Criar contracorriente

Criar contracorriente

Después de hablarte de la necesidad del proceso de duelo para sanar las heridas tras un aborto , y de tratar de desmontar falsos mitos del porteo, esta vez me acerco hasta aquí con la intención de rendir un homenaje.

Hoy quiero centrar mi atención en los cientos de madres convencidas de que existe otra forma de criar. Seguras de que el contacto y el respeto

son la base para lograr una sociedad tolerante, empática y feliz.

A esas madres que, con el propósito firme de criar niños libres y con confianza en sí mismos, luchan cada día a pesar de los obstáculos. Esas que crían en contra de la corriente.

Porque no descubro nada cuando digo que son / somos muchas las que sorteamos a diario todo tipo de críticas por la manera en la que hemos decidido afrontar la crianza de nuestros hijos.

 

Nadar en contra

 

  •  Criamos en contra de una sociedad que dice defender la maternidad, pero que a la primera de cambio nos recuerda que somos lo que producimos, y que del tren de la maternidad hay que apearse cuanto antes, porque si te da por querer disfrutar del viaje, ni te molestes en bajarte que ya no habrá sitio para ti.
  • Criamos en contra de nuestras propias madres. Aquellas que, con la mejor de las intenciones, tratan de advertirnos de los «peligros» del exceso de mimos. Las mismas que nos previenen de que nuestra leche es de mala calidad, y que nos ahorraríamos un disgusto si nos olvidáramos de dar el pecho y comenzáramos cuanto antes con el biberón.
  • Criamos en contra de nuestro círculo de amigos, que abogan por una maternidad externalizada y no entiende que sigamos compartiendo habitación y cama con nuestro hijo, o que prefiramos postergar al máximo su incorporación al cole.
  • Criamos en contra de algunos profesionales que insisten en despojarnos del título de mamífera, y ya puestos del de adulta.
  • Criamos en contra de algunos feminismos mal entendidos. Aquellos para los que si elegimos (sí, elegir, optar, escoger) de un modo consciente e informado utilizar nuestro cuerpo para alimentar a nuestros hijos, nos abroncan e insinúan que hemos sido abducidas por el patriarcado, estamos siendo manipuladas y que no sabemos lo que significa el progreso.

Y así suma y sigue…

 

Criar_contra_corriente

 

El enemigo en casa

 

Nadar constantemente en contra desgasta, desgasta mucho. Pero lo más extenuante, lo que más consume nuestras fuerzas, mina nuestra moral y nos agota física y mentalmente, es criar en contra del peor enemigo posible: nosotras mismas.

 

Tropezamos frontalmente contra nosotras, porque cómo concebimos la crianza de nuestros hijos choca radicalmente con cómo vivimos la nuestra propia.

 

Muchas pertenecemos a la generación del «porque sí», «porque yo lo digo» , «aquí mando yo», los castigos y las collejas, y hacemos un esfuerzo hercúleo por alejarnos de eso, por cambiar ese chip con el que crecimos y que tenemos grabado a fuego en el fondo de nuestro cerebro.

Nos hallamos a diario contando hasta diez y repitiendo en voz baja “El adulto soy yo, el adulto soy yo” como un mantra para templar los nervios. Nos miramos al espejo con la certeza de que nosotras somos el verdadero espejo desde donde nuestros hijos aprenden. Tratamos de ayudarles a poner voz a sus emociones, a respetarlas y a estar alerta por si algo falla.

 

Hemos aprendido a desaprender, a sanar heridas del pasado para acompañar a nuestros hijos.

 

Y aún así, dudamos, sufrimos momentos de flaqueza y nos cuestionamos: ¿estaremos andando por el camino correcto? ¿nos estaremos equivocando?

Y de repente nos traiciona nuestro pasado y nos sorprendemos a nosotras mismas gritando y repitiendo todas esa frases manidas que oíamos en casa. Y entramos en pánico porque nuestro ayer está aún hoy demasiado presente, y tal vez sea momento de claudicar.

