La ira es una de las seis emociones básicas que existen: alegría, tristeza, asco, miedo, sorpresa e ira.
Cuando una persona, ya sea niño o adulto, se comporta de una determinada manera, nos preguntamos qué pensamiento o emoción le ha llevado a eso, porque una acción no aparece de la nada. Otra cosa será que la persona no sepa identificar qué ha sentido para reaccionar como lo ha hecho.
En el caso de los niños es aún más complejo, puesto que ellos tienen que aprender a reconocer esas emociones primero, y a actuar y transmitirlas de forma adecuada cuando las sienten, y para eso hay que ayudarles un poco.
Un niño que se siente feliz sonríe, un niño que está triste llora, un niño enfadado se enrabieta. Los niños aprenden poco a poco el significado de lo que sienten, aprenden poco a poco a controlar sus emociones: muchas veces les enseñamos qué es el cariño y cómo expresarlo, con gestos tan bonitos como dar abrazos o besos, pero tendemos a dejar de lado las emociones que no nos parecen tan buenas y eso hay que intentar evitarlo.
Tenemos que ayudarles a controlar esa emoción también. Lo necesitan.
Una emoción no es positiva o negativa.
Estar triste o enfadado no es malo, simplemente no nos gusta sentirnos así y por eso lo rechazamos, pero son emociones que nos ayudan a desarrollarnos como personas y no debemos eliminarlas. Por ejemplo cuando perdemos algo o a alguien querido nos sentimos tristes, es la respuesta natural y no se debe negar, rechazar u ocultar.
Y si se comete una injusticia con nosotros nos enfadamos, y es lógico y normal hacerlo. Los niños lo hacen exactamente igual y por eso tenemos que ayudarles y no enfadarnos aún más con ellos, tenemos que centrar nuestra atención en ayudar a gestionar su ira y de esta forma ellos poco a poco lo harán solos.
El problema no es el sentimiento, sino lo que hacemos con él,
y esa diferencia es lo que debemos transmitir a nuestros hijos. Cuando un adulto tiene un conflicto con otro, suele disponer de varias alternativas para ayudar a gestionar esa ira: vocabulario y capacidad de dialogo, saber que le ocurre y porqué, capacidad de buscar soluciones…
Sin embargo, un niño pequeño no posee ninguna de estas habilidades, empezando porque no entiende el sentimiento. Sólo sabe que, ante una situación tiene una necesidad de actuar, de soltar toda la energía que se le ha acumulado de pronto y que le lleva a estar tan enfadado.
Debemos dejarle bien claro a nuestros hijos que por ejemplo pegar no es la conducta apropiada cuando uno se enfada. Y siempre, acompañando el NO con un ejemplo de lo que SÍ. Si le decimos a un niño que no debe pegar cuando se enfade, no le estamos dando solución, sólo limitando sus posibilidades. Los niños pequeños necesitan que les demos pautas de actuación para entender bien lo que deben hacer: ‘No se tira la comida al suelo, si no quieres más sólo ponla en un ladito del plato o de la mesa’
Además, podemos hacerles ver qué emoción es la que están sintiendo: ‘ Ahora estás un poco enfadado pero no te preocupes que pronto se te pasará’; de esta forma cada vez les resultará más sencillo reconocer la emoción y recordar qué deben hacer cuando se sienten así.
Una vez reconocen su ira y enfado puede ser que lo manifiesten (siempre teniendo en cuenta la edad del niño claro): «Estoy enfadado por esto / esto me ha enfadado /me ha molestado que hicieras eso». Compartir esa información ayuda, ya que normalmente los niños se enrabientan para mostrar su ira o enfado, por lo que decir lo que sienten es una forma muy directa de que los demás sepan que está ocurriendo.
Puede que incluso así no se le pase el enfado. Está bien, no pasa nada y no os alarméis, dejemos que pasen su proceso de enfado y “desenfado” a su ritmo, preguntándoles cada cierto tiempo si quieren incorporarse al juego, charla o actividad o si quieren hacer algo.
Al final podemos concluir que solo debemos acompañar a nuestros hijos en sus procesos ya sean más o menos agradables y entre ellos y nosotros descubrir los placeres de la crianza.
Si con tu bebé no tienes tiempo ni de ducharte, te proponemos esto… un portabebe, y te voy a contar cómo y porqué. Solemos hablar de los múltiples y variados beneficios del porteo.
Charlamos y debatimos sobre los beneficios para los pequeños a muchos niveles y desde variados enfoques.
Conversamos de los beneficios que lleva asociado para los propios porteadores.
De las situaciones que nos ayuda a solventar el porteo de forma indiscutible.
De la libertad de movimiento y de acción que nos proporciona.
De la belleza de esas dos respiraciones acompasadas durante un largo paseo.
De la sincronía de esos dos corazones al mismo ritmo, mientras los pequeños descubren nuestro complejo mundo pegados a nosotros.
