Una maternidad a solas

Una maternidad a solas

Hoy quiero compartir contigo una vivencia. Una que quizá te suene, un  poquito o quizá mucho.
No sé si has sentido alguna vez como la oscuridad o un vacío aparece  cuando se supone que tiene que ser el momento de tu vida más feliz.

Y  hablo de ese momento en que por fin ves la cara a tu precioso bebé, y pasan los días, y más días, semanas, meses…

 

Hace poquito me contaba una chica todas las visitas que había tenido recién llegada del hospital, como se iban turnando a su bebé, cómo le pedían darle el biberón… porque sí, a veces ese dolor en el pecho que se transforma en herida y sangra… es tan insoportable que no hay otra salida.

O eso pensamos. Porque estamos solas. Solas. Porque ni tan siquiera hemos pensado en que pueda haber alguna profesional que entienda de esas cosas.

Esto está cambiando, por suerte ahora hay mucha información, pero no siempre llega a tiempo. Existen las asesoras de lactancia, de porteo, de maternidad en general… Pero no sabemos dónde ir, dónde buscar. Porque quizá los primeros profesionales con los que tienes contacto en tu maternidad no están por recomendarte que busques ayuda dónde ellos no te la pueden ofrecer. Aunque esto también está cambiando.

Y sí, la mayoría de veces es un servicio privado, pero créeme, merece la pena, o ir a grupos de lactancia o crianza dónde te sientas cómoda, te lo dice una que ha hecho una lactancia de 4 años y medio con pezonera 😉 He de decir, que busqué ayuda, dos comadronas, una me ridiculizó delante de más de 20 madres (todo un detalle en el puerperio) y otra… bueno… fue cariñosa conmigo pero no supo ayudarme. Y cómo me decían que total me iba a doler durante dos meses… en fin, creo que podríamos escribir entre todas un libro.

 

Quizá hayas vivido todo lo contrario, una situación en que tienes una madre que sabe lo que realmente necesitas (que es cuidar a tu bebé y a ti misma) y se pone a hacer todas las cosas que tú no tienes que hacer ahora, como limpiar, atender a las visitas o quizá hasta preparar comida.

A veces esa figura es una amiga, a veces, el padre es un súper padre, que ahora los hay a miles y consigue llevarlo todo al día, casa, atención plena hacia ti y vuestro bebé y encima le da tiempo de ir a trabajar. Pero no pasa nada, ha podido entrenar esto durante 15 días (quizá puedas leer esto con un toque de ironía).

Lo que quiero hacerte llegar con mis palabras, es que busques ayuda siempre que lo necesites, sin dudarlo. Que la pidas, que te hagas con una tribu de amigas, virtuales y no virtuales. Te harás más fuerte sin darte cuenta y tendrás alrededor a mujeres que han vivido o viven lo que vives tú. Y si puedo ayudarte, escríbeme… Ya sabes dónde encontrarme 🙂

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8 consejos para practicar el #BePositiveMyFriend

8 consejos para practicar el #BePositiveMyFriend

Hoy he amanecido con noticias de una amiga a la que criticaban y juzgaban en su práctica profesional. Viviendo en el mundo competitivo y feroz en que vivimos, no debería llamarme la atención, lo sé, aunque conociéndome, es normal que me haya removido, después de todo, aún sigo siendo sensible a las injusticias, y me indigno cuando el ser humano, capaz siempre de la más alta nobleza, se comporta con bajeza.

Mi primera reacción ha sido obviamente la de animarla, y recordarle aquello consabido del «Ladran, luego cabalgamos…», de que está en el camino correcto si la critican y de que, sobretodo no desfallezca, que no va a ser fácil pero es porque vale la pena… y bla bla bla… Pero después me dio rabia de mi misma, porque me di cuenta de que estamos tan programadas en el juicio y en que lo bueno y lo que vale la pena ha de ser difícil, en aquello de que «la fama cuesta» que ya lo esperamos, y hasta nos preparamos para ello. Y no debería ser así. Pero esta sociedad vapulea a la mujer que triunfa una y otra vez, por salir del redil y dar la nota, y nosotras aún jaleamos.

  • ¿Porqué una mujer no puede sentir el deseo de hacer aquello que la hace feliz?
  • ¿Porqué una mujer no puede formarse y ser una experta y un referente?
  • ¿porqué una mujer que trabaja por y para otros en tareas de cuidado y acompañamiento debe entregarse feliz y sumisa a la causa sin emitir queja alguna ni expresar cansancio o desazón?
  • ¿porque vemos tan mal que una mujer emprenda, que trabaje, que prospere, y aún peor, que quiera cobrar por ello?

Isabelle ArsenaultEstoy harta de ver en estos entornos maternales, envidias, rencillas, pullitas, puñaladas traperas por la espalda, y hasta problemas graves derivados de otros, y especialmente de otras mujeres, madres y colegas. Y no puedo por menos que preguntarme ¿qué hicieron con nosotras mientras se daba la clase de inteligencia emocional? nos mandaron a por tizas y fuimos raudas y veloces con tal de agradar al maestro?

¿Porqué perdemos tanto tiempo, y tanta energía en criticar, en juzgar, en zaherir, en ofender, y en sembrar falsos testimonios sobre otras mujeres?

¿Porqué tanto empeño en reprobar todo lo que no va con nosotras, lo que hacen las demás? ¿No será a caso que nos duele el efecto espejo, que nos muestra a dónde querríamos llegar y no tenemos el valor ni tan siquiera de acercarnos?

¿Porqué esa necesidad de murmurar en cuanto otra cruza el umbral? ¿Acaso estamos nosotras exentas de correr la misma suerte media hora después?

