El cáncer y la muerte me llevaron a la crianza Continuum

El cáncer y la muerte me llevaron a la crianza Continuum

A menudo nos preguntamos qué nos ha hecho llegar donde estamos y criar como criamos.

Seguramente conocéis el dicho africano que dice que para criar a un hijo hace falta una tribu,
pues eso es muy cierto y vale sea cual sea la opción que crianza que elijas.

Aunque las que hemos elegido la crianza «con apego», crianza respetuosa, crianza natural, crianza autorregulada  o como quieras llamarla (yo la llamo crianza Continuum, jejeje no hace falta que os diga porque) a menudo vamos a contra corriente y nos sentimos aisladas. Muchas no tenemos a nuestro alrededor gente tanto de la familia o amigos que hayan optado por este tipo de crianza y con el primer hijo menos aún.

Las que vivimos la crianza así, no hacemos las cosas porque sí, porque los han hecho así con nosotras o porque lo hacen todos así a nuestro alrededor. Nos preguntamos el porqué, buscamos información, evidencia científica en libros o en internet para apoyar o avalar lo que nos dictan nuestro instinto.

Ahora, echo la mirada atrás y pienso dónde se han torcido las cosas, aunque ha sido para mejor desde luego. Cual o cuales han sido los puntos de inflexión que me han hecho elegir la crianza Continuum?

Curiosamente para mi estos puntos de inflexión han sido cosas graves, traumáticas que me llevaron a un camino que luego seguí recorriendo porque me sentía mucho más a gusto. Como dice el dicho no hay mal que por bien no venga… ¡Ay que horror cuando lo pienso!

El primer punto de inflexión fue que enfermarán mis dos padres de cáncer. Te preguntarás cómo eso te encamina a la crianza Continuum? Pues porque informándome sobre la enfermedad empece a darme cuenta de lo enferma que está nuestra sociedad y a replantearme mi alimentación entre otros. Así que cuando me quede embarazada desde luego quise  el mejor alimento para mis bebés y al esperar dos me informe bastante sobre el tema y acudí a un grupo de apoya a la lactancia para múltiples.

 

Lactancia crianza Continuum

 

¡Todo empieza con la teta! ¡Pero la teta bien dada! A demanda, sin horarios, confiando en que el bebé sabe y que mientras le damos cuando pide recibirá lo que necesita. Y si hay un problema para eso están las asesoras de lactancia y los grupos de apoyo. Aunque estoy generalizando y obviamente se puede dar el pecho y no seguir en la crianza Continuum o criar así con lactancia artificial porque hay tantos caminos como vidas.

 

Crianza Continumm

 

Pero una vez interiorizas que el bebé sabe y respetas sus ritmos, ya sueles coger el camino de la crianza Continuum. Se suele acompañar de una manera de dormir, el colecho, de una manera de introducir la alimentación complementaria, el Baby Led Weaning, de un contacto más cercano, con el porteo y/o el masaje, una forma de criar en general y a veces incluso de educar siguiendo el respetar sus ritmos.

El segundo punto de inflexión fue la muerte de mi bebé al nacer. Como estaba embarazada de mellizos a pesar del trauma que me supuso tuve que seguir con la crianza de mi otro bebé y desde luego me incito a hacerlo con más empeño y más ganas si cabe de hacerlo mejor.

Yo creo que eso fue lo que me empujó a querer ayudar a otras madres, en participar en el grupo de lactancia de manera activa y en hacerme asesora de porteo y Asesora Continuum. Porque a veces de lo peor sale lo mejor.

Y ahora cuando echo la mirada más atrás todavía, y recuerdo un tiempo en el que el método Estivill no me parecía tan malo, en el que me parecía exagerado que un niño de dos años siguiera mamando y otras lindezas por el estilo, me doy cuenta que la maternidad (y paternidad) es un camino con sus curvas sus cruces en el que sigues de un lado u otro. Y que como dice el dicho en Francia sólo los tontos no cambian de opinión.

¿Y tu te has parado a pensar que te ha hecho elegir el tipo de crianza que vives? ¿También han sido originados por algo grave?

Mi maternidad

Mi maternidad

Hace un tiempo decidí que había llegado el momento, que quería comenzar el viaje de la maternidad, ese viaje tan bonito, ese bebé en brazos, esa habitación preciosa, ese carrito de último modelo (si has leído bien)…

Cuando decidí que quería ser madre, era una persona (podríamos decir) distinta, y es que dicen que la maternidad cambia, ¿no?

A mí, mi maternidad, me ha cambiado por completo, he cambiado de profesión, he cambiado de compañeras de trabajo, incluso he cambiado de amigos (de algunos), he cambiado, porque la maternidad cambia.

Cada día que pasa estoy más y más agradecida de esos cambios, de lo que mi maternidad me ha traído, de los frutos que recojo cada día, de que en días como hoy que mientras te tomas un café por la mañana, una mamá de tu grupo de yoga me escribe para decirte que está de parto, esos mensajes tienen un valor que no se puede medir.