De ese baile, movimiento necesario para el desarrollo armónico que nos proporciona.
Si, muy bonito todo…
¿Y el día a día? ¿la parte más práctica? ¿las barreras diarias y más cotidianas? ¿Los entuertos más variados a solventar todos los días?
Asumamos que todas y todos vamos al baño, todos y todas necesitamos una ducha al final el día (por pararnos en dos actos más que cotidianos), todos y todas comemos y necesitamos cocinar.
Y ahí están los portabebés, son tan necesarios de puertas para dentro como de puertas para afuera, cada familia decide cuando y donde les da uso por supuesto.
Pero es indiscutible la capacidad que tienen para facilitarnos la vida, el poder llevarlos contigo cuando es lo que esperan para hacer comidas, cenas, lavadoras, aseos personales y ajenos varios soluciona muchos de esos momentos.
Por ejemplo, sobre todo, una buena ducha para retomar fuerzas de cara a la noche, cuando tienes bebés pequeñitos, que suele ser tan movida como el día, nos da la vida y ánimos para afrontarlo.
Pero a veces no es posible, parece que tienen que alinearse veinte estrellas con quince planetas para que ese hueco aparezca, y no todos los días, y a mi personalmente tener que perseguir ese hueco me provoca una importante irritabilidad
Si además tienes otros hijos la cosa se complica, un poco más o un mucho más, porque justo cuando parece que podrás darte esa ducha, tu hija mayor necesita que la atiendas, porque justo cuando parece que se abre esa posibilidad, tu pareja tiene que ponerse con la cena y todo al tiempo no se puede hacer, por ejemplo.
Porque si es tu primer bebé y tienes una pareja que asume ese momento del día para que tu te des una ducha (normalmente fugaz y bien rápida) puede resultar más sencillo (no siempre). Pero cuando pasas de ser tres a ser cuatro, las mamás nos ponemos el disfraz de mama-pulpo (como siempre dice una buena comadre) y parece que nos cuesta encontrar un hueco que por otro lado es más que huidizo.
Pues ese rato lo puedes salvar con un portabebés también!. Igual no te lo habías planteado, pero hay portabebés específicos para piscina y playa, puedes usarlos también para el baño y la ducha. Se secan rápido, te proporcionan seguridad y comodidad y el momento «ducha-precipitada» se puede convertir en un rato de diversión y alegría si el pequeño lo acepta de buen grado.
Conviertes así, un momento de lo más común, en una fiesta, en un circo de tres pistas, para ellos y para ti.
Ya de otras tareas más escatológicas no hablamos, porque ese suele ser justo el momento en el que tu baño, se convierte en el camarote de los hermanos Marx si o si, y de eso amiga, ya si que no te libra ni un portabebés. XD
¿Y tu? ¿Para que usas los portabebés en el día a día? ¿En que te ayudan y no habías pensado que lo harían?
Hace pocos días, del 5 al 11 de Octubre se ha celebrado la Semana Europea de la Lactancia Materna y también la Semana Internacional de la Crianza en Brazos, que este año han coincidido.
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En este marco se han realizado numerosas actividades que pretendían sobretodo visibilizar estas realidades y también informar sobre ellas: mesas coloquio, charlas, talleres, bailes, tetadas…
Se observa como cada vez más colectivos, organizaciones y empresas, y también organismos públicos, sobretodo del ámbito sanitario, se suman a las reivindicaciones asociadas a estas celebraciones.
Cada vez somos más, y eso es bueno e importante.
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Cada vez somos más y eso también quiere decir que cada vez hemos de ser más cuidadosas, porque corremos el riesgo de pensar que todo vale y realmente no es así.
Hay un punto en el que hay que diferenciar muy bien lo que se esta haciendo.
Habitualmente tienden a confundirse las experiencias personales con la información científica y basada en la evidencia. No es difícil encontrar coloquios donde no esta claro si las mamás cuentan su experiencia personal o están hablando de las recomendaciones generales de la OMS, por ejemplo.
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Estamos acostumbradas a hablar sentando cátedra, a contar nuestra experiencia como si fuese la única valida y verdadera y eso hace que quién nos escucha piense que estamos dando pautas a seguir, sin flexibilidad, o que estamos hablando de verdades absolutas.
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Es muy importante compartir experiencias, saber que otras madres han conseguido lo que para nosotras es un objetivo en el horizonte, contar con un grupo de comadres a las que acudir que nos den apoyo y nos escuchen. No siempre es necesario acudir a una profesional, a una asesora formada, ya sea en porteo, en maternidad, en lactancia… A veces solo necesitamos que alguien nos escuche y nos diga que somos normales, que nuestros bebés son normales, que lo que nos pasa es normal.
Esto tiene, por otra parte, un gran riesgo, podemos tomarnos esas conversaciones informales como algo a imitar, como la norma que hay que seguir cuando es solamente eso, una opinión, un ejemplo.
