevos mechones con el resultado de un peinado muy bonito y llamativo.


Ahí estaba dándole vueltas a por donde iba cada mechón y sintiéndome una inútil por no saber hacerlo yo misma, cuando pensé en los anudados del fular.

Si comparo mi situación de las trenzas con el fular, cualquier persona que vea un fular anudado pensará que cómo es posible no liarse con tanta tela y saber exactamente por donde tiene que pasar en cada momento para conseguir el resultado esperado. Y sin embargo ¡yo no sé hacer una trenza!

Una de las primeras preguntas que realizan los papás que quieren portear es ¿Sabré hacerlo yo solo? ¿Aprenderé a colocarme el fular? 

A la que con toda seguridad yo les respondo que por supuesto, todo el mundo puede aprender, con un poquito de ayuda

Como todo en esta vida, cuando ya sabes hace cualquier cosa, ya no te parece difícil. Por supuesto que hay niveles de conocimiento, no es lo mismo una trenza de colegiala que una de peluquera de boda,  pero con una buena base es mas fácil enfrentarse a nuevos retos.
Aquí voy a desgranar los 4 tipos de pases del fular que son la base de todos los anudados.

Atencion: ¡En todos ellos el  ombligo del bebe está en contacto con el adulto que le portea , su espalda está redondeada y sus rodillas más altas que el culete!
 
Pase horizontal: la tela llega desde un lateral del torso del porteador, y sale por el otro lado del torso. Esta tela hace una bolsa dando soporte de rodilla a rodilla. Por ejemplo en la cruz envuelta, este pase se realiza en el pecho del porteador.

Pase en cruz: La tela va desde un hombro a la cintura contraria, y a la altura de la rodilla del bebé, la tela se pasa entre tu bebé y tú. Normalmente se hacen 2 cruces, cada una desde un hombro. Puede realizarse desde el hombro hacia la cintura (de arriba abajo) o de la cintura al hombro (de abajo a arriba). La ventaja de este pase es que la bolsa no se puede deshacer (por mucho que el bebé estire las piernas) , por lo que es un pase muy seguro cuando se empieza a portear. Por el contrario, es un anudado que marca una cruz en la espalda del bebé y esto lo tenemos que evitar en la medida de lo posible. Además si no se bascula correctamente la cadera del bebé o no se extiende la tela de rodilla a rodilla puede resultar en un anudado con las piernas colgando. Un ejemplo de este tipo de pases se ve en la “cruz doble”.

Pase en hamaca: la tela va desde un hombro al torso contrario formando una bolsa de rodilla a rodilla del bebé y quedando la tela entre el ombligo del bebé y tú. Normalmente se pasan dos “hamacas”. Se conoce también como “rebozo”. Ya estaréis imaginando un ejemplo de este pase es la “Doble Hamaca”. La bandolera usa también este pase.

Pase en U: la tela vas desde un hombro hasta el otro haciendo formando una bolsa, donde se coloca al bebé y quedando la tela entre el ombligo del bebé y tú. Es el pase que mejor respeta la postura fisiológica del bebé. Es la base del anudado “Canguro delante”

Esta ilustración resume los 4 tipos, la he hecho yo a mano… no te rías, parece que me he inspirado en el bebé paleolítico de este post 🙂

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Todos estos pases pueden realizarse en el pecho o en la espalda, y pueden combinarse unos con otros, junto con variaciones, dando lugar a decenas de combinaciones de anudados.
¿Te has quedado con ganas de más?, en los próximos post desgranaremos los anudados uno a uno para que aprenderlos resulte más fácil. No te los pierdas

 

*Fotografía Trenza de Maegan . Licencia CC Attribution 2.0 Generic

Mi Fibromialgia, el porteo y yo

Mi Fibromialgia, el porteo y yo

Hace unas semanas os presentábamos el arranque del Primer Estudio Relacional Porteo-Fibromialgia. Seguimos recopilando datos., si quieres puedes pinchar aquí para más información.

Y Hoy quiero contaros de primera mano mi experiencia en el porteo siendo afectada de Fibromialgia.

Hace muchos años, antes de que naciera mi hija Sira en 2009,  ya sabía que sufría de Fibromialgia. Mi madre es afectada y muchos de los síntomas y sensaciones eran viejos conocidos.

Sé perfectamente cuándo tuve el primer brote agudo de Fibromialgia. Fue dos o tres años antes de nacer mi pequeña y fue tras una noticia dramática en mi familia. Recuerdo hoy como si fuera ayer el latigazo que recorrió todo mi cuerpo dejándolo dolorido y entumecido y ese dolor y entumecimiento, en mayor o menor grado, no volvió a irse más. Me acompaña día a día, algunas batallas las gana él, y otras yo, pero desde ahora, desde el comienzo de mi relato, os digo que la guerra la gano yo. Porque creo firmemente que la actitud es un primer punto a tu favor, es una compañera de batalla que es bueno tener de nuestro lado.