Pero los cambios, este viaje a la maternidad, no ha sido todo un camino de rosas, también he sufrido con esos cambios, con esta transformación, he pasado malos momentos, momentos que para mí han sido durísimos, pero que me han servido para ser más consciente y para aprender día a día. Y he llorado mucho, y con el tiempo, también he sanado mucho.

Ha pasado ya un tiempo desde aquel día, que con muchísima ilusión, pensé que era el momento idóneo para ser madre, ya no sé si es mucho o poco tiempo, simplemente ha pasado. Lo que si sé, lo que tengo muy claro, es que mi cuerpo, mi mente, mi entorno, y todo lo que me rodeaba necesitaba ese tiempo.

El tiempo me ha enseñado la importancia de la consciencia antes de la concepción, me ha enseñado a conocer las necesidades de un bebé, he aprendido de porteo, de maternidad en general, he integrado el yoga y la meditación en mi vida, pero sobre todo he aprendido, que los bebés llegan cuando ellos deciden, no cuando tu eliges.

Por eso, hoy, a pesar de que escribo sobre mi maternidad, no soy madre, todavía, no tengo un bebé en brazos, no he dado teta, ni he porteado a mi propio hijo, pero para mí este camino transitado ha sido mi maternidad, porque la siento desde el mismo día que quise formar una familia y pensé en ese pequeño ser que quería que me acompañase. Siento que soy madre desde ese día.

 

El día que llegue mi bebé seré otro tipo de madre, la madre que él o ella buscaba.

 

Esther Guzmán

Colecho. Mi “Yaya Paleolítica” era una modernilla

Colecho. Mi “Yaya Paleolítica” era una modernilla

Hace un mes te escribía sobre mi experiencia con “niños de alta demanda” y hoy te quiero hablar sobre mis 5 años de colecho (compartir el lecho)

¡Dios mío! 5 años ya sin dormir del tirón. Ahora me explico por qué mis ojeras ya son parte de mi barbilla

El colecho es uno de los actos más egoístas que he hecho en mi vida. Para mí, dormir con mis hijos es una necesidad para sobrevivir ya que son niños que no duermen toda la noche del tirón.

Cuando yo te hablo de colecho no te estoy hablando de la idea romántica de “mami linda abrazando a sus hijos en una preciosa cama mullidita con toda la familia dormidita en fila”. Te estoy hablando de colecho real. Te estoy hablando del colecho “pie-cara-mano-codo-teta-omóplato-brazo-retorcidos” y gira otra vez.

No te voy a mentir, yo también en algunas ocasiones preferiría dormir sola, pero soy madre y esta es mi elección ¿te cuento por qué?

Mis hijos tienen despertares nocturno, y estar con ellos en la misma cama siempre ha sido la forma más “fácil” de continuar con el descanso familiar sin que esos despertares lleguen a mayores.

colecho 1Esto exactamente es lo mismo que debió pensar mi “tátara-tátara-tátara-bisabuela” paleolítica cuando se puso a tener “chiquillos” como una loca y seguramente hasta sea hereditaria esta manía nuestra de no dormir toda la noche sin despertares y compartiendo el lecho (co-lecho).

Como tanta gente a mí alrededor se preocupa por mí y por mis hijos ante el hecho de que durmamos juntos, me he puesto a investigar y me he quedado alucinada. Mira lo que he averiguado:

Resulta que la supervivencia de nuestra especie ha venido determinada en gran medida porque a mí  “tátara-tátara-tátara-bisabuela paleolítica” se le fue la cabeza y se puso dormir con sus hijos mientras los amamantaba cada vez que lloraban en lugar de dejarlos en la cueva de al lado. Ella seguro que en su día fue una moderna incomprendida, pero pensó:

– Tengo la sensación de que yo soy la fuente de alimento, calor, protección, consuelo y soporte de este bicho indefenso que se despierta mil veces por noche y que además llora como un mamut castrado. Y adicionalmente, resulta que cuando le meto el pezón en la boca se calla automáticamente… Pues debe ser que es así como funciona un bebé humano ¿no?

Con esta idea en la cabeza mi “tátara-tátara-tátara-bisabuela paleolítica la modernilla” empezó a buscar información. Leyó un montón de “cuevas pintadas”, pero nada… ahí no había datos concluyentes sobre el riesgo de que un bebé que duerme sólo sufra bajadas del azúcar corporal (hipoglucemia) y/o asfixia (apnea), así que decidió por su cuenta y riesgo, dormir con sus hijos en la misma cama.

– ¡Toma ya! “¡Qué crack la Yaya oye!”. Y dicen que lo hizo por instinto (que lista la tía ¿no?… Instinto…)

Yo ahora sé que posiblemente el “triptófano” que lleva la leche materna tuviera mucho que ver con el hecho de que sus hijos durmieran mejor cuando estaban con ella siendo amamantados durante la noche, porque los científicos de hoy han averiguado que esta sustancia actúa en el cerebro como inductor del sueño.

Ugga Los Goods

Mi “Yaya Paleolítica” era una modernilla – Ugga Los Goods

Hay otro tema del que últimamente se habla mucho y es del “vínculo afectivo”. Otros científicos de nuestro tiempo se han dado cuenta de lo crucial que resulta esto del “vinculo” para la salud, tanto física como psíquica de los bebés. Algo que afecta incluso a su desarrollo neuronal. Y pienso yo que esto también debió haberlo intuido  la “Yaya Paleolítica”, porque en toda la historia de la humanidad resulta que padres e hijos han dormido juntos favoreciendo así el vínculo. ¿O será al contrario?

