Nada de lo que te digan te prepara para el posparto.
Aún así, sigamos intentándolo. Sigamos diciéndoles a las que vienen detrás que, seguramente, se recuperarán antes de un parto no intervenido, que meter al bebé en cama con ellas les dará alguna hora de sueño más, que el contacto constante con su bebé hará que se entiendan y que todo fluya…
Hoy vengo con unas ideas mucho menos transcendentales. Traigo unos truquillos de los que se descubren con la necesidad. De esos que todas tenemos. A lo mejor solo resultan prácticos para mí y desde luego que no pretendo aconsejar que nadie haga las mismas chorradas que yo, pero por si a alguien le sirven ¡ahí os los dejo!
TRUQUILLO 1.
Yo creía que el truco de botar en la pelota de Pilates para calmar al bebé era de sobras conocido pero el otro día hablé con unos papás ¡que no lo sabían! Cuando lo probaron quedaron alucinados, así que lo nombro por si queda más gente que no se ha enterado… Ah, ¿sabéis que también puede funcionar si ponemos la pelota entre nuestra espalda y la pared? Por cambiar un poco de postura, más que nada…
Otros recursos: mirar por la ventana, caminar, bailar… Pero, atención, el baile que mejor me funciona a mí es a ritmo de la banda sonora Dirty Dancing; cuanto más guarro el movimiento, mejor. Si tienes energía ese día, hazlo al límite de la dislocación. Yo creo que funciona tan bien por la combinación del balanceo con el sube y baja. A mi hija la deja seca. Otro truco menos conocido es meterse debajo de la campana extractora. “¡¡¡Campaaaaaana y se acabó!!!!” le llamamos en casa, por su tremenda eficacia. Si sois muy jóvenes me temo no entenderéis este chascarrillo… Y, al final, hagas lo que hagas, con el niño a la teta, por supesto.
TRUQUILLO 2.
Este truco puede herir sensibilidades. Así que, por si le puedo ahorrar el cabreo alguien:
• Por supuesto que todo el mundo tiene que ganarse la vida, a veces en puestos que nos generan a los demás muy pocas simpatías, pero esas personas no tienen la culpa.
• Por supuesto que las ONGs merecen todo el respeto y la admiración del mundo y necesitan que muchos nos hagamos socios.
• Por supuesto que es vergonzoso que haya tanta gente en nuestro país sin recursos que tenga que recurrir a pedir en la calle.
Dicho esto: cuando vayas paseando y veas ya a lo lejos que te va a abordar alguien con “¿tienes un minutito para una encuesta?” o “¿te apetece hacerte socio?”; cuando estés en una cafetería o en el metro y no te apetezca que te vendan un mechero o ni si quiera que te hablen: sácate una teta. Así, sin más. Sácate una teta para dar de mamar, pero sin mucha prisa en ponerte al bebé… No hay fallo, nadie se acerca a hacerle una encuesta a una tía que tiene una teta de fuera.
TRUQUILLO 3.
Los bebés de pocos meses solo necesitan dos cosas: el cuerpo de mamá (con todo lo que eso implica: comida, calor, protección, etc) y un poquito de suelo. Y de uno a otro deben bailar, de los brazos al suelo y del suelo a los brazos. Pero está complicado porque no en todas las habitaciones de la casa es fácil dejar al bebé en el suelo. Al final la gente opta por meter al bebé en una hamaca y la pasea al baño, a la cocina… Pero eso no es lo más beneficioso para el desarrollo motor del bebé. Nuestra solución: hemos cortado en tres una colchoneta de yoga algo gordita y hemos puesto un trozo en la cocina, uno en el baño y otro en la habitación donde está el cambiador y la ropa de la peque. El trozo de colchoneta tendrá que crecer en cuanto aprenda a girarse.
En el salón tenemos puesto de manera permanente un suelo de puzle, pero cuando nos movemos por la casa (y la niña no va porteada) ya solo la trasladamos a ella, no vamos arrastrando por ahí una hamaca ni una manta de actividades.
Al llegar al baño, dejas al bebé en la colchonetita que está en el suelo y te sientas a mear tranquilamente. Tranquilamente…, bueno, mientras le miras y le haces “gugu tata, ahora te cojo cariño, es un momentito”.
TRUQUILLO 4.
Encontrar un sujetador de lactancia a nuestro gusto es toda una aventura. Yo no quise comprar ninguno por adelantado, porque no sabía que talla comprar. Quién sabe cómo se te van a poner las tetas cuando suba la leche, y quién sabe cuánto van a bajar después, si es que bajan…
Fue en las primeras semanas, cuando apenas salía a la calle, siempre medio desnuda, con las tetas de fuera goteando leche por toda la casa… cuando descubrí por casualidad que el mejor sujetador de lactancia es un bikini de triangulo. “Sujetador de cortinilla”, le llamo.