Si estás leyendo esto te pido que te hagas y me hagas un favor. Aprende a contar hasta 10 antes de abrir la boca. Y hazlo sólo si lo que vas a decir suma. Si las palabras que vas a lanzar al universo y van a programar nuestro futuro común, van a traer más cosas buenas que malas. Si no es así, mejor cállate y recapacita. Piensa bien de dónde nace esa actitud tuya, tu odio, tu rencor, tu rabia, toda esa pena profunda que te llena las tripas… respira profundo.. y cuando te calmes escucha estos consejos que te traigo hoy:

1. Quiérete más.

¡Mucho más! Como dice mi madre: «desde que te levantes hasta que te acuestes y aún en sueños». Pondría la mano en el fuego y sin quemarme si te digo que debes ser tú la persona más dura y cruel contigo misma. ¿A que si? Anda, ¡Perdónate alguna vez!. Nada, absolutamente nada es tan grave como para que le dediques más tiempo que el de prepararte un buen café.

2. Cuestiónate.

Te parecerá un ejercicio difícil, pero te aseguro que en tu mano está desprogramar aquello de tu manera de ser que no te gusta, y el primer paso es darte cuenta de dónde viene. Si es algo heredado, educacional, una costumbre, un mal hábito, una excusa, una manera de llamar la atención. ¡Puedes lograrlo! Identifícalo y pregúntate ¿qué te aporta? o si te hace feliz. Como te decía antes, lo que no suma resta así que, neutralízalo, déjalo ir y se esfumará en un santiamén. Te lo prometo.

3. Disfruta del silencio.

¿No os ha pasado nunca que soltáis algo y de pronto pensáis: «¡Uupps, en mi cabeza sonaba mejor!»?. Pues eso. Sed comedidas en vuestras expresiones públicas. La mujeres, en general, tendemos al cotorreo y solemos ser luego esclavas de nuestros excesos de verborrea y parlanchinismo. Cada vez que te surjan ganas de soltar un exabrupto a deshora o un pensamiento negativo, plantéate qué podrías hacer para traducirlo a este nuevo lenguaje del #bepositivemyfriend, y si no lo consigues, mejor no digas nada. En estos casos, tu sonrisa es tu mejor aliada.

4. Sé asertiva.

Esta es sin duda la tarea más difícil. Porque nadie nos ha enseñado a comunicarnos de manera no violenta y somos sin duda alguna la sociedad más violenta que puebla la Tierra. La evolución de nuestro cerebro y el poder del lenguaje nos ha hecho un flaco favor y la educación patriarcal también (pero eso para otro post 😉 ). Somos el mamífero más capaz, en lo que a comunicación se refiere, y sin embargo ese don, muy a menudo nos juega a la contra. Nuestro patrimonio verbal debería usarse desde el yo, y no contra/hacia el vosotros, esperando una reacción externa que nos haga sentir mejor. Si aprendes a expresar desde ti misma, de manera clara pero concisa, con respeto a ti misma, pero siendo tolerante con el otro, sin duda disfrutarás de relaciones más saludables.

5. Vive sin límites.

No constriñas tus sueños ni los de los tuyos. Si vives tu vida dispuesta a que puedan pasar cosas maravillosas, pasarán. Debes vencer el miedo al fracaso. Aprende de los niños. ellos tienen claro que sin chichón no hay gateo, ni pasos, ni carreras… Confía más en ti misma, en tu entorno, en tus hijos, en la capacidad de cada cual para autogestionar su propia felicidad. Si cedes un poquito de control y sueltas lastre, vas a viajar más ligera y descubrirás nuevos puertos que ahora ni te imaginas.

7. Responsabilízate!

Este punto es verdaderamente importante, si de verdad quieres formar parte del cambio que necesitamos como sociedad. Cada palabra y cada paso cuenta. Todo lo que hagas, digas, sientas, y hasta pienses puede ser, y debes vivirlo como algo transcendental: llévalo a cabo siempre por un fin mayor. Ver tus pequeñeces diarias desde otra magnitud de miras va a darte motivos suficientes para enfrentarte a ti misma y a vencer todos tus miedos sin excusas.

8. Empodérate!

Apóyate en otras mujeres. Aprende a amar su esencia. Aprende de sus diferencias. Nútrete de sus caricias, sus palabras y sus silencios. Bríndales una sonrisa sincera, un abrazo cálido y un hombro siempre. Busca tu tribu, rodéate de comadres, de amigas, y sobretodo de AMIGAS, serán pocas, no te voy a engañar, sobran dedos de una mano, con suerte de las dos, pero esas, las de verdad, las incondicionales, te enseñarán sus secretos, darán alas a tus sueños, te rescatarán de tus naufragios, te mostrarán el camino de regreso, te robarán una sonrisa en los días grises y se alegrarán por ti cuando todas las demás, estén verdes de envidia.

Adiós bebé, hola niño

Adiós bebé, hola niño

Adiós bebé, hola niño

 

Estar de celebración y estar de duelo… contenta pero triste… eufórica pero desanimada…  Así me siento éstos días en los que mi último bebé es cada vez menos bebé y cada vez más niño. En éste carrusel emocional en el que me digo que debería sentirme feliz porque mi pequeño crece sano y fuerte, pero mis entrañas se rebelan diciéndome que está creciendo demasiado rápido y que ya no habrá más barriga de embarazada, ni parto, ni olor a recién nacido, ni ropa minúscula, ni todas esas cosas de “bebé pequeño”.

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No puedo quejarme, me digo a mi misma. Tengo cuatro hijos, son más de los que suele tener la mayoría. Y no quiero tener más. Aún así, mis entrañas opinan otra cosa, se revuelven cuando ven a un bebé recién nacido, siguen teniendo ansias de vida… Es como una lucha de mi cerebro contra mis instintos primarios ¿estoy completamente loca? Creo que no.

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Pienso en los demás mamíferos. Perros, gatos, osos, caballos, monos, koalas, vacas, zorros, ballenas… ¿Conoces a alguno que tenga algo parecido a la planificación familiar? Me da la risa sólo de pensar en una pareja de ratones de campo diciendo que “ya se plantan”. También es cierto que no todos los mamíferos tienen una relación tan estrecha con sus hijos ni el grado de implicación de por vida que tenemos nosotros, pero hay un gran número que sí, y ni unos ni otros paran de tener hijos durante toda su vida reproductiva.