– ¿Será que los actos de mi “tátara-tátara-tátara-bisabuela paleolítica la modernilla” condicionaron la supervivencia de nuestra especie?

– ¿Será que somos sus descendientes los que sobrevivimos y por ello todos los humanos seguimos necesitando contacto, afecto, lactancia y colecho?

Por lo visto, los primos que vivían un par de pueblos más allá, los que se extinguieron, tenían otras costumbres y por eso ya no hay gente como ellos en el mundo… A ver si va a ser eso y va a ser endémico de la especia humana esto de que mis hijos no duerman del tirón 9 horas seguidas…

Lo que yo sí tengo claro, es que la decisión de dormir o no con nuestros hijos, ha de ser una opción totalmente libre de los padres y de cada familia. Con este texto en clave de humos no pretendo convencer a nadie de que meta a sus hijos en su cama. Más bien lo que pretendo es que entiendan que esto del colecho no es una “modernidad”, es una necesidad que algunas familias cubrimos como nuestro instinto nos invita a cubrir. Y lo hacemos exactamente igual que lo hacía una mujer paleolítica, porque….

….lo que diferencia a su bebé del mío es “NADA”.

En fin, yo ya no tengo dudas. Si te vuelven a preguntar por qué duermes con tus hijos no te mates a dar explicaciones. Limítate a sonreír, pon cara de Paleolítica y reenviales este post, verás que no te vuelven a preguntar.

Hasta pronto y que duermas bien…

Ana del Río

www.anadelrio.es

TE QUIERO PAPÁ

TE QUIERO PAPÁ

Después de una semana intensa de trabajo, hoy voy a exponer al mundo una experiencia que he tenido la suerte de vivir y un pensamiento íntimo que me apetece compartir con todos vosotros.

Hay veces que lo íntimo tiene que salir y hoy es el día.

Está semana a nuestro centro han venido, a diferentes actividades, una gran cantidad de padres, cosa que me ha encantado y me demuestra que hay un cambio en marcha.

Que la crianza no es sólo cosa de uno, sino de dos, y que hay padres que les gusta implicarse en todo tanto o más que a la madre.

Han venido papis al grupo de lactancia para apoyar a esa mamá que necesitaba llorar acompañada, han venido papás solos, con su bebé, para contar, escuchar, exponer todo lo que sabían y para recibir información que necesitaban.

Han venido papás simplemente a disfrutar con sus bebés de una actividad lúdica y divertida…

Todos ellos felices, contentos, viviendo esos momentos mágicos con sus peques.

Y yo, viéndolo desde fuera, me he sentido feliz, orgullosa, con una sonrisa de oreja a oreja y con ganas de aplaudir a cada uno de ellos y así agradecerles tal implicación en la crianza de sus hijos.

Por eso, quería dar las GRACIAS a todos los papás que están y acompañan a sus hijos en la crianza y que dan todo para que sus hijos estén felices y en todo momento acompañados.

Estoy segura de que en algún momento vuestros hijos os lo agradecerán. Aunque sea sólo con un… TE QUIERO PAPÁ.

Como no podía ser de otra forma, yo quería dar las GRACIAS A JOSE, a mi marido, a ese padre incondicional que ha dado y da cada minuto de su vida por nuestros hijos.

Que se ha implicado desde el minuto uno al saber que yo estaba embarazada de nuestro primer hijo y que 5 años después y con dos hijos, lo sigue haciendo como el primer día.

.

GRACIAS CARIÑO.

GRACIAS POR SER EL PADRE TAN MAGNÍFICO QUE SIEMPRE HE QUERIDOPARA MIS HIJOS.

ELLOS SEGURO QUE TE DIRÁN: TE QUIERO PAPÁ

.

IMAGEN POST 2

Por qué atender el llanto de un bebé es tan importante

Por qué atender el llanto de un bebé es tan importante

Durante el nacimiento de un bebé ocurren, en pocos instantes, cosas que le marcan de por vida.

Pasamos de un medio acuoso a uno seco, de una temperatura estable a notar frío, de estar alimentados en todo momento a conocer la sensación de hambre… y esto no es más que lo que todos apreciamos, hay mucho más.

Los bebés nos irán mostrando sus sensaciones de formas diferentes.

Día a día iremos reconociendo las señales de nuestro bebé a la hora de mostrarnos su desagrado.  El más fácil de identificar es el llanto.

El llanto es una señal tardía de que algo estaba pasando. Y es así de “insoportable” por algo, porque es algo que tenemos que atender. Es una llamada hacia el cuidador.

Y hablo de esto con perspectiva hacia cuidar la salud de nuestro bebé.

 

El llanto no atendido tiene unas repercusiones fisiológicas que alteran el funcionamiento de sus sistemas.

  • Cuando no atendemos el llanto de nuestro bebé sus niveles de cortisol aumentan. Cuanto más se incrementa y dura el llanto más sube el cortisol. Ocurre un estrés psicológico.