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Cuando hablamos como asesoras, cuando damos una charla o taller o hacemos una asesoría, nuestra opinión no cuenta, lo que nos ha ido bien a nosotras pierde la importancia, lo importante es lo que la evidencia científica subraya, lo que dicen los estudios y lo que esta demostrado.
Si se trata de un taller la información será más general ya que no se puede hablar en términos absolutos ni dar información personaliza cuando te diriges a un grupo de gente.
Si hablamos de una asesoría lo que nos fue bien a nosotras tampoco tiene ninguna validez ya que no hay una opción mejor que otra, sino la opción que mejor se adapta a una familia, lo que a ellos les resulta más fácil, útil y llevadero.
Tal vez a nosotras nos fue muy mal con el mei tai pero en ese momento para esa familia y sus circunstancias es la mejor opción.
Tal vez nosotras le dimos un chupete a nuestro bebé con tres meses pero la madre que nos consulta ha comprobado que si su pequeño coge el chupete después se olvida de como mamar.
Cada caso es un mundo, cada historia es diferente.
Una buena asesora está en continua formación, actualizándose, estudiando, informándose… aumentando sus conocimientos para, cuando llegue el momento, poder darte toda la información desde el respeto, dándote opciones y explicándote cada una de ellas, para que seas tú quien tome la decisión final, para empoderarte y poner a tu disposición las herramientas para que seas dueña de tus decisiones y no para tomarlas por ti.
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Para asesorar es necesario actualizarse continuamente. Junto a Nils Bergman (Marzo 2015).
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Una de las cosas que he aprendido en mi formación como Asesora Continuum es que no existe una opción MEJOR, sino una opción valida, en un momento, para una familia. Nada es lo mejor, cada cosa es la mejor según las circunstancias y tú y tu familia decidís cual es vuestra elección.
Por todo esto me parece que hay que ser tremendamente escrupulosa y tener muchísimo cuidado cuando nos dirigimos a las familias, ya que normalmente se encuentran en un momento delicado, a pocas semanas de dar a luz o en pleno puerperio.
Es muy probable que solo se queden con una parte del mensaje, por eso debe ser conciso y claro, por eso no vale contar lo que le pasó a tu vecina, por eso no se pueden dar opiniones como si fuesen verdades universales.
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No todo el mundo puede hablar de todo.
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Si alguien cuenta su experiencia debe quedar muy claro que es solo una experiencia.
Si alguien da un taller o una charla no vale con tener una experiencia personal sobre el tema, hay que estar formado e informado.
No todo el mundo puede dar una información general, a un grupo, porque si no se está preparado para ello podemos llevar, en este caso a mamás que se encuentran un poco perdidas, a pensar que no son validas o que no lo hacen bien, o a cometer errores por nuestra falta de conocimiento ya que, simplemente, extrapolamos nuestra experiencia personal convirtiéndola en unas pautas generales.
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En estos días de charlas, coloquios y talleres he visto muchos casos en los que no quedaba claro si se hablaba de experiencias o de evidencia, he visto a familias preguntar a quien contaba su experiencia como si su palabra fuese ley, he visto a «valientes» (yo diría osadas) dar charlas como si fuesen expertas sobre un tema que no controlan sino desde su experiencia personal.
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Por eso quiero hacer hoy dos peticiones:
Si vais a escuchar a alguien, por favor, diferenciad muy bien si os hablan desde su experiencia o si conocen realmente el tema del que están hablando.
Si vais a dar una charla o tallerno pretendáis saber más de lo que realmente sabéis. Si no conocemos algo podemos estudiarlo o buscarlo, no pasa nada por reconocerlo. Si hablamos de algo que no conocemos bien como si fuese la verdad absoluta podemos confundir a quien nos esta escuchando.
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La humildad es una gran virtud y en una asesora indispensable.
Elena López nos cuenta que debe tener una buena asesoraAQUÍ.
Después de escuchar cierto programa de radio de cierta «periodista» (los pongo entre comillas porque creía que un@ periodista tenía que ser imparcial y no manipular los hechos, ¡ilusa de mi!) me han venido unos pensamientos a la mente…
Si le preguntásemos a cualquier bebé del mundo si prefiere estar pegadito a mamá o solo en la cuna, ¡sabemos perfectamente lo que diría! ¿O no?
Y si le preguntásemos si prefiere leche directamente del pecho de mamá o unos polvos reconstituidos de una botellita de plástico con una tetina de silicona, ¿qué? También sabemos la respuesta, ¿verdad?
Para mi el colecho es una de las 3 claves para una crianza feliz, aquí te cuento cuales son las otras dos. La lactancia materna no es una de ellas porque es sinónima de crianza.
¿¿¿¿Entonces, dónde está el problema????
El problema reside en que ser acunado y amamantado son derechos fundamentales del bebé, ¡pero son decisiones de una madre!