La verdad es que no tenía sujetador que ponerme porque, como os dije, no quise comprar hasta ver de qué tamaño se me quedaban las tetas, pero tampoco me podía poner los de siempre (ni por tamaño ni por comodidad para dar el pecho a la niña). Así que rebuscando por los cajones en plan “¿qué demonios me pongo para no empaparme yo, ni a la niña, ni dejar regueros por el pasillo?”, apareció un bikini… Es muy cómodo, se “abre” con una mano, no aprieta, es rápido, si se moja de leche seca pronto…
¿Nos cuentas tú ahora cuáles son truquillospara el día a día con un recién nacido? ¿Tienes un secreto para eliminar las ojeras?, ¿un truco infalible para sacar las manchas de caca?, ¿una canción mágica que te salva la vida? ¡Contribuye, todas lo necesitamos!
Y, sobre todo, no os olvidéis de decirles a las siguientes que miren a los ojos a su bebé, que lo acaricien, que le hablen y lo escuchen, que lo lleven con ellas y compartan con él cada momento del día.
A la maternidad no siempre se llega de forma consciente. Y no me refiero a si se decide ser madre o no.
Muchas de nosotras pensamos que hemos decidido ser madres, pero en realidad ¿es nuestra esa decisión? O al menos, ¿hasta qué punto somos conscientes de lo que implica realmente lo que estamos decidiendo? ¿Qué factores de nuestro entorno nos condicionan en esa elección?
A lo largo de este tiempo que llevo acompañando a mujeres he conocido muchos casos. Las mujeres podemos encontrarnos con una maternidad a la que no habíamos llamado o a la que hacía tiempo que esperábamos. También podemos decidir tener hijos porque quizás socialmente es lo que se espera de nosotras después de tener pareja estable. O también decidimos tenerlos porque vemos que nos hacemos mayores y tenemos miedo no poder serlo más adelante, aunque eso implique llegar a la maternidad sin estar del todo preparadas…
Pero, ¿se está preparada para ser madre?
¿Tenemos información real y de primera mano cuando nos planteamos serlo?
Una persona muy cercana a mí me dijo un día que había sido egoísta al elegir ser madre: “no lo hago por crear una vida y dedicarme a ella, sino por ser un aliciente nuevo y tener otro entretenimiento, una faceta más para darle sentido a mi vida”. Y aunque tengo que reconocer que, en un primer momento también vi esa reacción como un hecho egoísta, con el tiempo me he ido dado cuenta que no es en absoluto cuestionable la decisión que nos lleva a querer pasar por la maternidad o paternidad.
El caso es que las mujeres que llegamos a la maternidad lo hacemos viniendo de un camino concreto, con sus pendientes y características que lo hacen único para cada una de nosotras. Y ese camino, en muchos casos, no ha pasado por el “stand” informativo de: “Todo lo que deberías saber para ser madre”. Ese stand, precisamente, nos lo vamos encontrando, en pequeñas o grandes dosis, a medida que vamos descubriendo, o no, qué es eso de tener una criatura a tu cargo.
Yo decidí ser madre, lo tenía claro. Pero he de reconoder que no me había planteado nunca qué podía suponer tomar esa decisión.
El primer bebé recién nacido que tuve en mis brazos fue mi hijo.
Recuerdo el sentimiento de ridiculez que me invadió cuando, en el hospital, me “enseñaban” a amamantar a mi hijo, me mostraban cómo debía sujetarlo, los cuidados que debía tener con el ombligo y, lo mejor de todo, cómo cambiarle el pañal y bañarlo. La sensación de “no saber”, de novata, de inexperta, de que todo era nuevo y todo debía ser aprendido era abrumadora. En vez de empoderada, salí del hospital con un sentimiento de “madre mía, esto es más grande que yo y no voy a saber ni por dónde empezar”. Y en parte, no iba tan mal encaminada.
¿Cómo puede ser que una especie animal que tiene más de 2 millones de años de existencia tenga que aprender en un hospital cómo atender a su cría? Visto ahora, con cierta perspectiva, me parece terriblemente patético.
¿Qué hemos hecho como sociedad que la crianza de nuestros hijos, el conocimiento de lo que es un “bebé real” se ha desvinculado tanto de nuestro día a día?
La respuesta no es muy difícil de encontrar, lo sé.
Mi reflexión es que la mayoría de mujeres llegamos a la maternidad sin ser muy conscientes de lo que realmente significa ser madre. Y eso también incluye que muchas de nosotras no tenemos mucha idea de lo que implica para el bebé nacer y de cuáles son sus necesidades reales.
Lo que conocemos de la maternidad antes de llegar a ella es una imagen. Un modelo expuesto en un mostrador llamado sociedad consumista que nos da una idea de lo que quieren que sea la maternidad, de lo que quieren que sea un bebé. Y, como en muchas otras cosas, nosotros confiamos en lo que nos dicen y consciente o inconscientemente nos lo creemos y lo integramos.