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Por lo tanto, y respetando por supuesto a las mujeres que deciden no tener hijos o que tienen x y no sienten la necesidad de tener más, creo que es, hasta cierto punto, normal sentir deseos de seguir teniendo hijos, a pesar de que “ya se tienen suficientes”. Porque el “suficientes” lo pone nuestra parte racional, nuestro “nuevo cerebro” pero lo cierto es que biológicamente estamos hechas para tener descendencia durante toda nuestra vida reproductiva, como el resto de nuestras compañeras mamíferas. Es desde luego lo que nuestro cuerpo nos pide y por eso seguimos siendo fértiles mucho tiempo después de haber decidido que no vamos a tener más descendencia.

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¿Tener un hijo detrás de otro? Eso hoy es impensable, al menos en sociedades como las nuestras. Hoy día, que criamos en la soledad de nuestras cuatro paredes. Que somos una o dos personas para criar a 1, 2, 3, 4… Una sola persona o una pareja… dónde antes había una tribu entera.

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Mi bebé, ese con el que paso 24 horas del día y muchas de esas horas sola, ya corre, habla (a su manera), me lleva la contraria… y yo me lo miro y me pregunto ¿cuándo ha pasado esto? ¿cómo es posible que haya crecido tan rápido? Y a veces la mano se me va instintivamente al vientre, vientre que lo albergó y que no va a albergar a más bebés. Y siento tristeza… y luego siento rabia por sentir tristeza, y luego tristeza por sentir rabia…

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Hay muchos tipos de duelo. En el caso de la maternidad los más conocidos (aunque no tan normalizados como nos gustaría) suelen ser el de no poder tener hijos o el de perder a un hijo (antes, durante o después del parto). Pero ¿existe también un duelo para la mujer que se despide de su etapa reproductiva? Y no hablo de la menopausia. Hablo de ese momento en el que te das cuenta de que ya no vas a tener más hijos. Ese momento en el que te dices que deberías dejar de girarte cada vez que ves pasar un carrito de bebé. Ese momento en el que te dices que deberías dejar de comprar portabebés porque tu hijo ya apenas quiere ser porteado. Ese momento en el que tu corazón deja de latir por un momento y sientes como si te faltara el aire, como si estuvieras en el fondo de un abismo, ese momento en el que cae una estrella, se hace el silencio y sí, te das cuenta de que ha acabado una etapa y empieza otra.

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Yo estoy en ese momento ahora mismo… y trato de disfrutar cada segundo que mi bebé “grande” me otorga, olerle, mirarle, portearle, darle el pecho… porque sé que esto se acaba… y quiero y no quiero que se acabe.

Porque llegará el día en el que ya no querrá ir aúpa… ¿os suena esa frase de “se acostumbran a los brazos”? Bien, pues es mentira… tarde o temprano, queramos o no queramos, abren sus alas y echan a volar…

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[youtube http://www.youtube.com/watch?v=U1ZoEubNTCo]

 

Y aquí estaremos para ver cómo emprenden el vuelo.

Porteo NO hiperpresivo® – Parte 1 – Fular delante

Porteo NO hiperpresivo® – Parte 1 – Fular delante

Una de las bases de Asesoras Continuum es el Porteo Consciente®. Y una de las bases del Porteo Consciente es mirar el impacto del mismo en el cuerpo del porteador. El suelo pélvico es uno de los afectados en el porteo, sí o sí hay que cargar un peso y eso sin duda hace que nuestro sistema se vea perjudicado.

 

Pero si sabes como hacerlo puedes minimizar ese impacto.

Este es el primer post de una serie de Porteo NO hiperpresivo®  y en este caso hablaremos nudos con fulares con anudados llevando al bébé delante. Te expondré fotos del resultado final del nudo y tutoriales de cómo hacerlos.

Canguro: Este es el rey de los No Hiperpresivo, normalmente cuando pensamos en este tipo de anudados pensamos en el Canguro, pero hay muchos otros.

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Iria Álvarez de Cal de Arkhé, Asesora Continuum de la 2ª promoción muestra el nudo Canguro delante

Cruz Envuelta: Si si, has leído bien, cruz envuelta. O más bien una variante de la cruz envuelta. En este vídeo Laia Simón (Asesora de porteo Mimos y Teta y en formación de Asesora Continuum)  nos demuestra como terminar este nudo para que no tengamos que anudar en la cintura.

http://https://www.youtube.com/watch?v=ZZ-rrfMJSMI

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Iria Álvarez de Cal de Arkhé, Asesora Continuum de la 2ª promoción nos enseña otra forma de hacer la Cruz Envuelta de forma NO hiperpresiva

Media Cruz Envolvente: Es un nudo asimétrico, pues el peso carga en un sólo hombro. Válido desde recién nacidos y lo puedes hacer con un fular corto.

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Iria Álvarez de Cal de Arkhé, Asesora Continuum de la 2ª promoción haciendo el núdo Media Cruz Envuelta

Puedes aprender a hacerlo en este Vídeo de  (Asesora Continuum en formación)

Cruz Simple: Es un nudo para bebés a partir de los 3 o 4 meses, desde que sostienen la cabeza y tienen mayor tono muscular en la columna. Además puedes hacer el nudo corredizo por lo que puedes hacer un pre-anudado con un fular tejido facilmente. En este tutorial lo explica Elena López.

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Carolina Sanchez, Asesora Continuum y directora del proyecto Soñando Duandes nos enseña como queda el nudo con su pequeño

 

En definitiva lo que debemos evitar son los anudados a la cintura para proteger el suelo pélvico, sobretodo los primeros meses de puerperio.

Próximamente veremos nudos a la cadera, a la espalda y utilizando otro tipo de portabebés.

¿Se te ocurre alguno que no esté en la lista? Anímate a compartirlo.