El problema es nuestra falta de empatía. Las madres y los padres anteponemos lo que creemos que es nuestro bienestar antes que el del bebé.
Antes de que me lluevan los abucheos por madres indignadas, por padres escandalizados o por la susodicha pseudo-periodista, veamos la definición de empatía y déjenme acabar mi teoría.
Lo que comúnmente se podría llamar ponerse en la piel del otro.
¡Allí está el quid de la cuestión! Para identificarse con el estado de ánimo del otro hay que reconocerlo y no juzgarlo con una mirada sesgada por prejuicios aprendidos. Y en el caso de los bebés no atribuirles comportamientos adultos cuando su cerebro es incapaz de ello.
Ejemplo: en cuanto dejo al bebé en la cuna se pone a llorar, también conocido como el síndrome de la cuna con pinchos.
Interpretación nº1: El bebé me está manipulando para que le coja en brazos
Reacción extrema: ¡¡¡A mi no me manipula nadie, que llore, ensancha los pulmones!!! Reacción Estivilizada: No llores cariño mamá (o papá) está aquí, te tengo que enseñar a dormir, te voy a dejar 2 minutos para que aprendas (2 minutos o lo que estipule la tabla).
Interpretación nº2: El llanto ante la sensación de separación de su cuidador activa la respuesta biológica del bebé de reclamar protección.
Reacción deseada: No te preocupes cariño te cogeré en brazos el tiempo que haga falta Reacción real de una servidora: ¡Me cago en la leche, con la de cosas que tengo que hacer! Y allí tenemos una multitud de respuestas: te pongo en el portabebé y sigo, te cojo otra vez y lo volveré a intentar en un rato, busco a quien te coja en brazos y sigo con mis cosas ¡o mejor busco a quien haga mis cosas y sigo contigo, etc..
Es sólo un ejemplo para ilustrar el hecho de que ante una situación tenemos un gran abanico de interpretaciones, reacciones y respuestas posibles (y obviamente habría muchas más de las que contemplo).
Otro ejemplo (esta vez desde el punto de vista de la sociedad): las madres trás tener un bebé tienen que volver al trabajo.
Interpretación nº1: (digamos que la española…): el bebé no necesita a su madre si tiene a unos cuidadores cualificados que cuidan de ellos (¡y de unos cuantos más!) durante la laaarga jornada laboral. La OMS recomienda lactancia materna en exclusiva los 6 primeros meses así que después ¡Adiós teta, hola bibe!
Reacción de demasiadas: ¡Esto es lo que hay! Reacción de algunas: ¡Ay que la baja maternal es de 4 meses! Me busco la vida para alargar la baja un par de meses. Y/o me busco la vida para sacarme la leche en el trabajo haciendo malabares con mis horarios y los comentarios de algunos compañeros. Y cuando vuelvo a casa intentamos recuperar estos momentos perdidos!
Interpretación nº2: (digamos de los paises nórdicos): el bebé necesita a su madre o figura de apego los primeros años de vida.
Reacción: facilitar la conciliación tanto en la duración de la baja maternal, en la remuneración por quedarse en casa con tu bebé como en la flexibilización de los horarios sin perjudicar la carrera de quién lo escoja.
No como una servidora que se ha tenido que montar un negocio para poder conciliar aquí lo puedes leer y que aún así se lo tiene que replantear (pero eso da para otro post).
¡Fíjate en en lema de este año de la semana de la lactancia materna!
Con este segundo ejemplo quiero ilustrar que yo no culpo a esas madres sino a la sociedad que les lleva a tomar esta decisión de la que hablaba antes. Esa decisión que nos guste o no va en contra de los derechos fundamentales de los bebés.
Porque en realidad, aquella falta de empatía de madres y padres hacia sus bebés, en la gran mayoría de las veces, se debe a una falta de empatía de la sociedad hacia ell@s y nosotr@s. Sin hablar de la falta de apoyo en todos los aspectos de la maternidad desde la atención al embarazo hasta la escolarización.
Seguramente a muchas madres lactantes les ha pasado que sólo por dar el pecho a su hij@ al lado de otra mujer ésta le empieza a decir que ella no pudo por… y te da una larga lista de razones a lo mejor muy legítimas pero que tu no has pedido en ningún momento. Incluso a veces acaba con un «total se crían igual de bien con biberón».
¿Por qué? Sólo porque al verte le entran los remordimientos y las culpas. Las culpas de lo que no quisieron, no tuvieron la fuerza o realmente no pudieron hacer. Pero señoras, eso no es culpa mía, y seguramente ni suya, en todo caso lo será de la sociedad.
Muchas madres se quejan de la presión que sienten por no dar el pecho. Porque es de todos sabido que es lo más sano. También es más sano comer verdura y no patatas fritas. Pero si le das una bolsa de Lays a tu hijo para la merienda no te pones a contarle tu vida a la que come una manzana al lado tuyo!