Y yo me pregunto, ¿y si llegamos a la maternidad real, la que vivimos en nuestras propias carnes, y no es como nos lo han planteado? ¿Y si la probamos y no nos gusta? Qué hacemos entonces, ¿la devolvemos como los productos que compramos y nos acogemos al derecho de devolución?
Pues entiendo que cada una de nosotras, con nuestro camino vivido, nuestro contexto concreto y nuestra mochila emocional más o menos pesada, hacemos y decidimos lo que es mejor para cada una de nosotras teniendo en cuenta todo eso. Y a partir de ahí evolucionamos hacia un sentido o hacia otros muchos que nos vayamos encontrando en nuestra ruta por esa nueva aventura que hemos iniciado.
Y sí, he visto madres maldecir el día que decidieron serlo. Las he visto llorar, desesperarse y salir de la habitación donde estaba su bebé gritando “no puedo más”. Incluso rechazar el contacto con su bebé, pidiendo que se lo apartaran de su vista. Vivencias durisimas y que hemos juzgado muchas veces por dar por hecho que una mujer debe saber llevar y «soportar» la maternidad porque le corresponde.
También las he visto dando gracias a todo lo que supuso para ellas esa misma decisión.
Decidir o no ser madre no puede ser juzgable, puesto que cada cual toma la decisión, acertada o no (eso es difícil, casi imposible, de afirmar), que cree más oportuna. Y lo mismo cuando se llega a la maternidad.
Tomar decisiones tiene sus riesgos y sus consecuencias, por eso nos cuesta muchas veces tomarlas. Incluso puede llegar a ser todavía más costoso cuando hablamos de decisiones relacionadas con la crianza de nuestros hijos.
Por ello creo que es importante estar informada. Conocer o no las necesidades reales de nuestros bebés y las nuestras propias como mujeres que decidimos emprender, o no, el camino de la maternidad, puede representar vivirla de maneras muy diferentes.
Bastante complicado es ir descubriendo en pequeñas capsulas de información o con cubos de agua fría, qué implica ser o no ser madre, como para, además, sentirnos juzgada por la decisión que tomamos. Pero des de la información y la consciencia, la decisión se puede entomar con mucho más poder. Y si hay poder y seguridad para decidir desde esa prespectiva, puede ser más fácil asumir todo lo que esa decisión conlleva.
El control de esfínteres es un proceso madurativo. No depende tanto de lo que los adultos hagamos, sino de que el pequeño esté preparado física, mental y emocionalmente.
En todo caso lo que los adultos hacemos es entorpecer en ocasiones este proceso. ¿Y cómo hacemos esto? No teniendo en cuenta el ritmo madurativo de cada niño y creyendo que porque tenga dos años o sea verano es buena idea comenzar con la retirada del pañal. De esa manera no respetamos el ritmo de cada niño.
El control de esfínteres suele darse, de media, entre los dos años y medio y los tres años. Pero no se considera enuresis (micción involuntaria) diurna hasta los 5 años, nocturna hasta los 7 y encopresis (defecación involuntaria) hasta los 4 años.
El problema no es sólo que muchos padres creamos que a cierta edad sea hora de quitar el pañal. Sino que algunos profesionales nos alientan a ello, cuando en realidad dedicarse a la infancia no es sinónimo de saber sobre control de esfínteres. Estoy cansada de oír cómo en las guarderías recomiendan a los padres retirar el pañal, porque ya toca.
Por otro lado, la sociedad nos empuja al “cuanto antes mejor”. El sistema educativo en muchos casos obliga a que el niño a los tres años ya no lleve pañal. Por lo que si queremos o necesitamos escolarizarlo a esa edad nos vemos sometidos a un estrés y ansiedad innecesarios. Estrés y ansiedad de los que el niño se lleva la peor parte.
El control de esfínteres es un proceso físico, mental y emocional
Como he comentado antes, el control de esfínteres es un proceso no sólo físico, sino también mental y emocional:
– Puede que el niño sea capaz de controlar el músculo de la uretra o los músculos del año. Pero el control de esfínteres no es sólo eso.
– Por otro lado el pequeño tiene que tener un desarrollo psicomotor acorde a su edad, y unas nociones básicas de su esquema corporal y de vocabulario sobre este proceso.
– El niño tiene que sentirse seguro, habiendo perdido el miedo a deshacerse de algo que para él es suyo. La capacidad de control de la que se hace consciente, debe madurar. Por eso hay que darle tiempo y permitirle atravesar con normalidad esta etapa. Si el niño se siente presionado ese proceso puede verse entorpecido.
Cuando el pequeño esté preparado dejará el pañal por si solo, sin presión ni estrés. Y te aseguro que lo hará. Quizás no deje el pañal cuando a ti te gustaría, pero cuando lo deje lo hará feliz, seguro y motivado.
A veces, por haber quitado el pañal antes de tiempo, por desconocimiento, surgen “problemas”. E incluso a pesar de respetar los ritmos de nuestro hijo, por algún motivo del que no somos conscientes, surge igualmente algún “problema”.