Duelo gemelar: luces y sombras

Duelo gemelar: luces y sombras

Se da por sentado que un duelo es algo triste y que un nacimiento algo alegre.

¿Pero qué pasa si estas dos cosas pasan a la vez?

Eso me pasó a mí y de alguna manera aún me pasa.

¡Hoy hace 6 años exactos!

 

Cuando estás embarazada te sientes muy especial y eres un poco el centro de atención. Si estás embarazada de dos te sientes más especial aún. Hay cada vez más embarazos gemelares pero siguen siendo algo que llama la atención.

Yo estaba muy muy feliz porque además desde el primer momento desee un embarazo gemelar. Y a la pregunta “¿niño o niña?” contestar ”los dos!” era la caña!

 

Duelo gemelar

Camiseta de embarazo tuneada Niña o/& niño

 

Pero trás nacer mi niña, mi niño nació muerto. Aquí cuento un poco más si te interesa.

Mi embarazo gemelar no iba a acabar en una maternidad múltiple.
Acabó en un maternidad simple…
¡Pero no fue tan simple!

Empecé a buscar información en internet a ver si me ayudaba. En esa época había poca información pero leí muchos testimonios, también leí el libro de La cuna vacía. Todo me ayudó, pero no encontraba ningún testimonio parecido a mi historia con el que me podía identificar.

Encontré muchos testimonios de aborto, poco tan avanzados y ninguno que haya sido sólo unos de ellos en un embarazo múltiple. Así que hoy os cuento un poco por si puede ser de ayuda para otras madres.

 

Con el duelo me volví bipolar.

  • Por una parte, estaba feliz, exultante y todo-poderosa como se tendría que sentir una madre recién parida con su bebé en brazos. El cóctel de hormonas que se suelta tras el parto (a pesar de haber sido cesárea) ayudó bastante.

 Más adelante la lactancia de la mano de la oxitocina me salvó de la depresión, estoy convencida.

Iba muy concienciada en darles el pecho y me había informado leyendo y acudiendo a un grupo de apoyo a la lactancia en el embarazo. El apoyo es primordial en la maternidad, como lo contaba aquí es una de las 3 claves para una crianza feliz.

  • Por otra parte, era la mujer más desgraciada del mundo. Había muerto mi bebé, mi precioso bebé el que llevaba meses llevando y toda una vida esperando. Estaba desgarrada por dentro, vacía, incapaz de no pensar en él y llorar.

En el duelo el apoyo es aún más importante
y aún más difícil de encontrar.

Siempre en el caso de una pérdida te intentan distraer e invitan a pensar que puedes tener a otro. Pero en este caso ya tienes a otro y te insisten en que pienses en este otro bebé que tienes vivo.

Y justamente estando triste pienso en este bebé que me necesita. Porque necesita una madre que viva el duelo en todas sus fases para poder superarlo. No una madre que sólo se permite llorar a escondidas y que esconde su pena como si no existiera.

Te piden que lo superes,
pero la pérdida de un bebé no se supera, aprendes a vivir con ello.
Unos días mejor y otros peor.

 

La mente tiene a veces unos caminos extraños.

En mi caso el día de hoy es:

  • el cumpleaños de mi niña
  • el aniversario del día que me convertí oficialmente en madre (no oficialmente fue bien antes…)
  • el aniversario de la muerte de mi niño

Sin embargo mi mente es incapaz de asociar el 1 de julio con algo malo. Hoy sólo es alegría. Veo las fotos del 1 de julio de 2009 y sólo veo felicidad aunque también fue el peor día de mi vida.

 

Duelo gemelar

 

Cuando lo paso mal son los últimos días de junio. Y curiosamente, mi mente asocia la tristeza y el dolor al embarazo. Durante mucho tiempo no podía ver las fotos de cuando estaba embarazada. Era como verle a él y recordarme que no está.

Por otra parte, primeros de noviembre con San Martín y el aniversario de la fecha en la que nos dieron los resultados de la necropsia es otra fecha de duelo para mí.

Creo que mi mente maniqueista necesita disociar lo bueno y lo malo en fechas diferentes.

Ahora 6 años después…

Ahora veo las fotos de mi primer embarazo y no me duele tanto.

Tengo dentro aún muchas lágrimas que no han podido salir.

Mi niña ya empieza a comprender eso que le he ido comentando a lo largo de los años y vamos a tener que hablar.

Por fin me he decidido a pedir que retocaran las fotos que sacamos a Martin en el hospital para poder enseñarlo a sus hermanos (tal como está necesita mucho Photoshop…). Aprovecho para dar las gracias a Norma del Proyecto Stillbirth y os invito a colaborar para que pueda ayudar a otras familias!

Y lo más importante, en estos 6 años no ha habido ni un solo día en el que no haya pensado en Martin. Por mucho que quieran otros que nos olvidemos, NO nos olvidamos.

La pena se atenúa pero el recuerdo permanece.

Tenía miedo de ir dejando de pensar en él, ¡pero no! SIEMPRE estará conmigo.

Te quiero, te queremos!

Feliz cumpleaños Naia, feliz cumpleaños Martin!!!

 

Flor Moreau

www.MiMamaMeCose.com
www.Ohana.es

Sentido Común y #Porteoseguro

Sentido Común y #Porteoseguro

Después de entradas anteriores sobre «Alta Demanda» o «Colecho«, hoy traigo al Blog de Asesoras Continuum un post fresquito y ligero para sacarte una sonrisa en estos días de verano. ¡Vamos allá!

Veamos 12 precauciones y medidas de seguridad que en el porteo no debes olvidar.

 

 

Cómo usar tu portabebés con sentido común y responsabilidad.

1. Revísalo cada vez que lo uses y no lo utilices si tiene algún daño.

Revisalo

2. Si el bebé se resiste a ser llevado, inténtalo en otro momento

2 resiste

3. Verifica constantemente la posición y que la tela abarca el cuerpo del pequeño.

3 verifica

4. Protege al bebé con tus brazos al ajustarlo o desajustarlo, al agacharte, al cambiar la posición y/o mientras lo sacas del portabebés.