Yo pospuse el diagnóstico firme durante años, no lo sentía necesario y no lo necesitaba. Aprendí a vivir con lo que había que por aquellos años no era excesivamente limitante o intenso.

Soy madre de una niña que cumplirá en junio seis años y espero un nuevo bebé para agosto de este año.  OS cuento esto porque también hablaré de pérdidas, que afectan también en esta enfermedad. La mayoría de enfermedades autoinmunes se comportan de una manera más ligera durante embarazos o lactancias. No siempre y no todas, es lo que hace complejas estas afecciones, pero en mi caso si es así. En mis cuatro embarazos han bajado los síntomas de diferente forma y es algo a tener en cuenta porque te enseña cosas del funcionamiento de tu propio organismo.

En mi primer embarazo, que duró apenas 6 semanas, no noté ningún cambio pero tampoco había llegado el planteamiento de que pudiera tener Fibromialgia. No tenía ningún tipo de síntoma y por lo tanto no noté ningún tipo de cambio, corría el año 2003.

Mi segundo embarazo, el de mi pequeña Sira, sí que me permitió observar una bajada en picado de todo tipo de síntomas desde el primer día de embarazo. Llegué a olvidarme que era afectada. Por aquel entonces lo que yo notaba más agudo era un síndrome de colon irritable asociado, alteraciones de sueño, trazos de fibroneblina y sensibilidad sensorial extrema en según que situaciones y sobre todo en la parte superior de mi cuerpo, especialmente parte superior de la espalda y brazos. Estos últimos en ocasiones no eran míos, pesaban, dolían, no podía levantarlos y hacer el juego de cualquiera de sus articulaciones era una pesadilla.

Pero todo desapareció, todo y quedó sólo un ligero entumecimiento en muñecas. Tanto es así que yo durante mucho tiempo bromeaba comentando que no necesitaba test de embarazo: si mis síntomas bajaban, ahí estaba el test más fiable.

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Nació mi hija en 2009 y los síntomas siguieron aplacados durante la lactancia. Llegas a olvidar que esta ahí, agazapada, esperando para ocupar el hueco que cree que le pertenece.

Creo que no soy la única que trata a la enfermedad como si tuviera entidad propia, y es que afecta a  tantas facetas de tu día a día, tienes que tenerla en cuenta para todo tipo de cosas, que al final es una más en casa. Sobre todo porque no te afecta sólo a ti, afecta a todo tu entorno y el alcance que tiene es grande.

Retomando, durante la lactancia de mi hija, todo estaba en calma, más o menos, en cuanto a la Fibromialgia. Pequeños repuntes pero nada especialmente limitante.

Es entonces cuando entró el porteo en mi vida. Desde 2009 hasta el día de hoy he probado absolutamente de todo, se convirtió en eje vital y profesión, en mi pasión al tiempo que mi trabajo.

No notaba gran diferencia en el uso de uno u otro portabebés. Siempre he escogido, porque me sentía más cómoda y segura, portabebés simétricos: Fular de Tejido Rígido principalmente, el cual tuve que aprender a usar, anudar, colocar, tensar de una forma muy suave para no notar dolor o tensión en muñecas y cuidar especialmente el giro en hombros. Pero me daba más libertad que otros portabebés, me permitía ajustarlo en función de mis necesidades de ese día en concreto.

Menos segura me sentía con bandoleras o similares, portabebés con una carga de peso asimétrica. Con ellos notaba mi estabilidad más afectada y su uso lo limitaba a momentos esporádicos y concretos, o para uso doméstico.

Tras los Fulares, vinieron MeiTais y Mochilas Ergonómicas, que cumplían esa característica que yo buscaba en ese momento de aplomo, de simetría y de apoyo bien equilibrado. Buscaba siempre poder ajustar con el porteo según me notara yo a todos los niveles ese día.

Nunca me gustaron los Pouch, por ejemplo, por esa característica de falta de ajuste milimétrico. No me permitían ajustar para nada en cuanto a lo que yo necesitaba y nunca me sentí segura y cómoda en su manejo. Me daban poco margen de ajuste personal y fueron rápidamente descartados.

Todo esto se mantuvo así hasta el destete de Sira. Con tres años y medio decidió que había llegado nuestra última toma y justo ahí se desato la madre de todas las batallas.

