Maternar en soledad

Maternar en soledad

Son las dos de tarde, estoy con mi hija en brazos, lleva más de 40 minutos en mi pecho, yo aún en pijamas, con un vacío en el estómago porque no he comido nada desde el desayuno y ese vacío aumenta cuando pienso que estaré sola todo el día con mi pequeña, que a ratos llora y no sé por qué y no puedo calmarla, siento temor y tengo ganas de salir corriendo.

Mi esposo llega muy tarde todos los días, mis padres vienen poco a vernos porque trabajan mucho y ni pensar en mis amigos, desaparecieron apenas supieron que estaba gestando, como si me hubiera convertido en un extraterrestre o contrajera una enfermedad contagiosa.

Que recuerdos me trae relatar lo anterior, me sitúa 4 años atrás y viene a mí la misma sensación de soledad y de miles de preguntas sin respuestas o con respuesta googleadas cargadas de creencias y mitos muchas veces aterradores.

Pero pronto llega una sensación de calma, ya que esa misma maternidad en soledad me llevó al porteo y este me llevó a la autonomía, que locura hablar de autonomía siendo madre y con casi 30 años, pero si, dependía casi en un 100% de mi esposo u otra compañía para realizar cosas básicas, como comer algo o ducharme. Mi hija mayor estaba en brazos casi todo el día, sólo cuando iba al baño nos alejábamos un par de minutos, su padre o abuelos tenían que estar cerca, que ella por lo menos escuchara mi voz o me viera a través de la cortina.

Fue entonces que con ese «simple trozo de tela», podía ir donde quisiera, hacer mi comida, comer, leer un libro, ir al baño, hablar por teléfono, pasear, ir a comprar, ir al médico, bailar y hasta ducharme junto a mi pequeña.

Pero a pesar de ya tener independencia y poder moverme donde quisiera esas miles de preguntas aún estaban allí atormentando, esperando una respuesta.

Esa misma soledad que me llevó al porteo, el cual me devolvió mi autonomía y ella finalmente a emprender, donde se abrió un mundo nuevo, un mundo amoroso, lleno de mujeres y bebés, que se encontraban en la misma situación, desde esa lugar me di cuenta que era lo que me faltaba y eso era una tribu, compañía, eran mujeres y sus historias cada una distinta, pero a la vez muy parecida a la mía, así que me decidí y forme junto a una amiga una tribu maternal, que nos llevó a conocernos aún más y agrandar ese círculo de contención y mirarnos a los ojos, abrazarnos, danzar y hablar por horas de tetas, de telas, de comidas, de sueño, de ojeras, de problemas, de felicidades, de todo, esa tribu me entrego las respuestas que buscaba, respuestas amorosas, consejos sabios y escucha activa.

 

tribu-maternar-soledad

 

Si sientes que maternas en soledad, te invito a buscar tu tribu.

Hay muchas madres tu misma situación, desveladas, con su casa desordenada, ropa sucia por todos lados, libros sin leer, deseando que su post natal no termine nunca, angustiadas porque sienten que ya no tienen leche, que les han dicho que deben destetar porque ya tiene 6 meses y con muchas otras dudas, pero por sobretodo amando intensamente, descubriendo ese amor profundo, que sólo esos ojos que nos miran con tanta inocencia nos puede enseñar.

Existen tribus virtuales, muchos grupos en internet, que te ayudarán a resolver dudas y desde tu hogar reír y sentirte acompañada, pero también hay instancias para vivir esos momentos en persona, talleres, charlas, grupos de apoyo a la lactancia, grupos de danza mamá y bebé, muchos espacios esperando tu presencia, pero si por tu ciudad no hay este tipo de espacios, anímate y forma tu propia tribu, no necesitas ser especialista en algún tema de maternidad, ya te estás formando con tus mejores maestros, tus hijos, sólo necesitas las ganas y tener claro tu objetivo:

 

Por favor mamá, no te escondas de mí …

Por favor mamá, no te escondas de mí …

Mamá no te escondas… Sé que hoy no hemos podido dormir como querías, ni ayer, ni el mes pasado… Sé que en cuanto me pongas en el fular y des dos pasitos, me quedaré dormidita feliz y tu seguirás haciendo mil y una cosas mientras yo babeo sobre tu pecho…

Sé que cuando me esté despertando me darás el pecho con una sonrisita y nos perderemos en miradas que sólo puedo compartir contigo. Me harás cosquillas y carantoñas, tal vez hoy también sea día de masaje y tendré un extra de mimos.