4 caida

5. Usa una ropa ligera, y una vez colocado el portabebés puedes usar más capas.

5 ropa ligera

6. El portabebés termo regula mediante el contacto de los cuerpos. No vistas demasiado al bebé en época de calor y evita que sienta demasiado frío en época de invierno.

6 termoregula

7. Ten cuidado al caminar cerca de puertas, esquinas o muebles y evita que el cuerpo del bebé o su cabeza puedan golpearse.

7 cuidado golpes

8. No lo utilices cerca de filos, estufas, superficies calientes o llamas, y no dejes cerca de estos elementos los extremos de la tela que son largos.

8 fuego

9. Protege al bebé de los elementos que pudiera alcanzar, sobre todo en las posiciones a la espalda.

9 lo que atrapan

10. Flexiona las rodillas en vez de inclinarte hacia el frente si vas a coger algún objeto del suelo.

10 agachate

11. No pongas juguetes, llaves, almohadas o cualquier tipo de objeto dentro del portabebé.

11 no juguetes

Y por supuesto….

12. No lo uses en estado de somnolencia o bajo el efecto de drogas o alcohol.

12 alcohol

Espero que te haya sido útil esta entrada y sobre todo que te haya sacado una sonrisa porque lo que uno aprende sonriendo se queda grabado para siempre en el cerebro.

Disfruta del porteo, divulga y difunde lo maravilloso que es llevar a nuestros hijos cerca, pero nunca dejes de lado la seguridad.

Feliz verano y feliz #Porteoseguro

Ana García del Río

www.anadelrio.es


La consulta infantil, desde el otro lado

La consulta infantil, desde el otro lado

Hoy quiero dedicar unas líneas a todas y todos los profesionales de la salud que se dedican entre otras cosas a preservar lo mejor para el ser humano, desde el inicio. Y en especial a una amiga mía, una amiga que he conocido gracias a una situación algo extraña que nos ha hecho cruzarnos en el camino.

Porque gracias a ella he conseguido conectar con una realidad que no conocía, o que no sentía que era así. Que ha puesto ese toque de realidad a mi visión para poder ayudar a otras familias que lo puedan necesitar. Y a darme cuenta de que la información ha de llegar bien lejos para que las familias lleguen informadas y puedan asumir la responsabilidad que les pertenece.

Mirando atrás, cuando trabajé como auxiliar en una clínica infantil, durante un año, recuerdo bien en qué momento tuve ese momento de reflexión que cambiaría mi perspectiva de la salud (aunque siempre he sentido gran interés por el enfoque de la medicina natural) .

Recuerdo la frialdad con la que se trataba a los niños y las familias.

Recuerdo cómo tener que inmovilizar a un bebé para hacer una analítica y colaborar con la enfermera junto a otras tantas para poder pinchar a un bebé, cómo su madre lloraba desde la puerta, y yo no entendía nada (pensaba… pero si es por su bien… Cuanto he aprendido desde entonces…)

Y cuando teníamos que hacerle las limpiezas nasales porque su madre no podía.. y no me extraña, no era nada agradable para ninguno de los dos. Pero sí, también las tuve que hacer. Y de estas situaciones otras tantas… porque una cosa está clara, un niño tenga la edad que tenga si le hacen una invasión de este tipo, aunque sea “por su bien” se siente violentado. Una situación que puede hacerse de muchas maneras y desde luego no siempre utilizamos las más acertadas.

Un día una madre me pidió que si por favor podía tener a su bebé en brazos unos minutos porque necesitaba ir al baño y estaba sola, a lo que yo accedí obviamente, porque a mí lo que me gustaba era compartir esos ratos con las familias, ayudarles de verdad, que se sintieran bien dentro de lo posible. Aquel bebé me hizo conectar con algo dentro de mí.

De hecho, me chocó que se quedara bien, sin quejarse, conmigo y lo agradecí infinito (el bebé nació con síndrome de down, debía de tener unos 8 meses ). La verdad, no hubiese sabido bien qué hacer con un bebé de otra mujer llorando en mis brazos. Recuerdo como se me cogía a mi cuello, como me abrazaba tan pequeño mientras en su brazo llevaba una férula y una vía… Recuerdo cuando vino su madre y quería seguir estando conmigo… me emociono nada más recordarlo, era tan dulce… y doy gracias por ese momento de conexión. Pensé… No puede ser, esto se tiene que hacer de otra manera.

Pasado un tiempo dejé de trabajar en aquella clínica y empecé mi formación dentro de la medicina natural, y años después he vuelto a conectar con este mundo. No sé si es que tenía que hacer este recorrido, pero he entendido muchas cosas desde entonces. Y te lo digo, porque yo fui una niña enferma, ingreso tras ingreso con lo que conllevan estas situaciones, agujas, soledad, llanto, etc. O así lo viví yo.

Cuando hablo con madres recientes y me cuentan sus historias, cómo han ido sus partos, que ha pasado los minutos después de alumbrar a sus bebés, me duele muchas veces, porque lo vemos como normal cuando no lo es. No es normal, que te separen de tu bebé, no es normal que te corten porque el niño no sale, no es normal que te animen a ponerte una medicación cuando no debe ser puesta… y así un sinfín de cosas. Y no es normal enfadarse porque el sanitario de turno te anima a que sigas adelante sin medicación o te anime a darle el pecho a tu bebé.

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Lo normal es hacer lo posible por que los partos sean fisiológicos, que hayan matronas que estén al servicio y necesidad de esa mujer que está pariendo. Una mujer no necesita aires de grandeza sino simplemente una presencia que le haga sentirse segura si en algún momento ella desvanece por cualquier motivo, porque si… Tomar conciencia de que ese gran momento es abrumador y a veces justo en ese momento surgen cosas que no sabías que estaban ahí.