El repunte de síntomas fue brutal, aunque en realidad lo peor estaba por llegar pero en ese momento no lo sabía y me parecía que ésa era la gran pesadilla.

Todos los síntomas se descontrolaron, subieron, aparecieron nuevos síntomas y justo entonces decidí buscar un diagnóstico oficial y firme.

Aún recuerdo a mi médica de cabecera diciéndome que dado todo lo que yo le contaba, me agarrara bien porque estaba bastante más que claro.

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Un mes y  medio después salía de una consulta de reumatología con un papel que ponía lo que yo ya sabía. Temblando como una hoja, era una afectada más de una enfermedad poco conocida y aún menos reconocida o tenida en cuenta. Sólo por verlo escrito en un informe me sentí mucho peor, no era lo que yo buscaba. Pensé que sentiría alivio y por el contrario me sentía condenada. Me duró  unas semanas esa fase de duelo intenso.

Pero lo capeé como hago con todo,  con dosis de paciencia y buen humor y ver hasta donde podía estirar los limites. En este tema no entiendo de zonas de confort y no le permito que me ate a mi casa o mi cama. Me gusta pensar que soy ese tipo de personas que a todo lo negro le saca blancos o matices de grises brillantes.

En cuanto al porteo que es lo que nos trae hasta aquí, se reafirmó mi experiencia anterior, sólo que me costaba bastante más anudar las tiras de un MeiTai y me ayudaba más una mochila. La niña ya tenía por entonces tres años y medio y durante un tiempo me limité a usar un par de buenas mochilas ergonómicas  adaptadas a su edad y envergadura, y poco más. Con el tiempo, fui volviendo a mis queridos fulares, poco a poco, pero cambiando nudos o posiciones que fuesen menos exigentes para mis articulaciones y me, dieran al mismo tiempo, un sostén más solido a nivel confort. Nudos con fulares de mezclas más estudiadas, linos gruesos o cáñamos, o fulares de algodón con un grosor superior, evitando todos aquellos que se clavaran por poco que fuera.

Buscando sobre todo posiciones en espalda, bien asentadas, con varias capas y bien estructurados, evitando presión en cintura o torso. Por esos momentos mi nudo fetiche era un canguro a la espalda, reforzado y con acabado tibetano, siempre el mismo, con los mismos pasos estudiados y las tensiones compensadas o una buena doble hamaca bien compensada y ajustada.

Para brotes muy fuertes, en los que no me fiaba de mi propia estabilidad y por seguridad de ambas, opté por una silla de paseo muy ligera que fue una gran aliada en ocasiones. Fue necesaria y reconozco que me costó hacerle hueco en el día a día, pero era una cuestión simple de salud y seguridad. Algunos días no podía y no debía portear a la pequeña, por ella y por mí.

Durante esa época probé un poco de todo. Tenía un tratamiento farmacológico que casi acaba antes de tiempo con nuestra lactancia por falta de información de los médicos. Una vez más la red de madres y comadres funcionó y decidí dejar de forma paulatina  la medicación porque no me permitía vivir como yo quería.

Casi a la vez que el  diagnóstico llegaron las ausencias y una fibroneblina muy intensa, hasta el punto de no saber dónde estaba en mi propia casa. Duraban minutos y tenían una frecuencia de una o dos cada quince días. Fue subiendo y subiendo su frecuencia hasta producirse hasta siete u ocho en un solo día. Y ahí me di cuenta que le había soltado las riendas y volví a sujetarlas cortas. Pasamos unos meses haciendo más pruebas y estaba claro que esas «ausencias» eran puramente tensionales, era una olla a presión. Mi hija las detectaba con facilidad y me avisaba que me «había ido de viaje», me daba mucha rabia que ella me cuidara en esos momentos, porque tenía apenas cuatro años.

Acupuntura, reflexología, masajes, yoga, en mi caso todo funciona relativamente bien durante un tiempo, hasta que dejaba de hacerlo, sin más.

Pasé mucho tiempo sin ningún tipo de tratamiento salvo analgésicos fuertes cuando estaba en brote muy fuerte. Brotes incapacitantes que veía venir desde días antes y que me tumbaban varios días. De nuevo una buena red de comadres ayudó y mucho.

Hace poco más de un año tuve una nueva pérdida en un tercer embarazo, de nuevo en torno a la semana siete. La subida de síntomas en este caso, el repunte que sufrí, fue brutal. Hasta el punto de pensar que le había perdido por completo el control y nunca más lo retomaría. Llegué a estar fuertemente medicada, casi no era yo misma. Cualquier pequeño cambio de temperatura ambiental se convirtió en un tormento. Aparecieron en mi casa los bastones y el miedo a salir a la calle a la mínima brisa o cambio climático. Pero no fue así: amordazar a la bestia en ocasiones depende mucho de una misma. Llevó un tiempo pero la amordazamos de nuevo.