Pero rectificamos, pedimos perdón y volvemos a la casilla de salida. A intentarlo de nuevo, pegándonos de bruces contra lo que haga falta.
Así que, cuando te sientas exhausta, agotada, y la rutina o las críticas no te dejen ver con perspectiva, no te rindas, recuerda al salmón, cuya tenacidad e instinto le dan fuerzas para seguir en los momentos más duros.

Y por encima de todo, no olvides que nuestro hijos merecen aprender aquello por lo que vale la pena luchar, porque ellos serán el germen de esta revolución.

 

Salirse de la manada

Salirse de la manada

Las once y media de la noche y mis hijos dándose un chapuzón en la playa. Qué locura, qué divertido, cómo se te ocurre, se van a poner malos, qué irresponsable, esos son los momentos que van a recordar de mayores…. Cualquiera de estos comentarios serían normales según  nuestras vivencias personales, según nuestras creencias o lo que nos quede de ellas.

Cuando nos convertimos en familias tendemos a repetir modelos, a hacer lo que hemos aprendido, a criar como nos criaron nuestros padres y éstos a la vez como lo hicieron nuestros abuelos.

¿Pero, qué ocurre cuando cambiamos nuestro modelo?

A veces el cambio es mínimo e imperceptible, otras es moderado, y otras totalmente radical.

Ocurre que algunas veces, la familia, el entorno más cercano se sienten cuestionados porque no estamos repitiendo lo que ellos hicieron, no estamos haciendo lo que esperaban de nosotros. Para ellos es como si lo hubiesen hecho mal como padres, como abuelos.

¿Cómo es posible que mi hijo lo haga diferente con lo bien que yo lo he criado? Y tienen razón, ellos han criado lo mejor que han sabido con las herramientas que han tenido en su momento.

La cuestión es que nos cuesta salirnos de lo establecido, de lo que hace la mayoría, de lo común. En la crianza como en la vida es muy difícil nadar contra corriente, y por lo general se hace muy duro tener que enfrentarte a lo establecido por la sociedad, por el entorno o como queramos llamarlo.

Ya de por si crear una familia donde la suelen componer dos adultos con creencias diferentes, con distintos modelos de crianza es complicado llegar a un consenso, aún más si le añadimos el tener que seguir a la manada cuando no estamos de acuerdo con algunas maneras de actuar de la misma.

La (p)maternidad viene cargada de miedos propios y ajenos, de crecimientos y de infantilizaciones.

Según en contexto sociocultural en el que vivamos tenderemos a criar de una forma u otra, a vestir de determinada manera, a escolarizar a cierta edad.  Aunque en España la edad obligatoria para la escolarización es a partir de los seis años lo hacemos desde los tres, si viviéramos en Finlandia a pocas familias se les ocurriría hacerlo antes de los seis.

Lo que en un sitio es «normal» en otros puede ser una auténtica locura. 

Las cosas no se hacen ni mejor ni peor, cada familia debe buscar lo mejor que se adapte a su modo de vida, a sus creencias, a sus necesidades y como no, al bienestar de los hijos.

Que lo haga la gran mayoría no significa que tenga que ser lo correcto.

Seguir a la manada te da la seguridad y el confort de pertenecer al grupo,  salirte de ella te abre a nuevas posibilidades.

 

 

 

 

¡¡Que se pare el mundo, que necesito información!!

¡¡Que se pare el mundo, que necesito información!!

Llevo una semana dándole vueltas a ver que escribo, viendo que se me acerca el día y nada, ¡¡y no será porque no tengo ideas!! porque me bulle la cabeza, jjjjjj. Al final, me he dado cuenta, de que llevo días pensando en lo mismo. En la gente, y su forma de buscar información.