Y quienes se sienten presionadas para dar el pecho o colechar que se metan en la piel de las que los hacen y ¡os aseguro que la presión es mucho mayor y mucho más generalizada!
La evidencia científica está y por mucho que algunos la quieran ocultar y tergiversar seguirá estando! Las madres no deberíamos de luchar entre nosotras por lo que yo he hecho y que tu has hecho, sino que deberíamos unirnos, para conseguir para todas las que lo quieran tengan lo que realmente deberíamos tener!
El enemigo no son otras madres sino la sociedad y la cultura que no obliga a ir en contra de nuestros instintos y de los derechos fundamentales de nuestros criaturas.
¿porqué estamos viendo tanto flashmob de mamás con bebés en portabebés?…
La respuesta fácil sería que hace unos días se celebró la semana Internacional de la Crianza en Brazos 2015 bajo el lema «Abraza tu mundo». Un evento mundial que se viene celebrando en los últimos años también en ediciones españolas y latinoamericanas con cada vez más ciudades que se unen, y con cada vez más adeptas.
Estos actos y vídeos quieren despertar la visión del porteo, de la crianza en brazos, a través de la ternura para el bebé y la libertad para los padres que desprenden, en este caso bailando, pero también de muchas otras maneras.
Durante gran parte del s.XX se ha considerado las ganas de la madre de consolar, acunar, aportar contacto a los hijos como una debilidad femenina a refrenar. Además “la imposibilidad” de la integración del bebé a las actividades actuales de las madres nos inducen a la separación precoz madre-hijo y contribuyen a ella .
Sin embargo en la segunda mitad del s. XX se modifica profundamente la mirada hacia el bebé. Los avances científicos, la neurología y la evidencia han pasado de ver al bebé como una página en blanco, vacía que tenemos que “llenar” en todos los aspectos, a ser un sujeto sensible, competente, es más, hipercompetente, e interactivo… poniendo de manifiesto las carencias de cuidados que sufrirían los bebés.
Muchas madres de hoy en día encontramos una vía que se inspira de una tradición milenaria: el porteo de los bebés, pudiendo conciliar así la actividad de turno de la madre con el cuidado del bebé de una forma no focalizada en el bebé. Una visión contraria a la que socialmente se nos impone de la maternidad, a pesar de la «independencia» que proclaman y que abocan a la madre en un papel de dependencia y en muchos casos soledad.
Las madres podemos realizar actividades como amamantar, bailar, estudiar, cocinar, ocuparse de otros hijos, pasear, trabajar, hacer un flashmov y otras muchas muchas cosas más porteando a nuestro hijo, ocupándonos de él.
Y finalmente en todas estas actividades el bebé no es el centro de atención ni de la acción. Somos las madre quienes en nuestra actividad integramos a nuestro hijo sin que este interfiera. De esta manera porteándole junto a nosotras, paradójicamente, le separamos.
El bebé no es el “rey” alrededor del cual todo gira, sino que se convierte en casi invisible, pero integrado, aprendiendo de la verdadera actividad adulta a altura de adulto. Dándoles un sostén que necesitan en un período vital hecho para ello y que ayuda a esa separación inevitable del crecimiento.
Las madres de hoy que bailan en un flashmob lo hacen para divertirse, encontrarse y reencontrarse, reunirse, o solamente hacer algo con sus hijos y/o sus amigas.
Pero lo que las madres de hoy en día celebran y también reclaman es la conciliación de la madre, y la mujer, con su vida personal y sus actividades, una actividad además compartida con el padre. Reivindican a la sociedad una nueva manera de vivir, y VER la maternidad, pero sobre todo una nueva visión de la infancia.
Manuela Casado nuestra Asesora Continuum se lo contó así a Canal Sur:
Y estas son sólo algunas de las manifestaciones que se han realizado en los últimos días en España y Latinoamérica. ¿no te animas a probar? ¿has participado en alguna flashmob por la SICB 2015? ¿Estás de acuerdo con mis reflexiones?
El Flash Mob de Alicante. Perdonad el tembleque de mano, pero estaba súper emocionada… Ha sido increíble, sois geniales, chicas!! Olé esas 22 mamis salerosas, y las que no han podido bailar también!!
Una vez recuperadas de nuestro parto y pasado el periodo de adaptación a la nueva situación y al bebé (unas antes y otras más tarde), como ya te contaba en este post, nos entran ganas de empezar a hacer cosas, de moverte, de reconecterte al mundo, con algo que no esté relacionado con la crianza pero sin renunciar a estar con nuestros pequeños.
Así que generalmente buscamos actividades en las que ya sabemos que nuestros bebés serán bienvenidos: Matronatación, estimulación musical, estimulación temprana… Actividades centradas en los bebés. Pero lo que realmente buscamos (que no quita que también hagamos lo otro) es algo más para nosotras, para moverte, para recuperarte y tonificarte.