Niveles altos de cortisol actúan como inmunosupresores, debilitando al recién nacido y su capacidad de combatir infecciones. El miedo o el dolor activan también cascadas bioquímicas inducidas por el estrés.

  • Aumenta la frecuencia cardíaca, que varía según la intensidad y duración del llanto.
  • Se eleva la presión arterial.
  • Disminuye la circulación cerebral.
  • La sangre que llega a los tejidos está menos oxigenada.
  • Los cambios en el flujo sanguíneo cerebral y presión en combinación con la vascularización inmadura del recién nacido puede producir alteraciones del desarrollo por hemorragias intraventriculares (en casos severos).
  • El llanto puede dar lugar a la aerofagia que provoca una disfunción digestiva normal.
  • Les bajan los niveles de glucosa.

Aquí te muestro sólo unos cuantos aspectos muy importantes sin mencionar que reducir los episodios de llanto promueve una mejor mejor relación de apego.

.

_DSC8275

.

Con esta breve explicación quiero desterrar ese mito de quelos pulmones se hacen grandes o de que nos manipulan de alguna manera.

El llanto es un mecanismo de supervivencia, que debe ser atendido por el bien del bebé y la familia. El llanto puede ser muy perturbador (aparte de lo que te cuento arriba). Y eso repercute en el bienestar familiar.

Atender las necesidades  primarias de nuestros bebés no debería ser algo opcional o cultural :

Es una necesidad para una buena salud futura de ellos, para su buen desarrollo como ser humano y para contribuir a una mejor sociedad.

Yo no tengo papá

Yo no tengo papá

El pasado domingo celebrábamos, aquí en España al menos, el Día de la Madre. Ese invento de las grandes superficies para incentivar el consumo por el consumo. Somos muchos, cada vez más, los que pensamos que el Día de la Madre son todos los días, desde el minuto en que sientes, por primera vez el irrefrenable deseo de ser madre, hasta que exhalas el último aliento, deseando que tus hijos sepan sobrevivir sin ti.

Yo hoy querría hacer mi propio homenaje a las madres, y muy especialmente a todas aquellas mujeres que deciden emprender sus maternidades en solitario, como uno de los actos de amor y generosidad más grandes que conozco. Madres por reproducción asistida, por adopción o de acogida, madres que luchan por salir adelante, por enfrentar los duros tratamientos, los gastos indecibles, los profundos miedos y los prejuicios de los demás, aún sabiendo que no hay nadie con quien compartir responsabilidades.

Madres intrépidas, seguras, conscientes… madres felices de niños afortunados…

madres solas documentalOs comparto el documental que Cambio 16 emitió, precisamente el pasado domingo, para dar luz a la realidad de las Madres Solas  (Una producción de 93 Metros para Cambio16). Creo que es una buena aproximación, una breve pincelada para visibilizar el complejo universo de estas mujeres valientes y su andadura hacia la maternidad.

¡Espero que lo disfrutéis!

 

 

Dos partos… Dos lactancias… La misma madre

Dos partos… Dos lactancias… La misma madre

Naciste de mis entrañas una mañana de calor
Naciste de mis entrañas en una fría mañana de invierno
Papá estaba esperando para poder ver tu color
Papá te cogió con sus manos, yo no podía creerlo
Pese a un gran desgarro, en la sala solo había amor
Pese a un pequeño desgarro, en el coche solo había amor
Sin fuerzas te quedaste, el parto fue agotador
Con fuerzas llegaste, el parto fue prometedor
Solos empezamos la aventura de la lactancia, con el corazón
Con experiencia, empezamos la aventura de la lactancia al unísono
Mamá y papá ponían todo de su parte para que fuera a mejor
Tú solita supiste qué hacer desde el minuto uno
Aunque costó un poquito, todo fue descubridor
No costó nada y todo era un lindo camino
La lactancia se estableció porque fuiste un luchador
La lactancia se estableció, las dos éramos uno
Disfrutamos 3 años de ella y todo era amor
Seguimos disfrutando de ella, hasta el día en que tú me digas un “no”.


 

Con este pequeño relato, con este poema, juego de contrastes, quería contaros que mis dos lactancias han sido exitosas pese a lo diferentes que fueron los partos y situaciones que viví con mis dos hijos.
El mundo de la lactancia no siempre es un camino negro en el que las mamás solo encuentran problemas, también hay lactancias exitosas. También hay lactancias bonitas desde el primer día. También hay lactancias de esas en las que no tienes más que dar a tu bebé lo mejor de ti durante el tiempo que lo necesite.

Le diste un sitio donde crecer durante nueve meses
Que nadie te robe ni tu parto ni tu lactancia

“Tal vez tengáis ocasión de
contemplar un espectáculo más
maravilloso que el que ofrece un
bebé mamando del pecho de su
madre, pero dudo que sea en esta vida”

Adrian Cordellat

post1

¿Se puede portear con problemas de espalda?

¿Se puede portear con problemas de espalda?

No sólo puede ser compatible  portear teniendo problemas de espalda sino que en muchos casos puede ser incluso aconsejable. Ahora explicaré por qué.