Sé que a veces, aunque no me lo digas, necesitas estar sola un rato… no te escondas, lo entiendo. Sé que me quieres, mucho muchísimo y yo a ti también. Sé que te gustaría ir a la peluquería sin estar pendiente de mí, depilarte, arreglarte un poco más para salir a la calle… y muchas veces, no te dejo tiempo.

Sé que cuando me voy con papá, los abuelos o la tía a pasear, no siempre aprovechas para descansar. No te escondas mamá. A mí no me importa si en la cocina hay una pila de cazuelas por limpiar, si los cristales están llenos de mis manotazos y lengüetazos, si la ropa no está planchada… Prefiero verte sonreir.

bebes demanda, cansancio materno

No te escondas si necesitas llorar. No te escondas si necesitas que nos separemos unos ratitos. Sé que en cuanto te sientas mejor me volverás a mirar como solo tú sabes…

Sé que a veces vas al baño solo para respirar, que cuando puedes alargas la ducha un poco para estar sola y que aunque te caigas de sueño, cuando me duermo, muchas veces aprovechas para ver un poco la televisión. No te escondas.

Hay días en los que no sé qué me pasa, me siento incómoda, cansada, dolorida… y solo pido estar cerca de ti. En ocasiones incluso me enfado si me coge papá… Sé que el me quiere mucho y que quiere estar conmigo… pero esos días solo te necesito a ti. Sé que esos días son horribles para ti, que en cuanto puedes rompes a llorar sin saber por qué, incluso te llegas a marear de lo cansada que estás, que te duele la cabeza… No te escondas mamá.

No te culpes, lo que el espejo te devuelve esos días no es lo que yo siento… Tu ves ojeras, un bigote y unas cejas sin arreglar, canas que empiezan a asomar, arrugas que antes no tenías… Y yo sólo veo amor. Amor incondicional. Amor puro. Amor que siempre llevaré conmigo.

Sé que hoy estás agotada, llevo todo el día al pecho, lloro si te alejas… no te escondas en el baño. Puedes decirme lo que sientes, puedes llorar conmigo, llorar nos hace libres mamá. Es lo que me dirás dentro de pocos años, yo lo sé, solo hace falta que tú lo recuerdes.

Sé que hoy te tocará trabajar conmigo en brazos, y aún así, lo harás con una sonrisa por poder hacerlo.

No te escondas. Tú también sabes que esos días, esos días en los que te sientes mala madre, estás siendo la mejor madre del mundo, como el resto de días. No te escondas y pide ayuda si la necesitas, pídela porque si se pide, se obtiene. Al menos, eso he aprendido yo de ti, cada vez que te necesito ahí estas, sea con la mejor de las caras o con ojeras… ahí estás.

Mamá gracias por estar hoy a mi lado, por estar siempre ahí, pronto, muy pronto, no te necesitaré tanto y nos echaremos de menos, ese día también, sé que estarás ahí. Te quiero mamá, no lo olvides.

TE QUIERO PAPÁ

TE QUIERO PAPÁ

Después de una semana intensa de trabajo, hoy voy a exponer al mundo una experiencia que he tenido la suerte de vivir y un pensamiento íntimo que me apetece compartir con todos vosotros.

Hay veces que lo íntimo tiene que salir y hoy es el día.

Está semana a nuestro centro han venido, a diferentes actividades, una gran cantidad de padres, cosa que me ha encantado y me demuestra que hay un cambio en marcha.

Que la crianza no es sólo cosa de uno, sino de dos, y que hay padres que les gusta implicarse en todo tanto o más que a la madre.

Han venido papis al grupo de lactancia para apoyar a esa mamá que necesitaba llorar acompañada, han venido papás solos, con su bebé, para contar, escuchar, exponer todo lo que sabían y para recibir información que necesitaban.

Han venido papás simplemente a disfrutar con sus bebés de una actividad lúdica y divertida…

Todos ellos felices, contentos, viviendo esos momentos mágicos con sus peques.

Y yo, viéndolo desde fuera, me he sentido feliz, orgullosa, con una sonrisa de oreja a oreja y con ganas de aplaudir a cada uno de ellos y así agradecerles tal implicación en la crianza de sus hijos.