Pues bien, aquí tienes dos opciones:
A) Ir a clases donde la persona a cargo de la clase admite madres y a sus bebés porteados. Si eres de esas madres infórmate bien en porteo previamente y se consciente de las limitaciones que tiene el portabebé elegido, para así llevar la clase al mejor ritmo posible, sabiendo que la clase va a ritmo de personas sin bebés. Con paciencia y consciencia de que el profesional que te acompaña no podrá orientarte en muchas posturas o ejercicios y te las tendrás que ingeniar para adaptarlos tú misma. Es una opción muy válida si cumples estos 3 requisitos:
1- Ya hacías esa actividad antes y conoces la dinámica de la clase y cómo la imparte ese profesional.
2- Te has informado y formado en talleres de porteo ergonómico y seguro (no vale con plantarse una mochila que te regalaron sin saber usarla de verdad porque podrías no estar haciéndolo bien y lastimar tu espalda o suelo pélvico o estar perjudicando la postura del bebé por no estar en la postura correcta y tener que amortiguar el movimiento de tu actividad desde esa postura.
3- Has hablado con la persona que lleva la clase y está conforme con que participes en esas condiciones especiales.
B) La otra opción es ir a un sitio donde la actividad en cuestión sea impartida específicamente para un grupo de mamás con sus bebés. En este caso la persona encargada de impartir la clase debe tener en cuenta qué movimientos son los más favorables para que las madres y sus hijos disfruten de la clase de manera segura, para ambos a la vez. Para saber que esta clase realmente te va a aportar todo lo que buscas debe cumplir los siguientes requisitos:
1- Actividad dirigida en exclusividad a madres o padres con sus bebés (también los padres tienen derecho a hacer pilates, yoga o la actividad que les guste, sin renunciar a sus bebés).
2- La persona que imparte la clase debe estar formada en porteo para garantizar que el portabebé que se está usando sea el adecuado, que se use de manera correcta y que tanto bebé como porteador están bien colocados desde el principio hasta el final de la clase.
Esto no significa que esta persona tenga que ser asesor@ de porteo (aunque sería lo ideal), significa que debe haber recibido algún curso de formación lo suficientemente completo como para garantizar lo anterior.
El objetivo de este post, no es sólo que sepas qué opciones tienes, si no que a la hora de elegirlas sepas distinguir entre aquellos profesionales que te van a ofrecerlo mejor para ti y tu bebé y los que ofrecenesa misma actividad pero la dan como si tratase de otra clase normal sin tener encuentra las necesidades y la seguridad de los asistentes.
Personalmente me duele encontrar fotos de este tipo de clases donde se ve a los bebés mal porteados o con portabebés nada adecuados o con portabebés adecuados pero muy mal usados.
Pienso en que a la persona que imparte esa clase le da igual si ese bebe está bien colocado durante toda su hora de clase, mientras solo se preocupa de corregir la postura de la madre, o que a las madres que van a esas actividades solo les enseñan bailes o movimientos carentes de técnica y coreografías “tontas” en las que apenas aprenden nada. Moverse se mueven pero no hay un aprendizaje más allá.
Como bailarina mi opción fue la primera: formarme en porteo e ir a las clases y a la actividad que ya hacía y en la que bailaba como siempre pero con mi bebé, en mi nivel, aprendiendo y mejorando.
Como profesora de danza que quería que sus alumnas embarazadas cuando fuesen mamás pudieran volver a sus clases cuanto antes pensé que con lo que sabía de porteo para mi no era suficiente si los cuerpos de adultos y bebés iban a estar a mi cargo y por eso me formé como Asesora Continuum®. Porque quería convertirme en la mejor profesional posible para que las familias pudieran venir a bailar sin preocupaciones, sabiendo que están en las mejores manos.
Sin duda alguna ser madre es mi mejor profesión. Desde que tengo uso de razón he querido tener hijos, siempre he tenido instinto maternal, es mi más fiel compañero de viaje. Creí que al ser madre se iría, pero al contrario, aquí sigue conmigo, y con más intensidad que nunca.
Me encantaría tener más hijos, ser familia numerosa como las de antes, tener la casa llena de niños, con sus risas, sus llantos, sus juegos, sus peleas de hermanos, sus abrazos.
Pueden pensar que estoy loca, tal y como está la vida, con la de trabajo que dan, es con un solo hijo y no es posible darle todo lo que uno querría, con dos ni te cuento, con tres… ufff imposible y ya con cuatro es de no estar bien de la azotea.
Y si, puede que tengan razón, pero para sus vidas, cada cual tiene sus circunstancias, sus vivencias. Y no digo que sea fácil, porque ser madre no lo es, porque hay momentos que me siento tan desbordada que no puedo más, porque hay días en los que no tengo fuerzas o ánimo y todo me supera, y porque también renunciamos a muchas cosas para tener otras, como dice Nohemí Hervada en este post: Las renuncias de las madres
A pesar de tener que renunciar a otras cosas, ser madre me llena en muchos aspectos de mi vida:
Me llena ver como mis hijos disfrutan de las pequeñas cosas, prefieren jugar con una caja de cartón antes que con el juguete más caro.