En mi caso, soy de la religión de San Google y de las bibliotecas aunque  luego se me olvida entregar los libros y acabo castigada. En fin, a lo que iba, que yo, busco, rebusco, doy mil vueltas a todo, contrasto información, guardo, rechazo, pregunto y una de dos, o me aclaro o me lío del todo, pero al menos, me formo una opinión para luego ir a la persona o personas que se, que me pueden desenredar el follón que tenga, pero ya estaré encaminada en algo, aunque sea equivocada, pero algo es algo.

 

3

 

¿Y esto a qué viene? pues a varias cosas, aunque la que más me ha hecho pensar, es la conversación que tuve el otro día con mi amiga y compañera Esmeralda Solís de Siriñadas, que me dijo:

 «mucha gente se informa más para comprar una lavadora, que para tener un hijo». ….

y ahora muchos diréis que la matrona o la doula os informa, que os compráis las revistas semanales o quincenales , que os leéis toda la información que viene en las cajitas que regalan en el curso de preparto, que os metéis en Internet, veis vídeos o leéis de todo…

Vale, eso lo hemos hecho todos, pero siempre hay un porcentaje de gente que le pilla el tren o que ve que la realidad es otra a la que se imagina, y ahí entran los consejos que os voy a dar

1.-Preguntar, informarse, comparar información, es lo mejor y lo más inteligente, pero si después de mirar en páginas webs diferentes, preguntar en un grupo y que te contesten 23 personas, preguntar en otro y otras tantas personas. ¿Cuándo pretendes parar? ¿estás haciendo alguna estadística y hay que llegar a las 100 personas con la misma opinión. Hazte un favor y no te líes más o acabarás como el anuncio ese de una página de viajes comparando precios y al final tendrás un cacao mental

Foto cogida de un anuncio de Trivago

Foto cogida de un anuncio de Trivago

 

 

2.-Cuando estás perdida y no tienes ni idea de por donde empezar, entra en un grupo o foro y lee o que ya hay escrito, sobre todo, las preguntas frecuentes o las últimas entradas.  Averigua quién te puede dar información fiable. Para mi primera lactancia, tuve de aliado el foro de la Asociación Española de Pediatría, donde veía a las madres preguntar mil y una vez la misma pregunta todos los días. Luego descubrí a mi querida Eloisa y su blog  o Red Canguro y muchas webs , grupos muy fiables o acércate al grupo de crianza más cercano.

Un ejemplo: las preguntas sobre incorporación al trabajo y lactancia, cómo se congela la leche materna, cómo se regula la emeibaby, ¿ cómo se pone una bandolera o si se puede portear a un recién nacido…… Y podría seguir…..

capture-20150717-014233

 

3.- Existen 3 grupos de asesoras: Las que cobran, las que no o las mixtas. En este POST, os explica genial el tema del pago Nohemí. En las asociaciones de crianza, suele haber asesoras que te pueden ayudar gratis, o en las de porteo, pero eso no significa, que estén las 24 horas disponibles. Tú acuérdate de los informáticos, en cuanto les ven, siempre alguien le pide ayuda con algún virus. Pues esto es igual. Es decir, si contratas asesorías, las tendrás en exclusiva para ti, si no contratas nada, ellas tienen familia y trabajo, no te pongas nerviosa, que te contestarán cuando puedan. Evidentemente si contratas una Continuum acertarás jjjjjjjjjjjjjjjjjjjj.

Es decir, crea tu tribu, rodéate de gente que sabe o que al menos te respeta, pregunta, siempre pregunta, pero primero lee, compara, escucha y una vez hecho esto, suelta todas tus dudas

 

 

Los hijos: nuestros maestros

Los hijos: nuestros maestros

Parece como si los bebés vinieran al mundo para enseñarnos lo que nos está costando aprender.

Lo veo en muchas mujeres.

He visto a mujeres exitosas y eficientes disfrutar de la inactividad, de los rodeos, de la pérdida de tiempo…

He visto a mujeres fuertes y exigentes descubrir la ternura que hay tras lo vulnerable.