No se trata aquí de pensar en lo que hemos hecho mal, sino en pensar en cómo podemos solucionarlo de manera respetuosa, amorosa y sin culparnos a nosotros mismos. Olvidémonos de la culpa y centrémonos en la solución.
En casa teníamos claro que nuestra hija dejaría el pañal cuando ella estuviese preparada, cosa que sucedió a los tres años. Un día dijo que hacía pis en el inodoro y que no quería llevar más el pañal. Ella lo decidió así, por lo que no hubo escapes. Dos meses después dejaba también el pañal nocturno.
Parece que todo estupendo. Pero no. Con dos añitos (un año antes de dejar el pañal) comenzó a resistirse a hacer caca. No era que estuviese estreñida, era que no quería hacer caca. En torno aesa edad es normal que tengan una etapa en la que retienen la caca.
El caso es que algo que podía haberse solucionado por si solo, se cronificó. Pasamos por varias fases: confusión, desesperación, culpa, enfado, aceptación… Poco a poco lo hemos interiorado, lo hemos aceptado y nos hemos relajado. Y mi hija se ha sentido segura y preparada. Entonces es cuando se ha solucionado.
Si estáis pasando por una etapa de retención de la caca pueden ayudaros juegos en los que tu hijo pueda mancharse y cuentos que le ayuden a asimilar. Aquí te doy algunas ideas.
Para atravesar esta etapa de retención es fundamental que tu hijo se sienta seguro y que no se sienta presionado. Aquí te doy algunas pautas para gestionar de forma respetuosa esta etapa. El paso para que todo fluya es aceptar que no tenemos el control en esta situación.
El juego, el cariño y el respeto todo lo puede
Para terminar quería pedirte algo que sólo te llevará un minuto. Dadas las muchas consultas que recibo sobre el control de esfínteres he creado esta encuesta con el objetivo de llevar a cabo un estudio más exhaustivo sobre este tema. Si quieres colaborar rellenándola o compartiendo te lo agradezco. La puedes rellenar aquí.
Cuando era pequeña mi abuela me llevó a una reunión religiosa, no recuerdo de que confesión. Sé que había un predicador que decía algo sobre que había un Dios que todos recordaríamos hasta los confines de la humanidad.
Que la gran mayoría de las personas pasariamos sin pena ni gloria por el mundo y que sólo ese Dios sería recordado. Entonces empezó a hablar de los Beatles, un grupo de moda en esa época, diciendo que dentro de unos años nadie sabría ni el nombre del cantante.
Y para demostrar que estaba en lo cierto, de entre toda la gente que había allí se dirigió a mí (una niña de unos ocho años), y me preguntó:
– ¿Sabes tú cómo se llama el cantante de los Beatles?
Tenía todas las papeletas para no saber el nombre, sólo era una niña. ¿Por qué no le preguntó a algún adulto?. Lo que no sabía ese tipo tan listo es que crecí escuchando «Imagine», «Yellow Submarine» y «Let it Be»… aún así ¿adivinan mi respuesta?….
-«..no lo sé…» Con el corazón a mil por hora, luchando conmigo misma por mentir, pero, ¿cómo iba a desmontarle el chiringuito al tipo ese que estaba subido en un pedestal? Para mí representaba la autoridad, ¿cómo iba a llevarle la contraría?. Me sentí con la responsabilidad de respaldarle.
Pero,¿ y qué pasaba con esa niña de ocho años que mintió por no hacer sentir mal a un adulto?.
¿Importa cómo se sienten los niños en este mundo preparado para adultos?
En estos días está volviendo a circular un post que escribí el año pasado: Mamá no quiero ir al cole, ¡¡¡pero nunca más!!!, en el que invito a reflexionar sobre qué sienten los niños en los períodos de adaptación y sobre cómo mis hijos no se adaptaron y nos lo hicieron saber.
Estoy recibiendo muchos comentarios en los que se identifican con nuestra situación y cómo siguen recibiendo mensajes de la sociedad afirmando que los niños son unos mimosos y que nos manipulan.
Y no, no manipulan, es que saben pedir lo que necesitan insistentemente. Lloran cuando son pequeños porque no tienen las herramientas necesarias para expresarse, su cerebro aún está desarrollándose, somos los adultos los que los manipulamos para que se adapten a nuestro mundo.
Ellos son los más débiles, ellos necesitan que los escuchemos, que les pongamos voz, que los defendamos, que los protejamos, que sientan la seguridad de que si tienen un problema van a venir a contárnoslo porque desde siempre se les ha tenido en cuenta.
¿Por qué tienen que ser los niños los responsables de los estados emocionales de los adultos?.
No quiero que mis hijos sean buenos, ni dóciles, quiero que sean ellos mismos, y que sean felices.