Por eso, quería dar las GRACIAS a todos los papás que están y acompañan a sus hijos en la crianza y que dan todo para que sus hijos estén felices y en todo momento acompañados.

Estoy segura de que en algún momento vuestros hijos os lo agradecerán. Aunque sea sólo con un… TE QUIERO PAPÁ.

Como no podía ser de otra forma, yo quería dar las GRACIAS A JOSE, a mi marido, a ese padre incondicional que ha dado y da cada minuto de su vida por nuestros hijos.

Que se ha implicado desde el minuto uno al saber que yo estaba embarazada de nuestro primer hijo y que 5 años después y con dos hijos, lo sigue haciendo como el primer día.

.

GRACIAS CARIÑO.

GRACIAS POR SER EL PADRE TAN MAGNÍFICO QUE SIEMPRE HE QUERIDOPARA MIS HIJOS.

ELLOS SEGURO QUE TE DIRÁN: TE QUIERO PAPÁ

.

IMAGEN POST 2

Cura sana….

Cura sana….

IMG-20150423-WA0005

 

¡Hola!

A mí me tocaba hablaros sobre la fiebre, pero ¿sabéis qué? necesito hablaros de mi otra pasión y de lo que veo gracias a ella.

Soy voluntaria de Cruz Roja desde hace 20 años, y el otro día, al llegar a casa, después de un traslado con una sintomatología que he tenido miles de veces,me vi  repasando la historia con otra perspectiva. Lo miré como persona  y no como profesional. Lo miré como madre, como Continuum, o simplemente como ser humano y me entró una pena enorme.

¿Quieres saber por qué?

..En mi trabajo sé muy bien que las máximas para atender a una persona son la empatía,  hablar tranquilo, despacio , con dulzura (si la ocasión lo requiere), ponerte a su altura para que te mire a los ojos, cogerle la mano para que sienta que le vas a ayudar y preguntar qué le ha ocurrido y cómo está.

Hasta ahí todo bien y todos de acuerdo, pero ¿y cuándo es un niño que se ha caído,  le duele algo o que simplemente está llorando?. Pues ahí casi toda nuestra sociedad falla y falla estrepitosamente, en la empatía  y en todo.

Si un adulto simplemente se tropieza, todo el mundo, o al menos bastante gente, irá a ayudarle a recuperar el equilibrio o preguntará si se encuentra bien.  ¿Y si es un niño? Por desgracia, se sigue escuchando esto: «Déjale, que no ha sido nada y, ya se levantará». Puede que incluso le chillen o le regañan por no fijarse por dónde va.

Si una persona llora porque se ha caído y se ha hecho daño, todo el mundo pensará que le debe de doler muchísimo porque está llorando, (y eso en un adulto está mal visto), e intentarán consolar y ayudar. Si es un niño el que lo hace, quizás escuchemos esto: «Deja de llorar que no eres un bebé. Así aprendes. La culpa es tuya por ir como un loco.»

Si vemos a una persona que sufre, la intentamos calmar y si es conocida, la abrazaríamos  muy fuerte ¿no? pero a un niño…. a un bebé…..habrá gente que diga:  ¡Déjale que llora por nada!, ¡Claro, está acostumbrado a tantos brazos, que ahora no se calma! o ¡ No le puedes dejar con nadie, le has malacostumbrado y ahora tiene mamitis!.IMG-20140724-WA0011

Y lo peor y más cruel, somos flexibles con los adultos e inflexibles con los niños: ¡No le hagas caso que llora por nada, sólo quiere llamar la atención!…. Y todo eso se lo dicen a la madre, para que no escuche lo que le dice su corazón, para que ignore a su hijo…..

En los talleres de primeros auxilios que doy, algunas veces, sale el caso de algún golpe que se ha dado su hijo, y que lo que pensaban que era nada, al final sí había sido algo. Incluso una fractura. Sí, lo habéis leído bien, una fractura o una luxación. Y , ese niño se quejó, lloró, y  esa madre se preocupó pero, también hubo alguien que dijo esas palabras a la madre, que hicieron que callara sus sentimientos  por miedo a que su hijo la estuviera tomando el pelo, por miedo al qué dirán, por no discutir, por dudar de sí misma y pensar que lo que los demás decían, era verdad.