Mi pequeña se “desporteó” este verano pasado tras cumplir los cinco años. Lo añoro tremendamente. Aún pide de cuando en cuando que la suba en mis piernas, sentadas las dos, arropadas por un fular, y es nuestro ratito de paz. Para nosotras el porteo ha sido vida. En muchas ocasiones no hubiese podido tomarla en brazos sin esa ayuda extra, es una niña muy intensa y el porteo es justo lo que necesitaba, lo que necesitábamos la dos.

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Actualmente estoy embarazada, en agosto de 2015 nacerá mi pequeño. La bajada de síntomas en esta ocasión no fue tan acusada como las veces anteriores. Esta ahí aletargada, enseñándome cosas nuevas de mí misma.

Llevo sin medicación de ningún tipo desde enero de 2015, cuidando mucho la alimentación, tendiendo a una alimentación con más base vegetariana y procurando controlar todo tipo de excesos.

Los síntomas han bajado a un nivel suficiente para sentir la tentación de olvidar que esta ahí, con una diferencia: ahora no quiero olvidarlo, ahora quiero tenerlo más presente que nunca y por eso nació el Primer Estudio Relacional Porteo-Fibromialgia. Porque desde mi experiencia personal y profesional creo que puedo ser de ayuda y no sería lícito o ético no hacerlo.

Esta es a grandes rasgos mi historia ¿Nos cuentas la tuya? ¿Quieres participar y aportar tu experiencia en el estudio?. Puedes hacerlo leyendo este post y completando el cuestionario, al que tienes acceso pinchando aquí.

Empezamos la  3ª Promoción de Asesoras Continuum

Empezamos la 3ª Promoción de Asesoras Continuum

Estamos muy felices de empezar un nuevo curso.
Este año empezamos antes  el curso, por lo que mientras la 2ª promoción entra en la recta final de su año de formación intensiva, la 3ª promoción empieza hoy con su primera clase de la mano de Elena López.

Por tercer año consecutivo 20 mujeres han apostado por formarse con nosotras. Han apostado por un proyecto serio, basado en la experiencia, en la colaboración, en la profesionalidad y en el respeto. El respeto a los bebés y a sus familias. El respeto a nosotras como profesionales de la maternidad, el respeto a las decenas de expertos colaboradores que comparten con nosotros su saber y su experiencia profesional en diferentes ámbitos. Y el respeto a la individualidad de nuestras alumnas dentro de un marco común.

Es una satisfacción personal ver como año tras año recibimos casi un centenar de solicitudes para la formación,  y muchos más correos pidiendo información y felicitándonos por la iniciativa.
En este año hemos visto despegar emprendimientos de nuestras alumnas de la 1ª y 2ª promoción. Han ido definiendo sus objetivos profesionales y compaginándolos con los personales. Han encontrado una forma de trabajar en la que se sienten cómodas y representadas. Cada una destacando en su propia habilidad personal, pero todas teniendo en mente que somos un equipo y que juntas conseguimos más que la suma de nuestro trabajo individual.

Seguimos trabajando con la 2ª promoción y con las alumnas de la 1ª promoción que siguen con nosotras en nuestro programa de formación continua. Este año hemos ampliado el Equipo de Formación , e incorporado un Equipo Continuum de alumnas que trabajarán junto a nosotros para que este año sea todavía más fácil disfrutar de la formación y del trabajo que proponemos.

Asesoras Continuum crece y es gracias al apoyo  la confianza de muchas personas.

Hoy quiero dar la bienvenida «oficial» a las nuevas alumnas de Asesoras Continuum 2015.

Alumnas Continuum 2015

Quedaos con sus caras y sus nombres porque de seguro vais a ir viendo su progreso en el mundo de las Asesoras de Maternidad.
También os recordamos que aún estáis a tiempo de uniros a nosotras con la fórmula oyente, es decir, recibiendo toda la formación y clases, con apoyo de tutorías grupales periódicas.

Si tienes poco tiempo, si quieres empezar este camino que aún no sabes si es el tuyo o si tu situación económica es limitada, esa es tu opción.

Y si quieres formarte en algunos de nuestros módulos eres bienvenida.

Tenemos el mejor equipo  y el temario más completo en Porteo.

Formación de Porteo Continuum

Pero puedes realizar cualquiera de nuestros módulos sueltos. Contacta con nosotras si quieres más información.

El 2015 empieza con la energía de muchas mujeres trabajando juntas para cambiar cosas.

Estamos cambiando cosas.

¡Únete a nosotras!

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