Y al pastor que le preguntó a aquella niña más preocupada de no llevar la contraria y de ser buena le digo:
Es Jonh Lennon, ¿ qué te crees que porque soy una niña no lo voy a saber? A ver qué argumento te buscas ahora listillo.
El año 2016 empieza con mucho proyectos ilusionantes para Asesoras Continuum.
Está ya en marcha la 4ª promoción de alumnas formándose con nosotras, y muchas de las promociones anteriores siguen en nuestro programa de formación continua.
Además de eso, en este mes de febrero por primera vez en España se organizan unas Jornadas de Actualización para Profesionales de Porteo (#IJAPP2016) y Asesoras Continuum, junto a la Escuela de Asesoras de Porteo Mimos y Teta y Ergo somos patrocinadores del evento organizado por De Monitos y Risas.
Tras haber asistido a eventos europeos y comprobar el nivel de las escuelas de porteo de diferentes países, estamos muy contentas de saber que nuestras escuelas están en el más alto nivel. No sólo por conocimientos y técnica o por haber desarrollado nuevos conceptos en el porteo, sino por la forma de transmitirlos y por ser pioneras en nuestro país en la profesionalización de esta figura.
Estas Jornadas constan de una parte on line y otra presencial, para facilitar el acceso a parte del programa a todos los interesados, vivan donde vivan.
PAra más información e inscripciones esta es la web con la información del evento y este es el mail de contacto: jornadas@monitosyrisas.com
ES un honor que las 3 formadoras del Módulo de Porteode Asesoras Continuum seamos ponentes en estas Jornadas, lo que demuestra el trabajo que estamos haciendo en este sentido con nuestra formación. Y es un honor además compartir cartel con profesionales de la talla del Dr. Henrik Norholt, investigador y conferenciante internacional sobre temas de contacto y desarrollo de los bebés.
Esperamos que el día 13 de febrero en la parte presencial de las Jornadas podamos no sólo enseñar, sino aprender y compartir con todas vosotras que asistáis un día de fiesta del porteo.
Súmate y ayúdanos a difundir el evento con el hastag #IJAPP2016
Hoy vengo a compartir con vosotros un trabajo excelente de Eva Bailén que espero que no os deje indiferentes. Un video-denuncia de uno de los temas que más preocupan a los padres de hoy en día con niños en edad escolar. Espero que lo disfrutéis.
¿Que os ha parecido el vídeo?
Cada día me encuentro más familias angustiadas por la realidad que la presencia abusiva de deberes supone para sus familias: niños agotados, padres irascibles, rutinas domésticas truncadas, sueño reparador sesgado, juego libre olvidado…
En nuestro país la media española de tareas escolares es de 6,5 horas semanales en la ESO, pero hay niños que ya en primaria superan esa media (fuente: OCDE) ¿Sabíais que ese exceso de deberes supone una gran frustración para un niño que se ve sobrepasado y agotado, y que debería estar disfrutando de su tiempo de ocio y de su familia?
Está claro que algo no estamos haciendo bien y aplaudo esta iniciativa que nos devuelve la voz silenciada de tantos niños, para que tomemos conciencia. La racionalización de los deberes es sólo un cambio más entre los muchos que necesita el sistema educativo español (Eva Bailén) pero puede ser el primer paso.
Es un día frío y gris fuera de la sala del juicio, la sala está repleta por el lado de los demandantes, en cambio el lado de la demandada se encuentra desierto. De pronto se interrumpe el ruido y se abre una gran puerta al fondo del lugar y aparece el honorable juez. Todos en silencio lo observan, algunos con gran desprecio observan a la demandada.
Señor juez: Buenos días, se abre el caso número 98.455, contra la demandada aquí presente, los cargos son cientos, por lo tanto, sólo nombraré algunos:
No producir suficiente (trabajo deficiente), dejar de trabajar a los 6 meses, obesidad en el usuario, provocar caries en el usuario, avergonzar a terceros, incitar a la dependencia extrema del usuario, no cumplir con horarios establecidos de trabajo, no poseer las características adecuadas para un trabajo perfecto, etc.
Comenzamos el juicio… Señor abogado de la parte acusadora, por favor llame a sus demandantes a declarar.
Abogado demandante: Gracias señor juez, llamo al estrado al pediatra, matrona, dentista, vecina, tía y señor del transporte público. Señores por favor, uno a uno detallen su experiencia y los cargos que presentan contra la demandada.
Pediatra: Muchas gracias. En innumerables casos me he encontrado con la misma situación: usuarios que suben pocos gramos a días de comenzar, me parece que el trabajo de la demandada ha sido deficiente, no cumple con las tablas de crecimientos lo cual me deja en la obligación de entregar a la madre del usuario indicaciones para una alimentación adecuada, para que esos gramos se conviertan en kilos y lograr una nutrición óptima: Mi cargo contra la acusada es que su trabajo es deficiente.
Matrona: No cuenta con las características necesarias para un buen trabajo. El tamaño y la forma no son acordes a lo que se necesita para realizar un trabajo a la perfección, por lo tanto mi cargo es que no cumple con lo estéticamente correcto para una función adecuada.