Podría buscar cientos de historias pero os voy contar la mía que la conozco que primera mano.

Tengo un problema de columna congénito. Padezco un Síndrome de Klippel Feil y Escoliosis. Es decir, que desde que nací tengo la espalda «hecha un 8». Usé corsé ortopédico  24 horas al día desde los 7 a los 17 años. A esa edad seguía usándolo  sólo para dormir…

Toda mi vida ha estado condicionada por mi problema de espalda. Siempre he tenido un trato preferente a la hora de cargar pesos, nunca me han dejado ni coger una garrafa de agua. Recuerdo perfectamente cuando ya era preadolescente que me daba vergüenza que mi madre me llevara al colegio e iba caminando con el resto de mis amigas pero sin mochila. Mi madre iba por otro camino con la mochila en el coche y me esperaba en la puerta para dármela y que tuviera que cogerla lo mínimo imprescindible. (En esa época no existían las mochilas con ruedas).

Hace 3 años me quedé embarazada. Mi  embarazo  fue de libro, sin  ningún problema, ni de dolores de espalda ni de nada. Nació mi preciosa hija de tan solo 2660 gramos y había que cogerla, para amamantarla, para calmarla, para pasearla, para enseñarle el mundo… Donde mejor estábamos las dos era juntas. Pero entonces comenzó la odisea… dolores de espalda tremendos, mareos… ¡horrible!. Tuve que empezar con fisioterapia y para no tener que cogerla nos pasábamos los días en la cama. ¡Eso no es vida!IMG_2197

Coger a un bebé en brazos conlleva que está despegado de tu cuerpo, que se mueve, que el peso no se distribuye uniformemente en la espalda, que cargas más los hombros, que sufre más una cadera que la otra, que las lumbares se resienten.

Tenía incrustado en mi mente lo que había vivido durante toda mi vida.

¡NO PUEDES COGER PESO!

Sin embargo, hay una persona que depende de ti, no puedes hacer otra cosa, sólo puedes salir adelante y hay que cargarla, hay que cogerla en brazos, hay que sostenerla, hay que jugar con ella, hay que hacer todo lo que hay que hacer. Mi hija necesitaba contacto y parecía que no se lo podía dar.
Conocía el porteo, pero ignoraba sus beneficios, me encantaba pero mi economía no me permitía invertir en un portabebé ¡sobre todo si no iba a poder cargar peso!

Con el tiempo aprendí que con un buen portabebés ergonómico y bien colocado y ajustado teniendo en cuenta las características particulares  se puede minimizar el impacto del peso que se carga. La postura del bebé es la adecuada, su cuerpo está pegado al tuyo por lo que es una extensión del mismo, no puede moverse demasiado pues está contenido por la tela y por lo tanto el peso se reparte por toda tu espalda, hombro y lumbares, no sobrecargas una zona en concreto de la columna ni los brazos.

Cuando mi peque tenía 8 meses probé varios portabebés prestados y me hice algunos artesanales. Algo en mi interior me lo pedía, y no voy a decir que fue fácil encontrar uno que se adaptara a las dos de forma inmediata. Sin asesoramiento profesional y con necesidades especiales es más complicado, pero a base de probar y probar lo encontramos.

A  partir de los 18 meses desterramos el carrito y pasamos a suelo y portabebés, y aunque mi hija pesa 5 veces más que cuando nació no me duele la espalda.20150319_155315 (1)

Sin duda ha influido el hecho de ir probando el protabebés  que mejor se adaptaba a mi propia situación y el uso gradual del mismo que ha fortalecido mis sistemas musculares. Por eso digo que portear no sólo puede ser compatible en muchos casos, sino que puede ser aconsejable.

Un bebé necesita los brazos de su madre, si se tienen problemas en la columna puede ser doloroso e incluso contraproducente, pero portear de la forma correcta, con un buen asesoramiento que tenga en cuenta tus problemas y te enseñe cómo contrarrestarlos,  de seguro tendrá un impacto menor en tu cuerpo que hacerlo sin  un portabebés adecuado. Sin duda restas problemas y sumas beneficios.

 

Conciliación, emprendimiento y porteo

Conciliación, emprendimiento y porteo

Imagináos la escena: la oficina de un banco, de repente entran tres mujeres con sus bebés a cuestas. Tengo la sensación de reescribir el guión de El bueno, el feo y el malo en versión moderna para la madresfera, jajaja. En serio, nosotras no íbamos a atracar aquel banco, lo más que hubiéramos podido hacer era disparar chorros de leche por la teta.

No hace falta que diga que más de una mirada era de sorpresa e incluso asombro. Muchas madres hemos recibido esas miradas pero claro, hacerlo en «manada» y en una situación tan seria como es pedir un crédito a un banco, es de lo más curioso.

¿Por qué os cuento eso? Porque os quiero contar mi experiencia de lo que es montar un negocio teniendo un bebé y como  la viví a través del porteo.

Junto con Ana, mi socia, abrimos un espacio de crianza. Hace ya unos 3 meses pero el proyecto empezó mucho antes. Unos 10 meses de trabajo que se hicieron muy intensos, sobre todo al final.