Y pensarás porque te cuento todo esto… porque mi amiga es pediatra. Y trabaja en una UCI de neonatos. Está en contacto con gente con mucha conciencia y otras con ninguna. Que le miran de reojo, o que juzgan sus decisiones. Porque ella decide si se sigue reanimando o si no, porque también tiene sus protocolos de trabajo y a pesar de ello humaniza el proceso y asume su responsabilidad de las decisiones tomadas.

Y quiero dar las gracias y ofrecer mi más profundo respeto por el trabajo de pediatras que están en unidades de cuidados intensivos atendiendo a bebés que nacen antes de la fecha, que nacen demasiado pronto y que sin máquinas no podrían sobrevivir.

  • Gracias por contener a esos bebés que se van a ir cuando la madre o el padre no están preparados para decirles adiós, por mirar a los ojos a la vida y la muerte en casi el mismo instante con respeto y empatía. Por hacer esa foto que a lo mejor… van a necesitar después.
  • Por animar a coger a su bebé, a mirarlo a los ojos y que puedan despedirse de la mejor forma, si es que la palabra mejor cabe en este texto… Porque en mi realidad, como asesora no puedo llegar a esos momentos. No podemos.

 

  • Esos momentos están en lugares dónde en pocos hospitales una figura como la nuestra está presente. Dónde es necesario que hayan profesionales sanitarias, auxiliares, enfermeras, matronas, ginecólogas y pediatras que entiendan que ese momento debe ser cuidado y respetado al máximo. Porque esas personas están en un punto muy frágil, que va a cambiar sus vidas por completo.
  • Gracias por todos los intentos, las lágrimas y reflexiones que hacen los profesionales por vivir esos momentos y cómo pueden mejorar en una segunda vez… Cuando no hay que hacer nada y simplemente esperar a que ocurra.
  • Cuando alguien a tu alrededor te dice que lo dejes y algo dentro de ti te dice que continúes. Y meses después despides a una familia que se va con éxito de un lugar en el que la vida y la muerte van de la mano. Cuando no siempre el equipo que tiene que apoyarte en esas maniobras y en su lugar pasa a ser un estorbo más que un apoyo.

Y por todo esto pienso, que mi labor como asesora es hacer llegar lo antes posible al mayor número de mujeres y hombres que quieren formar una familia lo que realmente es importante, para que cuando lleguen y dado el caso, vayamos todos hacia un mismo fin: promover el desarrollo feliz de todo ser humano que decide quedarse aquí, nazca en el momento que nazca sin olvidar que

«para el bebé nada tiene sentido si no es visto desde el cuerpo de la madre». (N. Bergman)

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Porque en un medio hospitalario, las familias tienen que sentirse acogidas, sea lo que tenga el bebé, más o menos grave, nazca en la condición que nazca, pero siempre vistas desde el más profundo respeto hacia la salud y el desarrollo de las personas.

Así que hoy doy las GRACIAS a mi amiga, a sus compañeras/os que hacen posible que estas cosas poco a poco cambien y cada uno ocupe el lugar que le pertenece, desde la responsabilidad, el respeto y la empatía.

12 cosas que aprendí de mi último parto

12 cosas que aprendí de mi último parto

No es ninguna novedad que me encanta mi trabajo, es extremadamente gratificante y un auténtico privilegio. Acompañar a las personas en la aventura de ser familia es una experiencia maravillosa, y me permite, sobretodo lo que más me gusta en el mundo: aprender.

Aprendo de las madres, aprendo de sus parejas, de los bebés, de las abuelas… y hasta de las suegras ;)…

No exagero si os digo que tranquilamente un 60% de lo que sé  y aplico hoy lo he aprendido de las familias con las que he recorrido este camino. El otro 40% son formaciones constantes e ininterrumpidas, ya os he dicho que me gusta aprender no?

He aprendido cosas buenas, que mejoran mi trabajo, y me ayudan a dar voz a las necesidades de los bebés, y a fomentar un vínculo sano en otros padres, estrategias, trucos, y mil y una versiones de las cosas que me demuestran que todo es posible y que después puedo proponer como alternativas a otras familias.

He aprendido cosas malas, que me han puesto a prueba y me han permitido cuestionarme muchas cosas y conocer de dónde vienen muchas familias de nuestra sociedad. Han sido retos que me han obligado a generar y buscar recursos y estrategias para cambiar también sus vidas y las de sus hijos y por supuesto la mía propia, y la orientación de mi trabajo.

Pero sin duda, de lo que más aprendo siempre, siempre, es de los partos. Hoy hace 10 días asistí a mi primer parto sin asistencia médica. He acompañado muchos, tanto en casa como en el hospital, pero todos de la mano amiga de comadronas expertas.

Quiero apuntar que este parto no fue asistido por personal sanitario, no por deseo expreso de la madre, ni mucho menos porque sea un servicio que yo ofrezca. Sino porque Guillem, nuestro querido bebé, decidió llegar al mundo sin darnos tiempo a llegar a la Maternitat. Guillen quiso nacer en su casa, antes de cruzar el umbral de la calle, en un frío suelo y sobre la toalla de su hermana.

De este parto y su posparto que aún acompaño y disfruto he aprendido como poco, una docena de cosas…

1. Que una pareja informada durante el embarazo se siente feliz, responsable, empoderada y consciente, y está preparada para afrontar cualquier adversidad o situación que ni se habían planteado con seguridad y aplomo, sin dudar, unidos por un mismo fin.

2. Que una madre dilata mejor y más rápido, estando tranquila en su casa, con su pareja y acompañada de alguien de su entera confianza que la conozca bien y sepa darle seguridad y apoyo incondicional, y le recuerde que ella y su bebé pueden conseguirlo, que les brinde el contacto justo, la mirada exacta y la sonrisa adecuada, para dejar que las cosas fluyan.

3. Que cuando tu pareja participa de un embarazo consciente, de una dilatación activa y de un parto libre, se siente útil y se empodera y ofrece como protector o protectora a la díada mamá-bebé la contención y el apoyo necesario, antes-durante-después del parto y jamás, jamás se siente amenazado por la presencia de otros agentes brindando apoyo.