Dentista: He tenido la desdicha de conocer casos terribles de caries, y eso es debido no sólo a una higiene deficiente, sino al consumo nocturno y extendido luego del año de uso, por lo tanto el cargo es provocar caries por un mal manejo de la demandada.
Vecina: Me ha tocado presenciar de forma directa el uso excesivo del usuario, sin duda incitado por ella, lo que ha provocado una dependencia extrema. Esto provoca que el usuario sólo quiera estar con la demandada y el único consuelo sea ella, terrible.
Tía: En muchas ocasiones le he dicho que su trabajo ya es deficiente luego de los 6 meses y que debería dejar de trabajar, por el bien del usuario, ya que no lo alimenta lo suficiente y hace que él ya no desee ningún otro tipo de alimentación, lo que provocará que este se enferme.
Señor del transporte público: Pasé una vergüenza terrible, la demandada debería hacer su trabajo en sus dependencias, no es posible que yo y el resto de la gente, debamos presenciar su trabajo de forma tan libre como ella lo desee. El resto de las personas merecemos respeto.
Abogado demandante: Bueno señor juez, mis demandantes ya han expuestos sus experiencias y cargos contra la demandada, no tenemos nada más que exponer, muchas gracias.
Todos vuelven a su lugar, la demandada se encuentra muy triste, sin palabras, casi no puede mirar al frente.
Señor juez: Muchas gracias abogado, (mira ahora al lugar de la demandada): abogado de la parte demandada, por favor haga pasar a sus testigos.
Abogado demandada: No tengo testigos señor juez, pero yo pasaré a declarar y dar mi defensa. (camina con paso firme al estrado)
Como pueden observar, no tengo testigos, no tengo un abogado defensor, yo soy la demandada y la responsable de mi defensa.
Así es como me sentí, así es como nos sentimos en muchas ocasiones, en constante juicio, recomendaciones, mitos, información desactualizada sobre lactancia materna. Nuestra leche es maravillosa y es fuente de vida, amor y alimento de nuestros hijos, muchas preferimos callar, otras preferimos defendernos, pero muchas otras estamos también poco informadas. A veces, porque el consejo viene de un profesional de la salud, hacemos caso y muchas lactancias camino a ser exitosas acaban fracasando. Salimos de las consultas con un dolor intenso en el pecho, sintiéndonos culpables, muchas veces llorando, porque sentimos que no lo hemos hecho bien.
Así es, la teta somos nosotras, si nos dicen que la teta no es suficiente, sentimos que no somos capaces de alimentarlos, si tiene caries, sentimos que le estamos haciendo daño, si «avergonzamos» a alguien por amamantar en público, de forma inconsciente nos tapamos, siendo que es algo tan natural.
¡No necesitamos más culpas, no necesitamos más juicios, déjennos amamantar libres y en paz!
La demandada seca sus lágrimas, mira a su bebé al pecho, lo besa, este sonríe y ambos regresan a su lugar.
Señor juez: (se ve muy conmovido) Muchas gracias señora demandada.
Considerando lo expuesto por ambas partes, declaro a la demandada inocente de todos los cargos. Desde este momento se encuentra libre de todo cargo y enviamos a los demandantes aquí presentes a una actualización obligatoria en lactancia materna, además de pedir disculpas públicas a la demandada.
Se cierra el caso.
Teta ¿culpable o inocente?, cuando hacemos juicios o culpamos a la lactancia, estamos culpando y enjuiciando a la propia madre, expuse algunos profesionales, pero ha sido sin afán de generalizar, sé que hay muchos profesionales promotores de una lactancia exitosa.
Existen actualmente muchos cursos de actualización, un buen profesional está en constante formación, las propias madres estamos estudiando día a día, para ayudar a otras y entregar lo mejor a nuestros hijos, ahora les toca a ustedes.
Influenciados por la cultura en la que vivimos inmersos, una cultura de separación básicamente, solemos pensar en los bebés como en unos seres que no hacen más que comer, dormir y llorar, y a los que, además, resulta muy cansado y difícil cuidar y entender.
Por otro lado, las películas que hemos visto desde siempre, nos han mostrado invariablemente que los bebés «deben» nacer en un entorno hospitalario esterilizado por completo, y que sin la ayuda del personal sanitario, es muy peligroso o imposible que el bebé nazca o que el parto se desarrolle de forma segura.
Más adelante, durante los primeros meses de crianza del bebé, las madres se ven sometidas a un constante juicio, un juicio que normalmente va en contra de lo que le dicta el instinto. Durante generaciones, las mujeres hemos ido alejándonos de nuestros instintos maternales para la crianza, y nos hemos visto empujadas a criar de una forma antinatural.