He visto a mujeres activas y ansiosas aprender a tener paciencia y a ser comprensivas.

He visto a mujeres frías quitarse la coraza y volver a conectar con una sensibilidad que parecía dormida.

He visto a mujeres que se habían masculinizado para adaptarse a un mundo de hombres reconciliarse con su parte femenina, ¡hasta con su menstruación!

Naturalmente que todas somos capaces de crecer y de conseguir ser la mejor versión de nosotras mismas, pero es verdad que muchas de estas mujeres que lo han conseguido han tenido la suerte de que el destino pusiera en su camino un gran maestro: un bebé.

Adoro y admiro la tribu que tengo a mi alrededor. Son mujeres que han sido conscientes de ello, han dado las gracias y han comenzado un proceso de aprendizaje de la mano de su hijo.

Y las admiro porque no es fácil, porque muchas veces las mujeres nos resistimos, no vivimos la llegada del bebé como una oportunidad de mejorar sino que  vemos un ser que viene a ponernos a prueba y creemos que saldremos victoriosas del examen si conseguimos no doblegarnos.

En mi caso, tengo la sensación de que cuanto más me resista, cuanto más me empeñe en no aprender la lección, más duro se pondrá mi bebé conmigo y comenzará a intentarlo por las malas.

Hace solo unos meses que vive dentro de mí y ya me he dado en la cara con todas mis miserias. Te niegas a cuidarte como deberías, mamá, yo te voy a obligar. Te niegas a parar, yo voy a hacer que pares. Que delegues. Que descanses. Que confíes. Que te quieras.

Puedo resistirme, no hacerle caso y pagar las consecuencias (porque sé que las voy a pagar, el bebé no lo va a dejar estar…). Puedo hacer lo que me dice a regañadientes, ceder de palabra y obra, pero no de corazón, y no creceré absolutamente nada. O puedo ser inteligente y darme cuenta de que esta lección tenía que haberla aprendido hace mucho tiempo, que el bebé me está ayudando porque, después de más de treinta años, parece que yo sola no soy capaz.

Reconozco que aún me siento un poco obligada. Estoy aceptando la realidad que mi bebé ha puesto delante de mi cara, pero la estoy aceptando de manera totalmente racional y a base de fuerza de voluntad. Aún no fluyo, vale, pero ¡me siento tremendamente orgullosa de mí misma por haber comenzado este camino!

Mi bebé ha venido al mundo para vete a saber qué propósitos que yo no soy capaz ni de imaginar… Pero, además, ha venido a enseñarme un montón de cosas y a hacer que me replantee mi forma de entender la vida. Va a hacer de mí una persona mejor.

Y siempre tendré a mis otras maestras, mis amigas.
Me quedo con sus frases que os comparto:

  • “Sería una Walking Dead si no llega a aparecer él. Simplemente eso, iba camino de convertirme en una muerta en vida”. V.R.
  • “No creo que ser madre me haya cambiado gran cosa. Sí han cambiado mis prioridades. Ahora ella siempre va primero, por encima de todo y de todos. Y no es un sacrificio, es lo que me piden las entrañas”. A.B.
  • “Mi educación careció de educación emocional, de contacto. Pero con la maternidad se hizo la luz a ese respecto”. A.C.
  • “Yo no creo que los bebés vengan a enseñarnos nada. Otra cosa es que la maternidad te dé la vuelta como un calcetín, eso sí”. M.C.
  • “Es ahora, dos años después, cuando me doy cuenta de lo que le estoy mostrando de mí y me planteo qué es lo que quiero ofrecerle y mostrarle. De lo que estoy convencida es de que gracias a mi hija soy mejor persona”. M.E.
Restaurar la maternidad

Restaurar la maternidad

Hace unos días conversando con una mamá con su bebé al pecho, hablábamos de sus primeros inconvenientes de su lactancia y salió dentro de la conversación lo poco visible que es el amamantamiento en la sociedad, no vemos amamantar a mujeres en la calle y tampoco en nuestro entorno, y ella me dice: como algo tan natural en el ser humano, como lo es andar, conversar, sociabilizar, es tan poco visto, siendo que es la etapa más importante del ser humano, la base de nuestra  alimentación.