Cuando me embarqué en esta aventura loca, Ilan, mi tercer hijo, tenía 2 meses (es el tercero pero sólo tengo que cuidar a dos ya que uno falleció, aquí lo cuento si te apetece leerlo). El hijo de mi socia tenía 10 meses y el de otra amiga que recorrió estos primeros meses del proyecto con nosotras tenía 4 meses. Las tres porteamos. A veces íbamos con el mismo modelo de mochila, ¡como si fuéramos del mismo club!

En un caso así el portabebés ya no es sólo una ayuda para hacer tu vida más fácil y/o agradable: es una herramienta de trabajo imprescindible, tanto o más que el móvil o el ordenador. Para mí el porteo siempre ha sido necesario porque vivo en un primero sin ascensor. Por muy poco que haga, para cosas tan básicas como la compra o atender a mi hija mayor, o me crecen varios brazos como a un pulpo o necesito un portabebés. Como en el primer caso iba a necesitar cambiar toda la ropa de mi armario, ¡la opción del portabebés me sale mucho más económica!

Los primeros meses fueron tormenta de ideas, estudiar el sector, perfilar el proyecto, buscar local y financiación, etc. Quedábamos en casa de una, de otra y muchas veces en algún bar. ¡Qué bien nos hubiera venido un lugar como Ohana! Un lugar donde cambiar al bebé sin buscarte la vida o dejar gatear tranquilamente al más grande de los peques sin miedos ni carreras desenfrenadas. Pero bueno, no existía y por eso había que crearlo.

 

Foto 2 post Flor

 

 

Luego vino lo realmente chungo: la OBRA. Si pudiera ambientar el post con música, ¡os pondría la de psicosis!
Como íbamos cortitas de dinero no pudimos delegar todo y tuvimos que encargarnos personalmente de gran parte del trabajo. Desde ir a comprar todo el material hasta perseguir por todo el edificio la linea de fibra óptica y encontrar por dónde entraba al local.


Un aviso importante: no se puede entrar en la plataforma de la construcción con niños, aunque sean bebés y vayan en el portabebés (#PorteoSeguro). Nunca subestimes la información tan útil que podamos darte en este blog, jajaja.

Al principio iba alternando fular, sobre todo en casa, con nudos que no fueran hiperpresivos. Y fuera de casa, usaba bastante la bandolera y la mochila (una que proporciona ajuste punto por punto para sostener bien la espalda del bebé). Necesitaba formas de porteo que se pudieran poner y quitar rápidamente ya que lo hacía muchas veces al día. En una mañana como mínimo eran 5 veces para salir de casa, dejar a la mayor en la escuela, para ir al banco, ayuntamiento, tienda o donde fuera, para ir a recoger a la niña y para volver a casa) . A veces eran muchas más veces, según los recados que tuviera que hacer y el trabajo  por la tarde.

También reconozco que cuando estaba dormido en el coche lo ponía directamente con la maxi-cosi en el carro para no despertarle con tanto ajetreo al pobre. Ya ves, para gran sorpresa de algunos, ¡SÍ, tengo un carro y lo utilizo! Lo uno no impide lo otro. ¡Ni talibana de la teta ni integrista del trapo! Todo vale en esta vida, o mejor dicho, lo que vale es lo que te funciona (y si respeta las necesidades del bebé ya es la repera).

Al final usaba casi siempre la mochila por las razones que mencioné antes, porque mi hijo ya pesaba mucho y porque necesitaba poder pasarlo de delante atrás o viceversa rápidamente, para tener las manos libres para trasladar cosas o trabajar y para poder darle el pecho sin tener que sentarme a hacerlo.

Para entonces Ilan ya tenía 9 meses y como la mayoría de niños de su edad necesitaba estar en el suelo, pues iniciaba la etapa de gateo, tan importante para el desarrollo. Sin embargo, algunos días ni tocaba el suelo: o iba en el portabebés o estaba en el coche. El local estaba en obras y bastante impracticable para un bebé. Me sentía culpable de no poder darle un ambiente adecuado para su desarrollo, pero como muchas de vosotras, tenía que trabajar y  al menos estaba conmigo.

Tras meses de trabajo duro  lo conseguimos:  ¡Inauguramos!

Fue un gran día, con el estrés de los últimos detalles y el alivio de ver que todo salió bien. A partir de ahí  empezaba mi verdadero trabajo: atender la tienda, la cafetería e impartir talleres. Iba a ser más fácil… o eso creía.

La definición de conciliar es:

Hacer que dos ideas, opiniones, circunstancias, etc. opuestas o diferentes se unan y hagan compatibles.

La conciliación familiar sería poder compatibilizar el trabajo con la vida familiar. Una piensa que si monta su propio negocio va a ser más fácil pero no lo es tanto. Compatibilizar no quiere decir optimizar. Como me dijo una madre emprendedora un día, al final ni trabajas al 100% ni atiendes a tus hijos al 100%.