También influye directamente cómo nos han criado nuestros padres, ya que la imitación es la principal forma que tenemos de aprendizaje durante los primeros años de vida. Repetimos los patrones de crianza que hemos recibido de forma automática y es un verdadero esfuerzo querer hacerlo de forma distinta.
En este ambiente poco propicio para la buena comunicación con nuestros bebés,nuestros sentidos juegan un papel fundamental.
Los sentidos son las herramientas que tenemos para comunicarnos con el mundo y también para captar información y estímulos. Cuando nacemos (de forma sana), venimos provistos de los cinco sentidos, algunos más desarrollados que otros. Gracias a ellos podemos vivir y representan nuestro potencial para un óptimo desarrollo neurológico y emocional.
El tacto. Es el primer sentido que se desarrolla en los humanos. Ya en el líquido amniótico, las paredes del útero ejercen el primer masaje estimulante del bebé. El tacto estimula las conexiones neuronales ya desde el útero. Durante el nacimiento, el paso del bebé a través del canal de parto, también tiene una gran influencia en la salud del bebé a muchos niveles.
El olfato. El olfato también se desarrolla durante la gestación, y el bebé reconoce a su madre por los aromas en los que ha estado inmerso dentro del útero. La leche materna, el calostro, tiene un olor muy similar al líquido amniótico, así que el bebé es capaz de guiarse solo desde el útero al pezón, a su salida del cuerpo de su madre.
La vista.
Se ha podido comprobar que un bebé recién nacido es capaz de ver muy bien a una distancia corta, de entre unos 15 y 45 centímetros de distancia. Esta distancia es justo la distancia que le separan de los brazos y pecho de su madre a los ojos de ésta. Los bebés que han nacido de un parto normal, no medicalizado, tienen los ojos muy abiertos y hacen contacto visual principalmente con su madre, y son capaces de sostener esa mirada durante largo rato. La vista es uno de los sentidos que está estrechamente relacionado con el establecimiento del vínculo afectivo.
El oído
Este sentido está completamente desarrollado a las 16 semanas de gestación. El bebé escucha los ruidos amortiguados a través del líquido amniótico y el cuerpo de su madre. Además de la voz de su madre, que es la que percibe con más claridad y que reconoce a la perfección cuando nace, también oye muchos ruidos provenientes del cuerpo de ésta. Es capaz de reconocer melodías cantadas por la madre durante el embarazo y eso le relaja si está nervioso o irritado. Por una serie de estudios, está demostrado que la voz de la madre es su preferida ante cualquier otro sonido o música.
El gusto. El gusto también lo va desarrollando el bebé durante la gestación. El sabor de su madre, del líquido amniótico y la leche materna, que varía ligeramente según lo que haya ingerido la madre, le van mostrando un abanico de diferentes sabores.
El Masaje infantil y los sentidos.
Cuando realizamos masaje infantil a nuestro bebé, el tacto es el sentido que más relacionamos con esta práctica, pero no sólo este sentido juega un papel importante en la estimulación del bebé. También la vista, el olfato y el oído.
Durante la sesión de masaje, el bebé percibe el olor de su madre por la cercanía, por ello es tan importante que el aceite que se use sea lo más inodoro posible. Cuando pedimos permiso antes de empezar el masaje, sabemos a qué distancia de los ojos del bebé debemos frotar nuestras manos para que nos pueda ver, sobre todo cuando es muy pequeñito. Y también vemos por qué es importante mantener el contacto visual con él durante nuestra sesión de masaje. La voz de la madre o el padre, sea con palabras de cariño o alguna melodía, va a captar la atención del bebé y también va a contribuir a que esté tranquilo y relajado.
La interacción que se establece entre madre/padre y bebé durante la sesión de masaje infantil es muy completa a todos los niveles sensitivos, contribuyendo al buen desarrollo neuronal del bebé y también favoreciendo y fortaleciendo el vínculo emocional. Gracias a esta interacción los padres tienen una nueva oportunidad de reconectar con sus instintos más profundos.
Además es una práctica idónea para conocer a los bebés y aprender a reconocer sus señales, lo que ayuda a los padres a satisfacer las necesidades reales de sus bebés de forma más instintiva, rápida y eficaz. Todo esto resulta en unos padres empoderados y unos bebés felices.
Cuando nos convertimos en madres una avalancha de consejos y «buenas prácticas» se arroja encima de nosotras.
Estamos puérperas, con un cocktail hormonal que nos hace estar más sensibles y, en muchas ocasiones, sentirnosinseguras.
No hemos parido antes, no hemos amamantado, nunca hemos tenido un bebé tan pequeñito que dependiera día y noche de nosotras y… ¡lo queremos hacer tan bien!
Nos asaltan mil dudas y no sabemos a quién hacer caso.
Si tenemos suerte, nos animamos a acudir a un grupo de apoyo a la lactancia o a la crianza, a hablar con una matrona o asesora sobre nuestras dudas.
En general, los grupos funcionan fenomenal y encontramos respaldo y apoyo. Pero en otras ocasiones nos sentimos juzgadas y no sabemos cómo encajar en ellos.