¿Alguien se ha parado a pensar en los niveles de dolor? Todos sabemos que el umbral del dolor es diferente para cada persona  y que lo que para unos no es nada, para otros es una tortura.  ¿Y a los niños? ¿no tienen derecho a expresar que sienten dolor? ¿por qué negar que les  duela realmente? ¿ y si lo que para nosotros es un simple golpe, para él sí ha sido doloroso? ¿por qué no puedo ir a cogerle o por lo menos, darle un beso o la mano y que me sienta cerca?CAM02881

Peor lo tienen los hermanos mayores, que si se hacen daño, depende de la situación, oirá lo de antes o algo peor:  ¡¡Lo que es capaz de hacer por los celos!! ¿Y? aunque así fuera ¿es eso  motivo para no atenderle? ¿Y por qué echarle la culpa al niño en lugar de mirar los padres lo que hacen ellos para que el niño actúe así?

Igual que cuando sabes que hay algo que no cuadra, que a tu hijo le pasa algo, que tu instinto te lo dice, pero que todo tu mundo te dice que son tonterías, que le tienes mimado, consentido y que ese es el problema.

Por desgracia, tengo a mi alrededor, varios casos de esos, madres que no han sido escuchadas a las que se las ha culpado por ser precisamente eso: MADRES.  Madres que han luchado contra todo y todos hasta demostrar  lo que ellas ya sabían, a pesar del asombro del entorno que no supo o no quiso ver lo que pasaba, Que no quiso escuchar a  quienes más conocen a sus hijos. Y no hablo de tonterías, hablo de autismo, hablo de enfermedades neurológicas, hablo de dolor.

Todavía me acuerdo con rabia, cómo hace unos años, recién divorciada, mi hijo empezó a rascarse muchísimo las piernas. La pediatra en lugar de mandarle al dermatólogo, le mandó a la psiquiatra infantil por un posible trauma post divorcio. Yo chillaba a los 4 vientos que era porque había cambiado el gel y mi hijo tiene la piel muy sensible. Nadie me creyó y la pediatra dijo que había actuado así por protocolo. Yo no quería llevarle, pero me hicieron dudar, me hicieron agachar la cabeza, me hicieron negar lo que yo sabía y me hicieron aceptar el «por si acaso». Fui y allí conocí a la psiquiatra más antinatural del mundo. Me culpaba por la lactancia prolongada, por dormir con él, por darle amor. Ni una sola vez le miró a los ojos, ni una sola vez le dijo: ¡Hola!. Ni una sola vez le trató como a una persona. Volví a la siguiente cita, pero volví para decírselo a la cara, para decirle que mi hijo ya estaba perfecto porque yo sabía lo que le pasaba. Para decirle que ningún niño se merecía ese trato vejatorio ni nosotros por ofrecerle nuestros brazos cuando nos necesita…DSC_0034_3

Lo que no te gusta que te hagan a ti, no se lo hagas a los demás.

Empatía, contacto, amor, respeto o simplemente, llamadlo humanidad

Mis brazos siempre estarán ahí para abrazar a mis hijos, para acompañarlos en los momentos que ellos consideren dolorosos o importantes. Nosotros, con la perspectiva de un adulto, sabemos que eso pasará, pero ellos sabrán que jamás estarán solos.

Para acabar os recomiendo ver este vídeo. A mí me encantó, ¿y a ti?

 

http://https://www.youtube.com/watch?v=9Hn4sA_AipA

Alta demanda. Vengo a pedirte perdón.

Alta demanda. Vengo a pedirte perdón.

¡Te escribo para pedirte perdón!

Hace dos años estoy segura de que te juzgué. Estoy casi 100% segura de que alguna vez te miré mal en el avión o puse los ojos en blanco cuando tu hijo se puso a llorar en el tren y tú no pudiste calmarlo. Yo soy esa chica que abrió su ordenador con desdén y se colocó los cascos con desmanes para que notaras mi incomodidad. Mejor dicho, yo “era” esa chica, y hoy vengo a pedirte perdón.

Hace unos dos años nació mi segunda hija. Una alegría inmensa que vino de la mano de un gran descubrimiento: Los niños “exigentes” existen.