Me llena como se sorprenden al ver caer la lluvia.
Me llena su inocencia.
Me llenan sus conversaciones antes de dormirse.
Me llenan sus sonrisas, sus carcajadas.
Me llena la intensidad con la que viven todo.
Me llenan sus pillerías.
Me llenan sus abrazos.
Me llenan sus miradas.
Me llena su sabiduría.
Me llenan sus juegos.
Me llenan sus cuentos inventados.
Me llena la ilusión y la emoción que sienten al ir a buscar unicornios.
Me llena ver cómo se relacionan con los demás.
Me llena oirles decir que cuando sean mayores van a vivir juntos con sus mujeres y con un millón de hijos!!!, jajjaj , esto me llena muchísimo.
Me llena ver como crecen.
Me llena ver como son capaces de dar la solución más simple y lógica a la situación más complicada, sino me creen vean este video:
https://www.youtube.com/watch?v=uSNortxbqi0
Ser madre es mi mejor profesiónporque es lo que me apasiona.
Ser madre es mi mejor profesiónporque me hace sentir mejor persona.
Ser madre es mi mejor profesión porque cada día aprendo algo nuevo.
Ser madre es mi mejor profesión porque me sale de las entrañas.
Una vez más vengo a contaros mi percepción de la maternidad y el porteo en Nueva Zelanda, al otro lado del mundo, donde me he mudado a vivir hace tres meses.
Desde el primer día me pregunté ¿por qué el porteo está aquí tan extendido?. Fue algo que me llamó la atención desde el minuto uno en el aeropuerto.
El porcentaje de «avistamientos»de portabebés con respecto a carritos es mucho mayor. Vayas donde vayas: parques de bolas, colegios, centros comerciales, en la calle… Incluso en muchas ocasiones parte de esos carritos llevan en sus cestas un portabebé.
Y he de decir que el porteo en general es un porteo ergonómico con mochila. Pero por más que he preguntado, nadie me sabe dar una respuesta concreta, aunque todos coinciden que puede ser porque aquí se disfruta mucho del entorno.
La actividad de ocio principal es la naturaleza, el camping, las excursiones y paseos por medio de bosques, tan maravillosos, que te entran dudas de si en algún momento saldrá un elfo, un hobbit o un hada de detrás de cualquier árbol.
Os voy a contar mis impresiones y conclusiones personales.
Por un lado está claro que si una de las actividades principales son las relacionadas con la naturaleza, es imprescindible el porteo porque con un carrito sería imposible.
Por otro lado, la orografía del país lo requiere ya que hay muchas cuestas muy empinadas, y la construcción de las casas, en casi todas partes incluida la ciudad, es sobre monte. De ahí que empujar un carrito sea agotador, pero ya ni te cuento el retenerlo en una cuesta abajo.
El viento es otro factor importante a tener en cuenta. En Wellington, donde yo vivo, el viento es habitual y bastante fuerte, tanto que a veces podría levantar un carro del suelo. Además hace que la sensación térmica sea mucho más baja, por lo que el bebé va más protegido y calentito en brazos, pegado al adulto.
Respecto a que el porteo sea con mochila ergonómica, no tengo claro si en general son conscientes de que están porteando con un portabebé que respeta la fisionomía del bebé, la postura correcta, espalda en forma de C, rodillas por encima del culete etc… o simplemente es un portabebé cómodo para el adulto (cosa que las «colgonas» no son) y tienen la suerte que son las más comercializadas aquí.
Independientemente de cual sea la razón por la que portean, está claro que también debe de influir que es un país por lo general muy respetuoso en todos los aspectos. El respeto, la colaboración y la ayuda a los demás se ve en las calles a diario.
Puedes encontrar desde venta de galletas a perritos calientes para recolectar fondos para cualquier tipo causa. Una de las colectas que más me ha sorprendido es para preparar tarteras de comida para madres recién paridas, de modo que no tengan que cocinar durante esas primeras semanas de su maternidad.
Respetan tanto a los bebescomo a los niños. Esto se puede ver reflejado en la educación, por ejemplo, ya que no escolarizan hasta los 5 años y antes están, por lo general, con sus madres o acudiendo pocas horas y solo algunos días a las escuelas infantiles para que estén con otros niños y jueguen.
Creo que todo esto también es un factor determinante para explicar por qué aquí se lleva más en brazos al bebe o niño, y simplemente se sirven de portabebés para facilitarlo. No se plantean que se vaya a acostumbrar, simplemente son conscientes de las necesidades del bebé y procuran satisfacerlas.