Desde esa reflexión es que podemos decir, que es cierto, la lactancia no es visible en la sociedad, pero no sólo la lactancia, sino que la misma maternidad, casi nuestro primer contacto con ella son nuestros propios hijos y llegamos a ellos sin experiencia, pero con mucha información de nuestro entorno, ya sea de familiares, servicios de salud, amigos, vecinos, televisión, medios de comunicación, etc. Llegamos a nuestra maternidad y/o paternidad, con muchas historias contadas, muchas vivencias externas, muchos mitos, mucho de todo, pero muy poco de lo que realmente queremos y sentimos, entonces es el momento donde llegan las dudas y los miedos.

Desde la concepción, gestación, pasando por el parto, la lactancia y hasta la crianza pasamos por distintas situaciones, y sobre todas estas etapas tenemos imágenes e historias ya pre-fabricadas en nuestra mente y muchos de estos escenarios, pueden ser mucho más sencillos de lo nos hacen creer.

 

maternidad

 

Pensemos en el parto,  nuestros cuerpos están preparados para parir a nuestros bebés, si dejamos que nuestros procesos fisiológicos fluyan como deben ser, podemos ver como nuestro cuerpo va cambiando y preparándose para parir, muchas veces en los sistemas de salud y la misma sociedad, ve a la mujer parturienta, como si estuviera padeciendo una enfermedad, se habla de síntomas de parto, se habla de pacientes, siendo que estamos pasando por un proceso natural, el parto es un proceso fisiológico dinámico, que pasa por varias fases, las cuales poseen distintas características, ritmos y tiempos los cuales pueden variar de mujer a mujer, de un parto a otro, es importante conocer estas etapas porque de esa forma la podremos transitar con mayor seguridad y tranquilidad.

Luego del parto, hay una fase critica, la transición la cual es muy importante para inicial la lactancia materna, el bebé recién nacido, posee el programa perfecto para activar a la madre y establecer el amamantamiento, es por ello que no debe existir separación, ese contacto entre la diada no debe ser interrumpido, sin embargo, apenas nacemos somos separados, tocados por otras manos, cargados por otros brazos, bañados, pinchados, medidos, pesados, y si tenemos suerte a la hora recién ya estamos de nuevo sobre nuestra madre, para el recién nacido lo más importante en ese momento es estar en su hábitat, sobre el cuerpo de su madre. Aquí un ejemplo de lo que puede hacer un bebé recién nacido, arrastrarse por si sólo hasta el pecho de su madre.

 

 

Si observamos y vamos conociendo estos procesos, nos vamos dando cuenta que todo puede ser mucho más sencillo, un mujer gestante saludable, puede parir sin problemas, sin complicaciones, pero debe haber un cambio, una restauración de la maternidad en todos sus ámbitos, podemos tener una lactancia exitosa, podemos no dejar llorar al bebé, podemos tomarlo en brazos las veces que queramos, todo el día si queremos, nuestro bebé lo necesita, nos necesita.

Hay tanto que des-aprender, un comportamiento tan natural como es el piel con piel, para bebés prematuros y nacidos a término, tenga que ser válido para el sistema de salud, sólo después de múltiples investigaciones, es porque algo pasa, es porque tenemos que recuperar, recuperar el paradigma original, como nos dice Nils Bergman.

Cuando tengas dudas, te invito a parar, respira y reflexionar sobre tu propio cuerpo, piensa como funciona, siéntelo, siente a tu bebé, en ti y en él puedes encontrar las respuestas.

Abrir chat
¿En qué puedo ayudarte?
Hola, soy Nohemí. ¿En qué puedo ayudarte?