Estos dos últimos años de mi vida han sido intensos en muchos aspectos. Han sido intensos en aprendizaje (me he formado y sigo formándome como Asesora Continuum) e intensos en cuanto a la crianza de mis pequeños. Soy la orgullosa madre de una niña de “Alta Demanda”.

Mi imagino que ahora mismo, al leer estas palabras “Alta Demanda”, se habrán producido tres tipos de reacciones:

  •  Reacción tipo 1:
    • “No me creo que una Asesora Continuum etiquete a su hija de esa manera. La “Alta Demanda” no existe. Sólo existen las madres “bajo oferentes”. Todos los niños son demandantes.
  • Reacción tipo 2:
    • “¿“Alta Demanda”? ¿Eso qué es? ¿Será mi hijo también de “Alta Demanda”? A ver qué me cuenta esta mamá…
  • Reacción tipo 3:
    • “¡Dios! Qué alivio siento cuando leo a otra madre a la que le pasa lo mismo que a mí. Ya pensaba que me estaba volviendo loca, o que soy una floja, o incluso una mala madre.

Pues bien, tengo respuesta para los tres tipos de reacciones.

 

Respuesta para los del primer grupo:

A ti que ahora me juzgas por definir a mi hija como una niña de “Alta Demanda” te puedo decir que te entiendo. Que las etiquetas son peligrosas y que muchas veces etiquetar consigue lo que en textos de literatura se conoce como “La profecía autocumplida”. Una afirmación que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad.

A ti que tienes la suerte de no saber lo que es un niño de “Alta Demanda” no te voy a convencer de nada. No es mi finalidad al escribir este texto. Tan sólo te voy a pedir que cuando veas a una familia pasarlo mal por la “intensidad” de sus hijos, no te sientas más y mejor madre que esa madre… no sabes cuánto tiempo lleva sin dormir más de 4 horas seguidas o lo mucho que le cuesta cada una de sus actividades diarias… Sé generosa y simplemente no le crees más incomodidad. A ella también le gustaría que todo fuera más fácil.

 

Respuesta para los del segundo grupo:

A ti que te interesa el tema, o que no conoces bien qué es eso de un niño de “Alta Demanda”, te cuento que debajo de esta “etiqueta” se agrupan niños que comparten algunas características que te nombro a continuación. No todos son iguales, o no todos presentan todas estas características a la vez, pero lo que sí te puedo asegurar es que sus cuidadores sí presentan exactamente los mismos síntomas: agotamiento extremo, frustración y hasta la incertidumbre de no saber si son o no buenos padres.

  • Los niños de “Alta Demanda” son como todos, requieren de mucha atención pero existe una pequeña diferencia: estos niños la requieren constantemente. Su nivel de demanda es absorbente y en la práctica totalidad de los casos, esas demandas solo pueden ser cubiertas por la madre o en menor medida por el padre y cualquier intento por parte de otra persona (abuelos, tíos, amigos, cuidadores) por colaborar y ofrecer atención, es directamente rechazada por el pequeño de forma notoria.
  • Otra característica que resulta contradictoria en estos pequeños es que son a la vez niños “valientes y curiosos”, combinado con “temerosos e inseguros”. Creeréis que esto es imposible, pero tiene una explicación:
    • Este tipo de niños tienen una alta capacidad de captar estímulos,  son “absorbedores” de información constantemente. Cuando están en “modo aprendizaje” muestran un entendimiento algo superior a lo que se espera de su edad y el mundo que les rodea les atrae y les  impulsa a investigar. Pero en otras ocasiones esos estímulos los sobrepasan, convirtiendo ese mismo entorno en algo hostil para ellos.
    • En consecuencia son niños que lloran con mucha frecuencia, y además ese llanto es exagerado y puede durar mucho tiempo aun cuando, como madre, estés 100%  orientada a tratar de calmarlos.
  •  Un rasgo que  sí comparten todos los niños de “Alta Demanda” es su alta sensibilidad. Dicho de otra manera, son muy emocionales o emocionalmente inestables. Expresan lo que sienten con gran dramatismo, ya sea su alegría o su malestar, y tienen cierta tendencia a las «rabietas». Vistos desde fuera, pueden parecer niños “malhumorados” o poco sociables, pero de verdad que en su “hábitat conocido” son pequeños intrépidos y cariñosos que no dejan de sorprenderte y maravillarte.