4. Que el contacto con el agua a partir de una dilatación concreta, acelera enormemente el trabajo de parto, y conecta a la mamá con su cerebro primitivo y la ayuda enormemente. En ese momento se olvidan las formas, los fluidos, y hasta que son las 6,30 de la mañana. Se grita como la mamífera fuerte y valiente que se es, y se ve a esa mujer en todo su esplendor.

5. Que a una mujer de parto nunca es necesario hablarle, contarle lo que pasa, llevarle la contraria, o hacerla cambiar de idea,  proponerle cambios, posiciones o estrategias externas, que la perturben, todas las palabras sobran. Ella siempre sabe qué necesita y lo pedirá, sólo debes confiar en ella. Su instinto hará el resto, ella llevará tus manos a sus riñones cuando le alivie el calor, ella se abrazará a ti, cuando su coxis se abra, ella apretará tus manos cuando venga una contracción, y ella sabrá decirte cuando «tenemos que irnos ya» y no lo dudes, será el momento.

6. Que tu pareja se siente mejor y más partícipe si puede estar activa. Ellos se inquietan en la espera, y eso sube la adrenalina y el cortisol en el ambiente, cosa completamente desaconsejada en el trabajo de parto. Sin embargo son los mejores preparando infusiones, limpiando los restos de líquido del parket,  masajeando la espalda, trayendo toallas, ropa limpia o cuidando de los hermanos mayores y organizando la logística (taxis, vecinos, amigos, abuelos…)

IMG-20150617-WA00017. Que un parto es algo profundamente íntimo, pero un nacimiento es un acto social, porque es bien cierto eso de que los hijos son del mundo, y vienen a una comunidad.Así que acéptame un consejo: No críes sola: busca tu tribu.Haz amigos en tu barrio, conoce y quiere a tus vecinos, puede que un día tú o tus hijos los necesitéis y será hermoso sentirte tan querida. Puede que si te pones de parto y pares en tu portal, mientras llega el taxi necesites a esa vecina que vive en el primero;).

8. Que el personal de los servicios médicos de emergencias sufre y mucho, a diario, y tienen que atender constantes dramas humanos y vivir un parto les parece algo mágico, tocar la vida con las manos, y compartir algo así les cambia la vida. Y sí, han visto muchas pelis, y les obsesiona cortar el cordón 😉 pero son tiernos y humanos. Desde pequeña me emociono al ver pasar una ambulancia, y después de ir en una de ellas entiendo porqué. Son gentes muy muy grandes.

9. Que el personal sanitario que confía y cree en las mujeres nunca, nunca se siente amenazado, ni por madres informadas, ni por bebés naturales que nacen con prisa, ni por parejas empoderadas, ni por doulas o asesoras presentes en sus paritorios. Oirles repetir una y otra vez, «¡Así da gusto!», «¡Bien hecho mujer!», «¡Ya os decimos nosotras que podéis», «¡Ojalá todas dilatáseis así!», «Óle ese papi!, «Enhorabuena a tí también por hacerlo tan bien», ha sido para mí un regalo, y la constatación de que los que generan discursos contra nosotras, hablan desde el desconocimiento a nuestro papel y desde el miedo a perder sus privilegios de casta en favor de las madres y sus bebés.

10. Que los abuelos de nuestra generación hacen grandes, grandísimos esfuerzos por conseguir acallar sus miedos y respetar nuestras decisiones, tan distintas a las suyas, actualizar sus conocimientos por el bien de sus nietos y aceptar y perdonarse lo que ellos, por desinformación hicieron de otra manera. Son un ejemplo de contención, respeto, serenidad y apoyo incondicional.

11. Que cuando durante el embarazo, el parto y la crianza, integramos y compartimos la dicha y las inquietudes con los hermanitos mayores, ellos se sienten parte del proceso, protagonistas del gran cambio, «hermanos mayores» y en ese sentimiento no caben los celos, sólo hay lugar para el amor más explosivo y sincero.

 

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12. Que amo mi trabajo, porque es más que una vocación, es mi manera de cambiar el mundo, es para lo que sirvo, lo que adoro hacer, lo que se me da mejor, y lo único que no me cansa nunca, que me sigue motivando a seguir cada día, porque aprendo de las madres coraje, de los bebés felices, de las hermanitas pletóricas, de los compañeros y compañeras empoderados, de los abuelos «todo-amor», de los profesionales «profesionales»… y hasta de mi misma y de todo lo que soy capaz de hacer y aprender cada día y por primera vez.

Gràcies Mireia, Jordi, Guillem, Aina, avis.. per fer-me una més de la família.
Us estimo infinit.

Mamen Conte: Umuma, La Aventura de ser Familia http://Umuma.es

La mejor madre del mundo

La mejor madre del mundo

La mejor madre

 

Tengo una gran suerte. Gracias a mi trayectoria como miembro activo de una asociación de lactancia y ahora como asesora continuum he visto y veo a muchas madres y a muchos bebés. Siempre me ha fascinado la relación que hay entre ambos. Esas miradas, esos silencios que dicen tanto…

Un tema recurrente que preocupa a todas las madres que conozco es como ser la mejor madre posible para sus hijos. Hay mujeres que hacen titánicos esfuerzos para alcanzar esa única y a veces –en apariencia- inalcanzable meta. Y es que ser la madre perfecta es más difícil de lo que un@ puede pensar. Sobre todo desde que existen las redes sociales y éste mundo tan interconectado que es internet.

Imaginemos que nuestro hijo pone una reclamación porque no está satisfecho con la madre que le ha tocado. Pongamos que se va a una página de esas de contactos (me la invento y la llamo e-mami) y pone un anuncio para encontrar a la madre perfecta:

Me llamo bebé y estoy buscando una madre de repuesto porque la mía no me gusta y busco las siguientes características:

  • Que no sea muy gorda, ni muy flaca (ya se sabe, que esté dentro de los “percentiles”).