Dicho esto, no cambiaría lo que hago por nada del mundo. Estaría más cómoda haciendo mi trabajo sin mi hijo (o mis hijos) claro está. Un día, sirviendo mesas con el peque enganchado a la teta en la mochila, mi campo de visión estaba bastante mermado y casi piso a una bebé gateando en el suelo. Menos mal que tengo unos reflejos felinos y no pasó nada. Pero este proyecto lo montamos para nuestr@s hij@s y los de nuestr@s clientes y sin ellos ya no tendría sentido.

Foto 1 post Flor

A  veces, cuando tengo al peque dormido en el portabebés, y tengo que enseñar cómo se pone otro, lo tengo que hacer ¡por encima del que ya tengo! Porteo a doble capa, jajaja, ¡si eso no da soporte a sus 11kg apaga y vámonos! Pero nos vamos apañando. Lo bueno es que nuestr@s clientes también son padres y madres y son muy comprensivos: GRACIAS.

Así es mi día a día de madre emprendedora y porteadora. ¡Ah y lactante también!, no lo olvidemos, que sacar la teta ante notario también tuvo su punto ;-).

 

Alta demanda. Vengo a pedirte perdón.

Alta demanda. Vengo a pedirte perdón.

¡Te escribo para pedirte perdón!

Hace dos años estoy segura de que te juzgué. Estoy casi 100% segura de que alguna vez te miré mal en el avión o puse los ojos en blanco cuando tu hijo se puso a llorar en el tren y tú no pudiste calmarlo. Yo soy esa chica que abrió su ordenador con desdén y se colocó los cascos con desmanes para que notaras mi incomodidad. Mejor dicho, yo “era” esa chica, y hoy vengo a pedirte perdón.

Hace unos dos años nació mi segunda hija. Una alegría inmensa que vino de la mano de un gran descubrimiento: Los niños “exigentes” existen.

Estos dos últimos años de mi vida han sido intensos en muchos aspectos. Han sido intensos en aprendizaje (me he formado y sigo formándome como Asesora Continuum) e intensos en cuanto a la crianza de mis pequeños. Soy la orgullosa madre de una niña de “Alta Demanda”.

Mi imagino que ahora mismo, al leer estas palabras “Alta Demanda”, se habrán producido tres tipos de reacciones:

  •  Reacción tipo 1:
    • “No me creo que una Asesora Continuum etiquete a su hija de esa manera. La “Alta Demanda” no existe. Sólo existen las madres “bajo oferentes”. Todos los niños son demandantes.
  • Reacción tipo 2:
    • “¿“Alta Demanda”? ¿Eso qué es? ¿Será mi hijo también de “Alta Demanda”? A ver qué me cuenta esta mamá…
  • Reacción tipo 3:
    • “¡Dios! Qué alivio siento cuando leo a otra madre a la que le pasa lo mismo que a mí. Ya pensaba que me estaba volviendo loca, o que soy una floja, o incluso una mala madre.

Pues bien, tengo respuesta para los tres tipos de reacciones.

 

Respuesta para los del primer grupo:

A ti que ahora me juzgas por definir a mi hija como una niña de “Alta Demanda” te puedo decir que te entiendo. Que las etiquetas son peligrosas y que muchas veces etiquetar consigue lo que en textos de literatura se conoce como “La profecía autocumplida”. Una afirmación que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad.

A ti que tienes la suerte de no saber lo que es un niño de “Alta Demanda” no te voy a convencer de nada. No es mi finalidad al escribir este texto. Tan sólo te voy a pedir que cuando veas a una familia pasarlo mal por la “intensidad” de sus hijos, no te sientas más y mejor madre que esa madre… no sabes cuánto tiempo lleva sin dormir más de 4 horas seguidas o lo mucho que le cuesta cada una de sus actividades diarias… Sé generosa y simplemente no le crees más incomodidad. A ella también le gustaría que todo fuera más fácil.

 

Respuesta para los del segundo grupo:

A ti que te interesa el tema, o que no conoces bien qué es eso de un niño de “Alta Demanda”, te cuento que debajo de esta “etiqueta” se agrupan niños que comparten algunas características que te nombro a continuación. No todos son iguales, o no todos presentan todas estas características a la vez, pero lo que sí te puedo asegurar es que sus cuidadores sí presentan exactamente los mismos síntomas: agotamiento extremo, frustración y hasta la incertidumbre de no saber si son o no buenos padres.

  • Los niños de “Alta Demanda” son como todos, requieren de mucha atención pero existe una pequeña diferencia: estos niños la requieren constantemente. Su nivel de demanda es absorbente y en la práctica totalidad de los casos, esas demandas solo pueden ser cubiertas por la madre o en menor medida por el padre y cualquier intento por parte de otra persona (abuelos, tíos, amigos, cuidadores) por colaborar y ofrecer atención, es directamente rechazada por el pequeño de forma notoria.
  • Otra característica que resulta contradictoria en estos pequeños es que son a la vez niños “valientes y curiosos”, combinado con “temerosos e inseguros”. Creeréis que esto es imposible, pero tiene una explicación:
    • Este tipo de niños tienen una alta capacidad de captar estímulos,  son “absorbedores” de información constantemente. Cuando están en “modo aprendizaje” muestran un entendimiento algo superior a lo que se espera de su edad y el mundo que les rodea les atrae y les  impulsa a investigar. Pero en otras ocasiones esos estímulos los sobrepasan, convirtiendo ese mismo entorno en algo hostil para ellos.
    • En consecuencia son niños que lloran con mucha frecuencia, y además ese llanto es exagerado y puede durar mucho tiempo aun cuando, como madre, estés 100%  orientada a tratar de calmarlos.
  •  Un rasgo que  sí comparten todos los niños de “Alta Demanda” es su alta sensibilidad. Dicho de otra manera, son muy emocionales o emocionalmente inestables. Expresan lo que sienten con gran dramatismo, ya sea su alegría o su malestar, y tienen cierta tendencia a las «rabietas». Vistos desde fuera, pueden parecer niños “malhumorados” o poco sociables, pero de verdad que en su “hábitat conocido” son pequeños intrépidos y cariñosos que no dejan de sorprenderte y maravillarte.