Leído todo así puede parecerte un horror, y eso que no te he contado todavía que no suelen dormir mucho, que tienen una voluntad de hierro, que les gusta elegir su ropa, que son exigentes con su comida, que son muy despiertos, que no cambian de opinión con premios, que son de ideas fijas, que necesitan de contacto físico constantemente, que no les gusta dormir solos… Buuffff creo que con esto ya puedes hacerte una idea pero me guardo lo mejor para los del tercer grupo.

 

Respuesta para los del tercer grupo:

Nuestros niños, inquietos y nerviosos, hipersensibles y obstinados, son lo mejor que nos ha pasado en la vida. Ellos son el motor de muchos cambios. Son la recompensa que está por llegar. Son nuestro camino de superación.

Tenemos que saber que nuestros pequeños temperamentales no están enfermos, ni tienen ningún tipo de problema y sobre todo convencernos de que no es culpa de nadie que tengan ese carácter (soy madre de dos, y el mayor tiene otro tipo de carácter que nada tiene que ver con el de su hermana). En nuestras manos está hacer esto lo más llevadero posible hasta que lleguen a ser los maravillosos adultos que llegaran a ser ¿cómo?

  • Trabajando en tener una relación cercana y extremadamente afectuosa con ellos. Yo tengo demostrado que mientras más tranquila estoy yo, más fácil es todo con mi hija.
  • Fomentando el contacto. Contenerlos y abrazarlos. Para mí el porteo ha sido la solución a tantas cosas y a tanto llanto que lo considero casi como una prescripción médica.
  • Trabajando nuestro propio autocontrol. No permitirnos que nuestra falta de sueño, nuestro cansancio o nuestras ganas de hacer “algo” sin oír quejidos nos desborde. No criticarlos. No calificarlos. No etiquetarlos. Pero sobre todo no dejar que nuestro entorno lo haga. Defender a nuestros pequeños del desconocimiento de los “opiniólogos”. Esa es la base de su futura autoestima: Nuestra opinión.
  • Eligiendo las batallas que vamos a librar y esas ganarlas. No podemos decir “si” a todo lo que nuestros niños nos demandan. Evaluar en cuál de sus exigencias podemos claudicar y en cuáles no, y en esas ser firmes. En unos años nuestros niños se enfrentarán a un mundo que muchas veces les dirá “NO” y deben disponer de herramientas para afrontarlo.
  • Dejándoles ser quienes son. No los vamos a cambiar, son así. Es una cuestión de carácter, de temperamento. Tenemos que dotarlos de herramientas para canalizar sus frustraciones y si somos capaces de adelantarnos a una rabieta, debemos reaccionar rápido y cambiar de tercio.
  • Pidiendo ayuda cuando lo necesitemos. Qué difícil es esto a veces. Sabemos que nuestros hijos rechazan estar con otras personas, pero la ayuda puede venir de muchas maneras. Una ayuda en casa con todo lo que no has podido hacer porque llevas varias horas de llanto, quedar a comer con amigos al aire libre en lugar de en un restaurante, pedir directamente que no te juzguen o que no juzguen a tu hijo…
  • Reforzando sus avances. Son niños que cuando están de buenas son tan cariñosos y sensibles que en esos momentos tenemos que hablarles y hablarles y hablarles. Mostrarnos agradecidas por conectar con nosotras y darles mucho mimo para que quieran mantenerse en ese estado fantástico de conexión.
  • Queriéndolos y aceptándolos. Sé que los queremos, que los queremos mucho, pero también sé que hay momentos que nos superan y momentos en los que las fuerzan flaquean. No te sientas mal. Somos humanas. Sigues siendo una madre maravillosa.
  • 11131778_10153037428784279_1323658502_n

Y bueno, realmente es a ti que estas en este tercer grupo a la que quería pedirle perdón. Nunca imaginé a qué te estabas enfrentando. Nunca intuí cómo te molestaba mi mirada de soslayo cuando tu hijo lloraba y jamás pensé que realmente tú fueras lo que ahora sé que eres:

¡La mejor madre que un niño de alta demanda
puede tener!

¡Tienes toda mi admiración!

Ana Gª del Río
www.AnaDelRio.es

Abrir chat
¿En qué puedo ayudarte?
Hola, soy Nohemí. ¿En qué puedo ayudarte?