Por miedo a ser juzgada, a que alguien me hablara «regular» o de forma paternalista, no acudí a un grupo de apoyo cuando fui madre por primera vez. Y me hubiera encantado, porque me habría proporcionado seguridad y un lugar de desahogo.
Los profesionales que trabajamos con personas y especialmente con madres, ya que la maternidad es algo muy íntimo, tenemos una doble responsabilidad:
Transmitir información verídica y contrastada
Cuidar el trato personal.
Y en Asesoras Continuum nos lo tomamos muy en serio.
Por un lado la información que proporcionamos es rigurosa y contrastada, actualizada, ya que seguimos en continua formación.
Pero más importante aún, nos formamos para ver más allá.
Más allá de la composición de la leche materna o de la producción de oxitocina.
Más allá de la nutrición saludable o de la importancia del tacto y el contacto, en Asesoras Continuum miramos a los ojos de la persona que nos habla.
Escuchamos y respetamos.
Porque, lo que es bueno para mí, quizás no lo sea para ti.
Igual que no hay un portabebés perfecto para todos -intentamos buscar el idóneo para ti y tu hijo- no hay una respuesta única al resto de interrogantes que surgen alrededor de la maternidad y la crianza.
Lo importante es tu tranquilidad y la de tu hijo, tu felicidad y la de tu hijo. Que encontréis vuestro caminovalorando distintas opciones y pudiendo elegir. Sin que nadie te juzgue, sientiéndote libre.
Porque tú y tu hijo sois lo importante para nosotras.
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Desde que Nohemí Hervada concibió su concepto de Porteo No-Hiperpresivo® nos tiene locas a la mayoría de las asesoras de porteo…
Locas en el buen sentido, por supuesto. En el sentido de ilusionadas y encantadas con el nuevo campo que ha abierto ante nuestros ojos en el mundo del porteo.
Cuando aún hay profesionales por ahí que parecen no tener claro del todo cuáles son las características del porteo ergonómico para el bebé, hace ya tiempo que ella está en el escalón siguiente, poniendo el punto de mira en la ergonomía del adulto y marcándose, por ejemplo, como uno de sus objetivos, el encontrar las formas de portear que reduzcan al máximo posible la presión dentro de la cavidad abdominopélvica.
Y a eso andamos, gracias a ella, muchas de las asesoras a las que nos ha mostrado su trabajo: a empezar a analizar los nudos también en función de su impacto en cuerpo del adulto, a buscar los portabebés y los nudos menos hiperpresivos, a buscar variantes más ergonómicas de nudos ya existentes…
Por ejemplo, aquí tenéis una recopilación de nudos realizada por Fayna Clavijo. Por nuestra parte, comenzamos hoy una nueva serie de nudos.
El vídeo que hoy os mostramos forma parte de una serie que hemos llamado :
“Empezando como Cruz Envolvente Delante…”
En cada vídeo enseñaremos una forma diferente de acabar la Cruz Envolvente. Todas ellas tienen en común que intentan ser más respetuosas con el suelo pélvico que el acabado tradicional de la Cruz Envolvente con su atado rodeando la cintura.
La Cruz Envolvente Delante es un nudo para realizar con el fular (tanto elástico como tejido) muy popular, especialmente entre los padres que se inician en el porteo. Sin embargo, gracias al Porteo No-Hiperpresivo® nos hemos dado cuenta de que, al acabar atado en la cintura, aumenta la presión hacia el diafragma y, lo que es más grave, hacia el suelo pélvico.
Hemos pensado que estas variantes pueden ser útiles para mamás que han parido recientemente. Mamás que quieren portear con fular pero que aún no dominan el nudo Canguro Delante (que es más respetuoso con el suelo pélvico) y por eso comienzan porteando con la Cruz Envolvente Delante. Pero el aumento de presión del que hablábamos puede desencadenarles problemas o, como mínimo, resultarles molesto.
Además, hemos buscado variantes que se adapten a distintos tipos de fulares. Nosotras proponemos un acabado en función del fular del que se disponga, el acabado que nos parece más cómodo. Naturalmente, es solo una propuesta y todos los acabados pueden realizarse con cualquier fular, aunque no con todas las combinaciones se conseguirá el mismo confort o se realizarán con la misma facilidad.
La recomendación fundamental que queremos haceros es que los probéis y ESCUCHÉIS VUESTRO CUERPO.
Fijaos en vuestra postura y estad atentas a las distintas sensaciones que obtenéis con cada nudo. Las circunstancias de cada una (parto vaginal, cesárea, episiotomía, lesiones musculo-esqueléticas previas, condición física, postura corporal inadecuada, diafragma contraído, etc) hacen que no todas nos encontremos cómodas con las mismas formas de portear.
¡Esperamos que esta serie de vídeos os resulten muy útiles!, ¡contadnos qué tal os va con estos acabados alternativos
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