Leído todo así puede parecerte un horror, y eso que no te he contado todavía que no suelen dormir mucho, que tienen una voluntad de hierro, que les gusta elegir su ropa, que son exigentes con su comida, que son muy despiertos, que no cambian de opinión con premios, que son de ideas fijas, que necesitan de contacto físico constantemente, que no les gusta dormir solos… Buuffff creo que con esto ya puedes hacerte una idea pero me guardo lo mejor para los del tercer grupo.

 

Respuesta para los del tercer grupo:

Nuestros niños, inquietos y nerviosos, hipersensibles y obstinados, son lo mejor que nos ha pasado en la vida. Ellos son el motor de muchos cambios. Son la recompensa que está por llegar. Son nuestro camino de superación.

Tenemos que saber que nuestros pequeños temperamentales no están enfermos, ni tienen ningún tipo de problema y sobre todo convencernos de que no es culpa de nadie que tengan ese carácter (soy madre de dos, y el mayor tiene otro tipo de carácter que nada tiene que ver con el de su hermana). En nuestras manos está hacer esto lo más llevadero posible hasta que lleguen a ser los maravillosos adultos que llegaran a ser ¿cómo?

  • Trabajando en tener una relación cercana y extremadamente afectuosa con ellos. Yo tengo demostrado que mientras más tranquila estoy yo, más fácil es todo con mi hija.
  • Fomentando el contacto. Contenerlos y abrazarlos. Para mí el porteo ha sido la solución a tantas cosas y a tanto llanto que lo considero casi como una prescripción médica.
  • Trabajando nuestro propio autocontrol. No permitirnos que nuestra falta de sueño, nuestro cansancio o nuestras ganas de hacer “algo” sin oír quejidos nos desborde. No criticarlos. No calificarlos. No etiquetarlos. Pero sobre todo no dejar que nuestro entorno lo haga. Defender a nuestros pequeños del desconocimiento de los “opiniólogos”. Esa es la base de su futura autoestima: Nuestra opinión.
  • Eligiendo las batallas que vamos a librar y esas ganarlas. No podemos decir “si” a todo lo que nuestros niños nos demandan. Evaluar en cuál de sus exigencias podemos claudicar y en cuáles no, y en esas ser firmes. En unos años nuestros niños se enfrentarán a un mundo que muchas veces les dirá “NO” y deben disponer de herramientas para afrontarlo.
  • Dejándoles ser quienes son. No los vamos a cambiar, son así. Es una cuestión de carácter, de temperamento. Tenemos que dotarlos de herramientas para canalizar sus frustraciones y si somos capaces de adelantarnos a una rabieta, debemos reaccionar rápido y cambiar de tercio.
  • Pidiendo ayuda cuando lo necesitemos. Qué difícil es esto a veces. Sabemos que nuestros hijos rechazan estar con otras personas, pero la ayuda puede venir de muchas maneras. Una ayuda en casa con todo lo que no has podido hacer porque llevas varias horas de llanto, quedar a comer con amigos al aire libre en lugar de en un restaurante, pedir directamente que no te juzguen o que no juzguen a tu hijo…
  • Reforzando sus avances. Son niños que cuando están de buenas son tan cariñosos y sensibles que en esos momentos tenemos que hablarles y hablarles y hablarles. Mostrarnos agradecidas por conectar con nosotras y darles mucho mimo para que quieran mantenerse en ese estado fantástico de conexión.
  • Queriéndolos y aceptándolos. Sé que los queremos, que los queremos mucho, pero también sé que hay momentos que nos superan y momentos en los que las fuerzan flaquean. No te sientas mal. Somos humanas. Sigues siendo una madre maravillosa.
  • 11131778_10153037428784279_1323658502_n

Y bueno, realmente es a ti que estas en este tercer grupo a la que quería pedirle perdón. Nunca imaginé a qué te estabas enfrentando. Nunca intuí cómo te molestaba mi mirada de soslayo cuando tu hijo lloraba y jamás pensé que realmente tú fueras lo que ahora sé que eres:

¡La mejor madre que un niño de alta demanda
puede tener!

¡Tienes toda mi admiración!

Ana Gª del Río
www.AnaDelRio.es

Abrir chat
¿En qué puedo ayudarte?
Hola, soy Nohemí. ¿En qué puedo ayudarte?