  • Que coma fruta y verdura cada día y una dieta muy saludable y variada para que yo aprenda que eso es lo que mola (y nada de tener chocolate escondido en el armario).

  • Que lea mucho para que yo me convierta en un ávido lector.

  • Que haga deporte para que yo me convierta de mayor en un deportista de élite.

  • Que esté arregladita para que yo crezca con un apropiado sentido de la moda.

  • Que tenga estudios de nivel superior para yo querer imitarla y convertirme en ingeniero como mínimo.

  • Que sea muy PRO: pro-lactancia, pro-colecho, pro-pañalesdetela, pro-porteo, pro-educaciónlibre, pro-crianzaconrespeto…

  • Que me dé el pecho de forma exclusiva y a demanda (y con ojos amorosos y nunca una queja).

  • Que sepa cocinar, hacer postres, crochet, coser, manualidades, goma eva, patchwork, origami, pintar al óleo… y así pueda hacerme en casa cualquier cosa que me pidan en el cole, ¡cualquier cosa!

  • Que haga muchos, muchos cursos para ir subiendo de nivel (de madre básica a madre súper pro), como por ejemplo: masaje tailandés con hula-hula para bebés, músico-terapia aplicada al cambio de pañal, bio-descodificación del resfriado común, etc.

Esto es una lista básica (y en clave de humor, no se me enfade nadie), pero seguro que a ti se te ocurren muchas cosas más. Y es que no será por “preceptos”, “recetas” y “consejos” en esto de la maternidad…

Y mientras las madres están (o estamos) tan ocupadas buscando la perfección, nuestros hijos lo ven de otra manera…

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¿Sabes esa vez que intentaste hacer aquel plato con “carita feliz” que viste en internet y te daba vergüenza presentárselo a tu hijo por el “poco parecido” con el original? Tu hijo se lo comió feliz pensando que era un “monstruo que molaba un montón” y que su madre era la mejor cocinera del mundo.

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¿Sabes aquella vez que viniste a verme llorando porque le estabas dando a tu bebé lactancia mixta y no conseguías el resultado que querías? Mientras me hablabas tu bebé te miraba embelesado, totalmente enamorado de esa madre que siempre le daba de comer cuando tenía hambre.

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¿Sabes cuando me contaste que tenías la casa hecha un desastre y siempre ibas hecha unos zorros? Tu hijo era el más feliz del parque sentado en tu regazo, aunque vistieras ojeras y un chándal manchado y tu marido no tuviera corbata que le combinara.

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¿Te acuerdas de cuando me contaste que no ibas al grupo de crianza para que no te miraran mal cuando le dabas a tu hija de alta demanda un chupete con el que consolarse cuando debías atender a tu otro hijo? Mientras te sentías lo peor, tu hija estaba más tranquila y tu peque era feliz jugando a pelota contigo.

Las madres, por lo general, nos exigimos demasiado y a veces pensamos que lo hacemos mal o que cualquier otra madre lo haría mil veces mejor que nosotras.

Pero ¿sabéis una cosa?
Nuestros hijos no nos cambiarían por ninguna otra.

Muchas veces sufrimos y penamos y nos perdemos momentos preciosos porque no es lo que esperábamos o lo que se esperaba de nosotras… Intentando alcanzar la meta imposible, nos perdemos la belleza del camino.

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¿Quieres saber lo que tienes que hacer para ser la madre perfecta? Sin conocerte de nada te puedo decir con total seguridad que:

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Seas de teta o de biberón, sepas cocinar o no, seas ingeniera o no, en chándal o de chanel, lectora de libros o de etiquetas…

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 No tienes que hacer nada especial para serlo, para tu hijo ya eres:

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La mejor madre del mundo.

¿Método vs Cuidados Madre Canguro?

¿Método vs Cuidados Madre Canguro?

El «Método Canguro» es el ejemplo de cómo convertir lo natural en algo artificial.

El término “método” muestra algo medible, establecido, con  sus pasos a seguir. La figura de la madre no es parte importante  del proceso, dado que según esto un método puede  hacerlo cualquiera, como bien dice el artículo de Casilda Rodríguez Bustos.

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La expresión «Cuidados madre Canguro» le da la relevancia que merece a la madre y reconoce la importancia de la pareja “mama-bebé”, dado que éste, a quién conoce únicamente es precisamente a su madre: con quien ha compartido sus meses de vida.

Un bebé fuera del útero, con tantos estímulos y agentes externos invadiendo su espacio, sólo reconoce como lugar de confort y seguridad, el cuerpo de su madre, donde además de protección y calor, tiene acceso libre a la alimentación constante, tal y como hacía en el útero materno..

Supongo que se utiliza más el término «Método Canguro» por lo mismo que casi todo lo relacionado con la maternidad y su medicalización. Hay que llevar un control, mirar que todo está bajo supervisión de un superior y controlar lo natural, una vez más.

 

Para las familias, el Método Canguro a diferencia de los Cuidados Madre Canguro, implica una sumisión y dependencia del personal sanitario, y para este último una responsabilidad que no les compete.

Para el bebé significa una separación de su madre innecesaria la mayoría de las  veces. No reconoce se la importancia que tiene la NO separación de su hábitat: la madre (no cualquier otro adulto), y por lo tanto no se harán cosas que se pueden hacer para facilitarla.

Esta forma de pensar lleva a la idea errónea y extendida de que hay razones válidas para la separación:

  •  la madre está cansada
  •  si hay cesárea la mamá no puede por la intervención y el corte,
  • hay que pesar al bebé, medirle, bañarle, etc…

Para nosotras, como Asesoras Continuum, hacer entender estas diferencias implica un trabajo importante para el cambio. Sabemos de primera mano el trabajo de divulgación necesario para volver a convertir el «método» en lo que siempre debió ser: Cuidados maternales al bebé con la madre como centro.

CMC

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