Cuando yo he preguntado a distintas mamás: «¿es lo habitual coger al bebé en brazos?» me han mirado con cara extraña y me han contestado: «¿cómo no va a serlo?»
Una de las facetas que más me gustan de mi trabajo es el buscar, investigar, aprender, descubrir los resultados de las últimas investigaciones, las corrientes nuevas de la ciencia y la constante actualización en los sectores que trabajo como Asesora Continuum. Basarnos en la última evidencia ciéntifica para poder dotarnos de información actualizada y veraz cuando estamos hablando con las familias me parece fundamental.
Y trato de que mi hijo viva con pasión la ciencia, experimente, entienda el porqué de las cosas y sobre todo, disfrute del proceso de aprendizaje. En ese afán, este verano hemos visitado en Museo Eureka! de la Ciencia de Donostia y nos hemos topado con una cosa muy curiosa.
Esta es la imagen de la camara de termovisión que aparecía cuando mi pareja se ponía frente a ella.
Cámara de Termovisión.
Y la cabeza que se ve a la izquierda nuestro pequeño explorador.
[Tweet «La sorpresa llegó cuando me puse yo frente a la cámara de termovisón. @SabeletikMundur» ]
Por un lado me llamó mucho la atención el color que tomarón los pechos y me recordó a la imagen térmica que mostraba un bebé amamantando que podéis ver aquí.
Pero hay otra cosa que llamó mucho mi atención, y si miráis fijamente seguro que veis incluso detalles preciosos…
¿Qué ves tu que no había en la imagen anterior?
PD: Esto no es un experimento, solamente es la imagen que la cámara nos devolvió sin retocar.
Un bebé, aunque no sea nuestro, siempre inspira mucha ternura.
La naturaleza es sabia y ha hecho a los bebés de tal manera que nos gusten, para así asegurarse su cuidado.
Los bebés huelen de maravilla, tienen la piel suave, rasgos delicados y son tan chiquitines… Vamos, que son adorables. Así dan ganas de acariciarlos, besarlos, olerlos. Qué te voy a contar yo, que ando puérpera perdida.
Y esas ganas de coger y tocar al bebé no son exclusivas de los papás y del hermanito/a, si lo hay. Sino que toda la familia quiere y se siente con derecho a cogerlo. Pero, le pese a quien le pese, resulta que mi bebé no es una muñequita que pueda ir pasando de mano en mano. Y esto no siempre se entiende ni se acepta.
A mi lo que me preocupa son las necesidades y bienestar de mi pequeña, no satisfacer los deseos de otros adultos ni mucho menos quedar bien con ellos, por mucha familia que sea. No digo con esto que nadie coja a mi pequeña (ojo, que estaría en mi derecho). Sólo que lo harán si su padre y yo queremos, si está tranquila, un ratito, y desde luego no como un juguete que se pasen unos a otros.
Si por las necesidades del bebé les cuesta entender que no pueden coger a su nieta, sobrina, prima, etc. siempre que quieran, ya no te cuento cuando el motivo soy yo, la madre. Mi bebé me necesita, pero es que yo también la necesito a ella. Soy mamá loba, mamá leona. Y quien no lo entienda es su problema, no el nuestro.
Necesito tener a mi bebé cerca y segura. Necesito su calor, su olor y su piel. No me gusta cuando me devuelven a mi pequeña y huele a esa persona, a crema, a colonia, a comida… Es lo que menos soporto de cuando otra persona coge a mi hija, sea quien sea. Esta necesidad recíproca es algo normal, sobre todo en el puerperio, que debería entenderse y respetarse.
Esa necesidad mutua es la que forma el vínculo entre madre y bebé.
Otro tema crítico es cuando le tocan las manitas. No puedo. Se que se hace con buena intención, pero desde luego sin conciencia. En más de una ocasión mi hija mayor les ha recordado a los adultos que no deben tocar las manos de su hermanita, porque luego se las lleva a la boca. Que se lo tenga que recordar una niña, en fin.
El no va más es cuando un extraño (o no tan extraño) se cree con derecho a tocar a mi bebé o a mi hija de cinco años. ¿Te conozco de algo? Que si, que los bebés y los niños son achuchables, pero te aguantas. Se mira pero ¡NO SE TOCA!
Cuando me encuentro con estos adultos invasivos (desconocidos, conocidos e incluso familiares) me dan ganas de acercarme de la misma manera avasalladora que ellos, sin permiso, a ver qué opinan. Seguramente pensarían que estoy loca.
Un bebé, un niño, es una persona. Parece que a veces se nos olvida. Que sí, que los bebés y los niños pequeños son muy entrañables, pero siguen siendo personas no muñecos.Y como toda persona se merecen que se respete su espacio vital. Es tan fácil como ponernos en su lugar.
[Tweet «Por el hecho de ser pequeños no todo vale. Los bebés y niños son personas no títeres.» @SoniandoDuendes]
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